Historias cortas

Inalcanzable (4ta parte)

POV: Luzbel

No es que fuera mi primer beso en la vida, o que Atteneri fuera la mejor besadora del mundo, pero ese beso se sintió como una extraña necesidad que me venía consumiendo desde hace tiempo, y cómo negarlo si era un deseo que guardaba desde hace un tiempo. Creo que ese sentimiento floreció dentro de mí desde que comenzamos a ser amigos y nuestra relación se volvía cada vez más estrecha. No podía creer que finalmente estaba besando aquellos labios que tanto deseaba.

Más que ser un beso libidinoso, era uno de… ni siquiera sabría cómo explicarlo; creo que quizá era una especie de necesidad mutua y afectuosa. Sentimientos de adolescentes que quedaron inconclusos es lo que nos podría estar uniendo en este momento. Nos separamos un instante, mientras teníamos aún nuestras narices rozando contra sí, pero respiramos con torpeza después de aquel beso profundo.

-No…— la escuché murmurar.

-¿Qué?— susurré confundido y perdido aún en la idea de dicho beso.

-Esto… nosotros… no…— parecía querer aterrizar bien sus ideas—, esto está mal y no debió de suceder— se separó con brusquedad y su ausencia dejó un frío que me quemó—. Tenemos pareja y estamos fallando. No debemos volver a esto.

Sentí como si agua fría me cayera repentinamente, acordándome solo hasta entonces de Naomi y que ninguno de los dos éramos solteros o adolescentes todavía. Abrí los ojos y noté su rostro avergonzado, que evadía mi mirada y algo en ello me dolía como aquella vez que no se despidió de mí en el aeropuerto, pero sabía que tenía razón.

-Tienes razón— el hecho de que no lo negara parecía dolerle—. Debemos alejarnos, esto no va a funcionar y puede que… volvamos a sucumbir a algo que debimos enterrar hace tiempo.

-Sí…

-Te llevaré a tu casa.

-¡No!— su respuesta fue rápida a pesar de parecer estar perdida en pensamientos—. Le hablaré a Euken, tú puedes irte.

-No quiero deja…— una llamada entró a mi celular. Era Naomi.

-Bueno…— respondí la llamada.

-Luzbel, ¿ya terminaron la reunión?— supongo que se había desocupado de sus deberes.

-Sí, ¿necesitas algo?

-Ven por mí a la oficina, Leo se fue hace rato y no me podrá llevar a casa— su voz parecía apurada o incluso señalando la urgencia—. ¿Si vas a poder venir?

-Eh, yo…— Atteneri me hacía señas de irme— Sí, iré en un momento.

-Gracias, nos vemos.

-Creo que debo…— quería disculparme, pero Atteneri levantó la mano como gesto para silenciarme.

-No te preocupes, yo esperaré por Euken, puedes irte— me dió una forzada sonrisa—. Adiós, Luzbel.

-Adiós, Atteneri— aquel momento en el que yo también me obligue a sonreír se sintió incómodo e incluso melancólico.

Así tenían que ser las cosas, ya no era el momento para volver al pasado; se nos fue un poco de las manos y sucumbimos a la tentación, pero no debíamos volver a aquello. Ya no era el momento correcto para eso.

[Meses más tarde]

Me encontraba visitando a mi madre, pues tenía un poco de tiempo sin verla debido a mi reciente trabajo que me tenía todo el tiempo ocupado. Me daba algo de nostalgia ver aquel comedor de madera en el que tantas veces me senté de niño junto a mis amigos… incluyendo a los Fevre. Ahora parecía un poco vacía, pero el tararear de mi madre, mientras cocinaba llenaba aquel ambiente tan vacío.

-¿Cómo te ha ido en tu trabajo, cariño?— creo que a una madre no se le quitaba aquel afecto que ofrecía en la infancia; o al menos no a mi mamá.

-Creo que bien, ya sabes, en su mayoría me toca revisar todo antes y después de cada vuelo— sonrió al recordar que incluso de niño era algo que amaba ver junto a mi padre—. Aunque a veces es tedioso, lo admito.

-Apuesto a que tu papá estaría orgulloso— me ofreció una sonrisa amarga—. Ah, en fin; qué tal todo con Naomi, ¿cómo estás con ella?

-Bien— la verdad era que rara vez nos veíamos.

-Mmh…— se giró a verme fijamente—. No te veo convencido de ello.

-¿Tendría que responder que muy bien?

-No estoy jugando— sus ojos denotaban molestía—. Naomi es una buena chica y sé que tú también eres un buen muchacho, pero no me parece que congenien tan bien.

-Yo creo que sí— pensé en mis antiguas relaciones—. Ambos estamos muy ocupados y respetamos ese tipo de limitaciones sin meternos demasiado.

-Pero…— parecía querer leer mi mente— ¿en verdad se gustan? Quiero decir, pasan tiempo juntos o tienen detalles; más allá de lo “fácil” que es su relación, ¿se interesan el uno por el otro?

Estaba apunto de responder de forma automática, pero sabía que mi madre no quería eso sino que verdaderamente razonara lo que me acaba de preguntar. Lo peor es que sabía bien en el fondo que ella tenía razón, mi relación con Naomi era bastante cómoda, ya no existían más dramas por el tiempo que pasaba trabajando y rara vez me cuestionaba por ese tiempo o si tenía que verme con alguien más; incluso yo no le ponía alguna especie de exigencia en cuanto a su propio tiempo o con quién se relacionaba; pero parecíamos más una especie de amigos o esposos por contrato que una pareja real.



#15731 en Otros
#4670 en Relatos cortos
#4952 en Joven Adulto

En el texto hay: romance, amistad, tracion

Editado: 08.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.