Uno de los mitos chilenos más conocido y popular entre los pescadores de la isla de Chiloé es el de la Pincoya, una mujer que habita en el mar, pero que a diferencia de la sirena, tiene un cuerpo completamente humano y una hermosa cabellera rubia.
La Pincoya es una joven que habita en las profundidades del Oceno Pacífico, pero a veces sale hacia las playas para anunciar la abundancia o escasez de la pesca, dependiendo de la orientación en la que ejecute su esperada danza.
Cuando la Pincoya aparece en la playa danzando con sus brazos abiertos y mirando hacia el mar, los pescadores esperan una pesca abundante. Por el contrario, si danza mirando hacia el interior, es un mal presagio que alejará a los peces.
La alegría, aunque sea desde la pobreza, atrae a la Pincoya para que ejecute su danza vaticinadora, por eso los chilotes cantan, bailan y hacen curantos para que ella los vea y los favorezca.
La Pincoya, de gran belleza, bondad y dulzura, tiene también como tarea rescatar a los pescadores perdidos y traerlos nuevamente a la orilla. Cuando esto no es posible, dice el mito que ella los lleva y deja en la cubierta del buque fantasma El Caleuche, para que revivan como uno de sus tripulantes.