Historias de Bolsillo

Mi centro de operaciones (I)

A veces, mi inocencia va más allá de la comprensión de mi entorno.

Darwin Martínez.

Para ser sincero, mi impotencia fue consumida por la desesperación, asfixiada por un cúmulo de emociones encontradas, seguida de una profunda impotencia, es increíble saber al dedillo, que en este mundo existen personas con protervos planes, no sé, si están allí por mero gusto, o una fuerza desconocida (por no decir, “divina”) exista para jodernos nuestra miserable vida.

 

Era un día rencoroso, y cuando digo rencoroso, lo expreso literalmente, me encontraba acostado en mi lecho con mis fanales bien abiertos mirando vagamente al techo, hacia ningún punto en particular, de repente, la alarma despertadora sonó, aquel sonido estridente repiqueteaba en mis oídos, rápidamente levanté mi brazo izquierdo para detener aquella infernal alarma, mi mano cayó rauda acertando el botón de aquel infernal aparato, para mi fortuna el sonido se detuvo, tan solo me quedé un rato más, únicamente allí postrado, mis pensamientos vagabundeaban, deliberaba el cómo se vería una araña con pantalones, y cosas de ese estilo, nada en específico, simplemente, no deseaba levantarme, aún me sentía somnoliento, después de tanto vagabundear en mis pensamientos y al cabo de un rato, me levanté del lecho y con el píe izquierdo (y cuando digo píe izquierdo, lo digo sílaba por sílaba, iz-qui-er-do) en mi estado de somnolencia creí haberlo apoyado en el suelo, pero para mi sorpresa, lo posé en la cola de mi perro Brando, un San Bernardo bastante mayor, Brando emitió un chillido por el dolor que le causé al pisarle la cola. Ágilmente retiré el píe de su cola y dije mirándolo a esos grandes ojos color café.

—. Disculpa.

 

Brando me miró con aquellos grandes fanales lagrimosos y brillosos, ha de ser por la luz que le da directamente en los ojos, o que se yo con exactitud, al observarlo sentí como si me hubiese perdonado, mientras estuve sentado al borde de la cama, se acercó a mí colocando su enorme cabeza en mi pierna izquierda, él seguía mirándome, instintivamente, sitúo mi mano izquierda en su cabeza para acariciarlo, y allí me quedé un rato haciéndole cariño. Me levanté de la cama y me dirigí hasta la cocina, me dispuse a prepararme unos huevos revueltos, abrí el refrigerador y noté que, solo quedaban dos, simplemente los tomé y cogí un tazón para echarlos allí, al fragmentar uno de ellos, resultó, que estaba podrido, mi nariz se contrajo y un ¡Puaj! salió de mí, inmediatamente los tiré a la basura, observé a Brando, este me miraba y su cola se meneaba agitadamente como esperando algo, abrí la alacena, observé la última lata de carne para perros que había, la tomé y le eché un vistazo a la fecha de caducidad, aún le quedaba algunos días antes de vencerse y pensé, “Por lo menos no le va del todo mal”, abrí la lata y Brando se animó extraordinariamente a lo que me pareció, raudo salió corriendo a su taza habitual, me aproximé al sitio, tomé una paleta de madera, y, con esta removí el interior de la lata, al finalizar tomé una buena ración y procedí a servirle la mitad, el restante, lo coloqué en un plato y lo puse a refrigerar, del lado izquierdo de la alacena, se hallaba un tazón de chocolate en polvo y justo al lado, una bolsa a medio usar de leche en polvo, así que bueno, no lo pensé dos veces, y asertivamente me preparé una taza con leche tibia y chocolate, en sí, ese es mi punto débil, sin querer, mi vista cruzó hacia el refrigerador y pegado a la puerta se encontraban una gran cantidad de talonarios de facturas de cuentas por pagar que había ido acumulando poco a poco, prácticamente toda la puerta del refrigerador se encontraba acumulada de deudas, no recordaba el motivo exacto del por qué había hecho eso, tan solo un día decidí pegarlas allí, o tal vez, las adherí allí a manera de recordatorio, pensando bien el asunto, con esto me recordaba a mí mismo que debía solventar todas y cada una de esas deudas que había ido acumulando durante cierto tiempo, esa mañana me dije en voz alta—.

—. ¡QUÉ MIERDAS! Que esto no te desanime. —Me dije a mi mismo mientras tomaba un sorbo de mi chocolate tibio—.

 

Al salir de la cocina, me encaminé hasta la sala, echo un vistazo hacia el equipo de sonido, que se hallaba allí imperturbable y polvoriento, sin pensarlo mucho, me acerqué y solo lo encendí, habitualmente, no enciendo el equipo de sonido, pero ¡Esa mañana! ¡A esa hora!, algo me impulsó a hacerlo, como si de una fuerza misteriosa se tratase, tan solo impulsado por ese no sé qué, como si de algo importante fuese a pasar, recuerdo que lo primero que resuena es la emisora “FIVE FM”, mi remembranza era muy clara, en la radio estaban conversando dos personas en un programa que hasta la fecha aún no recuerdo el nombre, el moderador dijo algo que me llamó la atención y lo evoco claramente.

—. Esta mañana tenemos de invitado al reconocidísimo escritor de novelas de misterio y suspenso, Jack del Río, que nos va a comentar sobre el concurso de escritura que se apertura a aspirantes de la literatura y jóvenes literatos, por favor Jack cuéntanos. —Este Jack dijo—.

—. Gracias por hacerme la invitación a tu espacio radial, como sabrás, nuestra humilde y pequeña firma Rapid History´s, está en la búsqueda de nuevos talentos, es decir, de nuevos novelistas, con historias frescas, actuales y lo más importante, —Este enfatizó—. que deseen hacer que sus historias generen grandes dividendos, —En eso, me detuve a pensar “Porque no intentarlo”, y ese tal Jack prosiguió—. este concurso durará hasta finales de este mes, las historias deben entregarse personalmente en la casa Editorial Goviata de sus respectivas ciudades, los ganadores se anunciarán quince días después de haber concluido el concurso. —Eché un vistazo a Brando y observé que este, por alguna extraña razón, alegremente tenía agitada la cola mientras jadeaba, como si supiera mi felicidad, o, solo era por la carne de la lata que había comido, en fin, sea cual sea el motivo del júbilo de mi servil, pensé nuevamente, “Si me dedico a esto, de seguro que un camino tortuoso me espera”, Con ello pasó un rato y la entrevista finalizó—.



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En el texto hay: aventura, aventura relatos muy cortos

Editado: 25.02.2024

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