Historias de la cuarentena

El sacrificio de Nazareno.

No juzguéis, pues serás juzgado

 

 

 

Sintió el temor por primera vez en su vida. Era el del encierro en ese aposento de barrotes donde fue confinado a pasar sus últimos días, él es el culpable se dijo ante los megáfonos de aquella ciudad cuya mentalidad no sobrepasaba el oscuro sentimiento arcaico del medioevo.

 

El virus de la pandemia se había esparcido a tal modo que solo quedaban tribus de refugiados rezando al cielo por un salvador. Todo comenzó en un verano de enero, invierno, otoño, primavera en cada parte del mundo da igual. La expansión de aquella macabra obra de ¿sabe quién? comenzó a tomar victimas como un efecto veloz sin hacer distinciones.

 

...Se les ruega a los habitantes de la ciudad por favor mantengan la calma, y se encierren en sus casas hasta nuevo aviso.

 

Un pánico total se apoderó de la civilización, y con ello la violencia de algunos hacia otros. Vandalismo, crímenes, actos maquiavélicos de los poderosos.

 

- Debemos mantener la calma –

 

- ¿Ustedes creen que podremos salir algún día? –

 

- Por favor, ayúdeme, siento la fiebre en todo mi cuerpo, ¡ayúdenme!

 

Los hospitales se abarrotaron de personas, que día a día eran una multitud en camillas, en los pisos, en todos lados. El virus estaba asolando la multitud

 

- ¡Esto es culpa de usted! – habla con enojo eufórico un hombre hacia otro en la calle, desde una larga fila de hospital

 

- ¡No! Ha sido tu. – no has sido tu. Ustedes. ¡Todos!

 

Discusión tras discusión. Los gobiernos mundiales que no saben cómo retratar el asunto implementan nuevos métodos de salvación para ganar tiempo con información falsa

 

Se les ruega mantengan la calma. No salgan a las calles.

 

 

En innumerables filas la gente compra productos que no necesita. La psiquis de personas que no saben lo que ocurrirá.

 

- Debemos llevar todo el papel que sea suficiente. Todo.

 

 

 

 

La industria de papel se había consumido. A ciencia cierta nadie sabría jamás para qué llevar papel. Solo, y cada uno de los seres de la tierra tendría sus razones para amontonar tanto.

 

La naturaleza ha llamado a la vanguardia de los seres a fin de tomar posesión dijo aquel profeta. Yo les prometo la vida, el paraíso, la eternidad. Todo volverá a la normalidad.

 

El profeta era un hombre de negro cuya túnica y barbas hacían pensar que el propio Rasputin había regresado de la muerte para cortejar a la princesa Anastasia, y reemplazar el poder del Zar. Pronto su linaje de fuerza, y poder de convencimiento fue tomando terreno con palabras propias de un inquisidor. Es hora de culpar a quienes nos condenaron a ello. Los gobiernos incautos algunos, maquiavélicos otros, sabían de aquel hombre. Las reuniones mundiales se programaron a puerta cerrada. El Enemigo es el.

 

Fue hace tiempo cuando apareció por las calles de una ciudad desierta, apenas pudiendo volar. Con su mirada fija en objetivos, aquella ave, parecía salida del propio averno, cuando solo era un ejemplar que sin querer había caído tras una tormenta de árbol. Al golpear su cabeza con el suelo sintió el temblor en su cuerpo, y el destino de su vida. Un niño lo avistó, y recogió aquel ser herido. Acarició su cabeza, e inmediatamente lo llevo a magdalena la veterinaria de su barrio, quien lo recibió como se recibe al prójimo con la mayor bondad.

 

- José, esta ave está muy mal tratada, es un pichón. - ladea la cabeza negativamente.

 

-

 

- ¿Se pude hacer algo por ella? – preguntó aquel retoño con la semblanza de la lastima

 

- Claro que se puede, depende de la fuerza de voluntad de este amiguito. – sonrió

 

-

 

José abrazó al ave como se abraza al amor. El calor era la fuente de la vida.

 

 

Los días fueron pasando, y aquella ave de nombre nazareno pronto fue sanando. Magdalena sabía bien desde su conocimiento a través del poder de sus manos para curar como esculapio en la gracia. Lo extraño era que nazareno no podía no alzaba vuelo prefería caminar. Sus patas pequeñas de tres uñas le eran suficiente para desplazarse.

 

- Es raro, hijo que no vuele, que no intente huir – se expresa María, madre de José

 

– aunque es lógico que haya encontrado al final de cuentas un hogar –

 

- ¿Crees que sea así? – manifiesta José, observando a su madre. -

 

- Hijo, A veces, uno camina, y camina y la casualidad lo invita a donde debería llegar. Quizás este es el lugar de Nazareno. Quizás ya no quiera volar, pues ha volado lo suficiente. Ha volado a casa.

 

Nazareno fue una adopción emblemática, transitó entonces por cada punto del barrio. Los vecinos veían el ave, como se ve una mascota. Saludaban con una reverencia de buenos modales. Esto llamo la atención del periódico local, por tal admiración y por un suceso venidero. La fama de un pájaro, era un tanto llamativa, pues era eso en definitiva un pájaro, y no un dios, ni un referente del consumismo. El hecho ocurrió una mañana de

 

 

 

 

calor extremo cuando recorriendo José, y nazareno por una de las avenidas se toparon con un extraño evento en un edificio. Nadie percibía en el ir y venir lo que ocurría. Inmediatamente nazareno comenzó a chistar en chirridos, y cantos de desesperación. El niño no entendía como tampoco los habitantes que iban y venían en las cercanías de aquel monstruo de cemento. Y voló sin mediar aviso hasta el punto más alto de aquel complejo de departamentos, luego descendió como queriendo advertir el acaecimiento de ese hecho que solo él podía ver. Y en un suspiro picoteaba la pared del suelo que se resquebrajaba. Esto llamo la atención de José y varias personas que se acercaron. El ave comenzó a picar una y otra vez como un cincel. Y las grietas cada vez se hacían más prominentes hasta el punto que una línea con bifurcaciones fue creciendo hasta llegar al último piso. Muchos observaron. Hasta que alguien dijo. Está quebrándose todo el maldito edificio. ¡Avisen!




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