Historias de San Valentín.

¿Serías mi Valentín? Parte 4

Admira-me 

 

Luci alisaba su cabello como todas las noches para hacerse esos rollitos en el cabello y llevar rizos perfectos. Por supuesto sin olvidar esos 'rollos' tan clásicos en el copete. Miró de reojo la tarjeta con la pregunta palpitando en ese corazón. La cita era mañana y aún se preguntaba si debería ir o no. 

Entonces, se miró en el espejo escrutando su verdadero ser. Aquellos ojos chocolates le dijeron la verdad, deseaba asistir. Deseaba saber quién se encontraba detrás de aquellas dulces palabras y bellos detalles. Así que no se dijo más. 

Determinada a hacerlo, terminó de arreglar su cabello. Lo llevaría suelto y lo retocaría con la  secadora y así crear un efecto natural y sensual. Buscó ese vestido que compró hace meses sin saber por qué o para qué pero, como bien decía su tía: nunca sabes cuándo ese vestido será el adecuado. Y vaya que hoy lo sería. 

No le convencía mucho que fuera rojo porque sentía que le hacía ver más pálida pero, qué más daba. Esa noche no era para andar con rodeos. Era la noche de ser atrevida y saltar. Lo presentía. Esa noche era vital. Sentía que todo su futuro dependía de asistir o no. 

Se lo probó por si las dudas y no le quedaba, junto con los zapatos de fiesta que solo había usado una vez. El resultado previo fue: 

—Uau — decía mirándose en el espejo de cuerpo completo. 

Agradeció a su amigo que la convenciera de ir al gimnasio de nuevo. Aunque quien sabe solo tenía unos días asistiendo pero, el vestido ajustaba perfecto. Se adhería a sus curvas pronunciadas sin estrangular su cuerpo. La dibujaba y torneaba, convirtiéndola en una diosa griega. Todo era perfecto hasta que: 

—Ay no — dijo al sentarse en la cama y hacer la prueba para la resistencia. Se miró con disgusto el rollito que se hacía en su torso. Sentía que arruinaba todo. 

Sopesó la posibilidad de pasar toda la velada de pie y así evitar esos rollitos pero no era muy factible. Con desgana, fue a buscar esa faja tipo corset que tenía por ahí. 

—Ok. Vestido, zapatos, bolso, faja, cabello y maquillaje. Solo falta…. Depilación — dijo con algo de desagrado mirando todo tendido en la cama. 

Las piernas, ok. Pero, ¿sería necesario depilarse… otras áreas? No es que planeara sexo en la primer cita pero … todo era posible. 

Abrumada por la posibilidad de que ocurriera el suceso que iniciaba con la letra "S" y terminaba en "O" y tenía cuatro letras…. Se sujetó de la silla y se dejó caer en el suelo. Todo daba vueltas. Quizá era el vestido que le asfixiaba o solo era ansiedad. Comenzó a hiperventilar muerta de pánico de solo imaginarse que pudiera pasar. Es decir, no es que desconociera el proceso, no pero, es que hacía tanto que no…. 

—¿Y qué me voy a poner? — meditó en voz alta. Si la posibilidad existía, tenía que estar preparada. 

Buscó entre los cajones todo lo que tenía. Pero nada la convencía. Panties enormes, sostenes viejos y encajes rotos. Señor bendito. ¡¿Que iba a hacer?! ¡¿Por qué no tenía unos calzones sexis y decentes?! 

—Qué horror. No puede ser. Tendré que ir mañana a buscar algo. Pero, dónde. 

Entre, como señal del cielo y del destino diciéndole que era vital ir a la cita de mañana, la televisión transmitió un anuncio comercial. Se trataba de una tienda de lencería y la nueva línea llamada: 'Admira me'. En motivo de ese 14 de Febrero, tendrían ofertas todo el mes y nuevos diseños exclusivos. Lo que más llamó su atención, fue el detalle de las tallas. Decían tener desde medidas 'petit' hasta XXXL. Esa era la tienda para ella. 

Por suerte tenían tienda en línea pero seguro tardarían en hacer la entrega. No había otra salida, debería ir mañana. Por suerte la sucursal más cercana se encontraba al norte de la ciudad, a unos cuarenta y cinco minutos en autobús. 

Debajo de las sábanas, no dejaba de pensar y pensar en quién sería él. Cuál sería su nombre. Cómo sería su voz. Tantas preguntas y todas se responderían mañana por la noche. Se obligó a dormir luego de ver qué necesitaría ayuda con las uñas. Manos y pies. Cabello… no. Era demasiado perfeccionista con su cabello así que no. Lo haría ella misma. 

Rezó al cielo por una noche tranquila y libre de ansiedad antes de quedarse profundamente dormida soñando con su admirador anónimo. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.