UNA SONRISA PERVERSA
“Contemplar un hermoso cuadro reconocido mundialmente es fácil; ver la realidad que produjo su creación no.”
Leonardo Da Vinci fue cauteloso al pintar a Gioconda, pero en cierto modo quiso demostrar la verdadera historia detrás de una sonrisa y mirada depravada…
***
Para ese entonces el crimen en Paris era sorprendente, aunque la investigadora Katherine Brown intentaba encontrar respuestas no daba con el porqué de tantas desapariciones, su mayor preocupación se encontraba en que las víctimas eran jovencitas de edades comprendidas entre doce a dieciocho años.
Anudado a eso, Katherine no dejaba de seguir cualquier rastro con la intención de dar con tales personas. Lo que más le alteraba y la ponía pensativa era Katy, su hija de catorce años quien comenzaba a desarrollar de forma exagerada.
Luego de varios estudios, ocurrió otro suceso que leyó en primera plana “Angelique Morgan desapareció luego de salir de su instituto”. Los ojos de Katherine se agrandaron como platos a causa de la gran impresión, ésta era amiga de su hija, ahora más que nunca comprendía que debía cuidar de Katy.
Día tras día seguía a su hija sin que ella lo notase; al tratar de protegerla descuido un poco sus investigaciones sin percatarse que el encargado de estas desapariciones estaba siendo más suspicaz al capturar a sus víctimas.
No obstante, llego un momento muy importante para Katy, comprar su vestido de quince años que anhelaba como nadie. Estando con Paige, su mejor amiga, unos hombres cubiertos y vestidos de negro entraron a aquel lugar y las tomaron a la fuerza, Katherine al ver eso con rapidez saca su arma y empezó a disparar traspasando el vitral de la tienda. Pudo observar en ese instante como uno de ellos soltó a su pequeña para ahora poner la vista fija en ella y luego escapar. Lastimosamente Paige no salió librada de ese desagradable suceso, Katy quedo en el suelo privada, Katherine entró allí para consolar a su hija mientras la abrazaba. Ella ni el personal de ese negocio entendían lo que únicamente la investigadora conocía y era que esta persona estaba en busca de su hija y se la llevaría cueste lo que cueste.
Días después de lo ocurrido Katy decide irse a casa de su padre, por un lado su madre estaba calmada, pero por otro no, le aterraba imaginarse que esos hombre le hiciesen daño a su hija, por lo que decidió seguirla sin que lo notase.
Al llegar al lugar Katherine noto la falta de jovencitas, cosa que aún más le asustaba. Al parecer, después de varios días, todo se mantuvo bajo control, Katy estuvo tranquila y feliz junto a su padre lo cual hizo que su madre decidiera irse confiada.
No obstante, pasados unos minutos ésta iba en dirección al aeropuerto cuando siente algo extraño en su maletera, decide justo en ese momento aparcar su auto y comenzó a oír gritos de alguien pidiendo ayuda que provenían de éste por lo cual corrió a abrir, al hacerlo un golpe aterrizo en su rostro haciéndola desmayar…
-¡Así que eres tú quien intenta arruinar mis planes! –Después de sentir algo frio caer encima de ella despertó oyendo esto. La voz era suave y femenina. –No fue una buena idea de que te interpusieras en mi camino.
-¿Quién eres? –Expreso tratando de secar su rostro moviendo este, a su vez un poco mareada intentaba identificar su cara.
-¡Soy Gioconda! Mejor conocida como ¡La hermosa e inigualable Mona Lisa! –Sonrió con malicia.
-Al reconocerla pregunto asustada. -¿Por qué haces esto? ¿Por qué secuestras a las niñas? –Sus lágrimas recorrían todo su rostro al expresar estas palabras.
-Son la mercancía ¡Mi boleto a la buena vida! –Absorbió el cigarrillo que tenía entre sus dedos para luego expulsar una gran cantidad de humo encima de Katherine. –Este es mi negocio, es mi mafia, las uso desde el momento en que desarrollan y se vuelven damitas hasta el momento en que siento que no me sirven. Cuando ya no las necesito ¡Se mueren! –Río de forma sínica.
-¿Por qué? Con tanto dinero y fama ¿Por qué haces esta atrocidad?
-Por el sencillo hecho de que quiero más dinero. No basta con lo que se tiene cuando puedes obtener mucho y de una manera más sencilla y divertida. –Sonrió acariciando la mejilla de Katherine. -¡Hey! Por cierto ¿Quieres saber algo? He observado a… ¿Cómo es? ¿Katy? –Expreso tomando su mentón demostrando falsamente no saber.
-Katherine agrando los ojos. -¡No le hagas daño por favor!
-¡Shhh! –La cayó dándole una fuerte cachetada. –No tienes idea del potencial que tiene tu hija para este negocio, no te imaginas el dineral que puedo obtener con esa chica. Una pelirroja, alta, piel blanca, cuerpo formado y de ojos verdosos; el prototipo de una modelo no se consigue en todos lados. –Río perversamente.