Historias de un corazón roto

Un amor

 

Y quizás fue mi culpa, yo misma me hice expectativas de algo que era imposible que sucediera y me duele, duele saber que yo si te ame, pero tú nunca me quisiste, fue mi culpa por creer que estarías dispuesto a hacer el mundo arder por mí como Christopher lo hizo por Rachel, tal vez busque un Jack Ross en ti, cuando solamente había un Monty o tal vez que haríamos un Touchdown como Malcolm Beasley lo hizo al enamorarse de Kansas cuando en realidad no éramos capaces ni de llegar a las diez yardas, quería un romance como el de Elizabeth Bennet y el señor Darcy quería vivir un romance juvenil junto a ti pero no éramos capaces, quería un amor donde tuviéramos un beso bajo la lluvia, o uno donde pudiéramos bailar mientras suena Wonderwall, uno donde disfrutaras escucharme hablar de libros sin que te cansaras. Quería un romance uno donde esos en los que cada deseo se cumpla, de esos que suceden antes de diciembre de aquellos que te dejan anhelando cada vez más, donde me amaras y disfrutarás de mi compañía como nadie más lo haría, donde pudiéramos arder con toda pasión, donde yo fuera su mayor deseo, en aquel que logre superar sus miedos junto a mí, uno donde pudiéramos confiar lo suficiente, un amor que estuviera dispuesta a ir contra el mundo con tal de estar junto, en el que estaríamos dispuestos a bailar bajo la luna, uno donde pudiéramos compartir un pastel de chocolate, uno y quizás sea mi culpa por imaginarme que tu serias capaz de sobrepasar los límites de lo prohibido por mí.

Tan solo deseaba que te enamoraras tan perdidamente de mí que pudiéramos ser felices juntos, uno en que ninguno se arrepintiera por caer en juego de la lascivia, donde la lujuria predominaría, pero que al final nos dejáramos llevar por el deseo que sentíamos uno por el otro, en que hubiera un después junto a ti, en que pudiéramos recrear nuestro boulevard, donde nos subiéramos a nuestro propio carrusel sin importar lo que pudiera suceder, donde pudiéramos vivir nuestro romance sin ser censurado, esos de los que suceden en los libros, quizás nunca fue nuestro destino y el hilo rojo que unen nuestros dedos se detono en un punto que se enredó y nos tocara separarnos como Alex y Leah para crecer por separado para volver a juntarnos cuando por fin estemos listos uno para el otro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.