Carolina.
Año-1858-19:27 horas
—Estoy enamorada—digo muy feliz.
—Espera ¿que?—dice Rebeca sorprendida—. ¿Escuche bien?
—Si, estoy enamorada.
— ¿Pero como? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Quién?—dice muy sorprendida aún.
—Tranquila te cuento todos los detalles—digo tomando un trago de mi vino.
—Si señorita. Nesecito explicaciones. Pero antes de eso ¿como se llama el afortunado?.
—Bueno se llaman—no pude terminar de hablar ya que ella me interrumpió.
—Espera, espera, espera ¿Qué? ¿Llaman? No entiendo- dice más confundida que nunca.
—Si, son dos vampiros. Se llaman Liam y Dylan—digo con felicidad al pronunciar sus nombres.
—Increible, mi amiga está enamorada y no solo de uno, sino de dos. Diablos señorita—dice asiendo una mueca de confundida al decir Diablos señorita—. Pero dime ¿cómo pasó?
Cinco horas antes...
🦇
—Señor Lewis. Que bueno verlo por aquí—dice mi padre con una gran sonrisa y estrechando su mano con el Señor Lewis.
—Hola Carew amigo, me da mucho gusto saludarte amigo—dice el Señor Lewis.
Después de estrechar su mano con mi padre su vista se dirige a mí. Estoy al lado de mi padre portando me seria y firmé, el lo nota y sonríe. El señor Lewis quiere que mi padre acepte un compromiso entre el hijo de él llamado Carlos y yo. Mi padre no ha aceptado el compromiso y espero que nunca lo acepté.
—Señorita Carew, está muy hermosa hoy—dice hasiendo una reverencia con esa sonrisa que asusta.
—Todabía no soy una Carew Señor Lewis—digo con una sonrisa forzada.
—Es cierto, pero eres una Carew solo que no completamente—dice. Es cierto soy una Carew pero no completamente y espero no serlo nunca y lo deseo con todo mi ser.
—Aun así no soy una carew Señor Lewis, soy una Williams—digo con una gran sonrisa al pronunciar el apellido de mi madre.
Sé que esas palabras molestaron mucho a mi padre, él no quiere saber nada de mi madre desde el día que murió. Al decir esas palabras mi padre voltea su rostro hacia mí y su rostro estaba serio, no serio, enojado. El me toma con fuerza de mi brazo para después hablarle al Señor Lewis.
—Perdoname amigo, solo iré hablar con mi hija. No tardó, disfruta de la fiesta amigo—dice despidiéndose de el Señor Lewis para luego llevarme a su despacho.
—¿¡Que demonios fue eso!?—dice aventando me en el interior de su despacho.
—Es la verdad. ¡No quiero ser una Carew?—digo gritándole—. Y no pienso serlo. Soy una Williams.
—¡Demonios contigo!-dice enojado mientras agarraba su cabello entre sus dedos—¡Serás una Carew quisieras o no!—dice acercándose a mi, agarró mi cuello levantando me un poco del suelo.
—Prime...ro mue...rr...ta—digo apenas por la fuerza que tiene en mi cuello.
—No eres una Williams. Si vuelvo a escucharte decir esas palabra juro que te mato—efatiza-. Hablo encerio Carolina.
—Ma...tame. No...o quiee...ro s..er un...a Ca...rew, pre...fifi...ee...ro momo...rir a...ntes de ser uu...na mal-di..ta Ca...rew—digo apenas por la falta de aire.
—Fingire que no escuché esto, pero hoy estará la familia Cavendish y espero te comportes como tal, como toda una Carew ¡quieras o no!—dice para luego saltarme y salir de su despacho rápidamente.
Caigo al suelo tosiendo varias veces intentando recuperar el aire de mis pulmones. Después de que pudiera respirar normalmente me levanto del frío suelo y salgo del despacho dirigiéndome a la "grandiosa fiesta". Estuve un rato ya que me desespere de lo mala que es la fiesta es bien aburrida. Fue una gran tortura para mi saludar con una sonrisa forzada que hasta me duele la boca de estar así por vario tiempo, así que salí al jardín para relajarme y despejar mi mente, me senté en una banca y me quedé pensando cerramado mis ojos. La duerme me sonrie por qué no hay nadie en el jardín. Hasta que escuchó a alguien detrás de mi y se acabó mi suerte ¡Demonios!.
—¿Pero que tenemos aquí?—dice una hermosa voz detrás de mi con diversión en su voz.
—Lo mismo digo y no se dice "que tenemos" si dice a QUIÉN tenemos aquí-digo resaltando el Quién-. No soy un objeto para tu información—digo volteando mi rostro pero en un parpadeo lo tengo sentado a mi lado.
—Perdón hermosura—dice para tomar mi mano y depositar un pequeño beso en ella.
—Deberías estar en la fiesta—digo, pero no lo culpo la fiesta esta muy aburrida y desesperante.
—Tú misma lo dijiste "debería" pero esa fiesta es todo un desastre, es tan aburrida—dice con cara de aburrimiento. No lo culpo porque es verdad, la fiesta es un completo desastre porque no hay diversión. Una pequeña sonrisa se escapa de mis labios.
—Tienes razón y ¿de dónde eres?—pregunto por qué no párese ser de aquí. Intento alejar mi mano de él pero él aprieta más su agarré en mi mano.
—Soy de Alemania—dice con una sonrisa. Lo sabía no era de aquí.
—¿Cuántos años tienes?—digo alejando mi mano de él ya que el suavizó su agarré.
—Tengo solo dosientos dieciocho años—dice con una sonrisa de lado. Vaya está más joven que yo y es muy atractivo.
—Vaya que si estás viejo—digo con una sonrisa. Él solo me mira y por unos segundos hicimos contacto visual.
—Asi, no sabía. ¿Cuántos años tienes tú?—dice con una gran sonrisa sin apartar sus ojos de los míos. Demonios su sonrisa es tan sexy.
—Era broma, yo tengo doscientos veinticinco—digo con una enorme sonrisa bajando la mirada.
—Y dices que estoy viejo—dice levantando mi rostro con sus dedos para que lo vea a los ojos fingiendo una cara de ofendido.