La historia que hoy les he venido a relatar, comenzó hace ya muchos años atrás, en aquella época en donde todavía quedaban algunos residuos de las guerras que habían asolado a la mayoría de las regiones del mundo. Durante esos días, por todas partes se empezaban y culminaban innumerables avances no solo en tecnología, sino también en ciencia.
Debido a esto, se llegó a admitir que la era de cambios estaba en su apogeo, puesto que docenas de nuevos investigadores y científicos realizaban increíbles descubrimientos, cada uno más significativo que el anterior, sin embargo, gran parte de los métodos que se utilizaban para llegar hacerlos no eran del todo indicados; entre ellos, destacaba el arduo trabajo, y sacrificio innecesario que tanto humanos como Pokémon debían hacer por sus objetivos.
Incluso, habían quienes llegaban a hacer hasta lo impensable con tal de conseguir lo que buscaban, dichas personas, se creían capaces de llegar más allá de sus límites físicos y morales, cosa que comúnmente, acababa quitándoles la vida.
Si bien existían leyes y reglas que se crearon para impedir que estas cosas pasaran, no todos estaban dispuestos a acatarlas, y fue por ello que muchos terminaron por ser arrestados, y condenados a pasar sus vidas encerrados en el interior de una celda, no obstante, este no era el fin de todo, por el contrarió, lo único que indica era que, si querías hacer algo sin que te molestaran, debías ser cauteloso, y hacerlo entre las sombras; obviamente era un buen consejo a tomar.
Por un tiempo, en las calles corrió el rumor de que un grupo de científicos estaban realizando experimentos inusuales, unos que podrían verse tanto crueles, como innecesarios. Estos, supuestamente consistían en intentar devolverles el don del habla a algunos Pokémon previamente seleccionados, mediante una serie de ejercicios y actividades, todo con el objetivo aparente de utilizarlos como mensajeros, espías, e incluso recolectores de información clasificada.
En un principio, esto parecía ser más una broma de mal gusto que algo real, pero la verdad ocasionalmente suele súper a la ficción, pues en el interior de un establecimiento muy común, el cual se encontraba ubicado en una pequeña ciudad, se hallaba la sede que los individuos antes mencionados utilizaban para poder llevar a cabo su proyecto.
Estos, buscando hacer bien su trabajo, decidieron hacer una especie de junta, con la que deliberarían qué clase de Pokémon usarían para realizar sus investigaciones. Los del tipo psíquico se veían como una buena opción sin duda, pero la mayoría deseaba que lo que iban a hacer fuese más desafiante, así que la idea acabó siendo descartada casi de inmediato, generando varias disputas. Por suerte, en menos tiempo de lo que se esperaba, llegaron a una misma conclusión, y esperando que no se equivocaran, colocaron el siguiente nombre en un pizarrón: "Ninetales".
Una vez que esta decisión había sido tomada, lo que seguía era tratar de encontrar los espécimenes que necesitan, y con eso en mente, empezaron a buscar en diferentes granjas y guarderías, pero debido al poco tiempo que tenían, únicamente lograron conseguir tres de ellos: Melisa, la más adulta, su hermana Pamela, y Sebastian, quien era el menor.
Aunque en un principio se tenía planeado trabajar con todos, pronto esta idea también fue descartada, pero no porque fuera mucho más tedioso y/o difícil, sino porque, aparentemente, poco después de ser llevados a las instalaciones, una de las criaturas demostró haber desarrollado un extraño apego hacia Ema, la cuidadora que habían contratado para velar por la salud de los Pokémon, dicha criatura, se trataba ni más ni menos que de Sebastian, el más joven de todos.
Pensando que algo como esto podría beneficiarios, los científicos optaron por hacer las cosas de esta nueva manera, y así como si nada, les otorgaron un recinto único a Ema y a su nuevo compañero, uno en el que se les facilitaría a ambos tanto interactuar como convivir, mientras que el personal daba rienda suelta a las primeras pruebas y experimentos.
Con el pasar de los días, el cariño que el Pokémon y la mujer sentían por el otro fue creciendo con rapidez, hasta que terminaron por volverse muy buenos amigos, llegando al punto en que siempre buscaban las maneras de pasar tiempo de calidad juntos, cosa que muchos venían como algo muy tierno, mas esto no tardaría en tomar un rumbo extraño.
De un momento para otro, Sebastian comenzó a mostrar una personalidad sumamente diferente a la que adoptaba cuando se encontraba junto a Ema. No solo se la pasaba viéndola de arriba hacia abajo, sino que también frotaba su cuerpo con el de ella casi todo el tiempo, y para colmo, olfateaba zonas de este que se considerarían bastante intimas.
Palabras más, palabras menos, resultó ser que el joven Pokémon se había enamorado perdidamente de la humana que lo cuidaba, cosa que, lejos de ser muy peculiar ante los ojos de esta, se veía como algo lindo y un tanto insignificante.
Sin embargo, aquel comportamiento lo único que haría sería empeorar, ya que algunos meses después, cuando Sebastian finalmente había alcanzado su etapa adulta, este se volvió mucho más encimoso de lo que era ya, sin mencionar que siempre intentaba acercarsele por detrás a Ema de una manera indecente cada vez que ella se daba la vuelta
Suponiendo que esto se convertiría en un problema bastante grande para realizar el proyecto, los científicos decidieron que lo mejor era juntar al Pokémon con varias hembras de su especie, pensando que de esta manera, descargarla toda esa energía que tenía acumulado. Al final, Sebastian hizo lo que muchos habían esperado que hiciera, pero a pesar de todo, aquellos sentimientos que aparentemente desarrolló por la humana, no desaparecieron en su totalidad.