-Lo siento, juro que no quería llegar a esto ,me obligaron a hablar, quería tenerte a mi lado sin que los demás me dijeran que no existes, pero no soporte mas, ¡tuve que hablar! ¡tuve que decir lo que en las noches me susurras! Me obligaron a aceptar que esto esta mal,que no eres mas que una voz en mi cabeza¡Que no existes!. Me gusta imaginar un mundo, en el que nos aceptan, en el que pueda salir y hablar con toda la comodidad, un mundo en el que no tema por ser encerrada en un hospital, un lugar en el que no tenga que asesinarte.Porque eso es lo que estoy haciendo.
Sigues mirando la pastilla, dudosa y se que aquellas palabras son para mi.
-¿Con quien hablas?
Tu madre te ha soprendido hablándole a la pared, y tu no lo ves, pero detrás de ella una jeringa esta dispuesta a usar, después de todo, eres el loco que grita a mitad de la noche, el loco que usó un alfiler para defenderse y que aseguró: la masacre de aquella noche, mi amigo lo originó. Cuando era mas que claro, que aquella noche entre la sangra esparcida, la única alma con vida eras tú.
-Con nadie, yo solo... me despedía de algo-
Tomas la pastilla y por primera vez tengo miedo de desaparecer. Mas no será tan simple, aunque en tus pupilas puedo notarlo: has dejado de enfocar en mi existencia, ya no puedes verme y eso dibuja una sonrisa en tu rostro. Sin embargo no eres consciente del mal que te haz hecho, ¿que pasa si de repente ves tus recuerdos con claridad? y esta vez la sombra que te acompañaba ya no existe mas, todo lo que hiciste, fue por tus decisiones, los que mataste, las veces que gritaste, estabas solo, tu y tu soledad se condujeron a este evento que no puedes cambiar.
Gritas.
Tu madre corre hacia ti presa del pánico, y te inyecta.
No volverás a ser libre.
Te encerrarán, caerás desesperado, no podrás con la realidad.
¿No lo ves? Tu me creaste, por miedo a aceptar la locura que se desbordaba de tus pensamientos.
-Pero no te preocupes, aún puedo perseguirte en sueños y te juro, que no habrá mayor tormento.