Historias Inconclusas

Cap. 18 De tal padre, tal hijo

Cassandrea había quedado muy agotada después de una labor de parto tan larga, de manera que Louis estaba al borde de un colapso cuando habían pasado ya dos horas y ella no despertaba, así que casi apalea a Iván para que se quedase con ella mientras él iba por Jason.

Si era Louis el único que estaba allí, era porque toda la familia estaba extasiada mirando al nuevo integrante de la misma mientras Jason lo examinaba por todas partes.

  • ¡Jason!

Como todos habían estado mirando al bebé en silencio, se sobresaltaron con el grito y de manera automática, varias varitas apuntaron a Louis.

  • ¿Qué sucede contigo, Louis Weasley? —preguntó Albus, pero él lo apartó sin mucho miramiento
  • Camina, infeliz —dijo sujetando a Jason

Louis se salvó de un muy probable batacazo, porque Jason tenía al pequeño en brazos, pero su lengua era otro asunto.

  • Si no me sueltas ya, comprobarás…
  • Quien va a pasarlo mal eres tú si no vienes ahora mismo a ver qué le sucede a la malcriada

Por un instante, la mente de Jason se llenó de horrorosas imágenes, pero casi inmediatamente fueron descartadas, porque si algo le sucediese a Cassandrea, él sería el primero en saberlo y de ninguna manera Louis habría ido a buscarlo, sino que su energía lo habría arrastrado hacia donde estuviese.

  • Ya sabemos que eres necio por deporte —le dijo mirándolo mal —Mi hija está bien y solo descansa, aunque sería mucho esperar que lo entendieses. Y ahora, si no te importa, y aunque así sea, quiero seguir asegurándome de que mi nieto está bien
  • ¿Qué? ¿Qué le sucede? —preguntó Louis —¡Déjame verlo!
  • Puedes verlo sin…

Nadie se enteró de qué iba a decir Jason, porque lo que todos vieron, y, de hecho, se hicieron hacia atrás con rapidez, fue que emitía un fuerte destello de energía. Bill, Charlie, Sirius y Rigel comenzaron a protestar pensando que Jason exageraba con aquella actitud, mientras que Lyra, y si bien reñía a Jason cuando le hacía algo a Louis, en esta ocasión su instinto que era feroz, y más con cualquier cosa que tuviese que ver con su Jey, dio un paso hacia él.

  • ¿Jey?

Las mentes de Remus y Bill fueron violentamente asaltadas por un viejo, aterrador y doloroso recuerdo al ver que los ojos de Jason eran casi transparentes, de modo que el segundo dejó de protestar y se acercó también junto con Remus, aunque él no los miró a ellos sino a Lyra.

  • ¿Qué te sucede, Jey?
  • Nada. No te preocupes, yo estoy bien, Nena

Le dijo eso mientras extendía los brazos para pasarle el bebé a Louis que lo había estado mirando con una expresión que estaba a medio camino entre la sorpresa y la extrañeza. Lo segundo, porque sabía que Jason no le haría ningún daño más allá de acomodarle un porrazo cuando perdía la paciencia, y lo segundo, porque por lo primero, estaba positivamente seguro que aquello no lo había causado él. Sin embargo, nada dijo, sino que tomó al bebé en brazos.

  • Hola, pequeño Jey —lo saludó, pero al instante siguiente —¡Por las barbas de Merlín!

Jason que le había sujetado los hombros a Lyra para tranquilizarla, la soltó girándose con violencia.

  • ¿Qué sucede? —preguntó al igual que casi todos los presentes
  • ¿Le viste los ojos?

Louis había contestado sin dejar de mirar al bebé, pero cuando levantó la vista, y con independencia de lo que hubiese causado su exclamación, ahora rio con su característica inconsecuencia al ver el familiar gesto de Jason de juntar las cejas, y que acababa de ver repetido en el bebé.

  • ¿Qué sucede con sus ojos? —estaba preguntando Sirius —Y no me digas que no los tiene grises, porque ese chico es un Black
  • No digas estupideces, Black, primero es un Prewet antes que lo otro —acentuó Jason y luego miró a Louis que ahora tenía expresión de preocupación y eso no era nada normal en él, así que decidió acercarse
  • Tío —había comenzado Louis —en realidad…
  • ¿En realidad, qué?
  • Pues…
  • ¡Con un demonio!
  • Deja los gritos que asustas al niño —le ordenó Jason mientras se inclinaba para verle los ojitos

Todo aquel lío obedecía a que el pequeño Jason Haziel tenía un ojo verde esmeralda y el otro gris acero. Aquella dicotomía hizo elevar las cejas a Jason, pero a diferencia de los demás, que al ser informados por Louis, estaban preguntando, protestando o quién sabía qué, él estaba recordando algo que sabía todo el mundo, y era que el color de los ojos de los bebés podía variar mucho durante los primeros días, y hasta cumplido el año no se podía estar totalmente seguros del color que mantendrían durante el resto de su vida, pero, más allá de lo anterior, también recordó las muchas rarezas que había en aquella familia y se dijo sensatamente que lo más lógico era esperar unos días, pero si bien se lo diría a Lyra, decidió no perder el tiempo con cabezas duras como Sirius o James.




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