Historias Inconclusas

Cap. 31 Día agitado

Jason había despertado sobresaltado, así que prestó atención. Lyra estaba donde debía estar y dormía profundamente. Se concentró en sí mismo, pero no encontró nada que explicase aquel repentino despertar. Salió con cuidado de la cama, aunque sabía perfectamente que a Lyra podía caerle el techo encima y ella no despertaría, pero él siempre actuaba del mismo modo y sonrió. Se dirigió a la puerta, pero antes de salir, se hizo con una camisa, y sin molestarse en abotonarla, salió caminando hacia la habitación de Haziel. Recordando lo que sucedía cuando él entraba, se decantó por desdoblar su materia; hizo una rápida revisión, pero el niño dormía tranquilo. Jason se fijó que la puerta que separaba las habitaciones estaba abierta, así que volvió a su materia y abrió la otra puerta comprobando que su hija no solo no estaba allí, sino que ni siquiera se había acostado.

  • ¿Qué sucede, Bebé? —murmuró ya seguro de que había sido por ella que había despertado

En otras circunstancias, igual habría ido a revisar las habitaciones de Cassander y Aydan, pero ninguno de los dos estaba allí, así que juntó las cejas.

  • Louis

Con cierto malestar caminó hacia la habitación de éste, aunque no tenía intenciones de entrar y se limitó a prestar atención comprobando que tampoco él estaba donde debía. Como estaba bastante seguro que ninguno de los dos podía haber abandonado la casa, cerró los ojos concentrándose en ubicarlos, y cuando lo hizo, se fue derecho hacia allá. Jason no era un padre perseguidor, o al menos no tanto, pero sabía que cualquier conversación entre aquellos dos solía terminar mal, y no quería que despertaran a medio castillo. No obstante, quedaría paralizado al ver que no solo no estaban discutiendo, sino que Louis tenía abrazada a Cassandrea, pero después de unos minutos de silencio y que no parecía que ella fuese a hacer nada violento, emitió un suspiro y decidió marcharse.

Estaba girándose cuando escuchó la pregunta de su hija, y como la misma no le gustó, se detuvo y volvió a prestar atención, escuchando así la breve conversación. Primero, sintió un dolor sordo en el corazón al recordar la angustia, la ira, y la impotencia que había sentido durante el tiempo que duró su ausencia, y segundo, demostrando que todos tenían razón en el sentido de que Louis y él eran uno reflejo del otro, sintió el deseo de enviarlo todo al demonio y despachar a Raziel de la forma más dolorosa posible.

  • Sabes que es mala idea, primero porque no eres un asesino, y segundo, porque eso no resolvería nada

La voz de Morgana, y aunque no era lo usual, llevó algo de tranquilidad y pausó su ira, lo que le dio oportunidad para escuchar las palabras de Louis, decidiendo que al menos esta vez, el necio aquel lo estaba haciendo bien, pero volvió a sentirse paralizado al verlos besándose.

Aunque él estaba perfectamente al tanto de la situación, y era quizá el único que no dudaba de lo que sentía Louis, aquella seguía siendo su bebé y no pudo evitar sentir cierto malestar acompañado con el deseo de apalear al desteñido.

  • Vuelve a tu cama, entrometido

Jason obedeció sin ánimos ni para enviar a paseo a Morgana. Entró a su habitación, se metió en la cama y abrazó a Lyra, pero le costaría mucho dormirse.

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Aunque casi todos los más jóvenes se habían acostado tarde, se levantarían muy temprano para ir a votar, después de lo cual se iría cada quien a lo que tuviese que hacer, pues los resultados no se sabrían hasta el final de la tarde.

Ben llegó al hospital después de dejar a Oriana en el ministerio, pero no iba del mejor humor, algo muy extraño en él, y el primero en notarlo sería Evil.

  • ¿Puedo ayudar? —le preguntó
  • No estoy pidiendo ayuda

Aquella seca respuesta confirmó lo que Evil pensaba, así que ladeó la cabeza mirándolo con fijeza.

  • Lo siento —se disculpó Ben
  • No me has hecho nada
  • Eres muy amable, pero sabemos que te respondí mal
  • Arriesgándome a que vuelvas a hacerlo, te repito la pregunta ¿Te puedo ayudar?

Si bien Evil en quien había puesto sus ojos era en Altair, Ben con su manera de ser, y su amabilidad, se había ganado su afecto, así que en verdad se preocupaba cuando el chico mostraba señales de agotamiento, cuando sabía que no había comido por estar lidiando con algún caso difícil, o las oportunidades en las que parecía enfermo a pesar de saber que era por el embarazo de su esposa.

  • Te lo agradezco, pero no, nadie puede —le dijo Ben y Evil elevó las cejas —Nadie puede convencer a Oriana de algo con lo que no esté de acuerdo —se quejó y agregó —Ya no debería estar yendo al ministerio, pero ella insiste
  • ¿Y si hablas con su jefe?
  • ¡Ja! Créeme amigo, si hago eso, ella puede quererme mucho, pero va a cobrármelo con altos intereses

La conversación quedaría interrumpida cuando Ben fue requerido en la emergencia, pero apenas llegó, se giró hacia Evil.

  • Busca a Altair
  • Él está libre hoy

Ben maldijo para sus adentros y no porque lo necesitase para atender la emergencia que aún no sabía que lo era, sino porque a quien Stefano traía en brazos era a Anette. Ben era el único que sabía que, dijese lo que dijese Altair, e hiciese lo que hiciese con su vida amorosa, él seguía amando a aquella chica, y aunque Ben no entendía por qué no hacía nada al respecto, había decidido respetar el silencio de Altair, pero siendo que sabía lo primero, también sabía que Altair intentaría apalearlo por no avisarle.




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