Historias Inconclusas

Cap. 38 Altair

Altair al igual que Ben, una vez que habían concluido el período de capacitación obligatorio, pasaron a formar parte del personal activo del hospital. En un inicio, aquellos que habían comenzado junto con ellos, solían sentirse molestos por el trato que les daban los miembros del hospital, y pensaban que era por ser quienes eran, es decir, hijos y sobrinos de los sanadores más respetados de San Mungo. Sin embargo, les tomó más bien poco notar las excepcionales habilidades de los chicos, así que en un muy breve lapso se ganaron el respeto de sus compañeros, y en cuanto habían comenzado a atender pacientes sin supervisión y ya no como sanadores en prácticas, les tomó un tiempo aún menor, ganar fama en la comunidad y ya había muchos que solicitaban ser atendidos por ellos específicamente. Aunque los sanadores que los examinaron, opinaron que estaban sobre calificados, algo que gritaban fuerte y claro sus diplomas, si bien acertaron con Ben en que se dedicaría al tratamiento de enfermedades extrañas y a las urgencias, la sorpresa para todos estuvo en que Altair manifestaría su intención de especializarse en pediatría, y si se sorprendieron, fue porque por algún motivo habían asumido que sería un sanador de urgencias como Ben y Jason, y de ningún modo lo veían atendiendo infantes, pero pronto notarían que sin duda tenía talento para ello y se llevaba extraordinariamente bien con los niños, aunque sus malvados hermanos, así como Louis y James, por supuesto, decían que si su agenda de consultas estaba a rebozar, no era por su capacidad en aquella área, aunque sin duda la tenía, sino porque las madres de los chicos enfermaban a sus hijos solo por ir a ver a Altair.

A pesar de que Rose era la jefe del servicio de pediatría y sabía que su sobrino era no solo talentoso, sino tremendamente acertivo, igual comenzó a preocuparse, porque en verdad aquel servicio nunca se había visto tan concurrido a menos que se desatase alguna epidemia que no era tan extraño entre la población infantil, pero comprobaría que sus temores eran infundados y lo que sucedía era que las madres en verdad estaban cumpliendo fielmente con el control pediátrico de sus retoños y eso sí era probable que estuviese un tanto influenciado por la presencia del guapo sanador.

Jason que conocía bien a Altair, tuvo una larga plática con él, pues Tyler que estaba en la misma situación y habría podido hablar con su hijo, estaba seguro que a él no lo escucharía, así que Jason se hizo cargo del asunto, aunque honestamente y desde un inicio, dudó que tuviese mucho más éxito que Tyler.

  • ¿Me llamaste tío? —preguntó el chico al entrar al despacho de Jason en el hospital
  • Siéntate
  • ¿Hice algo mal? —preguntó al ver el ceño de su tío
  • No, y lo que quiero es evitar que lo hagas
  • ¿Disculpa?

Jason se lanzó a continuación en una extensa charla acerca de la ética profesional, y aunque Altair lo escuchó con paciencia, una vez que Jason concluyó, él sonrió en forma maligna.

  • Veamos tío ¿qué te hace suponer que tengo muchos deseos de que algún marido celoso venga a fastidiarme? Sería extraordinariamente molesto tener que estar sacudiendo infelices que se ataron estúpidamente a criaturas que no merecían un anillo. No obstante, si bien dentro de estas paredes no haré nada inconveniente, un paso fuera de las mismas es otro asunto y no voy a rechazar neciamente las oportunidades que se me ofrecen sin yo buscarlas, y si la mujer en cuestión cumple con el requisito mínimo de gustarme, entonces todo lo demás puede irse al infierno
  • Altair, si son pacientes de este hospital y mientras estén siendo tratadas… —pero se interrumpió al ver la sonrisa de Altair
  • Técnicamente eso es incorrecto tío, yo no trato adultos y difícilmente podrían acusarme de estar faltando a la ética profesional
  • ¡Altair, son mujeres casadas!
  • Uno, no todas lo son —dijo él con tranquilidad —y, en segundo lugar, no es mi responsabilidad que las que lo son, no sean capaces de cumplir con sus votos matrimoniales

Jason se llevó una mano a la frente y se preguntó qué tenía aquel chico en la cabeza, pues si bien él mismo había sido una amenaza en materia de chicas, siempre respetó su lugar de trabajo. Altair por su parte, pareció sentir cierta conmiseración por su tío, pero en verdad no entendía del todo por qué tanto problema si hasta la fecha no se había presentado ninguno.

  • Tío Jey, deja de preocuparte, porque como te dije y dentro de estas paredes no sucederá nada que no deba suceder, y lo que suceda fuera dudo que afecte la imagen del hospital
  • No es la imagen del hospital lo que me preocupa, muchachito, sino la tuya
  • Deja que yo me preocupe de eso, pero, en cualquier caso, también dudo que a ellas les convenga ir por allí haciendo una publicidad que las afectaría más a ellas que a mí

Finalmente, Jason lo dejó marchar, pero tenía la impresión de que nunca en su vida había tenido una conversación más frustrante y eso incluía las muchas veces que había discutido con su mujer por diversos motivos y en las que rara vez podía declararse victorioso.

Otros que estaban preocupados por Altair, aunque en diferente sentido, eran Arthur y Ben, en sus casos lo que los preocupaba era el distanciamiento de Altair, porque, aunque no faltaba a las reuniones familiares y se comportaba del mismo modo que lo había hecho siempre durante las mismas, fuera de eso lo veían poco.




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