Las cosas lucían encaminadas y tranquilas, y salvo por las ausencias de Cassander e Iván, todo iba marchando con normalidad. El único que parecía preocupado, aunque por adelantado, era Jason, ya que si bien ya no tenían niños en Hogwarts, no los tenían de momento, pero él veía con creciente angustia cómo aumentaba el universo de nuevas criaturas que habían llegado al mundo y las que con seguridad faltaban por llegar, y estaba segurísimo de que ninguna de ellas calificaba en el renglón de tranquila, así que a la vuelta de pocos años, comenzarían de nuevo con el ir y venir de lechuzas notificando los diversos castigos que se ganarían por sus problemáticas, desquiciadas o anárquicas conductas.
Todas las consideraciones anteriores se debían, al menos aquella mañana, a que era el primer día de diciembre, así que en breve tendría que ocuparse de comprar los reglaos de navidad, una experiencia que siempre era más una tortura que otra cosa, y no porque a él no le gustase hacerle regalos a sus niños, sino porque no había forma de evitar ser arrastrado por Sirius a las dichosas compras y aquel individuo era bien sabido que no tenía juicio, de manera que, como decía Grace, habría sido mejor que años atrás, adquiriese alguna tienda y sería menos problemático.
A pesar de todo lo anterior, Jason no tenía ni la más mínima idea de lo que se avecinaba, y que haría de aquel diciembre, uno de los más agitados que había vivido.
Una vez que estuvo listo para marcharse, se alarmó al no ver a Lyra en la cama donde la había dejado cuando entró a bañarse, de modo que salió corriendo de la habitación y casi colisiona con ella.
Aunque Jason siempre había sido un individuo ecuánime que conservaba su sangre fría, aunque lo estuviesen apuntando un centenar de varitas, y aquella frialdad solo variaba si se trataba de Lyra, sus hijos, o Sirius, con el tiempo, el crecimiento de la familia, y, más importante todavía, los muchos virus a los que habían tenido que hacer frente en los últimos años, escuchar que alguien no estaba bien, fuese quien fuere, ya lo alteraba mucho. Sin embargo, algo de su ecuanimidad, y mucho de su mal carácter, hizo aparición.
Jason siempre se había preguntado, muy neciamente, por cierto, por qué cuando los chicos hacían algo que Lyra encontrase cuestionable, eran sus hijos, pero sacó aquello de su cabeza y dándole un apresurado beso a su mujer, se dispuso a encaminarse a la habitación del desteñido.
Jason decidió que, si aquel imbécil quería morir, no era su problema y ya estaba bastante retrasado, así que le dijo a Lyra que la esperaría para acompañarla al ministerio, pero como ella dijo que no, algo que por empezar no le gustó a él, decidió que mejor se marchaba, porque si veía en aquel momento a Louis, él mismo le haría el dudoso favor de despacharlo.
Nadie entendía por qué razón, si Sandy ya había aceptado casarse con Louis, seguía sin hacerlo, y solo había dicho que no se casaría si su hermano no estaba presente. Aunque algunos entendían el asunto, también sabían que la ausencia de Cassander podía extenderse por mucho tiempo, y estaban bastante seguros que entendería que el matrimonio se llevara a cabo en su ausencia, pero hasta el momento, nada habían conseguido, salvo Louis, claro está, que había aumentado sus viajes al hospital.
Lorena, que al igual que sus desquiciados progenitores era muy contraria al matrimonio, había dicho que todos eran muy necios, empezando por Louis, pues a todos los efectos prácticos era el marido de Sandy y padre legal de Haziel, pero Louis insistía en que un esposo no se vería obligado a tener una habitación aparte.
Jason sacó a todos sus parientes de su cabeza en cuanto llegó al hospital, pues aquel día tenía jornada con los estudiantes, algo que solía disfrutar mucho, solo que aquella no sería de las más agradables, porque había una señorita muy falta de juicio que había decidido perseguirlo, para odiosa burla de Altair.
Hacia el final de la mañana, Altair vio la hora y emprendió la carrera dejando a Ben con la palabra en la boca.
Sin embargo, Ben decidió seguirlo, pues se le hacía muy extraña aquella actitud en aquel momento, pues discutían un caso que sabía le interesaba a su primo.
Editado: 01.09.2025