Historias Inconclusas

Cap. 50 Carrusel de emociones

Cuando Ben se desocupó y fue a la sala en la que estaba Tyler, ya Jason había terminado de atender a Louis.

  • ¿Louis? —preguntó el chico con asombro —No mencionaste que hubiese resultado herido
  • Y no lo fue, o al menos no en batalla —contestó Tyler, pero no hubo tiempo para mucho más, porque Louis estaba recuperando el conocimiento
  • ¿Qué…? —comenzó, pero se detuvo al ver a los tres sanadores

En forma automática y mientras su memoria le iba devolviendo las imágenes correspondientes a los últimos acontecimientos, se llevó una mano al pecho.

  • ¡Voy a sacudir a ese condenado…!
  • ¡Ey! —lo detuvo Jason —Ese condenado, es tu sobrino Altair —completó para sorpresa de Ben

Los ojos de Louis se agrandaron, porque ciertamente el ataque de Altair había sido tan violento y veloz, que él no había alcanzado a ver nada y lo único que había registrado era el intenso dolor en el pecho, pero en realidad nunca vio ningún rayo volar hacia él. No obstante, una vez que Louis entendió lo que había sucedido, igual empujó a Jason con intenciones claras de levantarse.

  • ¿Qué sucede contigo, infeliz? ¿Acaso piensas atacar a tu sobrino?
  • Louis, entiendo que estés molesto, pero en realidad… —estaba diciendo Tyler
  • Dejen de decir estupideces ustedes dos, lo que intento es salvar su cabeza, porque Anni va a arrancársela
  • De ser así asumo que es tarde, porque componerte me llevó cierto tiempo, así que lo más probable es que a estas alturas, la discutida cabeza haya rodado —dijo Jason

Tyler se llevó una mano a la frente y pensó que ambos tenían razón, pero mientras Jason estaba atendiendo a Louis, él se había olvidado de su hijo y ahora estaba reprochándoselo. Ben por su parte abandonó la sala, muy preocupado, porque más que el posible y casi seguro ataque de Annette, lo que lo mortificaba era la reacción de Altair. Sin embargo, después de hacer un último recorrido por las salas para asegurarse de que todos los heridos evolucionaban bien, decidió ir a casa y esperar.

Si bien Jovan era un niño pequeño aun, ya estaba en capacidad para hacer ciertas cosas por sí mismo, y esta capacidad se la había proporcionado más que su edad, la vida que le había tocado llevar al lado de unos progenitores que nunca lo quisieron, de modo que cuando Oriana entró a la habitación la mañana siguiente, Jinx, el elfo doméstico a su servicio intentaba convencer a Jovan para que se dejase ayudar mientras el chico luchaba con los cordones de sus zapatos.

  • El niño no permite que Jinx lo ayude, ama —se disculpó la criatura
  • Está bien, Jinx, yo me ocupo. Dile a Jason que en seguida bajo
  • Sí, ama —contestó el elfo desapareciendo a continuación
  • Yo puedo solo, tía —dijo Jovan cuando ella se acercó
  • Ya veo, pero creo que puedo enseñarte una forma más fácil ¿me permites?

El chico asintió y Oriana se agachó mostrándole a continuación cómo hacerlo. Jovan puso la mayor atención y una vez que ella concluyó, él deshizo lo que ella había hecho para hacerlo por sí mismo.

  • ¡Es verdad! —exclamó —Es más fácil

Oriana sonrió y se preguntó si alguien se había molestado en enseñarlo, pues era evidente que, aunque lo lograba, era más bien un nudo muy mal hecho lo que conseguía. Después de eso Jovan se mostró más dispuesto a que ella lo ayudase con el cinturón y luego estuvo listo para bajar.

  • Dobro… —comenzó a saludar Jovan, pero se detuvo —Perdón, buenos días, padrino
  • Buenos días, Jovan —lo saludó Ben —Y no tienes que disculparte —agregó sonriéndole

Aunque las gemelas aun no comían mucho y a esa hora menos, igual estaban presentes en todas las comidas, y su única meta parecía ser alborotar tanto como les era posible.

  • ¡Jov! —exclamaron ambas dejando a Ben en paz y dirigiéndose al niño

Una vez que él las saludó, ellas pusieron mucho empeño en hacerlo beber de sus tazas, pero él se las arregló bastante bien para no hacerlo.

  • Padrino, ¿y mi papi? —preguntó el niño cuando terminaron de desayunar
  • Tuvo que quedarse en el hospital

A Ben no le gustaba mentir y siempre había sostenido furiosos pleitos con Cassander y con Altair por ello, ya que era a él quien le tocaba mentir por ellos, pero al menos en esta ocasión era muy necesaria la mentira, porque aquel pequeño individuo parecía preocuparse en exceso por el díscolo sujeto que se había rifado como padre.

  • Está bien, ¿verdad? —preguntó Jovan reflejando en su tono la mencionada preocupación

Aunque Ben al igual que todos, conocía la historia de Jovan, en principio a él le había parecido que para estar tan pequeño sufría de una angustia exagerada, pero luego se dijo que era natural que se preocupase, porque aparte de que Altair le había demostrado más interés y más amor en el tiempo que llevaba a su lado que sus padres en sus pocos años de vida, el chico también sentía un lógico temor al abandono. De manera que después de tranquilizarlo con respecto a la seguridad y el bienestar de Altair, se despidió de él y de su familia, y mientras Oriana marchaba con los niños a Inverness, él decidió arriesgarse y averiguar si en realidad su primo estaba tan bien como él acaba de asegurárselo a Jovan, o si por lo menos estaba entero.

  • Solo hazme saber si estás vivo, hermano —y recibió la respuesta cuando estaba entrando al hospital.
  • Lo estoy




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