¡PUM!
Suena a lo lejos la detonación de un arma sin mal no recuerdo sería un fusil, sostengo en mis brazos a Jorge Monsalve mientras este va perdiendo la conciencia poco a poco, tanto su cuerpo como el mío se ve magullados de heridas por combate y mi amado en un hilo de voz pide que lo deje mientras grandes lagrimas recorren mi rostro, siento como se va desvaneciendo su cuerpo entre mis brazos y solo lo aferro más a mi cuerpo mientras le repito que lo amo y que nunca lo abandonare; detrás se oye una segunda detonación y su imagen desaparece al mismo tiempo, me levanto de golpe tras el sonido ensordecedor y percibo que estoy bañado en sudor.
- ¿Oye estas bien? - escucho decir a mis espaldas, me volteo de inmediato y percibo su imagen con unos gestos de preocupación en ello.
Me levanto con prisa de la cama y me dirijo al lavado del baño del cuarto, sentir la baja temperatura que tiene el agua a esas horas del día me hace entrar en razón nuevamente relajando un poco más mi cuerpo tras la pesadilla que siempre me acompaña.
- ¿Oye, Johny... volvió a pasar? - su voz grave resuena cerca de mi como una armoniosa canción que me genera serenidad y solo giro un poco para darme cuenta de que estaba detrás de mí, tomo con mis manos frías su cálido rostro que se va enrojeciendo poco a poco por el tacto, sonrío levemente expresando que me encuentro mejor, sus carmines y redondos labios se mojan un poco tras pasar mi dedo pulgar sobre ellos y los acompaño con un dulce beso mientras que sus brazos me rodean en un tierno abrazo.
- Descuida estoy mejor, solo fue la misma pesadilla... no te preocupes – digo tras separarnos del beso fugaz.
- Me da gusto saberlo, el desayuno ya está servido, lo dejé en el comedor y recogí un poco los papeles que había en tu mesa de trabajo y en la cama ya que parece que ayer acabaron un poco más tarde de lo normal.
- Justamente te quería comentar, a pesar de todo estos días el trabajo se puso más pesado, y con más razón por la temporada de vacaciones de los universitarios de la zona, ya sabes “esa” temporada.
- Ja, ja, ja, ja; pero bueno lo que más interesa es que hay trabajo en estos tiempos.
- Claro, claro... este, ¿qué hora es?
- ¿Son las 9 con 5 minutos de la mañana, por?
- ¿No se hace un poco tarde para llegar a tu trabajo señor Monsalve?
- Diablos si lo dices así ya ni ganas de ir a trabajar dan – menciona mientras que su voz se hace un poco más grave y sus gestos se vuelven seductores.
- ¡Hay!, no me salgas con eso ahora, mejor ve antes que te reporte el jefe
- Bueno hasta luego cariño - finaliza dando un tierno beso como despedida.
Tras salir junto con Jorge del cuarto los recuerdos me invaden de una nostalgia tan inmensa que ni sabría como trasmitirla, verlo cruzar la puerta me adentro más a mi mente a esos tiempos que era difícil verlo con tanta frecuencia. Jorge Monsalve, un joven dos años mayor que yo, lo conocí en los últimos años de estudios escolar él se encontraba en último año y yo en penúltimo año, el día que nos conocimos fue muy gratificante, éramos estudiantes de la técnica de programación ese día me encontraba un poco ansioso tras realizar un trabajo de grado para la técnica, pero el problema era que no importaba las distintas formas que iniciase o siguiese el código siempre resultaba algún error que me hacía repetir el código completamente, era tan frustrante que mis manos sudaban, mi tic del pie se volvía intenso y el dolor de cabeza se incrementaba cada vez más, “oye, estas bien?” esas simples palabras que provenían de un chico que se encontraba a un costado mío me sacaron de mis pensamientos, esa voz grave que genero un sentimiento de seguridad y calma resonaba en repetidas ocasiones en mi interior, le explique lo ocurrido y muy amablemente el joven se presentó y me brindo ayuda y así solo iniciamos. Nos reuníamos para hacer tareas juntos así no fuéramos del mismo grado, la mayor parte del tiempo el me ayudaba en aquellos trabajos que no lograra comprender, a fin de cuentas, no todos los encuentros fueron para hacer tareas, nos gustaba salir a comer algo o ir a caminar y quedarnos en algún parque cercano conversando o planeábamos una salida donde dejábamos a la suerte que hacer o a donde ir.
Todo parecía ir bien, teníamos buena comunicación, pasamos de ser grandes amigos a ser pareja, el sentimiento nos envolvía de forma muy cálida, era lo más hermoso que alguien pudiese ver, a pesar de todo no éramos la pareja perfecta, siempre ocurría algo que se interponía y era difícil manejarlo pero con el tiempo nuestra comunicación se volvía la base de mantener todo en pie, por más difícil que fuese, hasta que un día no volvió a responder mensajes y su familia me comento que se ganó una beca en una universidad privada con internado así que él fue allá y que de ahí no sabían nada más, cada día se volvía un vacío más y más grande, el cansancio me ganaba así que cuando me sentía muy frustrado terminaba ayudando a mi padre con las cuentas de su entidad de bienes raíces o terminaba durmiendo para después seguir con los trabajos de el ultimo grado, si, sin pensarlo viví un amor hermoso por unos meses hasta que él se graduó y recibió el mensaje; logre graduarme con éxito, tenía temporadas donde me sentía tan solo que terminaba por ir al bar de uno de los locales que la entidad que mi padre maneja, al poco tiempo me atrajo las diversas formas de generar bebidas alcohólicas con llamativa, me hice amigo del dueño del bar y este me fue enseñando de a poco el manejo de un bar al igual que me enseñó a ser un barman. Solo tenía 22 años cuando un día recibí la llamada que mi padre fue internado en el hospital ya que le hizo metástasis una enfermedad terminal que este teníamos, sabíamos que él se encontraba mal desde hace mucho pero no esperábamos que esto fuera a pasar tan pronto, el dolor me invadió, ni yo sabía que sentía, esto era muy doloroso, pero a pesar de todo seguí su legado administrando su empresa de bienes raíces y en las noches trabajaba con el jefe en el bar no solía tener un buen tiempo de descanso pero me la pasaba ocupado en la mayor parte del tiempo, todo se estaba volviendo en una monotonía, era un fastidio me encontraba la mayor parte del tiempo agotado hasta que llego un caso especial en el bar, una joven de 24 años, la distinguí ya que vivía en la zona roja en los edificios más viejos que tenía la empresa que tome, llego al bar con un vestido negro que le llegaba un poco arriba de las rodillas aproximadamente unos 10 centímetros antes de tocar sus rodillas, se le notaba un poco incomoda la chica estaba acompañada de una de mis amigas de la infancia Aida Martínez quien venia con un vestido muy encantador que resaltaba su esvelto cuerpo, las detallo tras ser las mejores vestidas en el bar, se sientan en la barra y ordenan dos Empress old fashionned una bebida asombrosa que enamora a quien la detalla cuidadosamente, se las preparo con rapidez y finalizo con un decorado con una tira enroscada de cáscara de limón y se los entregó a instante puedo ver la tímida compañía de mi amiga la cual buscaba como entablar alguna conversación cosa que tomo la iniciativa.
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Editado: 22.10.2023