historias llenas de franqueza

capitulo 10 ~ “sin preguntar ...” 

 

 

Adela empieza a sentir como un nudo en la garganta se forma, cosa que este impide el paso de alguna palabra, siente que el corazón se acelera de una manera exorbitante causando punzadas leves en el pecho haciendo que duele al punto de que puede morir, sentir que todo el mundo se derrumba tras un largo periodo de calma, sentir una tempestad acercándose. Todo se siente tan irreal para ella, se supone que nunca volvería a verlo, se supone que moriría, se supone que esto no pasaría. O eso creía ella. 

-oye Adela... 

Se oye a lo lejos un llamado, su cuerpo se enfría y sus manos empiezan a temblar, no sabe cómo responder, no es ella. 

-Adelaida, pasa algo? - susurra Johny como último llamado. 

-este... yo – sisea Adelaida. Reacciona de golpe – es un gusto conocer al señor R7, será todo un honor trabajar con usted y los demás. 

Johny se da cuenta de lo ocurrido y le da un golpe leve en el brazo a la pobre Adelaida, que reacciona de a poco. 

-Adela, como que hoy dormiste demasiado para que te dé tan temprano la garrotera. 

-¿acaso me estás espiando?, sé que soy un koala, pero tampoco es para que me arrebates la rama tan bruscamente. 

-mejor responde cuando tus chistes den risa Adelaida. 

Con esto todo el grupo ríe, el único que no responde que solo se inmuta a hacer una leve reverencia como saludo es el mismísimo Alan, quien no demora en tomar su lugar en la barra y pedir una margarita. 

La noche pasa rápido, era temática de música vieja, todos toman como locos las primeras 4 horas hasta que alguien se sube a la barra por un mix de Andrés cepeda y coincide con una chica ebria de nombre Adelaida. 

-¡súbanle, que esa es mi canción! - grita llena de euforia. 

De fondo empieza a sonar la canción <<tengo ganas>> y después de este lo acompaña la voz de Adelaida y el chico de la barra 

- Tengo ganas 
Tengo tiempo y mil canciones que cantarte 
Tengo historias, tengo cosas que contarte 
Más hoy, tengo tu llegada y mi mano, voy a darte 

Ambas voces toman lugar en el lugar, dejando a todos a su disposición tras una perfecta armonía mezclada y un angustiado Alan solo es capaz de mirar de lejos la escena, trayéndole un leve déjà vu de hace años 

- Dame solo un momento 
Dame amor del más cierto 
No te pido más nada 

Dame de tu mirada 
Y de tus sentimientos 
Siente si estoy sintiendo 

No te quedes 
No revises el pasado que entristece 
No te niegues si el amor, te pertenece 
Ven y siéntate a mi lado, mira el día que amanece 

No respondas callada 
Mucho menos ahora 
No me digas mañana. 

Una mirada entristecida se asoma de un joven que admira a su antigua amante, quien canta a todo pulmón esa canción que ambos amaban oír a solas. Una joven deja salir esas lágrimas que la perturban al cantar con el corazón aquello que no volverá a decirle a ese joven que un día la enamoro al punto de sacrificar todo aquello que ama. 

Tras una hora y media de música viejita, uno de los chicos cambia la temática para mover un poco más el ambiente para empezar a jugar con el grupo y un poco de alcohol, animando a todos a participar, desde el jefe del establecimiento hasta el jefe de la agencia y sus empleados. 

Ya cerca de las 1 de la mañana se empezaron a llevar a los miembros que conformaba el grupo en sus propios autos, dirigidos por los asistentes establecidos para estas ocasiones que ellos mismos contratan, los últimos que quedaban en el establecimiento que eran Miguel, quien sobrevivió a los infernales juegos con los shots, cosa de lo que no podemos decir que corrió con la misma suerte el mismísimo Monsalve el jefe, ya que por cubrir a su esposo Johny cada que perdía, sumando los shots que él tomaba por ser pésimo jugador, y por últimos un serio Alan. 

Johny le pide a Adelaida que acompañe a su ebrio marido a casa con ayuda de los dos hombres que quedan. 

-cómo es posible que esa chica pequeña sea capaz de hacer emborrachar a todos – cuestiona un miguel asombrado al cargar por el lado derecho a su nuevo jefe 

-ella es como un cofre del tesoro, está llena de sorpresas que no te puedes ni imaginar – Alan habla por primera vez en la velada. Carga por el otro lado a su nuevo jefe. 

-pensé que te habían comido la lengua los ratones – se burla su contrario 

Este solo responde alzando los hombros, mientras que llegan a la suite donde se hospeda Johny y su esposo. 

Adelaida entra con prisa y se escabulle al baño, mientras que los dos chicos dejan a su jefe en uno de los cuartos de la suite; los chicos se pasean por el lugar hasta llegar a la sala donde detallan detrás de ellos la llegada de una agotada Adelaida con cara de haber vomitado, esta entra como pedro por su casa a la cocina y saca unas botellas y les pasa una a cada uno de los chicos. 

-las bebidas carbonatadas ayudan a digerir las partículas de alcohol que entraron en nuestro sistema el día de hoy, así que tómenla, van por mi cuenta. 

-no me lo esperaba, eres muy amable señorita Adelaida. 

-no seas tan formal fuera de trabajo, no tienes que hacerlo, ja, ja, ja. 

-perdona es un hábito 

De la nada un golpe en seco suena y todos giran en dirección de donde este proviene, se evidencia a un serio Alan todavía apretado la botella de vidrio que resonó contra la mesa de centro de la sala, la suelta al notar la atención de sus acompañantes y se levanta de golpe, agarrando la muñeca de Adelaida para finalmente salir del lugar. 

-oye, ¿Qué te pasa?, suéltame - refunfuña la enojada Adelaida al llegar al parque cerca de la zona roja. 

-¿qué te pasa a ti? - Alan le mira a los ojos llenos de recelo, detallándola cuidadosamente. 

-¿y a ti que te importa eso? - reclama Adelaida, tragándose el dolor de responderle así a la persona que más ha influido en su vida.  




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