Una desconcertante llamada se avecina desde el teléfono de Alan, este deja aún lado su tableta gráfica con su trabajo para tomar la llamada que identifica de prisa.
-buenas noches, Honey.
-No me llames así, ¿qué necesitas?
-hable con Monsalve y me dio su autorización para que hagas un trabajo para mí.
-¿para qué soy bueno?
-tengo un cachorrito que necesito que me cuides, puede ser muy tosca tras lo que paso, necesita tiempo y menos presión. Tengo una mala corazonada, así que tendré activo el código que el cachorrito sabe, así que te pido que la cuides por mí, hablaré con alguien más que vive con ella para que no te preocupes mientras llega el cachorrito.
-sé que ella no está bien, no le digas así.
-¿Cómo piensas corregirme?
-ya lo veremos – finaliza Alan. El tono de llamada finalizada resuena unos segundos para luego desaparecer, así como todo su pasado que lo persigue.
Se prepara rápidamente, pero no se encuentra tranquilo, una y otra vez se cuestiona que hacer donde ella se altere nuevamente y no sea quien la ayude como antes en estas situaciones, toma lo necesario y lo guarda en su maleta. Se mira por última vez en el espejo de su desolado y poco habitado apartamento para salir en la dirección que le indica un mensaje que llego mientras estaba en llamada junto con un guion a seguir en caso de que la familia de “ella” lo encueste.
…
Llega a la casa indicada en el carro que le dio un vendedor que lo salvo cuando este llego a un pueblo en una mala condición al punto de colapsar. Una casa unifamiliar de tres pisos subdivididos, con un amplio garaje y colores pasteles que lo hacían ver un cálido y dulce hogar.
-sí, él ya está acá como dijiste – dice Carina en llamada mientras abría la puerta, encontrándose con un moreno alto, algo encorvado, con unos ojos profundos que mostraban su rastro de luz vital. - espérame un segundo – le susurra a esta y extiende la mano para estrecharla con la de Alan – es un honor conocerlo joven, soy la tutora legal de Adelaida, Carina Sandoval para servirle, Adela llegará en una hora, ahora estoy ocupada así que puedes conocer el lugar.
-el gusto es mío, una disculpa por el atrevimiento.
Sin más, Carina desaparece por los pasillos de la casa en llamada todavía, a lo lejos oye una puerta cerrarse y dirige la mirada de donde proviene eso, en la segunda plata desde las escalas se ve un par de cabezas asomasen de unos niños que lo dejan estupefactos.
Uno de los chicos baja muy animado tomando la iniciativa – oye, ¿sabes jugar videojuegos?
-sé un poco, pero podrías enseñarme.
El pequeño lo guía hasta el cuarto de juegos y se presenta Caleb junto con su hermano mayor Joshua, el par de gemelos toma turnos para jugar un nuevo videojuego en compañía de Alan, los gemelos empiezan a congeniar a la perfección con Alan y estos se vuelven algo bullosos al notar la excelencia con la que juega sin ninguna falla, hasta que sueltan un grito mucho más fuerte donde se unen ambas voces y se escucha como entra alguien de golpe al cuarto de juegos.
Estaba a la defensiva, tenía su antigua navaja mariposa con ella escondida en su antebrazo, el temor se reflejaba en su respiración, en su mirada se podía percibir la ira, estaba lista para contra atacar, pero algo la calmo de golpe.
-¿tía? - dice Caleb, algo asustado tras percibir como entro de la nada.
Está oculta el filo de su navaja y la guarda en su lugar, se deja ganar por los sentimientos mientras que sus piernas pierden estabilidad y cae a centímetros de ellos.
-perdón... perdón, mis pequeños, en serio lo siento … - solloza una pobre chica de tez morena que no deja de llorar mientras cubre su rostro para que los gemelos no percibieran esa escena.
Los pequeños corren hacia su tía y la abrazan fuertemente, consolándola tras ver su reacción, como si no fuese la primera vez. Tras calmarse esta nota la presencia de Alan que se queda expectante y se la lleva a rastras hasta el piso superior.
-tú... ¿No te basto lo de la noche de bienvenida? - habla por lo bajo para que los pequeños no los escuche.
-cálmate, Adela... no vine con ese fin, el SR. Monsalve me llamo para que te ayudara a dar inicio a la caza...
-¿por qué?...
-¿ah? - Alan queda confundido a su pregunta mientras esta lo empuja dentro de un cuarto mientras mira a las afueras de este, escondiéndose poco a poco en el bordo al escuchar unos pasos por el pasillo, cierra la puerta detrás de ella y retoma la conversación.
-no sabes … Lo que se va a desatar solo con tu llegada... por favor vete.
Su voz pierde fuerzas, pierde vida, sus ojos se llenan de pequeñas perlas cristalinas que humedecen sus mejillas. Pero un pequeño punto se percibe entrar al cuarto, que camina por todo el cuarto, pero llega hasta su destino posicionándose como si fuese un bindi, el punto rojo de la frente que suele ser usado en mujeres de Asia meridional.
Alan se percata de este pequeño punto y mira de reojo afuera del gran ventanal que tiene el cuarto, que está extrañamente abierto de par a par como si fuese planeado, toma de golpe a Adelaida entre sus brazos cayendo al suelo.
Unas detonaciones resuenan en el cuarto, ambos tiran el closet al suelo poniéndolo de barrera, Adela se adelanta y levanta un tapete que está bajo su escritorio de trabajo para detrás de este levantar una sección del suelo y abrir un compartimento sacando algunas pistolas de fogueo con el suficiente alcance para el francotirador, ya posicionados empezaron a defenderse siendo un intercambio largo de balas, Adela encarga a Alan que cubra su espalda y esta sale como puede del cuarto e ir tras los gemelos y su mejor amiga que se esconden en el cuarto de juegos, Adela le pasa el celular a su mejor amiga que activa el código por ella mientras vigila que no haya ningún infiltrado en el lugar.
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Editado: 22.10.2023