¡Al mirarte!

Te miro y te veo sonriendo, como siempre. Y automáticamente sonrío yo...A día de hoy no entiendo el poder que tienes para hacerme feliz. No eres consciente de la perfección con la que actúas, incluso cuando te equivocas lo haces con una dignidad que pocas veces he visto en otra persona. Eres como esa canción que pones una y otra vez y cada vez descubres acordes nuevos, melodías que no habías apreciado antes... Me gusta saber de ti de principio a fin, me gusta disfrutarte por si empiezas a acabarte. Porque lo bueno siempre acaba, y tú eres lo mejor que me ha pasado en años. Te tocas el pelo una y otra vez, nervioso...y me dan ganas de devorarte a besos para devolverte la seguridad que alguien te quitó. Siempre me dices que te han hecho mucho daño, y lo sé. Pero también sé que quien verdaderamente te conozca y se haya atrevido a destrozarte o está loca o tuvo miedo de un amor tan sincero como el tuyo. Porque el amor a veces asusta, a mi me aterra, pero por ti arriesgaría más de lo que imaginas, mucho más. Sigues aquí a mi lado, conduciendo mientras yo voy imaginando todo esto. Me das la mano, y siento que juntos somos más fuertes. Los rayos de sol caen sobre tu cara, tus ojos verdes me miran y me dices : “ ¿Oye, y dónde vamos hoy?” Y me dan ganas de decirte que al fin del mundo si es de tu mano. Porque me da igual donde vayamos mientras estés tú, porque eres calor donde hace frío, porque eres confianza, druida en la batalla, amigo y amor. Porque contigo hasta los silencios son cómodos. Pero como siempre te respondo : “No lo sé”, porque yo nunca parezco saber nada, porque callo hasta cuando necesito gritar, porque soy una cobarde, una cobarde que pierde siempre por el miedo a no ganar, una cobarde que se muerde los labios y aprieta los nudillos para no “estropear nada” , una cobarde que no tiene remedio, pero una cobarde que está loca por ti, una cobarde que por tal de no perderte dejará de serlo. Bésame y hazme olvidar que algo puede salir mal. Te quiero.