Historias que caben en el bolsillo

Los canarios

El hombre vio dos golondrinas caminar por la terraza.

De forma casi religiosa, el hombre sacaba todos los días a la terraza a una pareja de canarios. No lo consideraba rutinario, tampoco una obligación. Genuinamente le gustaban esas pequeñas y pintorescas aves. Lo llenaba de regocijo escucharlas cantar al despuntar la mañana.

Habían sido un regalo de su esposa. En palabras de ella, eran la representación de su amor.

—Mmm… ¿No crees que es extraño que digas que los canarios representan nuestro amor? —le preguntó el hombre a su esposa aquella vez.

—¿Extraño, por qué?

—… No, por nada. Solo una bobada que se me ocurrió.

«La bobada» fue el siguiente pensamiento: Si una pareja de canarios enjaulados representa el amor de dos personas, ¿significa entonces que, de cierto modo, el amor es una jaula?

Un día, el hombre notó por primera vez la llegada de las golondrinas. Recorrían de un lado a otro la terraza, y los canarios las miraban con atención. Para ellos, que solo conocían el mundo limitado a los barrotes, seguro estos nuevos visitantes eran criaturas fantásticas, o tal vez monstruos indescriptibles.

Las golondrinas se acercaron a la jaula. El canario macho extendió sus alas azuladas y batió con fuerza el aire. Las golondrinas se alejaron. A los segundos volvieron a acercarse y el canario volvió a realizar el extraño gesto. Este proceso se repitió tres veces, hasta que las golondrinas no se aproximaron más. ¿Qué les quería decir el canario? A continuación, el canario hembra, de plumaje amarillo, esparció alpiste por la terraza. Las golondrinas se acercaron despacio, y empezaron a comer.

Este ritual, extraño e incomprensible para el raciocinio humano, forjó una relación entre ambas especies de aves. Desde aquel día las golondrinas visitaban con regularidad la terraza, comían del alpiste que los canarios les brindaban, les hacían compañía y se marchaban con las primeras señales del anochecer. Los canarios cantaban con su llegada. Incluso, hacía apenas una semana, el hombre observó cómo una golondrina trajo entre su pico una pequeña flor amarilla, quizás un botón de caléndula.

Se volvió tan común ver a las golondrinas, que cuando llegó el momento, el hombre les colocó un poco de agua y comida. Porque esta pareja de golondrinas, que hoy habían regresado, ya no encontrarían los cantos de bienvenida. Hacía cuatro días que habían muerto los canarios, a tan solo ocho días de la separación de su esposa. Si aquellas aves eran la representación de su amor… ¿sus muertes significaban que ese amor había llegado a un fin definitivo?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.