Historias Que No Te Dejarán Dormir

Viaje Sin Regreso

Hace varios años mi abuelo falleció, cada año iba de vacaciones con mis padres y mis hermanas a visitar a mi abuela, pero, este año fue diferente, al llegar me sentí como mareado, lo que me produjo un miedo terrible, aparte de eso, traté de pensar en otra cosa y calmarme, pero, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo, miré a paranoico a mi alrededor, pero, para mi suerte no vi nada, todo estaba vacío y tranquilo, hasta que vi algo moverse, me asusté, corrí hacia donde mis padres y me acerqué a ellos.

Vi a mi abuela, y la abracé, ella me abrazó también y me besó la frente.

-Abuela, yo vi algo afuera, detrás de la casa, me dio mucho miedo-Dije asustado.

-Tranquilo Robert, de seguro fue algún animal de esos que andan por los alrededores-Dijo ella calmada.

Nos sentamos a la mesa a cenar, y cuando terminamos, hablamos un rato, pero, luego nos fuimos a acostar, por lo general yo duermo con mis padres, pero, hoy no, según mis padres y mi abuela, ya estoy muy mayorcito como para dormir acompañado, entonces tuve que dormir en la habitación para huéspedes.

Me acosté, me cubrí con una sábana hasta el cuello, cerré los ojos y sin darme cuenta ya estaba dormido, de la nada siento que un par de brazos fríos rodeaban mi cuerpo y me abrazaban, pero, estaban demasiado fríos, cortaban mi piel, rasgaban mis músculos, destrozaban mis huesos y de pronto... Desperté, miro a todos lados, toqué todo mi cuerpo asegurándome de que afortunadamente estaba completamente bien, inmediatamente di por hecho que había sido una pesadilla, me acosté otra vez, me cubrí con la sábana otra vez, cerré mis ojos nuevamente, traté de soñar algo bueno, pero, no dejaba de pensar en esa pesadilla, fue tan.... Tan.... Rayos, tan real.

Sentía una fuerte presión en mi pecho, el latido de mi corazón en todo mi cuerpo, tanto así que me dolía mucho el pecho, es como si se me fuera a salir, de pronto empecé a hiperventilar, estaba jadeando fuerte, casi no podía respirar, un escalofrío recorrió mi columna desde abajo hasta la nuca, se me puso la piel de gallina, tenía miedo.

Sentí que dos manos sujetaron mis tobillos con fuerza y empezaron a halarme, no podía ver, todo estaba sumamente hundido en la oscura penumbra de la noche, por alguna razón extraña, intenté en repetidas ocasiones gritar, pero, no me salía nada, estaba sumamente atemorizado, de un momento a otro las manos me halaron tan fuerte que me tiraron al suelo, estaba mareado, desorientado, traté de levantarme, pero, en ese instante esas manos nuevamente sujetaron mis pies como grilletes y esta vez me halaban con gran fuerza hacia debajo de la cama, mis lagrimas salían de mis ojos, recorrían mis mejillas hasta llegar a mi barbilla y de ahí caer al suelo, pero, no podía gritar.

Traté de hacer resistencia a tal fuerza, pero, era en vano, sentí una de las manos aflojarse, aproveché y halé mi pierna con fuerza, logré liberar esa pierna, instintivamente empecé a patear hacia atrás, hasta que golpeé algo, al hacerlo, escuché una especie de alarido espantoso y nauseabundo, sinceramente no sé lo que era esa cosa que acababa de golpear, pero, estoy agradecido de no saberlo, al golpear eso con la pierna me soltó la otra, no lo dudé y empecé a correr hacia la puerta, al llegar a ella me di cuenta de que de que estaba cerrada, tomé la perilla y por más que la movía y giraba, no quería abrir, estaba tan nervioso que no me había dado cuenta que la puerta tenía el seguro puesto, al verlo, lo quité, abrí la puerta y salí corriendo.

Corrí a la habitación de mi abuela en ningún momento miré hacia atrás, por que sabía que si miraba hacia atrás me iba a invadir el miedo así como la oscuridad y me iba a quedar paralizado, al pasar por la habitación de mi abuela la cama estaba vacía, seguí corriendo por el pasillo y al pasar por la habitación en la que se encontraban mis padres, lo primero que miré fue la cama y tampoco vi a nadie, giré y empecé a bajar las escaleras, ya que todas las habitaciones estaban en el segundo piso, bajaba lo más rápido que podía, cuando ya estaba llegando al pie de las escaleras tropecé y caí.

Escuché esos pasos rápidos detrás de mí, rápidamente me levanté y cuando di el primer paso, sentí como se quebrantó mi alma, todo mi ser destruyó y cayó hacia abajo hasta chocar completamente con el suelo, nunca en la vida había sentido tanto dolor, miré hacia mis pies y vi que uno de mis tobillos se había roto al tropezarme con la escalera, tenía tanto miedo que la adrenalina en mi cuerpo me impidió sentir la torcedura de mi tobillo.

Eso no me detuvo, me levanté con el dolor de mi alma y cojeando llegué hasta la puerta, la abrí, vi la luz de la luna, estaba tan feliz que no cabía dentro de mí mismo, cuando estaba apunto de salir de la casa sentí como fui lanzado hacia atrás y la puerta cerrarse delante de mí, en ese momento pensé que ya no había nada más que hacer, había llegado mi hora, me estaba arrastrando, para tratar de escapar, pero, esa cosa me agarró, me levantó, me lanzó al suelo tan fuerte que quedé inconsciente, pero, antes de desmayarme escuché una voz dentro de mi cabeza decir ''No te vayas que la fiesta apenas comienza y tú eres la cena''.



#1134 en Terror
#6248 en Thriller
#3564 en Misterio

En el texto hay: miedo, suspenso, terror

Editado: 09.10.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.