Historias que quisimos callar

Capítulo 47: Me enamoré de una reclusa sin saberlo

Todo empezó con una carta.

No fue una carta dirigida a mí. Era parte de un programa social al que me metí casi por accidente. Estaba buscando horas de voluntariado para cerrar un ramo de intervención comunitaria y terminé en un taller de escritura para personas privadas de libertad.

Yo no tenía expectativas. Pensé que sería algo frío, burocrático, casi decorativo. Pero cuando me entregaron el primer sobre, con mi nombre escrito a mano y una tinta deslavada, algo cambió. Había una persona ahí. No una “reclusa”. No una “condenada”. Una mujer. Una voz.

La carta era torpe, sin puntuación, escrita en frases largas como si le doliera parar. Me hablaba de la rutina, de cómo la ventana de su celda daba a un árbol, de lo que soñaba con comer cuando saliera, de cómo echaba de menos reír sin miedo. Al final, había una línea subrayada:

"No sé si aún tengo permiso para sentir cosas bonitas, pero escribirle me ha devuelto algo de eso."

Me tocó.

Le respondí sin mucha estructura. Fui honesto. Le conté que no sabía qué estaba haciendo, que me sentía torpe, que no sabía cómo hablar sin sonar condescendiente. Le pregunté por sus libros, por su infancia, por su comida favorita. Le dije que no necesitaba escribir bonito, solo real.

Y siguió escribiendo.
Y yo también.

Pasaron semanas. Después meses.

Cada carta suya era un pedazo de mundo que se abría para mí. Me hablaba de otras internas, de las risas tristes, de la música que escuchaban en la radio, de cómo una reclusa lloraba cada vez que leía en voz alta. Pero también me hablaba de ella. De su risa. De lo que extrañaba de sí misma. De la mujer que había antes del encierro.

Nunca me contó por qué estaba ahí.
Y yo nunca pregunté.
No porque no me importara, sino porque entendí que hay heridas que no se abren con cualquiera.

Un día, en una de sus cartas, me escribió:
"Ojalá pudiera conocerte sin muros. Me gusta la idea de cómo me hablas sin saber si soy todo lo que tú te imaginas."

Y ahí fue cuando lo supe: me estaba enamorando.

Me enamoré sin rostro. Sin imagen. Sin contacto. Me enamoré de cómo pensaba. De cómo sentía. De la ternura escondida entre sus líneas. De su fuerza. De su fragilidad. De cómo, a pesar de estar encerrada, me hacía sentir a mí más libre.

Me costó asumirlo.

Porque ¿cómo se le explica al mundo que uno se enamoró de alguien que está presa? ¿Cómo se le dice a tu familia, a tus amigos, a ti mismo, que amas a una mujer que no puedes abrazar? ¿Cómo se sostiene un amor sin domingos, sin paseos, sin selfies?

Pero lo sostuvimos.

Después de seis meses, pedí autorización para visitarla. Me lo concedieron.

La primera vez que la vi, estaba nervioso. Ella también. Temblaba. Se reía de nervios. Y cuando me miró a los ojos, me dijo:
—No soy tan linda como creías, ¿cierto?

Y yo, sin pensarlo, respondí:
—Eres exactamente como te escribes. Y eso es más que suficiente.

Nos vimos tres veces. Después suspendieron las visitas por motivos internos. Nos volvimos a escribir. Más que nunca. Con más profundidad. Con más miedo también. Porque sabíamos que estábamos construyendo algo en tierra prestada. Que el tiempo era enemigo. Que la realidad tenía otras reglas.

Un día, me contó por fin por qué estaba ahí.
Había matado a su pareja.
La golpeaba. Casi a diario.
La noche en que lo hizo, pensó que iba a morir ella. No se arrepentía de estar viva, pero sí de no haber escapado antes.

Lloré cuando lo leí.

No porque dudara de ella. Sino porque imaginé todo lo que tuvo que callar antes de gritar con las manos. Y la amé más.

Hoy sigue adentro. Está en su cuarto año. Le quedan tres.
Seguimos escribiéndonos.
No sé si esto sobrevivirá al tiempo.
No sé si el día en que salga querrá compartir el mundo conmigo.
Pero la amo.
Con muros. Con rejas. Con todas las historias que la preceden.
Porque nadie es una sola cosa.
Y yo me enamoré de todas sus partes, incluso las que el mundo prefiere no mirar.

¿Se puede amar a alguien por lo que escribe… sin saber todo lo que calla?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.