Historias Sobre Ex's. ©

Caso #1: "Te Amo" (Parte 1/5)

Julianne Scott:           Benjamín Scott:         

(La protagonista)                (El esposo

Margarita Scott:                Emmanuel Torres:

(Hija de Benjamín)                  (El ex)

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 Parte 1/5

Sentía su calor, su cuerpo a mi lado.

Sonreí al girarme en la cama para verlo allí, dormido, con su respiración tranquila, sus labios entreabiertos, su cabello largo y su barba que comenzaba a crecer.

Estábamos casados hace cinco años. Nos habíamos conocido cuando yo sólo tenía dieciocho pero al principio no lo vi como lo hago ahora. En ese entonces se estaba divorciando y yo sólo lo vi varias veces al ir a su casa.

En esas ocasiones me trato como lo era en ese entonces, la amiga de su hija.

Pero luego, cuando tuve veinte y ya se había separado, yo estuve allí aconsejándole, mis padres también se habían divorciado y yo estudiaba psicología junto a su hija y fue ahí cuando comenzamos a salir a comer, a tomar un café, me recogía después de salir de mi trabajo como mesera en un restaurante y me esperaba con flores o chocolate.

Me invitaba a comer en la casa junto a su hija y por más que ya lo había hecho, lo sentía diferente.

Al principio salimos a escondidos y no podría asegurar si Margarita se había dado cuenta, pero si lo sabía, nunca cambio, ni conmigo, ni con Benjamín. Y el día que formalizamos nuestro noviazgo, ella sólo sonrió y nos dijo que no podía reprochar sobre las decisiones de su padre.

Nunca fuimos a una discoteca cuando trato de conquistarme, ni cuando ya éramos novios, pero cuando nos casamos, tres años después, fuimos a varias, él quería que disfrutáramos porque éramos jóvenes y aunque su fuerte era bailar salsa, se desenvolvía a la perfección bailando cualquier otro tipo de música.

Mire hacía el ventanal y vi el mar por ella. Me levanté de la cama y salí a la terraza, recogí mi largo cabello y apoye mis brazos en el barandal.

El calor de la mañana y los rayos del sol tocando mi piel, el viento fresco, el sonido del mar, los árboles y los pajaritos de fondo.

Suspire, un suspiro de relajación, de tranquilidad, disfrutando el momento. Sentí sus gruesas manos pasar por mi cintura, su pecho desnudo en mi espalda. Deje que mi cabeza reposara sobre él sin abrir los ojos.

Tenía un pijama corto de seda blanca, permitiéndome sentir cada parte de su cuerpo contra el mío. Me mordí el labio inferior al sentir esa parte en específica de él en mi trasero.

— ¿Disfrutando de la mañana?— susurro en mi oído.

Su voz salió ronca, tal como cada vez que se despertaba y eso me encantaba. Me gire para mirarlo.

—Así como disfruto de tus caricias. — le respondí con una sonrisa.

Su cabello castaño con ciertos mechones blancos, estaba revuelto, sus ojos color miel tenían ese brillo de haber dormido plácidamente. Peine sus cejas, pase mis dedos delicadamente por su rostro, pero disfrute más hacer la curva de sus labios.

Sonreí, me impulse un poco y le di un corto beso en los labios, donde solo alcanzaba a hacer un leve apretón en ellos. Sabía cuánto le gustaba a Benjamín que lo hiciera, así que emitió un leve gruñido y me apretó más a él.

— ¿Te he dicho lo sexy que te ves con esas pijamas?

—Sí, me lo has dicho— respondí con una sonrisa pícara y pase mis brazos por sus hombros—. ¿Te he dicho lo sexy que te ves al despertar?

—Sí, lo has hecho— sonrió a medio lado y se acercó a mi oído para susurrar lo siguiente: —. Y sabes lo mucho que me gusta hacerlo contigo. — agrego apretando mi trasero.

Ese doble sentido que utilizó provocó que lo besara de nuevo pero esta vez fue más largo, más necesario, mordí su labio inferior y él entendió que no debíamos estar allí. Esos besos que encendía cada parte de mi cuerpo y el de Ben, lo sabía porque ambos reaccionábamos igual ante las caricias y besos.

Me levantó y pase mis piernas en sus caderas. Sentí cada parte de su cuerpo tenso de adrenalina. Con una mano me sostenía de la cintura y con la otra mi trasero. Camino conmigo hasta volver a la cama, donde me acostó, con una de sus manos recorría cada parte de mi cuerpo mientras la otra estaba a la altura de mi cabeza.

Le tome por la muñeca, haciendo presión en ella, haciéndole saber que me gustaba lo que hacía con cada caricia y cuando besaba mi cuello, clavícula, mentón, hombros y mis senos.

—No sabes cuánto me encantas. — dije cuando me había quitado la blusa del pijama, bajaba por mi abdomen y mordí mi labio al sentir sus labios.

Nunca le había dicho que lo amaba, lo dije una vez y fue erróneo haberlo hecho y me prometí no decirlo hasta saber que a quien se lo dijera lo merecía.

—Te equivocas— dijo mirándome desde donde estaba, sintiendo su mentón en mi abdomen—. Sé cuánto lo haces y tú sabes cuánto te amo yo.

Sonreí y tome su rostro con mis manos sentándome, Benjamín quedó de rodillas entre mis piernas y lo besé, lentamente, sin que ninguna parte de sus labios gruesos se me escapara. Acercando su cuerpo más al mío.




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