Histriónicos

Capítulo 51

Oliver abrió los ojos y a punto de emprender la huida cuando la seda de la crisálida explotó. De ella emergió una mariposa blanca con bordes celestes que al avanzar se transformó en una mujer de cabello largo y rubio.

—¡Oliver! — exclamó la mujer.

—Tú eres la mamá de Emma — reconoció Oliver, con nerviosismo, a la madre de Emma.

La mujer esbozo una ligera sonrisa, para nada se parecía a la mujer déspota y desalmada que observó momentos antes.

—Pero, entonces... ¿quién es Araxe? —cuestionó minutos después.

—Una inteligencia artificial que suplantó mi identidad. Pequeño yo soy lo que queda de Katia, una parte de mi conciencia sigue activa. Y hoy, por fin puedo descansar. Estuve atrapada por tanto tiempo porque buscaba a mi hija, quería verla por última vez y decirle que ella no tuvo la culpa de nada. Al igual que tú, ambos fueron manipulados por la retorcida creación de mi padre. Fallé en verla porque Hari reaccionó a tiempo y evitó que Araxe la utilizará para sus malévolos planes.

La mujer elevó la palma de su mano hasta quedar a la altura de su pecho, en ella apareció una piedra brillosa parecida a un diamante, solo que en color amarillo. En seguida, Katia sacó un relicario del bolsillo derecho del pantalón. El relicario era diferente al de Emma. Éste era plateado, redondo y del tamaño de un anillo. La mujer lo abrió e ingresó la pequeña piedra brillosa.

—Aquí se encuentra mi última voluntad. Mis palabras serán oídas en el momento indicado y solo Emma podrá descifrarlo. Aquí también se encuentra mi despedida hacia mis seres queridos. Tiene la indicación de acompañarte a donde quiera que vayas y únicamente tú podrás verla en forma de mariposa dorada. Ella te protegerá del peligro. Sin embargo, debes saber que la luz de la mariposa dorada te guiará a Emma cuando la reconozca en un radio de cien metros.

—¿Por qué me dices esto? Yo no quiero eso, yo no sé dónde está Emma.

—Porque eres el único que ha entrado al mundo virtual de los histriónicos y eres el único que conoce a Araxe. Por favor, Oliver. Ayuda a mi hija y yo te ayudaré a regresar a casa.

Oliver parpadeo: —¿En verdad?

—Hay un segundo portal. Para llegar a él deberás saltar al agua.

No muy lejos del niño, del ojo de agua comenzó a brotar liquido cristalino que a ratos se tornó iridiscente. Pronto se formó un charco en medio del bosque del que ahora se podía apreciar la estructura del puente que atraviesa el rio Pesquería. Katia liberó el relicario y lo envió hacia el niño. Oliver dudo en recogerlo, pero al final aceptó la encomienda de la mujer.

—No tengas miedo, Oliver. Solo camina hacia el agua —animó la mujer.

—¿Qué pasará con usted?, y si Emma me pregunta, ¿qué le diré?

—Mi vida tanto en el plano terrenal como en el plano virtual, se ha acabado. Si ella te pregunta cómo es que me conoces, dile que te salvé la vida y dile que siempre la amé.

No obstante, en la cara del niño no había emoción por regresar a casa, no como antes. Conocer la verdad fue devastador, pero necesario para continuar viviendo. Horas antes, su idea era quedarse a merodear en el mundo de los robots hasta que su cordura lo abandonara. Sin embargo, pensó en su madre y en que no era capaz de vivir solo, aún en la dimensión. Oliver giro la cabeza tan solo para mirar por última vez el mundo en el que su padre se quedará encerrado por toda la eternidad. Luego, asintió con la cabeza en respuesta a la mujer. Sin más remedio, caminó unos cuantos pasos y de un brinco se sumergió en el agua. De esta manera abrazó su destino, su locura y su realidad como el niño perfecto que su padre siempre quiso y que comenzó aquel día cuando cayó del columpio.

En poco tiempo, la mente de Oliver regresó al presente, dejando atrás ese doloroso mundo virtual que lo llevó al límite de sus emociones y que por momentos lo mantuvo a la deriva. La línea entre ambos mundos se desvaneció por completo cuando Oliver atravesó el portal y se sumergió en las profundidades de su futuro sufrimiento. El chico dejo que la corriente lo arrastrará hacia las profundidades de lo desconocido mientras el líquido ingresaba a su boca e inundaba sus pulmones.

No hay vuelta atrás, desde el comienzo, el señor Tavares erigió su destino. En su momento, Katia se equivocó y ahora era su turno. Ambos jugaron con fuego y ambos se quemaron. A partir de ese momento, la mente Samuel dejará de existir en el cuerpo de un robot bajo la identidad de Adam para convertirse en soldado al servicio de la humanidad pues así se auto programó la inteligencia artificial.

Adam volteo hacia el manantial donde se encontraba el acceso al mundo que antes le pertenecía. Lugar en el que se encontraba el pequeño que lucía devastado y confundido, pero ya nada podía hacer por él. Aunque era mucha información para procesar, confiaba en las capacidades del niño, pese a su corta edad. De cualquier manera, Oliver no tenía opción.

De la nada, el núcleo medular de Adam comenzó a brillar mostrándose por encima de su piel de metal; un aura verde iluminó cada recoveco de su cuerpo. En un proceso que duró algunos segundos, ambas mentes (la del humano y la del robot), cayeron en un remolino de energía. Pronto la esencia del señor Tavares desapareció por completo, puesto que ya no tenía caso luchar para otorgar el mando al robot.

—La transición ha finalizado, bienvenido histriónico Adam — dijo Araxe, detrás de él.

—Hola, mi nombre es Adam, histriónico del mundo virtual al servicio de la humanidad.

Araxe sonrió de una manera muy particular, no sarcástica ni divertida como antes; sonrió como si estuviera satisfecha. Posteriormente se convirtió en una esfera de luz que abandonó la caverna de las Grutas. Adam tomó la forma de una víbora de cascabel y se arrastró por el suelo dispuesto a dejar el cerro del mundo virtual para buscar su nuevo hogar.




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