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El Blasfemo

En el apacible pueblo de Patalogua, ubicada en Chaco, Argentina, donde las luces parpadean en la víspera de Navidad, se oculta un oscuro secreto para el resto del mundo. Patalogua es conocido por su profunda devoción a la Virgen María, pero este año, algo insondable se despierta en las sombras.

La iglesia de Patalogua, adornada con luces titilantes, proyecta sombras misteriosas. La devoción, una vez cálida y esperanzadora, se vuelve opresiva, como si algo antiguo y olvidado despertara.

Elena, una joven devota, tiene un sueño inquietante en la víspera de Navidad. Una mujer de voz dulce pero con un tono desconsolado le susurra en el oído sobre un pacto roto y una maldición. Al despertar, siente un frío penetrante en la habitación.

Horas antes, Daniel sale del Bar Patal que se encuentra a dos cuadras de la casa de Elena. Daniel está ebrio y cansado. Busca la llave de su auto en el bolsillo y no la encuentra, no se hace problema y vuelve a su casa a pie.

Debe caminar doce cuadras y en medio se encuentra el parque mas grande del pueblo. El parque Patalogua Rance es donde año tras año en las noches se ve cada vez más oscuro y temeroso, donde nadie entra nunca a pasear por su también temeroso pasado.

Daniel al pasar por allí es cuando tiene la brillante idea de cruzar por en medio para llegar antes a su destino. Recordemos que son doce cuadras pero cruzando el parque son once.

El lugar al ser abandonado es cubierto en gran medida por pastos que llegan hasta la cintura. Las ranas no paran de cantar. Las luciérnagas no paran de brillar. El frío más allá de ser verano está presente.

Un silbido de pronto llama la atención a la derecha de Daniel que lo detiene al instante para observar hacia lo oscuro del bosque. No le da importancia y retoma su camino. Luego de cinco pasos se repite el mismo silvido, uno seco, rápido, suficiente para llamar la atención, eso lo vuelve a detener.

—¿Quién está ahí? – Pregunta Daniel tratando de enfocar bien su vista — Drogadictos de mierda, es mejor que se vayan antes de que los mate— Saca de pronto una pistola de su cintura. Cabe destacar que Daniel es el sobrino del comisario, horas antes decidió robarle su arma creyendo que lo iba a usar contra su ex mujer, se arrepintió en el momento.

Daniel decide acercarse al chiflido. Mientras más se acerca más oscuro se pone todo. El frío aumenta al igual que los latidos de Daniel.

De pronto algo vuela sobre el muchacho tirándolo al suelo y disparando esa pistola por accidente a cualquier lado. No logra percibir qué era pero la deduce.

—¡Pájaro de mierda!— Al levantarse observa una estatua en frente. Mide cerca de tres metros, parece ser la figura de un monstruo, un demonio o como quieran llamarlo. Tiene un parentesco a la figura de la Virgen María, con su vestimenta tradicional que conlleva una capucha en la cabeza, pero los ojos de esta bestia son grandes, al igual que su sonrisa que es acompañada por una larga lengua, en la frente lleva dos cuernos como las de un toro, por detrás se puede observar una larga cola que llega hasta por detrás de la cabeza.

—El Blasfemo de la Virgen María – Dice al verlo, se acerca de a poco al monumento – Nunca te había visto en persona. Los cuentos siempre circulan por este mugroso pueblo— Daniel baja el cierre de su pantalón, comienza de pronto a orinar sobre la estatua y escupe sobre la misma, su risa mientras comete ese hecho invade el bosque. La luna es cubierta por nubes oscuras en el cielo. Al acabar Daniel vuelve a poner su arma en la cintura y se retira de ese lugar. La noche ahora es más fría y oscura.

A medianoche, las luces del pueblo se apagan. Elena, guiada por una fuerza indomable, se dirige a la iglesia.

—¡Padre, Padre!. ¡Algo malo está pasando!—

—¿Por qué decís eso hija?— El Padre intenta tranquilizarla tomándola de los brazos.

—Padre. Tuve un sueño. El sueño me guió hasta la muerte—

—Hija... Es sólo una pesadilla, no te preocupes—

—¡Padre!– grita asustada – Perdón... el Blasfemo, el Blasfemo ha despertado—

—¿Cómo sabés eso? ¿Tu sueño te lo dijo?—

—Sí Padre. Se lo aseguro, el pueblo se bañará de sangre si no actuamos ahora— Le responde con lágrimas en los ojos.

—Si tenés razón, alguien ya debería estar muerto— Dice el Padre Dionisio ahora un poco preocupado.

—Llamemos al comisario—

—No... aún no. Es mejor asegurarnos e ir a observar primero nosotros si hay un muerto, lo más probable es que esté en el parque— Dice el Padre. Elena nerviosa no sabe qué hacer, decide darle la razón.

—Bien... vamos— El padre le acerca una linterna y él se queda con otra. Caminan por las calles desiertas mientras observan el cambio de clima.

—No te preocupes, todo va a salir bien— Dice el Padre intentando tranquilizarla.

Llegan al parque. Entran despacio apuntando la luz hacia adelante, toman el mismo camino que Daniel. Llegan hasta la estatua, observan huellas en el suelo y el impacto de una bala sobre uno de los árboles.

—Alguien estuvo acá— Dice Elena mientras ve la estatua del Blasfemo bañada en orina de Daniel.

—¡Elena!— Grita de pronto el Padre mientras corre. Elena voltea y lo sigue.



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En el texto hay: navidad, terror, nochebuena

Editado: 13.12.2023

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