Ella era vanidosa ,pero al mismo tiempo muy insegura de sí misma ,hasta si se puede decir miedosa.Su elegancia solo podía competir con otra de su especie o con ninguna.
Cada brisa suave ella la aprovechaba temerosa ,mirando sus partes ,contando cada efecto del viento a su pasaje. Se contorneaba de tanto en tanto, tratando de disimular los ultrajes que el viento loco o el silencioso sol le producía.
Sonreía con divague sin mucha gracia, como si en cualquier momento todo su esplendor terminase.
Si por si acaso alguien ,se asomaba hasta su estrada, lo miraba fijamente a los ojos , buscando disernir la intención de su admiración en el rostro.
La mano en los bolsillos,del que pasea la amedrentaba, de sorpresa la podian cortar de un tijerazo.
Sus días estaban contados desde su primer rebrote siendo un pimpollo y cuantos más días se sumaban,algún jarrón sería su nueva morada.
Nadie imaginaba ,su pesar durante el día y en las noches el rocio la cubría y a vez la dañaba .
Miraba a fantasiosa fuerte y eterna ,hasta la llegada del otoño,verde y espingada segura de su riqueza.
Pretende la rosa su amistad, para acompañarla en su corto andar;
Pero la hoja, sin razón o por envidia no la escucha,sólo aumenta sus inútiles quejas una vez más.
¡Tu eres bella y admirada por quién quiera que pase por éstos lares!
¡Me ocultas con tu apertura y tus pétalos gordos impiden ver mi presencia!.
¡Yo soy pálida sin brillos,y el lodo me abraza con cada regada! ¡oh!¡no!
La rosa le responde ¿que me dirías si yo fuera la hoja y tu la rosa?
-Con tu egoísmo ,ni me mirarias,te jactarias de tu belleza aunque sea momentánea, coqueteando con el asesino que te despoja de tus hermanas.
-La hoja le responde -si pudiera te diría que te pusiste hueca ,fea y apagada, triste y excluida, mezclada con el follaje.
-Que tu miedo a la aventura no me lo creo ,yo me veo en una mesa adornando el paisaje.
-Iría hacia los rostros ,que me olieran ,y con mis pétalos los abrazaría en un eterno romance.
-Rosa roja enfadada responde :
-Lamento decirte que es muy probable, que con tus espinas las dañes ,tan grande es tu envidia ,que soñarías humanizarte.
La noche llegó, los días pasaron,la rosa se secó ,mirando hacia arriba la hoja la extrañó.
Solo la luna reflejada en su seno alumbraba su mirada ,la brisa cayó y el rocío la bañó.
Entonces exclamó, ahora entiendo a la rosa;
siento frío y miedo -si tan sólo ella siguiera conmigo, un pétalo de rosa impedíria desfallecer en ésta fría madrugada.¡días después, llegó el otoño!.