1. Regreso
LEO
Cuando recibí la llamada de mis padres de que fuera para Villayong, tuve que pensarlo un buen rato. La forma en que me fui de allí digamos que no fue muy buena, llevo cuatro años sin ir.
Tengo que reconocer que me pudo el conocer otro mundo, que no fuera el pueblo. Lo reconozco Villayong es un lugar maravilloso para desconectar, pero es cierto que no para vivir, por lo menos para mí.
Cuando echo la vista atrás. No puedo evitar sentir dolor, rabia. Reconozco que me fui de muy malas maneras, hice daño a una persona que lo era todo para mí.
Nunca me lo perdonaré.
La verdad es que, en el ámbito laboral, me he forjado un gran futuro. Estudie como un loco para ser gran empresario en el sector de la publicidad.
Tengo que decir que en estos cuatro años no he tenido ni un respiro, empecé por lo más bajo siendo un becario, me costó no lo voy a negar, pero lo conseguí ahora soy el jefe de una de las mejores empresas de publicidad de Europa.
Voy conduciendo camino a Villayong, me vienen recuerdos muy buenos junto a … ¡Ufff! No puedo ni decir su nombre. Esa mujer fue lo mejor que me ha pasado, no sé si llego a verla como reaccionaremos ninguno de los dos, ese es mi temor.
Veo el letrero de Villayong, suspiro y mi corazón se para por unos segundos. Estoy en casa, en mi hogar, solo van a ser dos semanas.
Podrás con ello Leo.
Llego a la puerta de la granja, miro para todos lados. ¡Dios! Esto no ha cambiado nada, parece que el tiempo no haya pasado. Dejo el coche aparcado nada más bajar salen mis padres a recibirme.
—Hola mi amor. —Me abraza fuerte mi madre.
—Hola mamá. —La sonrió abrazándola.
—Estás más delgado. —Me mira de arriba abajo.
—Estoy bien mamá, no te preocupes. Llevo unas semanas con mucho curro solo es eso.
—Bueno anda pasa que te tengo preparado un buen pollo asado. —Entra en la casa.
—Esta mujer no ha cambiado. —Le digo sonriendo a mi padre.
—Desde que dijiste que venias, está como loca. —Me sonríe.
—Ya veo ¡madre mía!
—No saques el tema de Rachel, que la liamos ¡ehhh! —Al oír su nombre cierro los ojos.
—No tranquilo, mejor que no se ponga nerviosa mamá. —Pongo la excusa peor del mundo y veo como me asiente con la cabeza.
Me esperan dos semanas duras, desde que me fui no he vuelto. Deje todo atrás asique creo que es hora de volver a ver a la vieja pandilla de toda la vida. No dudo en arreglarme para ir al bar de siempre <<Romeo Coffe>>, estamos a primeros de diciembre en esta época ya hace muchísimo frío, pero el aire que se respira aquí nada tiene que ver con el de la ciudad. Al salir de la casa me quedo quieto con los ojos cerrados e inspiro el olor.
Bienvenido a casa.
Cojo el coche, me dirijo al bar espero que allí sigan yendo. No tengo ningún teléfono de ninguno de ellos, sí lo sé soy un desastre. Recorro el pueblo en mi coche de alta gama la gente se gira para mirar quien es el que conduce y eso hace que se me hinche el pecho de orgullo.
Entro seguro de mí mismo, orgulloso de lo que he conseguido por mis propios medios. El camarero me ve, sale corriendo a saludarme siempre nos hemos llevado bien, le saludo de repente, oigo como alguien grita mi nombre, me giro sin dudarlo.
—Leo Winchester ¡No me lo puedo creer! —Me abraza James.
—James, colega ¿Cómo estás? —Le abrazo feliz de verlo.
—Tío cuatro años sin dar señales de vida.
—Lo sé, lo sé. Necesitaba ese cambio y cuando llegué se me rompió el móvil, perdí todos los números, Perdona. —Confieso, aunque no es toda la verdad, quería un cambio desde 0.
—¡Joder tío! Ni en vacaciones has venido. Anda vamos que están a punto de llegar los demás que hemos quedado para tomar unas cañas.
—¡Guau! Tengo ganas de ver a la peña.
—Bueno aquí no ha cambiado mucho la cosa, salvo … —Noto como se calla.
—¿Salvo qué? —Digo curioso.
—Nada, anda tomemos unas cervezas. —Me dice para cambiar de tema, pero no quiero discutir ya lo averiguaré más tarde.
—Sí, vamos.
Después de un rato no sé exactamente cuánto, empiezan a entrar la gente los saludos, nos reímos, nos tomamos más cervezas de la cuenta. De repente, cuando llevo varias cervezas decido ir a casa, estoy cansado del viaje.
Mañana será otro día.
Me termino mi última cerveza, todos intentan convencerme de que me quede más tiempo, la verdad se lo agradezco que no hayan nombrado a Rachel.
Les niego me excuso diciendo que me he tirado muchas horas de viaje y que estoy reventado. Ellos se quedan más rato yo salgo para irme a casa.
Voy con algo de velocidad, escuchando música. Cuanto la veo en la calle abrazada a Kevin, eso hace que me enfurezca muchísimo y piso el acelerador.
¡En serio! Con ese gilipollas de Kevin.
Llego furioso, me encierro a la habitación por suerte tengo una ducha dentro, así que decido ducharme para relajarme, pero sirve de poco la verdad verla en brazos de otro hombre.