La vi marcharse después de eso, su silueta delgada desapareciendo en la penumbra de los túneles que conectaban el campo de entrenamiento con los dormitorios. Caminaba diferente a los demás soldados. Más ligera. Como si su conexión con la gravedad fuera opcional, algo que elegía observar por cortesía más que por necesidad. Los Ecos que había absorbido la volvían menos densa, menos anclada a este plano de existencia.
Me quedé solo, mirando mi propio reflejo distorsionado en la hoja negra y pulida del cuchillo de obsidiana. Mi rostro se veía espectral en ese espejo oscuro, como si yo también fuera solo otro Eco, otro fantasma atrapado entre el ser y el no-ser.
Le juré a nuestros padres que la protegería. Pero cada día que pasaba, cada misión que sobrevivíamos, cada Eco que ella consumía, me preguntaba si el verdadero peligro no eran los Hombres de Polvo con sus máquinas silenciosas y su guerra implacable.
El verdadero peligro era el día en que ella olvidara cómo sentir, cuando la última chispa de humanidad se apagara detrás de esos ojos que ya contenían demasiadas muertes. El día en que mirarla a los ojos fuera como mirar al vacío mismo, y el vacío me devolviera la mirada con una hambre insaciable.
Y quizás, en un nivel más profundo y más aterrador, el verdadero peligro era el día en que yo tuviera que decidir si era más cruel mantenerla viva o cumplir la última promesa implícita que le había hecho a mi padre: liberarla.
Liberarla… matándola.
Tomé el cuchillo nuevamente. Continué afilando. Raspa, raspa, raspa. El sonido llenaba el silencio como una oración mecánica. Mañana lucharíamos contra los Hombres de Polvo. Mañana, Shiva tendría que elegir entre su hambre y su humanidad.
Mañana, yo tendría que elegir entre mi juramento de protegerla… y mi amor de soltarla.
Pero eso sería mañana. Esta noche, seguía afilando mi cuchillo. Preparándome para una batalla que sabía, en mi corazón, ya había perdido hace mucho tiempo.
Solo que el enemigo no llevaba armadura de metal ni marchaba en formación perfecta.
El enemigo vivía en la sangre de mi hermana, y llevaba su rostro.
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enemigos a amantes, romantasy, ciencia ficción post-apocalíptica
Editado: 26.10.2025