Porque por primera vez en mi vida maldita, mi instinto —ese sexto sentido que me había mantenido viva cuando el sentido común me hubiera matado— no me decía "huye" ni "lucha". Me decía: corre... pero no podrás. No podrás porque ya has sido vista. Porque la conexión ya fue establecida. Porque en el momento en que tu vacío y su vacío se reconocieron mutuamente, algo se selló. Un pacto que ninguno de los dos firmó pero que ambos aceptaron simplemente existiendo en el mismo universo. Me decía: corre, porque quedarte significa cambiar. Significa convertirte en algo nuevo, algo que quizás ni tú ni él puedan controlar. Algo que podría salvar o destruir todo lo que conoces. Me decía: corre, porque si no lo haces ahora, nunca podrás. Porque cada segundo que lo miras, cada instante que él te mira, la distancia entre ustedes se vuelve más pequeña. No en metros. En destino. Abajo, en la plataforma, el Príncipe del Polvo seguía inmóvil. Pero había algo diferente en su postura ahora. Una tensión que antes no estaba allí. Como un depredador que acaba de detectar el olor de presa en el viento.
La biblioteca en Booknet es una lista útil de libros, donde puede:
guardar sus libros favoritos
ver fácilmente las actualizaciones de todos los libros de la biblioteca
estar al tanto de las nuevas reseñas en los libros
Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.