Hombres de ceniza (romantasy-concurso)

11.1: Valerius y la Cacería Gris [Punto de Vista: Valerius]

La transmisión cifrada del Alto Mando no contenía preguntas, solo un veredicto. Las palabras parpadearon en mi pantalla privada, frías, precisas e irrevocables.

PRÍNCIPE UMBERTO SAGAN. CATEGORÍA: DESERTOR. PRIORIDAD DE MISIÓN: RECUPERACIÓN O TERMINACIÓN. CÓDIGO DE AUTORIZACIÓN: ACERO GRIS.

La misión ya no era capturar a la Aberración. Era cazar a mi propio Príncipe.

Un recuerdo, uno que había suprimido durante años, emergió con una claridad no deseada: un joven Umberto, en una simulación, desobedeciendo una orden directa para salvar a una niña "contaminada". En ese momento, vi un atisbo de algo que confundí con debilidad. Ahora, lo veía como lo que era: un potencial desperdiciado. Lo entrené para ser el arma perfecta, pensé, un sabor amargo en mi boca. Y ahora esa arma apunta hacia nosotros, guiada por un instinto que deberíamos haber erradicado.

Un subordinado se acercó, su rostro una máscara de eficiencia. "Comandante, los protocolos de 'Acero Gris' requieren el despliegue de los Cazadores de Sombras. ¿Procedemos?".

"Sí", respondí, mi voz plana. "Pero el objetivo principal es el Príncipe. La Aberración... es un activo secundario". Era una mentira, y yo lo sabía. Umberto no era el objetivo; era el síntoma. Ella era la enfermedad.

En la pantalla táctica principal, observé cómo se desplegaban. Los Cazadores de Sombras. Unidades de élite cuya mente había sido "limpiada" de toda emoción, convirtiéndolos en perfectos psicópatas tácticos. No sentían lealtad, solo obedecían al rango más alto presente. Se movían con una sincronía inquietante, sus armaduras de un gris mate que parecía absorber la luz. No hablaban. Se comunicaban a través de un canal de datos de ultra alta frecuencia que era imposible de interceptar. Eran la voluntad del Polvo hecha carne y metal.

Impulsado por una necesidad de entender, accedí a un archivo histórico sellado, uno que solo mi rango me permitía consultar. "Herejía Antigua: El Motín de los Primogénitos". Leí sobre la primera generación de soldados mejorados con tecnología de Sombra Viva, que se volvieron contra sus creadores después de una exposición prolongada a los Hombres de Ceniza. El informe hablaba de una "corrupción empática". Fueron exterminados. La conclusión del archivo era escalofriante: "La simbiosis con lo orgánico conduce a la desobediencia. La pureza requiere esterilidad."

Una alerta parpadeó en mi consola. Un sensor de largo alcance, calibrado para detectar anomalías energéticas, había encontrado algo. Una firma dual. Ceniza y Sombra, fusionadas en un patrón débil pero inconfundible. Provenía de las profundidades del Rescoldo. Eran ellos.

Di la orden final, mi voz un susurro cargado de un conflicto que nadie más en el puente podía percibir.

"Todos los equipos, desplieguen. Los Cazadores de Sombras liderarán el asalto. Recuperen al Príncipe". Hice una pausa, la imagen del joven Umberto salvando a la niña cruzando mi mente por última vez, una debilidad que ahora tenía que purgar. "...y si no puede ser recuperado, apliquen la terminación con extrema prejuicio".

Cerré los ojos por un instante. "Que el Polvo prevalezca".




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