Hombres de ceniza (romantasy-concurso)

Capítulo 20 (Completo y Actualizado): El Corazón de la Ruina [Punto de Vista: Umberto Sagan]

El estruendo se intensificó. La energía corrupta que inundaba el complejo no era caótica; era metódica. Devoraba la luz, el sonido, la vida. Era un pulso de entropía pura.

"¡Análisis!", le grité a mi interfaz, mi mente luchando por procesar la nueva variable.

Mientras los soldados de ambos bandos retrocedían instintivamente, yo me conecté a los archivos centrales del laboratorio. La oleada de energía corrupta no era una interferencia; actuaba como una clave, desbloqueando el último y más oscuro secreto del Protocolo Quimera.

Un archivo final, sellado con una docena de advertencias de nivel Alfa, se abrió en mi mente.

PROYECTO PARÁSITO ENTRÓPICO - CÓDIGO: DEVORADOR.

La verdad me golpeó con la fuerza de una onda de choque. El Protocolo Quimera no era solo para crear una nueva humanidad. Era un intento desesperado y fallido de contener una entidad del vacío interestelar, un ser que se alimentaba no de materia, sino de la energía vital y la magia que la anima. Nuestros ancestros, los Prototipos Alfa, no eran solo una evolución. Eran la primera línea de defensa. Al sellar el proyecto por miedo a su poder, también sellaron al "Devorador"... y nuestra Fusión, el evento que temían, había debilitado los sellos milenarios.

"Es un parásito", dije en voz alta, mi voz tensa. "Se alimenta de energía. ¡De toda la energía!".

Como para demostrar mis palabras, una niebla negra y viscosa comenzó a filtrarse por las grietas del suelo. No era Sombra. Era... la ausencia de todo. Donde tocaba el metal, este se volvía gris y quebradizo. Donde rozaba las plantas bioluminiscentes, estas se marchitaban en un instante.

Un soldado de Ceniza y un Cazador de Sombras, atrapados cerca de una de las fisuras, fueron alcanzados. El guerrero de Ceniza intentó usar su magia, pero la niebla la devoró. El Cazador disparó su rifle, pero el rayo de energía fue absorbido sin efecto. Ambos cayeron, sus cuerpos no muertos, sino... inertes. Vacíos.

El pánico se apoderó de la delegación. Pero en medio del caos, miré a Shiva. Ella me devolvió la mirada, y en nuestro vínculo, no había miedo. Había comprensión.

"Juntos", proyectó en mi mente.

Asentí. Corrimos hacia los soldados caídos. Extendimos nuestras manos, y esta vez, no creamos un escudo. Creamos un pilar. Un "Pilar de Renovación", una columna de energía fusionada, de Sombra y Ceniza en perfecto equilibrio, que se estrelló contra la niebla. Por unos segundos, la corrupción retrocedió, limpiando el área y devolviendo un atisbo de vida a los soldados caídos.

La demostración fue innegable. El General Kaelen y el Comandante Valerius nos miraron, el asombro en sus rostros finalmente superando al miedo.

"¡Retrocedan! ¡Formen un perímetro defensivo!", gritó Valerius, su voz recuperando el mando. "¡Luchen juntos!".

Por primera vez en mil años, los soldados del Polvo y los guerreros de la Ceniza formaron una línea, sus tecnologías y magias dispares trabajando en una torpe pero desesperada armonía para contener el avance de la niebla.

Pero yo sabía que era una solución temporal. Los datos en mi mente eran claros, inequívocos. Solo un poder del mismo orden, una Fusión Alfa estable y sostenida, podía re-sellar al Devorador. Pero el proceso requería una entrega total. Un anclaje doble de alma y voluntad. Y si uno de los dos fallaba, la fusión colapsaría, creando un agujero negro que se tragaría el planeta.

"Los cálculos son inequívocos", le transmití a Shiva a través del vínculo, mientras nos dirigíamos hacia la cámara de contención de donde emanaba la corrupción. "La estabilidad requiere un anclaje doble. Alma y voluntad. Si una falla...".

Su respuesta fue instantánea, una oleada de determinación y un amor tan feroz que silenció mi lógica. "Mi alma ya es tu ancla. Y mi voluntad es elegirte, ahora y siempre. Hasta el final".

Era la declaración de amor no dicha pero consumada. Ya no nos preguntábamos "si". Solo "cómo" lo haríamos juntos.

Llegamos al corazón de la cámara de contención. La niebla era más densa aquí, arremolinándose alrededor de su fuente. No era un monstruo de carne y hueso. Era un "Huevo de Oscuridad" latente, una esfera de no-existencia que pulsaba como un corazón negro, devorando la realidad a su alrededor.

Para activar la Fusión Alfa a este nivel, para tejer una jaula de realidad alrededor de ese vacío, debíamos fundirnos por completo una vez más. Pero esta vez, entregando nuestras conciencias individuales al vínculo de manera permanente.

Me detuve frente al vacío, el fin de todos los cálculos. Tomé la mano de Shiva, su calor un ancla en la nada que amenazaba con consumirnos.

"No hay retorno desde aquí", dije, mi voz un susurro en la inmensa quietud. La miré, a la mujer que era mi opuesto y mi complemento, mi enemiga y mi única esperanza. "¿Estás lista para ser, para siempre, solo nosotros?".




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