Hombres de ceniza (romantasy-concurso)

Capítulo 27: El Juramento de los Vigías [Punto de Vista: Caelan]

La herida en mi pecho, la que me hizo el hechizo de Elara, había sanado gracias a la Fusión de Shiva y el Príncipe. Pero había dejado una cicatriz invisible, una que dolía más que cualquier herida física. Era la cicatriz de mi fracaso.

Mientras ellos huían hacia las profundidades, yo tomé un camino diferente. No seguí los túneles familiares del Rescoldo, sino que me adentré en una red de pasajes olvidados, marcados por símbolos que solo unos pocos conocían. No estaba huyendo. Estaba informando.

Mi juramento a nuestros padres era proteger a Shiva. Pero había otro juramento, uno mucho más antiguo, hecho no a la familia, sino al propio planeta. Un juramento a los Vigías del Silencio.

Llegué a una cámara oculta, cuya entrada estaba sellada por una ilusión de roca sólida. Coloqué mi mano sobre un glifo oculto y la pared se disolvió, revelando un espacio tallado en obsidiana pura. En el centro, el Anciano Theron me esperaba. Su cuerpo era más Ceniza que carne, sus ojos dos brasas de sabiduría y pesar.

"Has tardado, Caelan", dijo, su voz el crujir de la roca bajo presión.

"La situación ha escalado", respondí, mi voz desprovista de la emoción que sentía por dentro. "La Fusión se ha consumado. Es estable".

Theron no pareció sorprendido. "Lo sentimos. El planeta entero lo sintió. Un nuevo sol naciendo en la oscuridad. Un cáncer".

"No es un cáncer", repliqué, una parte de mí todavía defendiéndola. "Sanaron mi herida. Repelieron a los Cazadores del Polvo. Su poder... crea".

"Crea desequilibrio", corrigió el Anciano con una paciencia infinita. "La Fusión Alfa no es una evolución. Es una singularidad. Un poder tan absoluto que inevitablemente se corrompe a sí mismo. Reescribe la realidad hasta que no queda nada. Ese es el verdadero significado del 'Devastador'. No es una entidad. Es un evento. Y ellos son el catalizador".

Me mostró un holograma antiguo, proyectado desde un cristal en su mano. Vi imágenes de la Guerra Antigua, pero no la guerra que conocíamos. Vi ciudades enteras desvaneciéndose, no por bombas, sino borradas de la existencia. Vi a los primeros Prototipos Alfa, un Sagan y una Mae, sus rostros contorsionados por un poder que no podían controlar, sus ojos llorando lágrimas de pura energía.

"Nuestros ancestros no los separaron solo por miedo", explicó Theron. "Lo hicieron para salvar el universo. Crearon dos linajes 'diluidos', dos pueblos en conflicto perpetuo, como un sistema de seguridad biológico para asegurar que nunca volvieran a unirse".

La verdad me golpeó con la fuerza de una avalancha. Mi juramento a mis padres. Mi amor por Shiva. Todo había sido una mentira, una capa superficial sobre un deber mucho más profundo y terrible. Yo no era su protector. Era su guardián. Su carcelero.

"¿Qué debo hacer?", pregunté, mi voz finalmente quebrándose.

Theron se acercó y me entregó un objeto. Era un artefacto pequeño, un orbe de metal y cristal que pulsaba con una luz fría.

"Esto es un 'Separador de Vínculos'", dijo. "Una reliquia de la Era Antigua. No destruye el poder. Lo desenreda. Lo devuelve a su estado original, separado. Pero el proceso es... violento. Especialmente para el ancla más fuerte del vínculo".

Shiva.

"Debes encontrarlos", continuó Theron, sus ojos de brasa fijos en los míos. "Debes acercarte a ellos. Ella confía en ti. Es una debilidad que debemos explotar. Cuando estén más vulnerables, cuando estén canalizando su poder, debes activar el artefacto".

Miré el orbe en mi mano. Era una sentencia de muerte. Quizás no para su cuerpo, pero sí para su alma. Para la persona en la que se estaba convirtiendo. Para la única conexión que la había hecho sentir completa.

"Elara y Kaelen los ven como un arma o una amenaza militar", dijo Theron. "Valerius los ve como un experimento. Son todos tontos. Nosotros vemos la verdad. Son el fin de todo. Y tú, Caelan, eres la última línea de defensa del mundo".

Salí de la cámara, el peso del orbe en mi bolsillo más pesado que cualquier montaña. Mi juramento a mis padres y mi juramento a los Vigías estaban ahora en guerra dentro de mí.

Pero mientras me adentraba en la oscuridad para cazar a mi propia hermana, sabía cuál de los dos juramentos era más fuerte.

El que exigía el sacrificio de una sola alma para salvar a miles de millones.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.