Angélica
Cinco años atrás.
Es increíble que me haya dejado convencer por Ana para venir a esta fiesta. La música se escucha a todo volumen y el sonido es simplemente ensordecedor. Todos parecen disfrutar del ambiente menos yo, y no es que sea aburrida; sin embargo, estoy más concentrada en cuidar de mi hermana menor que en emborracharme o bailar.
Veo cómo se divierte y baila por todo el lugar, es el alma de la fiesta y se mueve con una soltura envidiable. Su cabello rojo igual al mío se mueve al son de la música, y decido animarme, así que me uno a ella. Bien dicen que si no puedes contra la diversión, únete a ella. O algo así dicen, estoy algo borracha como para recordarlo bien.
Grito, bailo y me rio junto a ella. Más chicas se nos unen y se siente como un grupo musical de adolescentes o algo así. Hasta hacemos una coreografía. Hago una pausa y me dirijo a la barra por una bebida.
—Te vi allá bailando. —Escucho que me hablan al oído—. Te veías muy feliz. —Me giro a mirarlo y es el hombre más caliente que he visto.
Su altura es lo primero que noto, me saca unos buenos centímetros, aunque lleve zapatos altos. Incluso en la oscuridad del lugar puedo notar que sus ojos son claros, su cabello parece castaño y luce tan suave que quiero pasar mis manos por él. Está en forma, lo deduzco por la manera en la que su camisa se ajusta a su torso, tiene una cintura estrecha y unas piernas largas y musculosas.
—Bueno, estoy muy feliz. —le respondo con una sonrisa coqueta—. ¿Te gustaría compartir esa felicidad conmigo? —No me puedo resistir a preguntarle.
No me responde, en su lugar, toma mi mano y nos encaminamos a la pista de baile. Suena una canción lenta y sensual, me pongo de espaldas a él y nos movemos al ritmo de la música. Pone sus manos en mi cintura, me aprieta más contra su cuerpo y la excitación me recorre.
Llega un momento en el que me giro hacia él. Quedamos de frente y se acerca a mi oído.
—Te mueves muy bien. —Su voz ronca produce espasmos en mi cuerpo.
—Tú no te quedas atrás. —le respondo con una media sonrisa, tratando de ser atrevida.
Puedo notar como su cuerpo reacciona al mío, su cuerpo contra mí y me restriego con más fuerza en señal de aceptación. El alcohol en mi cuerpo hace que todo se sienta con más intensidad, en estos momentos no puedo ni quiero parar.
Tomo su mano en dirección al baño, pero primero me fijo en que mi hermana esté bien acompañada. Mi hombre caliente me sigue sin decir una palabra, y cuando llegamos al baño se desata la pasión.
Nos besamos y acariciamos hasta que es tanta que terminamos al mismo tiempo. Cuando se retira, siento que finalmente bajo de mi nube y regreso a la realidad. Me acomodo la ropa con rapidez y salgo del baño en busca de mi hermana. Tomo su mano y le digo que es hora de irnos.
Salgo del lugar sin mirar atrás, con la sensación de su mirada en mí.