Angélica
La conversación que tuve con Matías sigue reproduciéndose en mi cabeza como una canción pegajosa. Me molesta que haya insinuado cosas que no son producto de un malentendido, pero me gusta que se disculpara conmigo, lo que es señal de que no es un idiota. Me preocupaba la personalidad del padre de mi hijo, dado que no hablamos mucho la única noche que estuvimos juntos.
Salgo del trabajo rumbo a mi casa, tengo que comentarle a Ana sobre la posibilidad de hacer un curso. La idea me resulta llamativa porque quiero superarme a mí misma. Mi carrera universitaria se vio truncada por mi embarazo, y aunque no pienso en regresar a la universidad como tal, si deseo tomar algún curso que me permita especializarme y, por lo tanto, ascender más dentro de la empresa. La ayuda que me ofrece Liam es perfecta en estos momentos.
Aparco en la entrada y reflexiono en cómo se tomará mi hijo el hecho de que Andrés vendrá a cenar. No hay nada que le disguste más a Luca que un hombre cerca de mí. Se convierte en el niño más celoso. Preparándome mentalmente, me adentro en mi casa encontrando a mi hermana tomando su bolso lista para irse.
—Nos vemos, rojita. Tengo una cena pendiente. —Casi no me deja despedirme porque se va apurada.
—Buenas noches, hijo. ¿Cómo te fue hoy? —le pregunto a Luca cuando entro a su habitación.
— Buenas noches, madre. Me fue bien como siempre, ¿y a ti? —Me regresa la pregunta.
Conversamos un rato, y cuando veo la hora me doy cuenta de que Andrés debe estar por llegar.
—Andrés vendrá a cenar, cariño. —le doy mi mejor sonrisa.
—Sabes que no me agrada, sonríe mucho y siempre está feliz. —Evito reírme ante lo que dice—. Es muy raro, madre.
—No es raro cariño, hay personas así. —Lo convenzo de venir a la sala conmigo justo en el momento que suena el timbre.
—Buenas noches, amor. —Saluda Andrés ingresando cuando le doy paso—. Buenas noches, Luca. Tengo algo para ti.
Mi hijo lo detalla de arriba abajo como si nunca lo hubiera visto, le da la mirada más seria que tiene y le frunzo el ceño cuando me mira, para que note que no me gusta su actitud.
—Buenas noches, señor. —Suspira como si le doliera algo—. Mi madre no es su amor, la puede llamar por su nombre. Y no crea que puede comprarme con regalos, no me gusta eso.
Andrés se pone rojo, y me doy una palmada en la frente, porque por supuesto que mi hijo diría algo como eso, su tono de voz dulce no se compara con sus palabras agrias que hacen que Andrés se incomode. Trato de aligerar la situación, poniendo una sonrisa.
—Bueno, voy a servir la pizza. Siéntete cómodo Andrés, ya regreso. —Agarro la caja y me dirijo a la cocina para servir la pizza.
Tomo bebidas y las llevo a la mesa junto con los platos, Andrés está sentado en el sillón bajo el escrutinio de mi hijo.
—Ya está todo listo, vamos a cenar. —Andrés se levanta con rapidez y mi hijo lo sigue.
Nos sentamos a comer en un silencio pesado y antes de que busque algún tema de conversación, Andrés se anima.
—¿Cómo te va en la escuela, Luca? —inquiere sonriendo, a lo que mi hijo parece que se irrita más.
—Me va bien, señor. Como en todo lo que hago. —Andrés se desconcierta un poco ante su respuesta—. ¿Cómo le va a usted en su trabajo? —pregunta mi hijo, lo que hace a Andrés sonreír más.
—Me va bien, aunque he tenido algunas dificultades con unos documentos. Parece que quedaron mal redactados desde el principio y debo realizarlos nuevamente. —responde con un poco de pesar.
—Entiendo. Eso debe ser normal en las personas mediocres. Por eso hay que esforzarse y hacer las cosas bien desde el principio, señor. —Me escandalizo un poco ante su comentario, lo dijo en tono respetuoso, pero sé que la honestidad es una cualidad que molesta a las personas.
Terminamos de comer en silencio, Andrés y yo cada vez más incómodos mientras mi hijo parece no darse cuenta de la situación. Ese es Luca siempre, su sinceridad es aterradora, pero es un valor que aprecio tenga, lástima que yo no pueda hacer lo mismo con su padre.
—Bueno, ¿Por qué no le muestras a Luca lo que trajiste para él? —Trato de hacer el ambiente más ameno para todos.
—Sé que te gustan los libros de ciencia, así que pasé por una librería y me dijeron que este era muy bueno. —le extiende el libro a mi hijo y este detalla el título.