Todo sucedió de forma suspendida, lenta y como si de parpadeos se tratara, mientras mi pequeno corazon intentaba salir de mi pecho y un nudo me ahogaba, asfixiaba y quemaba desde mi estomago hasta mi pecho y garganta...
Abrieron su habitación.
El cuerpo sobre ellos.
Caminaban hacia afuera.
Un golpe a la puerta principal.
Se abre...
SALEN.
Y... y... se... ... cierra.
Odell cae directo desde uno de los mas altos libreros hacia el suelo,se queda allí, mientras pasan los segundos, minutos y horas... con un pequeño, sangrado en su cabeza no hace más que estar con los ojos abiertos, mirando al vacío, sin pensar en absolutamente NADA...
En fracciones de segundos, se levanta de un salto y acto seguido comienza a destruir todo lo que ve, y está cerca de él, comenzando por los libreros, arrancando páginas, y tumbando estantes, rompiendo cada frasco de experimentos propios, que le habían tomado toda su vida; rasga paredes, rompe bombillas, y en cuestión de minutos:
Todo el laboratorio estaba destruido.
Odell terminó lanzándose a sí mismo frente a la puerta de la habitación del creador, con innumerables golpes y cortes, por todo su cuerpecillo.
El, ya no hacía sonidos, tenía días sin comer, pues se habían agotado las reservas, su aspecto en conjunto con sus heridas sin sanar era preocupante, lo único que quedaba intacto de aquel lugar, era la habitación de Paracelso, más los libros, titulados "homúnculo" que Odell había dejado allí por última vez.
El pasar de mis días era el mismo, saliera o no el sol por aquella ventana, me daba lo igual sin embargo luego de unos días logré calmar la confusión en mi mente y recordé que detrás de aquella puerta principal podría existir más de lo que yo imaginaba entonces tomé un par de frascos, envueltos en mis ropas, pero antes de irme tomé los libros, que aún no había, bueno ya sabes, destruído.
Mi creador me daba unas sustancias cada cierto tiempo... Peeero rompí los frascos que quedaban, las instrucciones, y hasta los ingredientes, pero eso no me iba a detener, con cuidado de no pisar nada llegué a la entrada, y desde hoy y para siempre mi salida, lo que no sabía es que parecía estarse abriendo.
¡MAYER!
es la bazofia que se llevó a mi creador, y está justo frente a mí.
-Ugh... De verdad apesta y muy rar... ¿oye, pero que rayos es esto!
Magnífico, Creo que es hora de irme.
Mayer se movía y gritaba como loco, hasta que de un conjunto de saltos Odell salió de aquel lugar corriendo.
Ya estaba lo suficientemente lejos cuando llegó a lo desconocido para él.
Cuanta luz, ¿acaso eso es el sol?, no puedo verlo, ¡agh!, mejor, mejor lo veo después... Wao y ¿que son estos! ¡Árboles!, son más grandes de lo que imaginaba, con hojas, troncos y raíces que no se ven, vaya que valió la pena mi estudio, -se me revolvio el estomago- un olor muy conocido pero que no veo... Huele a ¡césped y lodo! El alimento que me preparaba el maestro, sólo que donde está, ¡uh! Bajo mis pies, ¡puedo comer todo ésto!
Tardé casi toda esa mañana comiendo aquel fabuloso alimento, ¿donde rayos estarán los demás como yo, acaso en laboratorios?