Homúnculo

V

Alphonse vino a ver por donde estaba leyendo, pero ya había acabado, yo... apenas analizaba o al menos eso me quería hacer creer... pues ya me había dado cuenta lo que era y para qué fui creado, lo único que amaba en esta tierra, mi maestro y creador Paracelso, sólo quería un sirviente más que un asistente, y aunque no vivió lo suficiente, de todas formas llegue a servirle.

Soy Odell un homúnculo, una criatura cuya existencia sólo creen posible quien me creó y quienes hoy me ven, un ser tonto dicen, un sirviente, un apegado a quienes no lo quieren en realidad, un ser que sólo obedece, sin sentimientos, la verdad es que no se si sentirme como un milagro o como un total estúpido.

Tenía tiempo sin sentir un vacío así sólo que la primera vez fue por mi creador, y hoy es por mí... ahh... de verdad que no tengo ganas de sentirme frustrado y deprimido otra vez, no otra vez...

Alphonse se acercaba a lo que supuse yo, consolarme pero aún sigo impactado por lo que me dijo:

—entonces si sabes lo que eres... sabes lo que te toca ¿no?—Lo miré con cara de "no es enserio lo que dices".

—tranquilo... ser mi sirviente no será tan malo.

A partir de ese momento declaré no confiar en nada ni nadie nunca más. Mis ojos se llenaron de lágrimas de rabia e iba a desaparecer de esta pesadilla, pero no sin antes saber si era verdad o mentira tantos momentos que pasé con Ava.

Acababa de sacar unos panecillos de los cuales yo mismo le ayudé a preparar la masa, antes de verme me preguntó:

—¿quieres uno? ¡Odell pero que pasa contigo! ¿por qué estás así?

Haciendo gestos y sonidos, con el rostro lleno de lágrimas—Ava, me... ¿me quieres? ¿me aprecias tanto como yo a tí?

—¡Pero Odell!—dejando la bandeja, donde sea y tomándome en sus brazos como si fuera un bebé—¡claro que te quiero! Eres mi mejor amigo, sabes las cosas que hemos pasado juntos, la mitad de lo que sé tú me lo has enseñado, ¿pero de donde sacas eso por Dios!

—No sabes lo que alegra a mi minúscula alma escucharte decir eso, quiero que sepas que eres la mejor amiga que pude haber deseado en mi vida, y ahora que mencionas a Dios no sabes la dicha que tienes por haber sido creada por amor, y no por la ciencia o un hombre como yo, debe ser maravilloso poner tus fuerzas en manos de alguien que está ahí con los brazos abiertos y no en tí mismo, que en cualquier momento la vida puede golpearte de un modo que prefieras acabar con ella.

—Odell, acaso no vas a decirme que te pasa, estás empezando a preocuparme querido amigo...

—no creo que sea prudente que lo sepas... Nos... Nos vemos más tarde sí, pero antes dame un abrazo.

Algo confundida me lo dió, antes de soltarme algo detrás de mí se escuchó, y no supe lo que ocurría hasta que desperté.

Estaba dentro de una jaula, Alphonse iba a obligarme o a exponerme, pero quien me tuvo por última vez fue... Ava.

No, ella no haría nada en mi contra—justo ahí apareció, con su ayuda lograría irme.

—Que bueno que me encontraste comenzaba a planear una forma de escaparme—Me interrumpe.

—Ya no te molestes, porque no podrás salir, así que toma tu alimento y quédate ahí, porque mañana al amanecer mi amado abuelo te mostrará ante el pueblo.

No sabía si quedarme petrificado, o clavarme el desgraciado tenedor allí mismo, miré a Ava por una fracción de segundos viendo en sus ojos algo que no supe descifrar y hasta hoy no lo sé.

sin pensarlo dos veces aproveché, que abrió para pasarme el alimento y escapé de allí sin mirar atrás, lo último que escuché fue a Alphonse gritar:

—¡Nunca escaparás de tu destino ODELL!

Y aquí estoy en medio del bosque, mi compañero Blaz el sapo, y la naturaleza, más una pequeña casa en un árbol, son mi única compañía

Y aquí estoy en medio del bosque, mi compañero Blaz el sapo, y la naturaleza, más una pequeña casa en un árbol, son mi única compañía.

 el sapo y yo hicimos un negocio para quedarme aquí, yo atrapo moscas por él y el me deja estar acá, si... No es un gran negocio pero así estoy.

Hace como dos años de aquel suceso... sabías Blaz; es hasta gracioso que me hayas escuchado por toda una tarde, yo contando los segundos que me quedan y tú... las moscas...

Tal vez no tenga el final más fascinante, pero si he vivido para contarlo al menos a mi compañero Blaz, también te la he contado a tí.

Disfruta tu vida.

Recuerda los buenos momentos con alegría, así como los ancianos cuentan sus historias.

Yo soy débil por que dependo de cuidados de laboratorio, pero tu único impedimento para lograr tus metas y sueños...



#23062 en Fantasía

En el texto hay: historia corta, moraleja

Editado: 04.06.2018

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