Hon no yōsei

Kimyōna

"Denme un punto de apoyo y moveré el mundo".

 

Tokio, Japón
Mansión Takahashi
=Dia lluvioso - 8:00p.m=
 

~y por que siempre estaremos obligados a vivir...

 

Rusero corría hacia la puerta principal de la gran mansión, al salir atranca la puerta para que el hombre detras de ella ya no la pueda perseguir mas. Ella se detiene y mira sobre su hombro cuando el hombre habla.
 

- ¡Si hulles no hay marcha atras!, te cansarás de huir, a donde quiera que vallas, ¡si no soy yo, alguien mas te encontrara!.

 

El hombre de largo cabello azabache, ojos azúl grisáceo y elegancia no puede dejar de sentir la culpa picandole el pecho, por que la gente no esta obligada a vivir, si grito y dejo su orgullo de lado fue por que no pudo soportar quitarle el elixir de vida a esa blanca paloma, pero morirían ambos de no estar uno en el nido.
 

Sin embargo ella solo contesta con un susurro quebrado -ya no me importa-. Y hulle bajo el cielo que llora junto con toda su tristeza.
 

~Y por que vivir obligado no es vida...

 


 

Pueblo Rukichi, Japón
Rukichi-school
=clase A=
 

El primer día de clases hacia que todos los cerezos brillaran con su miel rosa, los pétalos caen tan lento que el tiempo se detiene.

 

Al tocar la campana de inicio de clase todos los alumnos se van a sus asientos y la profesora entra al aulo.

Pero esta vez no entró sola.
 

-¡Buenos días!- como era de esperarse todos se pusieron de pié y contestaron en coro con un "buenos días sensei Sasaki". -Muy bien jóvenes, pueden sentarse- todos se sentaron poniendo mas atención al pequeño cuerpo femenino al lado de la sensei que a la señora misma-. ¡Un nuevo año a comenzado, y con el nuevas metas y logros para todos nosotros!, y que mejor que comenzar el año con nuevos amigos, ¿no?. Como ya deben haber notado tenemos compañía- Esto último lo dice colocandose detrás de la chica y posando sus palmas en los pequeños hombros.
 

Todos la observaban, ese pequeño y palido cuerpo de uno cincuenta de estatura, esa melenita de cuervo corta con fleco recto, esos pequeños labios rosados, pero lo que mas llamaba la atención era esa estoica mirada azul marino.

 


 

-¡Presentate para todos!
 

-Soy Rusero Orosuko
 

-¿Alguna pregunta que le quieran hacer a su compañera?
 

Una peli-violeta levanta la mano para después preguntar -¿De dónde eres?-
 

-Tokio
 

-¿Tu color de piel es natural?- pregunta otra y se oye una que otra risita, ya que en Japón eso se considera normal, hasta de cierta manera atractivo, ¡pero esa chica ya era una exageración!.
 

-si
 

-¿y qué haces aqui?
 

Silencio...
 

-no responderé eso
 

Silencio...
 

-Bueno Orosuko, yo soy Rai Sasaki y sere tu sensei de literatura, dime sensei Sasaki, es un gusto conocerte, y...- busca algo entre la multitud con la mirada- sientate hay, al lado del joven Tukusama- señala el último lugar de la última fila al lado del gran ventanal que dejaba que los rayos del sol los bañaran a todos.
 

Rusero asiente y le hace una reverencia a la sensei para acatar las ordenes. El chico de pelo chocolatoso despeinado y ojos esmeralda le dedica una sonrisa amistosa la cual ella responde con un asentamiento para después poner atención a clase.
 


 


 

Cuando la clase concluyo todos salieron del aula, había jóvenes llendo y viniendo por los pasillos, Rusero iba caminando tranquila hasta su siguiente clase.
 

-¡Orosuko-san!, ¡Orosuko-san!- se oye una voz femenina detrás de ella y se voltea para ver una chica que se aproxima y le extiende la mano- ¡Hola Orisuko-san!, yo soy Annaisha Kobayashi, somos compañeras de grupo.
 

-Hola- toma su mano y después la suelta.
 

Rusero la observó por unos segundos, su cabello  largo, rosado y los ojos color avellana, no bastó para ella mas de una mirada para descifrarla: es popular, alegre y amistosa. En cambio Annaisha al mirarla se sintió confundida, su voz era fria y distante, sin mencionar que parecía que había respondido por educación mas que otra cosa.
 

-¡En serió es un gusto conocerte!- "es fria figurada y literalmente, sus palabras, su mano, y su cara no cambia para nada..."- ¡Vamos a clase o llegaremos tarde!
 


 

Ambas llegaron a un aula algo desordenada por los alumnos haciendo escándalo.
 


 

-Orosuko-san, en esta aula no tenemos asientos asignados, puedes sentarte en cualquier lugar deshabitado que gustes.
 


 

Rusero asintió y se sentó en el asiento igual a la clase pasada, hasta atrás.
 


 

"Le debe costar el cambio, dejo la ciudad para venir a este pueblo aislado del mundo" pensó Annaisha.
 



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En el texto hay: misterio, secretos, drama

Editado: 27.07.2019

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