CAPÍTULO 02
Era cierto que para Lena no existían las coincidencias, si algo sucedía no era por mero hecho, siempre había un trasfondo en cada detalle, cada decisión, cada acción y todas estas provocaban situaciones que al ser vistos desde diferentes perspectivas resultaban ser agradables o desagradables. Hasta ahora se preguntaba que mala decisión tomo en su niñez para experimentar todo lo que vivía desde hace 10 años, enfrentar a un padre alcohólico no era nada fácil, y a pesar de no ser ella la única que sufría las consecuencias en su familia, consideraba que era a quien le había tocado la peor parte.
Soportar las golpizas semanales, tener que abrazar a una almohada mientras las lágrimas no dejaban de caer y usar maquillaje barato para no revelar los moretones que quedaban impregnados como constante recordatoria de su agonía eran parte de su rutina. No sentía el menor remordimiento por lo que vivía su madre o su hermano mayor, el individualismo se volvió su vieja confiable una vez que descubrió que aquellos tres seres que alguna vez llegó a considerar héroes resultaron ser los villanos encubiertos de su película. Su madre jamás la defendió, su hermano, prácticamente la entregaba como ofrenda a su padre e incluso fue cómplice de su primer corazón roto; se podría decir que aún le quedaban amigos para mitigar su tristeza, pero ¿qué podrían hacer ellos? ¿qué podría hacer Jasmine, Hank o Ina? Cada quien lidiaba con sus problemas y ella no era la indicada para esperar que la ayudaran, ¡pero joder! Como lo necesitaba, cómo ansiaba sentirse libre en cuerpo y alma, sin temor de nada ni nadie, reconocía que podía librarse ella sola pero ya lo había intentado tantas veces que ser más fuerte de lo que en verdad era ya dolía.
***
Lena seguía en el mismo lugar donde aquel sujeto la había dejado consternada, ya no le importaba la pelea que se desenvolvía al frente, su cerebro trataba de captar cada detalle de aquel rostro tan desagradable y a su vez hermoso, no estaba en una película de Hollywood para hacerse la loca y decirse a si misma que esos besos imprevistos eran cosa de todos los días, una persona lo suficientemente cuerda no entraba a un club y la besaba para luego salir corriendo, y en especial, un sujeto que solo soltaba estupideces no podía besar tan bien, tomarla tan jodidamente extraño, besándola como si tratara de encontrar la perfección y el equilibrio de lo salvaje y dulce; pero no podía salir corriendo y perseguir al chico, no era nada lógico considerando que estaba en su trabajo y tenía cosas mucho más importantes en las que centrarse.
Tres horas más tarde Lena salía con Jasmine de Lemon, y esta última volvía a cuestionarle el porqué de su tardanza
- ¿Jasmine? ¿Seguirás enojada conmigo?
- Por supuesto que sí – exclamó ella – es la tercera vez que me dejas plantada, acaso quieres que la próxima vaya con mi carruaje de calabazas para recogerte de tu honorable morada – acotó en tono exagerado
- ¡Ya! ya comprendí que estuvo mal
- Es que no es solo comprender, verás, es un tema de confianza, y si en esta relación no hay confianza nena, siento que deberé romper contigo – Jasmine agacho la cabeza, hizo la señal de un hasta luego y saco la lengua mientras cerraba los ojos como si fuera una maldita caricatura muerta.
- ¡Vamos! Sabes muy bien que eres mi cara de pamper favorita – menciono Lena mientras trataba de contener la risa
- Bueno. Ya. Revivo. No por ti ¿ok? Si no por mi extremada belleza que no puede ser desperdiciada. Michael me dejo, pero no sabe que se perdió unos exquisitos pasteles de chocolate que pude haberle preparado durante el resto de su vida
- Oh vamos Jasmine, apenas iban cuatro meses juntos
- Eso no importa cariño, ya estaba escogiendo las invitaciones para el matrimonio – Lena rodó los ojos mientras reía. Estar con Jasmine era agradable pero no soportaba no poder contarle lo que en verdad le pasaba, de seguro que ella tenía cosas con las que lidiar. Media hora después Lena se despedía de Jasmine y entraba a casa, eran las dos de la madrugada y sabía que Richard, su padre, ya estaría durmiendo Entro sigilosamente por la ventana de su habitación y se tendió en el piso; cerró los ojos y aquella mirada color miel volvieron a invadir sus pensamientos, esa mirada tan enigmática, tan conmovedora que se preguntó si él habría notado lo mismo en ella, estaba relamiéndose los labios tratando de recordar la sensación de aquellos labios suaves hasta que escuchó que alguien más respiraba en la habitación. Se sentó de golpe y encendió la lámpara, un cuerpo masculino se encontraba sentado observándola en su silla giratoria. Era él.
- Ya me preguntaba en que momento te darías cuenta de que estaba aquí, ¿sabes? Deberías dejar la ventana cerrada, digo, cualquiera podría haber entrado, creí que no lo lograría pero ya vez, estoy aquí, eres demasiado irresponsable – el chico la señalo juguetonamente y empezó a girar en la silla, ahora con la mirada puesta en el techo
- ¿Qué carajos estás haciendo aquí? – con las manos nerviosas empezó a coger el celular de su cintura, dándose cuenta que si era un acosador en serie debería actuar rápido, no quería ser violada, o extirpada. Empezaba a desbloquear el celular en su espalada cuando él hablo
- ¿Porque estas tan asustada? Espera, no me digas que llamarás a la policía – dijo cuando vio el brillo del celular a espaldas de Lena. Ella lo sabía, debió de actuar más rápido, sin saber que más hacer cogió una zapatilla y la empezó a agitar con el pasador, mirándolo amenazadoramente mientras sin pensarlo lo empezó a agitar en el rostro del muchacho
- ¡Auch! ¡Eso dolió! ¡Basta! ¡Basta! No te violare ni nada por estilo, estoy limpio ¿ok? No soy delincuente, aquí están mis documentos –dijo de forma apresurada mientras mostraba su billetera solo deja de golpearme. ¡Joder! Me dejaras morado, sé que soy exquisito, pero no quiero convertirme en una mora ¡Para! - dijo sujetándola del brazo y entregándole una billetera con su identificación. En ese momento de silencio Lena tecleo rápidamente el número del policía y lo señalo
- Si haces algún esfuerzo de acercarte llamare a la policía, y… y, no tendré miedo de tirarte esta zapatilla en tus…emmm… ¡en tus pelotas maldito imbécil! – “¿es eso lo mejor que tienes Lena?” se preguntó mentalmente – y después te romperé la cara y te sacare la madre dijo felicitándose a si misma por su rudeza inesperada
- Uy, qué miedito, ayuda mami – dijo con tono burlesco – ambos sabemos que la policía se tardaría en llegar, además, no tienes muchas habilidades en defensa personal así que creo que no podrías hacer nada para herirme gravemente – el desgraciado tenía razón
- Pues bien, entonces si no estás aquí para desmembrarme o quitarme los órganos y después violarme, cosa que es demasiado sucio ¿qué estás haciendo aquí?
- Es difícil de explicar, pero estoy muy borracho para contarlo todo desde un comienzo y explayarme, y hacer que me entiendas, y responder tus preguntas y bla bla bla
- Apenas tomaste una botella de cerveza en el club
- Tú lo dijiste “en el club” luego le siguió otro bar, donde tome otra cerveza y es por eso que estoy aquí mongola
- No me digas mongola, mongolo. Explícate bien, no pareces borracho
- Bueno. No lo estoy, pero supongamos que sí. Te lo puedo explicar mañana –dijo mientras se acercaba peligrosamente
- No te acerques
- Yo hago lo que se me venga en gana – y al decir eso alargó sus pasos, sujetó ambas muñecas, así como la primera vez que la besó, Lena cerró los ojos para esperar otro ataque de aquellos labios que sin darse cuenta ansiaba. 1, 2, 3 y nada, abrió los ojos y lo vio ahí, enfrente de ella, mirándola, recorriendo lentamente su rostro – nunca pensé tenerte tan cerca, y ¿sabes? se siente tan bien que me quedaría así toda la noche, o lo que queda de ella – dijo en un susurro. Se acercó más ella, podía ver sus ojos perfectamente, el mismo brillo de antes, ahora mezclados con diversión y cierto atisbo de ternura. Inesperadamente se acercó a su oído y le dijo – te veo mañana honey – y así como antes se había ido desapareció rápida y ágilmente por la ventana, corriendo por la pista, mirando hacia atrás nuevamente, solo que esta vez una sonrisa ladina y provocadora adornaba su rostro, a la vez que Lena cargaba con su billetera.