Hope Dragon: De niño a leyenda

Capítulo 1: Haciendo amigos

—Solo faltan diez días para navidad —dije, mientras pensaba en voz alta—. Supongo que será como todos los años. Solo mis padres y yo con una gran cena que no seremos capaces de terminar.
"Me gusta mirar a las personas a través de mi ventana, pero en fechas como estas, hay tanta gente afuera que no sé a quién debería mirar primero".
—... —suspiré de agotamiento.
"Ya me aburrí de mirar, mejor jugaré algunos videojuegos para que el tiempo pase más rápido".
—Solo jugaré un par de horas —me dije a mi mismo con confianza—. Mi padre dice que no me sé controlar con estas cosas, pero yo sé que no es cierto.
.........
......
...
"Rayos, al final me quedé jugando hasta más de media noche, y comencé a las seis de la tarde. En serio tengo un problema con los videojuegos".
"Al menos jugar tanto tiempo valió la pena, finalmente pude terminar ese juego del duendecillo verde que recorre calabozos. Ahora que lo pienso, no recuerdo cómo se llamaba, además el personaje ni hablaba, solo sabía gritar".
Caminé hacia mi cama arrastrando los pies luego de apagar mi consola de videojuegos. Tenía mucho sueño, mi cuerpo se sentía pesado, y cada vez era más difícil mantener los ojos abiertos.
Procedí a sentarme sobre mi cama. No suelo usar zapatos dentro de casa, así que no tuve que quitármelos para dormir, y de esa forma, finalmente me acosté disfrutando de la suavidad de mi almohada.
—Debería irme a dormir antes de que se haga más tarde… —murmuré, antes de cerrar los ojos.
.........

......
...
Al abrirlos nuevamente, me encontraba misteriosamente sentado sobre mi cama.
"¿Uh? Me acabo de ir a dormir, ¿cómo es que estoy sentado en mi cama de nuevo?, ¿estaré soñando? No, esto se siente real, no puedo estar soñando".
Miré alrededor de mi habitación. Definitivamente era mi habitación.
Paredes azules, mi cama, un escritorio al lado, mi armario donde pongo la ropa, mi televisión y mi consola donde suelo "distraerme", los estantes donde pongo los libros que compré, y finalmente un pequeño cesto de basura que nunca uso.
En mi habitación había una única ventana que daba vista libre a la calle. Puede parecer aburrido, pero, pese a que no salga mucho, me gusta observar a los demás en su día a día.
"La ventana está abierta…"
Me levanté cargando con toda la pereza de haber dormido poco tiempo, y me acerqué a la ventana.
"Mejor la cerraré antes de que se meta un ladrón o algo, aunque siendo sincero, en esta casa no hay mucho que robar, lo único valioso sería que me secuestraran y me vendieran".
—...
"Ahora que lo pienso, eso suena espeluznante, mejor me doy prisa y cierro esa ventana".
—Bien, eso es todo —dije, luego de cerrar la ventana de mi habitación—. Ahora, de regreso a dorm... ¡Ugh!
Un misterioso dolor apareció en mi pecho, desvaneciéndose tan repentinamente como apareció.
"Que raro… estoy empezando a sentirme extraño… Es una sensación de ansiedad increíblemente fuerte…"
Mis manos comenzaron a sudar, un escalofrío empezó a recorrer mi espina dorsal, y podía sentir claramente como se me ponía la piel de gallina.
Comencé a sentir el auténtico y absoluto terror.
"¿Qué está pasándome…?"
Sentí una mano ser apoyada sobre mi hombro, y una misteriosa voz me susurró al oído.
—Ayúdanos…
"¡¿Quién es?!"
—¡¡Ahh!! —grité al despertar, mirando aterrado a todos lados.
Mi respiración era agitada, estaba sudando, y podía ver mis manos temblar.
—¿Qué ha pasado? —pregunté, mirando hacia abajo—. Estoy nuevamente en mi cama, ¿enserio eso fue un sueño?
"No, no puede ser un sueño, se sintió tan real… Incluso pude sentir una mano en mi hombro, y estaba esa extraña voz también… Creo que me estoy volviendo loco."
—Supongo que esto es lo que pasa cuando se juegan demasiados videojuegos —dije para mí mismo, volviendo a cerrar mis ojos para tratar de dormir.
.........
......
...
Pasó el tiempo, y ahora únicamente quedaban dos días para la llegada de la navidad.
Todos parecían divertirse decorando sus casas tanto por dentro como por fuera, aunque la mayoría solo paseaba por la ciudad.
Puede sonar mal de mi parte, pero estoy tan aburrido que desearía que alguien se cayera para poder reírme de su mala suerte.
¿A quién quiero engañar? Se oye mal sin importar cómo lo digas.
"Lo único bueno de todo esto, es que hoy la luna se ve hermosa, aunque también me hace sentir nostálgico… Es extraño teniendo en cuenta que nunca he salido de la ciudad".
—¡Ahh! ¡¿Cuánto tiempo debo seguir viviendo en el aburrimiento?! —grité, tratando de desahogarme.
*murmullo* *murmullo*
—¿Uh?, se escucha demasiado ruido del exterior, ¿qué estará pasando afuera?
Me acerqué aún más a la ventana, y entonces lo vi.
—¿Qué rayos es eso…? —me pregunté a mí mismo, mirando fijamente al cielo nocturno.
La luna parecía estar tiñéndose de un color morado, comenzando con una pequeña mancha en su centro blanco, que iba creciendo con cada segundo."
"¡¿Qué está pasando?! ¡Esto no es normal, esto no es para nada normal!"
—Debo filmar esto con mi teléfono celular, quizás me haga famoso con estas imágenes… —dije, cogiendo mi teléfono—. ¡Rayos, no tiene batería! ¡¿Por qué justo ahora?!
En ese instante, la luna dejó de estar morada, y comenzó a formarse un misterioso círculo de nubes en su lugar.
—¡Llegaron los reporteros! —gritó uno de los vecinos.
—¿Qué, dónde? —preguntó otra vecina.
Era cierto, un helicóptero de noticias se acercaba a lo lejos, pero no estaba solo, un vehículo de apariencia militar lo seguía desde tierra.
—¿Qué hace el ejército aquí?, ¿significa que este fenómeno es peligroso? —pregunté para mí mismo, sin ocultar mi preocupación.
"¿Cómo llegaron los militares tan rápido si esto acaba de suceder?, ¿ellos saben lo que es?"
Las múltiples incógnitas me abrumaban, no lograba pensar con claridad, hasta que una fuerte sirena comenzó a sonar devolviéndome a la realidad.
—¡¡Demonios!! ¡¡Esta cosa suena tan fuerte que casi no oigo lo que estoy diciendo!!
"Tengo una idea, je".
—¡¡Yo rayé el auto de papá pero culpe a una ardilla de hacerlo!!
"Wao… sacar eso de mi sistema en serio se sintió bien".
—¡¡HIJO!! —entraron mis padres gritando a mi habitación.
"¡¿Eh?! ¡¿Quién entró a mi habitación?!, ¡¿me habrán escuchado?!"
—¡Hijo, vámonos, aquí ya no es seguro! —advirtió mi padre.
—¡¿Qué quieres decir?! —pregunté.
—¡Solo vámonos!
Mi padre me tomó del brazo, y me sacó rápidamente de la casa. Para cuando logramos salir, la ruidosa sirena se había detenido.
"Vaya, finalmente se apagó esa sirena, pero mis oídos aún están zumbando… Afortunadamente parece que mi papá no me escuchó. El crimen perfecto".
A lo lejos, pude ver a los militares reuniendo a todas las personas en un mismo punto, probablemente preparándose para evacuar el lugar.
—¡Oye papá, ¿qué está sucediendo?! —pregunté confundido.
—No pienses en eso, hijo —dijo mi padre, colocando ambas manos sobre mis hombros—. Solo te diré una última cosa, pase lo que pase, no dejes que te atrapen.
"¿Que no me atrapen?, ¿de qué está hablando?"
—¿A qué te refieres con eso? —pregunté.
—Solo hazle caso a tu padre y estarás bien… vas a estar bien… sé que estarás bien… —afirmó mi madre con lágrimas en los ojos.
"Mamá…"
Estando a unos cuantos metros de reunirnos con los demás, la tierra se comenzó a sacudir.
—¡¿Y ahora qué?!, ¡¿un terremoto justo ahora?!, ¡papá, mamá, tenemos que correr, dense prisa! —grité a mis padres, insistiendo para que aceleraran.
En ese preciso instante, capté algo increíble con el rabillo del ojo.
"¿Qué rayos…?"
Las nubes del cielo habían formado un enorme hoyo frente a la luna, se había hecho aún más grande que antes, y actualmente era casi del tamaño de un estadio de fútbol.
Mis padres yacían de pie justo en su lugar, únicamente mirándome mientras me alejaba.
—¡Papá, mamá, ¿qué hacen?! ¡Si no se mueven de ahí, podríamos salir heridos! —grité con la mirada hacia atrás.
—¡Nosotros nos quedaremos aquí, hijo, pero necesitamos que te vayas! —dijo mi padre, con lágrimas brotando de sus ojos.
—¡¿Qué estás diciendo…?! —reclamé a mis padres, antes de ser embestido por fuertes corrientes de aire.
Poderosas corrientes de aire chocaron contra nosotros, y por la dirección en la que nos empujaban, era fácil suponer que venían del hoyo de nubes.
Las corrientes se hacían más fuertes a cada segundo, haciendo tiritar las ventanas de las casas y edificios, y levantando enormes nubes de polvo.
"¡Rayos! No logro mantener mis ojos abiertos…"
—¡Niño, tenemos que irnos, date prisa! —exclamó un militar, apareciendo frente a mí
"¿Un militar? Espera, aún faltan mis padres".
—¡E-Espere, tenemos que traer a mis padres también! —dije, en un intento por regresar.
—¡No hay tiempo que perder! —dijo el militar, tomándome del brazo.
—¡Oiga espere, pensé que había venido a ayudarnos!, ¡haga su trabajo y ayúdeme a traer a mis padres!
—¡Siquiera deberías estar agradecido conmigo por sacarte de ahí! ¡Ya que mis órdenes fueron dejarlos a los tres e irme con los demás!
"¡Si este tipo no piensa ayudarme, entonces lo haré yo solo!"
—¡¡Ya suéltame!! —grité, lanzándole un golpe directo al rostro del soldado.
Logré hacer que me soltara, y aproveché ese momento para escapar y tratar de socorrer a mis padres.
—¡Mamá, papá, ya iré por ustedes! —exclamé, volteando a ver nuevamente a mis papás.
—¡¡Niño, cuidado!! —advirtió el militar.
No pude voltear la cabeza en ese momento para ver lo que sucedía atrás mío, pero lo que sí puedo recordar claramente, eran unas luces que aparecieron a mis espaldas, acompañadas del sonido de un auto frenando de golpe en mi dirección.
Luego de eso, todo quedó oscuro, ya no se podía escuchar ningún ruido en los alrededores.
Posiblemente perdí el conocimiento; aunque, el recuerdo de aquello aún se siente distante y algo borroso.
.........
......
...
Al abrir nuevamente los ojos, todo lo que podia ver era un fondo de color blanco. Sentía que mi cabeza daba vueltas.
Parpadee un par de veces antes de volver a razonar con claridad.
Una vez fui recuperando mis sentidos, traté de ver lo que había frente a mí nuevamente. Pero lo único que logré fue desesperarme al imaginar lo peor.
—¿Blanco…?, ¡¿acaso esto es el cielo?!, ¡¿eso significa que estoy muerto?!, ¡no puedo estar muerto, ni siquiera logré tener una novia en toda mi vida!, ¡¡quiero volver…!! —grité al sentarme y pasear mis ojos por el lugar—. ¿Uh?, esto no es el cielo… es solo una habitación de hospital… que suerte.
"Brr… había olvidado lo frío que son estos lugares… ¿dónde estarán todos? Para ser un hospital luce bastante vacío."
Pasé mis ojos por mi cuerpo, enterándome de que ya tenía puesta mi ropa.
"Esperen, ¿por qué traigo puesto una bata de hospital?, ¿dónde está mi ropa?"
—...
"Bueno, supongo que por el momento saldré de este lugar. Necesito salir de aquí, mis padres dijeron que se quedarían, pero eso no evitará que los busque, además, necesito encontrar ropa que no sea esta bata o me puedo resfriar."
Me bajé de la camilla donde desperté, y sentí la debilidad en mis piernas.
"Vaya… ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?"
Mi habitación tenía otras camillas alrededor, pero todas yacían vacías.
Las ventanas estaban rotas, y las repisas donde se colocan las medicinas se hallaban en el suelo, o simplemente destrozadas.
Afortunadamente no había manchas de sangre por el lugar, si esto fuera una película de terror, habría al por montones.
Salí de la habitación luego de hacer un par de estiramientos musculares, y comencé a buscar a cualquiera que se encontrara en el hospital.
Afuera había un largo pasillo de paredes blancas, con varias puertas en ambas direcciones, incluida la que se encuentra frente a mi habitación. Pero no pude avistar ni un alma en el proceso.
"Este lugar está más vacío que un cementerio, además, ¿donde están los otros pacientes y el personal médico?"
Unos pequeños murmullos empezaron a salir de la puerta de enfrente.
"¿Uh?, parece que hay alguien en esa habitación, ojalá y pueda ayudarme a conseguir algo de ropa. Pensándolo bien, también tengo hambre. Espero que quien sea que esté ahí dentro tenga comida".
En cuanto me acerqué a la puerta, las voces se escucharon con más claridad.
—Ya no queda a dónde ir… ya no tenemos comida… tarde o temprano moriremos de hambre o alguien nos matará a ambas…
"¡Es la voz de una mujer!"
—Tranquilízate por favor. Lo último que necesitamos es sucumbir ante la desesperación.
"¿Otra más? Parece que son dos mujeres, bueno, entre más personas mejor, ¿cierto?"
—¡¿Y cuánto tiempo más debemos esperar?! —exclamó la primera mujer con evidente frustración—. Tú sabes que a duras penas nos las arreglamos para sobrevivir, y se te ocurre ayudar a un muchacho que ni siquiera conoces.
—¿Qué querías que hiciera? —preguntó la segunda mujer—. Soy enfermera, para esto fue que me esforcé durante tantos años, no podía verlo ahí tirado y no hacer nada por ayu…
—¡Ya cállate! —gritó la primera mujer, interrumpiendo a la segunda—. ¡¿Por qué no puedes entender que no se tiene que ayudar a todo el mundo?! ¿Qué pasaría si el chico al que ayudaste se despierta e intenta matarnos, acaso no te arrepentirías de haberlo ayudado…?¡Respóndeme!
—¡No lo sé! No lo sé…
"Esta discusión se está volviendo peligrosa, creo que es momento de intervenir, además, escuchar a escondidas a dos chicas me hace parecer un acosador"
Sacudí la bata de hospital que traía puesta, solo en caso de que tuviera algo de polvo, y traté de acomodar mi cabello lo que me fue posible.
"La primera impresión es muy importante, así que, trataré de dar un buen comienzo".
—Disculpen ¿hay alguien ahí? —pregunté, dando un pequeño golpe a la puerta.
"¡Rayos! ¡¿Qué clase de comienzo es ese?! Por supuesto que hay alguien ahí, ¿como pude ser tan idiota para preguntar algo como eso?"
Esperé unos segundos, pero solo recibí silencio.
"¿Uh? Que raro, nadie responde a mi pregunta, quizás deba entrar primero".
—¡Voy a entrar! —dije en voz alta.
Abrí la puerta y entré a la habitación, pero no fui recibido de la mejor manera.
—¡¡Quédate donde estás o disparo!! —gritó una de las mujeres del interior, apuntándome con una pistola.
"¡¡Esa loca tiene un arma!!"
—¡¿Ah?! —intenté detenerla para evitar que me matara—. ¡O-Oye espera, no quiero hacerles daño, solo estaba buscando a más personas, eso es todo!
La chica que traía la pistola tenia el cabello largo negro, ojos cafés y una expresión mezcla de odio y miedo.
Evidentemente era mayor que yo, era como una adulta joven, no parecía llegar a la edad de mis padres, incluso podría decir que es linda si no me estuviera apuntando con un arma.
Su ropa era otro tema a tratar, habían partes que estaban rasgadas, y otras ¿quemadas?
"¿Qué rayos les pasó?"
La otra chica estaba vestida de enfermera, de hecho se veía más calmada, aunque no dejaba de mirarme con una cara de curiosidad.
"Ya deja de verme así, no soy tan feo ¿sabes?"
Ella tenía el cabello corto de un color rubio claro, sus ojos eran cafés como la otra mujer, y al igual que ella, era bastante linda, posiblemente sea más linda que su compañera.
También era evidente que se trataba de una adulta, quizás ambas chicas tenían la misma edad, y también había otra similitud entre ellas, la enfermera también tenía su uniforme rasgado y maltratado.
—Mónica, ya baja eso por favor, no parece peligroso —comentó la enfermera sin dejar de mirarme.
"Entonces 'la loca del arma' se llama Mónica. Es curioso pensar que hace unos meses, vi una película de terror donde la villana también se llamaba Mónica, y extrañamente también estaba loca. ¿Coincidencia? Tal vez".
—No lo defiendas cuando ni siquiera lo conoces, odio cuando haces este tipo de cosas, Sofía —respondió Mónica, chasqueando la lengua.
"Entonces la enfermera se llama Sofía, las escuché decir que trajeron a un chico que no conocían, ¿hablaban de mí, o hay alguien más?"
—Oye… ¿Fuiste tú quien me trajo a este hospital? —pregunté, mirando a Sofía.
—Yo… S-Sí, yo te traje cuando te vi tirado en el suelo —respondió algo nerviosa—. Mónica dijo que estabas muerto y que debía dejarte donde estás, pero cuando vi que seguías con vida, no pude evitar ayudarte, después de todo, es mi trabajo.
"Wao… Esta chica enserio me salvó la vida. En cambio 'la loca del arma', me dio por muerto en cuanto me vio."
—Por cierto… —pregunté—. ¿Dónde estamos exactamente?, porque para ser un hospital, está bastante vacío.
—Estamos en el hospital donde solía trabajar. Antes del incidente…
"¿'Incidente'? ¿De qué estará hablando?"
—Cuando dices "incidente", te refieres a…
—Sí —intervino Mónica para dar una respuesta—. Nos referimos a lo que pasó con la luna la noche del día anterior.
"Lo sabía, estaban hablando de eso"
—Y…¿Por qué el hospital está tan vacío, donde está todo el mundo?
—Todos huyeron para salvar sus vidas. Quizás nosotras debimos hacer lo mismo… —respondió Mónica con la mirada al suelo.
"Mónica suena algo deprimida al decir eso, quizás haya una historia detrás, pero será mejor no preguntar al respecto".
—¿Y… adonde se fueron todos los que huyeron del hospital? —pregunté.
—Pues, todos ellos están…
*murmullo*
"¿Más voces? Vienen de afuera, ¿había más personas en este lugar? Saldré y les diré que estamos aquí antes de que se vayan."
—Espera… —dijo Sofía susurrando, sujetándome del brazo.
—¿Qué pasa…? —pregunté susurrando—. Solo voy a decirles que estamos aquí…
Sofía movió su cabeza de un lado a otro, haciendo un ademán de negación.
—¿Eh?, ¿por qué no…?
*¡CRASH!*
"¿Qué fue eso?, ¿acaso rompieron una ventana o algo? El ruido vino de muy cerca."
—¡Aah! ¡Tengo hambre, maldición! —gritó un hombre desde el exterior.
"Esa era la voz de un tipo."
—No grites, te pueden escuchar y huir —comentó otro hombre.
"No es uno, son dos tipos."
—¿Qué importa si huyen? ¡Si los cazamos y tomamos sus cosas será más divertido, después de todo, si no los matamos nosotros alguien más lo hará! ¡Jajajaja!
"Hay una tercera voz, también es un tipo, y uno bastante peligroso al perecer."
Mónica está sentada en el suelo abrazando sus rodillas. No me extraña que tenga miedo después de escuchar eso.
—Es el fin... Es el fin… —repitió Mónica una y otra vez mientras lloraba.
—¿No podemos llamar a la policía? —susurré a Sofía.
—Nadie puede —respondió, claramente aterrada—. Las redes de comunicación se han caído en toda la ciudad, estamos aislados del resto del mundo.
"Tiene que ser una maldita broma. Si no podemos pedir ayuda, lo único que nos queda es esperar a que se vayan, o buscar una manera de huir."
—Oiga, jefe, ¿cuánta comida podremos encontrar aquí? —preguntó uno de los hombres—. Ya tengo mucha hambre, y estar buscando puerta por puerta solo me provoca más hambre.
—Solo continúa, tarde o temprano hallaremos algo —respondió otro de los hombres.
"¡¿Van a revisar puerta por puerta?! Esto se vuelve cada vez peor, tenemos que pensar en algo."
Comencé a mirar a mi alrededor en busca de opciones, dándome cuenta de que esta era una habitación bastante pequeña. Quizás un almacén de dos metros cuadrados que no ha sido usado.
Luego puse mi atención en las chicas.
"Mónica se encuentra indispuesta, y Sofía está al borde del llanto, solo quedo yo, tengo que pensar en un plan para salir de aquí."
Fue ahí cuando recordé una información crucial.
"¡Ah, es cierto! Cuando entré a esta habitación, Mónica tenía un arma, quizás podamos usarla para escapar."
Me acerqué a Mónica y miré a su alrededor, hallando el arma tirada en el suelo, a un lado de ella. La levanté con cuidado, principalmente por los nervios de coger un arma de fuego por primera vez en mi vida."
"Se siente raro, esta es la primera vez que sujeto un arma que no sea de juguete o dentro de un videojuego."
Una vez que me adapté al peso del arma, comencé a trazar un plan en mi mente.
"Mi plan será asustarlos con el arma para que podamos salir sin problemas, lo único que espero, es que ellos no tengan armas de fuego también, lo último que necesitamos es desatar un tiroteo."
Le conté mi plan a Sofía, y ella asintió con la cabeza.
"Bien, parece que nuestro plan de escape está listo".
—¡Oye jefe, voy a revisar el piso de arriba! —dijo uno de los hombres.
—Yo iré contigo —respondió otro hombre—. No sabemos quien pueda estar arriba. Raúl, tú termina de revisar las habitaciones que faltan, cuando termines espéranos aquí.
"¡Bien! Esta es nuestra oportunidad, si solo es uno, nuestras posibilidades de éxito se hacen más grandes, no podemos desperdiciarla."
Me reí de la emoción internamente.
"Ahora solo queda esperar a que ese tal Raúl abra esta puerta, y con ayuda del arma de Mónica le daremos un susto para poder escapar sin daño alguno."
—¡Demonios, finalmente llegué a la última habitación, espero que aquí haya algo de comer, porque está hambre ya no la aguanto!
Raúl abrió nuestra puerta rápidamente, y se quedó paralizado viéndonos a los tres.
Raúl está vestido como un vagabundo, con las prendas rasgadas y sucias, y el ocasional guante sin dedos.
—Vaya, vaya… ¿Pero qué tenemos aquí?, un niño, y dos bellas señoritas, parece que encontré la diversión que el jefe tanto buscaba —comentó Raúl, mirando a Sofía de arriba a abajo—. Pero no hemos visto chicas en mucho tiempo así que, al jefe no le importará si juego con ustedes un poco, jejejeje…
Raúl fue acercando sus sucias manos hacia las chicas, pude notar el miedo en el rostro de Sofía mientras ese tipo se les acercaba. Y no quería verlas así.
—¡Alto! —grité, apuntándole con el arma.
—¿Ah?, ¿quién te crees tú para decirme qué hacer? Apuesto a que tu arma es de juguete, después de todo, un niño como tú jamás tendría el valor de dispararme.
—No estés tan seguro Raúl, una persona es capaz de cualquier cosa al estar bajo presión —dije, reafirmando mi agarre en el arma—. No me tientes.
—¡¡Mentiroso!! —gritó Raúl, dándome un golpe a un lado del rostro.
"¡Rayos, solté el arma! Pero esto aún no termina…"
Salté sobre Raúl lanzándolo al suelo con mi embestida, aprovechando para darle un golpe en el medio de la cara.
—¡Te la devuelvo, idiota! —exclamé victorioso después del golpe.
—¡¡Maldito insecto!!
"¿Dónde he escuchado eso antes?"
Raúl estaba dispuesto a darme otro golpe, pero Sofía tomó la delantera agarrando el arma que dejé caer.
—¡Ya basta! —gritó Sofía, apuntando a Raúl con la pistola.
Raúl asustado por el arma procedió a levantar las manos, levantándose lentamente del suelo.
—Vamos preciosa, no pensarás en dispararme, ¿cierto?
Aunque adolorido por el golpe de antes, me levanté y procedí a tomar el arma de las manos de Sofía.
—Ella no, pero yo sí —dije, apuntando el arma hacia Raúl—. Sofía, tú y Mónica salgan de aquí, yo me encargaré de que este tipo no nos siga.
Sofía me obedece, pero al llegar a la puerta me preguntó.
—¿Qué es lo que harás?
—Lo único que puedo hacer en esta situación.
*¡Bang!*
Solté un disparo del arma en la pierna de Raúl, y como era de esperarse, no solo hizo mucho ruido, sino que también me envió para atrás. Creo que a eso se le llama "retroceso".
—¡¡Demonios!! ¡¡Me las vas a pagar niño, lo juro!!
Salí de la habitación y corrí hacia donde estaban las chicas, llegando a un espacio abierto.
—Démonos prisa —les dije a ellas—, ya hemos hecho demasiado ruido, es solo cuestión de tiempo para que regresen los otros.
—¿Quiénes son ustedes? —dijo una voz detrás de nosotros.
"¡Nos vieron! Tengo que pensar en algo o nunca saldremos de aquí".
Dimos media vuelta, encarando a los dos extraños.
—¿Qué crees que haces, maldito idiota? —preguntó uno de los hombres.
"¿Qué hago, qué hago…?"
Intenté mirar a esos tipos a los ojos, pero mi atención fue atraída por el arma que el grandote tenía en su mano derecha.
"Ahora lo recuerdo. Cuando estos tipos llegaron se escuchó el ruido de un cristal romperse, y las hachas contra incendios siempre están en una caja de cristal, metal o plástico. Ahora todo empieza a tener sentido."
—¡¡Jefe, ayúdeme!! —gritó Raúl desde donde lo dejamos.
"¡Rayos!, tenía que hablar justo ahora…"
—¿Raúl?, oye tú, ve con él, yo me encargo de esto.
—Sí, jefe.
"Entonces el tipo del hacha es el jefe, no me sorprende."
Aquel hombre está vestido de manera elegante, muy similar a los detectives de las películas en blanco y negro. También es calvo con un rostro serio y unos ojos penetrantes. Un buen ejemplo de "tipo malo".
—Oye tú, "calvito", ¿esa hacha es tuya o te la robaste? —pregunté, con una expresión arrogante.
"¡¿Por qué se me ocurre hacerme el gracioso justo ahora?!, vamos Michael, este no es el momento."
—Tienes mucho valor, muchacho —comentó el jefe, mostrando una serena sonrisa—. Me agradan los tipos valientes. ¿Qué te parece si te unes a mí?, y así entre los cuatro podremos divertirnos con esas dos; como eres el nuevo te dejaré elegir a la que gustes, después de todo, tú las encontraste.
"¿Acaso está bromeando?"
—Me niego —respondí, casi de inmediato.
—Qué lástima, pensé que eras más listo que esto. No tengo interés en ti, así que muévete, y evitaré hacerte daño —afirmó el jefe, reafirmando su agarre en el hacha.
—¿Sabes? Esas chicas me salvaron la vida, y no puedo hacer nada más, que darles las gracias por eso —dije, agarrando el arma con firmeza—. Y para tu mala suerte, mi padre me enseñó que uno siempre debe de regresar los favores que les hacen, y qué mejor manera de hacerlo, que salvar sus vidas al encargarme de ti.
"Finalmente, después de leer incontables novelas de ciencia ficción, al fin puedo actuar como un verdadero héroe frente a alguien más. ¡Esto es genial!, el problema ahora es… Volver realidad mis palabras con mis acciones… Pero debo admitir que lo que dije me hizo ver como todo un hombre, lástima que las chicas se fueron. Me hubiera visto como un héroe frente a ellas. Bueno, ya habrá otra oportunidad."
—¡Jajajajaja!, ¿tú vas a encargarte de mí? ¡Ja! No me hagas reír con cosas tan absurdas como esas. No sé como te encargaste de Raúl, pero conmigo no se repetirá la historia.
"Todavía tengo el arma de Mónica en mis manos, pero no tengo idea de cuántas municiones le quedan. Por mi bien, espero que la que usé con Raúl no haya sido la única."
—Date por muerto —indicó el jefe, haciendo sonar sus nudillos.
"No me queda otra opción, habrá que probar suerte. Arma, no me falles ahora."
Sin más tiempo que perder, el jefe comenzó a correr hacia mí.
"No pierdo nada intentando."
*¡Bang!*
"¡Aún quedaban balas!"
—Muy lento, niño —afirmó el jefe, haciendo un leve movimiento hacia la izquierda.
"No puede ser… ¿La esquivo?"
—¡No me insultes distrayéndote en medio de nuestro combate!
"¡Es cierto, debo estar concentrado!"
*¡Bang!*
Solté un segundo disparo, pero fallé.
—¿A donde apuntas niño?




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