Hope Dragon: De niño a leyenda

Capítulo 3: Bienvenidos a su nuevo hogar

Salimos de la casa, preparados para nuestro primer "trabajo" como equipo.

Nos alejamos de nuestro escondite en dirección al norte, la misma ruta que tomaron aquellos caballeros.

Aprovechando que se movilizaban a paso lento, logramos adelantarnos a ellos, los caballeros marchaban en dirección al parque en donde encontramos a Érick, en ese mismo parque los íbamos a interceptar, pero solo tres de nosotros.

Las chicas y yo, esperaríamos en aquel parque a los caballeros generando una distracción, mientras Erick se dirigía a la parte trasera de aquel ejército para liberar a las personas encadenadas.

Él era perfecto para esa misión debido a su entrenamiento como soldado y sus habilidades de combate. Caso completamente contrario al mío.

Todo lo que yo sé de combates, armas, estrategias y demás, lo aprendí en videojuegos, y ni siquiera estoy seguro de que todo lo que aprendí sea real. Es irreal pensar que existe un arma del tamaño de tu brazo capaz de lanzar rayos. Pero bueno, eso no era importante ahora.

Monica lanzó un disparo al aire.

*¡Bang!*

—Esa fue mi última bala, espero que todo salga según lo planeado. —comentó Mónica.

Los caballeros nos vieron, apuntaron sus espadas contra nosotros y empezaron a perseguirnos, por suerte, fueron la cuarta parte de ellos. Eso facilita las cosas para Érick, pero no para nosotros.

—¡Ahora nos toca correr para alejarlos! —dije comenzando a correr.

Corrimos lo más lejos que pudimos, pero nos comenzábamos a quedar sin energía y poco a poco empezaron a alcanzarnos.

—¡Atrápenlos! —gritaban los caballeros.

Continuamos tanto como nos fue posible, hasta que en un descuido, Mónica tropieza con un bache en el camino, y cae al suelo.

—¡¡Mónica!! —gritó Sofía volteando hacia atrás.

Me detuve y regresé para ayudarla a levantarse, mientras, le hacía señas a Sofía para que no se detuviera y siguiera corriendo.

—Vamos Mónica, arriba, no podemos quedarnos aquí. —dije sujetando su brazo para ayudarla a levantarse.

—¡Ah…! —se quejó de dolor.

—¿Qué sucede? —pregunté.

—Creo que me torcí el tobillo…

"¡Demonios, ¿por qué ahora?!"

—¡Apoyate en mí, no hay tiempo que perder! —indiqué colocando su brazo alrededor de mi cuello.

—¡Quietos ustedes dos! —ordenó un caballero de los muchos que nos rodeaban.

Estábamos rodeados por los caballeros, por todos ellos.

—¡Ustedes, sigan a la que se escapó! —ordenó uno de los caballeros a un grupo de diez.

"¡Rayos, irán tras Sofía también!"

—¿Qué hacemos ahora? —preguntó Mónica con evidente preocupación.

—No tengo idea. —respondí sin alejarme del lado de Mónica— Esto no era parte del plan. Y para serte sincero, debimos pensar en un plan de emergencia.

—Todo es mi culpa… —aseguró Mónica con la mirada al suelo— si hubiera mirado por donde iba, entonces nosotros… 

—No lo es, Mónica. —afirmé colocando ambas manos sobre los hombros de Mónica— Nadie tiene la culpa de esto. Fue un accidente, no se puede evitar, solo afrontarlo.

Con mis manos colocadas sobre los hombros de Mónica, mirando en su dirección, alcancé a ver a alguien que se acercaba rápidamente hacia nosotros, y para nuestra suerte, era un rostro conocido.

"¿Uh?, ahí viene Erick, supongo que viene a ayudarnos. Apareciendo siempre en el momento preciso, típico de él."

—Cuando diga "ahora", quiero que te quedes lo más cerca al suelo que puedas… —susurré a Mónica.

Dejé a Mónica en el suelo, y procedí a empuñar mi hacha.

—¡¡Si voy a morir, al menos me llevaré a algunos de ustedes conmigo!!

"Sé que solo me estoy haciendo el valiente, y espero que Mónica no vea como me tiemblan las piernas, pero en este momento ella está más asustada que yo. Alguien debe de darle tranquilidad, y planeo ser ese 'alguien'."

—¡Tengan cuidado con ellos muchachos! —advirtió uno de los caballeros— ¡Recuerden lo que nos pasará si los tocamos directamente!

"¿Qué?, ¿de qué están hablando?, ¿qué sucede si nos tocan? ¡Oh, es cierto, Érick! El momento ha llegado."

—¡¡Ahoraaa!! —grité.

Monica se lanzó hacia el suelo en cuanto escuchó mi señal, y yo hice lo mismo.

*¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum!*

El ruido de los disparos se escuchaba una y otra vez, mientras los caballeros que nos rodeaban iban cayendo al suelo uno tras otro.

Era un ataque tan letal que muchos de los caballeros perdieron brazos, piernas, e inclusive la cabeza. Perdieron sus espadas, cascos, o escudos, y cuando esto sucedía intentaban usar los cadáveres de sus compañeros como escudos de carne.

Qué acto más desagradable.

—¡¿Michael, Mónica, se encuentran bien?! —preguntó Erick mientras corría hacia nosotros.

—¡Estamos bien! —respondí aún en el suelo— ¡Pero parece que Mónica se torció el tobillo!

Al entender la situación, Erick se fue acercando poco a poco, continuando con la rafaga de disparos hacia los caballeros que nos rodeaban.

En el transcurso, algunos de ellos se retiraron y huyeron, corriendo en diferentes direcciones, quizás para que no lográramos ubicar su escondite.

—¡No podemos "correr con los ojos vendados"! ¡Todos, retirada! —ordenó uno de los caballeros.

"Es extraño… su manera de reaccionar frente al arma de Érick... Es como si no supieran lo que es… como si nunca hubieran visto un arma de fuego antes... Pero... ¿Cómo podrían no saberlo? Actualmente todo el mundo es capaz de reconocerlas ¿Porque ellos no? Ya después pensaré en ello, ahora no es el momento."

Durante mi "rato pensativo", Érick llegó hasta nosotros. Se veía realmente agotado, sudaba mucho y daba bocanadas de aire para recuperarse, pero afortunadamente no lucía herido.

—¿Dónde está Sofía? —preguntó Érick.

—Ella continuó adelante, debemos alcanzarla. —respondí poniéndome de pie.

—Me alegra ver que te preocupas por ella. —comentó Mónica mirando a Érick.




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