Debo hacer una confesión.
Soy un joven de diecisiete años cuyo estado mental se vuelve cada día más inestable, debido a mi todavía más inestable situación sentimental.
Solo digamos que tengo una mezcla bastante extraña de buena y mala suerte, o también podría llamarlo, un paraíso que se está quemando lentamente.
Sé que sigue sonando extraño, pero no hay otra forma de describirlo.
Vivir en la misma casa junto a dos bellezas, un pedazo del cielo; en la misma cama que tú, ¡el paraíso completo! Pero acaban por volverse sofocantes, mala suerte; y siempre acabas en el fuego cruzado cada que alguna abre la boca, un verdadero infierno.
Eso es lo que quería decir.
Llevo un tiempo viviendo junto a Lilia y Yuuki, pero no solo compartimos casa, también hemos estado compartiendo habitación.
La mayoría de las veces dormimos los tres juntos, pero en algunas ocasiones, esas dos se vuelven tan sofocantes, que termino durmiendo en mi oficina; aunque luego de hacer eso siempre recibo un regaño por parte de ambas.
Principalmente porque cuando no duermo en casa, ellas terminan obligadas a dormir solas en cuartos separados, ya que se niegan a compartir habitación si yo no estoy presente.
Todo un dilema.
Juna también se ha estado abriendo conmigo lentamente.
Me ha dado la oportunidad de saber más sobre su pasado, por ejemplo, ahora sé que ella era una noble del reino de Kala, la cuál lamentablemente estuvo apunto de ser vendida por su propia familia, a un miembro de la realeza como esposa. Un relato bastante fuerte a mi parecer.
También me contó que fue una de las sirvientas de la casa Erden, la que la ayudó a escabullirse en una carreta de mercancías, la cual se dirigía hacia las afueras de Kala, exactamente a uno de los pueblos al sur de Várnil.
Así es, me refiero a Silon. También cabe mencionar, que la sirvienta que la ayudó, era una vieja conocida del ex alcalde, por lo que este, no dudo en darle su apoyo, lo que sucedió después, aún es un misterio.
También debo mencionar un dato sumamente importante, y es que, nuestro equipo agricultor, cuenta con mil miembros nuevos, preparados para ayudar tanto en la siembra, regado, cuidado y cosecha de nuestros cultivos; y no solo eso, ahora Kágrel ya no es el único miembro del equipo de seguridad, ya que se han sumado, quinientas unidades extras de vigilancia, listas para prestar su ayuda y mantener el orden en Silon.
Seguro se preguntarán, "¿de donde sacaste mil quinientos empleados nuevos?"
Pues la respuesta es mucho más sencilla de lo que creen, ya que todos esos empleados nuevos, son nada más y nada menos que, los goblins.
Sí, así es, los goblins dijeron que no podían quedarse de brazos cruzados mientras que todos los demás hacían algo para ayudar al pueblo, así que, aproveché sus ganas de sentirse útiles, y les di trabajo a la mayoría de ellos.
Los quinientos goblins restantes, son un grupo entre niños y ancianos, pero ellos también sintieron la necesidad de ayudar con algo, y después de tanto pensar y pensar, finalmente había encontrado una solución para ellos.
Como la mayoría de esos quinientos eran niños, se me ocurrió aprovechar su "imaginación infantil", y también aproveché la experiencia de liderazgo que tenían los ancianos.
Los niños goblin se encargaron de decorar sus casas nuevas como les plazca. Suena peligroso lo sé, pero ahí no acaba el plan, los goblins ancianos se encargaban de vigilar, y coordinar a los niños, para que de esa forma, las decoraciones queden entretenidas de ver, pero sin parecer arte abstracto.
Fue tan divertido de ver como participar.
Pero bueno, es hora de dar un pequeño salto al presente.
Justo ahora, me encuentro en las afueras de Silon, cumpliendo con mi promesa de ayudar a Nilo con su magia. No era un experto, pero ellos buscaron mi ayuda, no les podía fallar.
—Muy bien, ahora sí, cuéntame cual es el problema. —indiqué a Alia.
—Nilo lo intenta, pero sin importar cuanto lo haga, no es capaz de usar ningún tipo de hechizo que no sea "Iluminar". ¡Pero él no deja de esforzarse, le prometo que así es!
—Hmm… Veamos qué podemos hacer.
"No puede ser… Olvidé que en realidad no sé casi nada de magia, ¿qué podría enseñarle yo a él?"
………
……
…
Nilo lo intentó una y otra vez sin descanso, mencionó el nombre de varios hechizos, algunos eran conocidos para mí, mientras que los demás eran nuevos, a pesar de ello, ninguno funcionó.
Pensé en rendirme y dejarle el problema a alguien experto en el tema, como Don Víctor, hasta que noté un dato interesante en los hechizos de Nilo.
Si bien podría haber sido una mera coincidencia, aún así me surgieron las ganas de preguntar al respecto.
—Nilo, ¿por qué solo estás intentando aprender magia ofensiva? —pregunté.
—Bueno, yo… —respondió volteando a ver de reojo a Alia.
La miré por un momento mientras esta contaba sus flechas restantes, las cuales se le cayeron al suelo, las volvió a levantar, y se le volvieron a caer. Fue un acto bastante cómico de ver.
Luego de presenciar aquella escena, pude entender un poco las intenciones de Nilo, y no pude evitar reír internamente.
—Entiendo. —comenté en voz baja para que solo Nilo me escuche— Quieres aprender magia ofensiva para protegerla a ella, ¿no es así?
Nilo asintió con la cabeza.
—¿Te digo algo? Atacar, no es la única forma de proteger a alguien, hay muchas formas de mantener a salvo a los que te importan, puedes defender, huir, dialogar, interponerte, escuchar, entender, esas son algunas de las cosas que también funcionan para proteger a alguien.
Me tomé un momento para recordar mi batalla con Kágrel, donde un extraño cosquilleo se deslizó por mis puños.
—Es cierto que muchos problemas se arreglan a golpes, pero no siempre es la opción correcta, por ejemplo, el día que conocimos a Kágrel y trató de atacarlos.
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Editado: 27.11.2023