Hope Dragon: De niño a leyenda Vol.3

Capítulo 6: Carros de mercancías

Desde hace una semana que Mónica está en Silon, y tal y como prometió, no se ha ido de aquí ni una sola vez.

Ella ha estado ayudando a todos los que puede, y es verdaderamente hábil con esa espada que siempre lleva consigo, lo sé, porque la he visto cortar árboles de un solo tajo. Algo que solo había visto en series de anime o películas.

No estaba seguro de si eso sería impresionante para otros espadachines de aquí, pero al menos para las personas de mi mundo sí lo es.

Por lo que sé, ahora el viejo Nerves está en alguna clase de retiro, al igual que el ex-alcalde de Silon, y también sé que Don Víctor va a visitarlos de vez en cuando.

Al parecer, esos tres se juntan para tomar el té, platicar y esas cosas.

Aunque no pude evitar pensar que sus charlas serían interesantes, después de todo, Nerves sabe mucho sobre el Hope Dragon, el señor Tadeo(ex alcalde de Silon) sabe todo sobre el pasado de Juna que me tiene intrigado, y Don Víctor pues… él sabe mucho de todo, literalmente una enciclopedia andante.

Pero, pasando a temas más importantes.

Justo como prometí, decidí pasar más tiempo con Lilia y Yuuki, pero en estos días, hay una cosa que ha estado rondando en mi cabeza sin parar.

La pregunta de Mónica:

"No pensarás quedarte con las dos ¿verdad?"

Y por más que lo pienso, mi mente siempre responde con otra pregunta:

"¿Es que en verdad no puedo? ¿Por qué estoy obligado a decidir? Ni siquiera sé si es posible que te guste más de una persona a la vez, y si es imposible, entonces ¿qué es lo que estoy sintiendo…? ¿Por qué no me siento con la fuerza de perder a ninguna…?"

"Necesito ayuda…"

Para poder despejar mi mente decidí hacer un viaje, y no, no lo haría solo, esta vez llevaría a Lilia y a Yuuki conmigo. Será más un paseo para los tres, o cuatro, ya que le pedí a Kágrel que nos acompañe por seguridad.

Al este y noreste de Silon hay un grupo de pueblos los cuales nunca he visitado, pero decidí aprovechar el momento para hacerlo, y llevarme a esas dos a dar un lindo y agradable paseo.

Pensé que sería un evento divertido ya que nunca han salido de Silon desde que están aquí, eso y… en verdad quería salir de casa, ya que no pasaban más de veinte minutos sin que un goblin tocara la puerta preguntando si puede limpiar mi casa.

En verdad agradezco el hecho de que quieran sentirse útiles y cooperar con el resto, pero a veces su generosidad puede ser… muy hostigante.

Lo que me dio otro motivo para salir de casa.

………

……

Hablé con Don Víctor y este aceptó gustosamente llevarnos en su carruaje a las chicas, Kágrel y a mí. Le pregunté si había tenido alguna visión sobre este viaje, a lo que él me respondió que todo estaría bien y que no había de qué preocuparme.

También volví a sacar el tema de mis padres, pero nuevamente no obtuve nada.

Solo sería un viaje de unas horas o incluso menos, ya que realmente no tenemos nada que hacer allí, simplemente les haremos una pequeña visita, trataremos de disfrutar lo que se pueda, y luego volveremos.

Dudaba que Juna se fuera a meter en muchos problemas, pero por si acaso, dejé a Sofía y Érick para que la ayuden de ser necesario.

Y así empezó nuestro viaje. Subimos al carruaje, que más bien es una carreta, pero "carruaje" suena más elegante así que le digo carruaje, y avanzamos.

Las chicas estaban sentadas en la carreta conmigo en medio, y Kágrel, quien estaba sentado frente a nosotros, aprovechaba esta oportunidad para admirar el paisaje en lugar de preocuparse en correr. Él también merece relajarse.

—Michael, ¿adonde vamos? —preguntó Lilia mirando el camino.

—Pensaba en visitar los pueblos vecinos, —respondí— y quise aprovechar para traerlas a ustedes y así no estar separados tanto tiempo.

—¿Y qué pueblos son? —preguntó Yuuki viéndome con curiosidad.

—Eso es lo más extraño, —dije recordando el informe de los alrededores— hablé con Érick al respecto, y me dijo que aunque sean cinco pueblos distintos, todos tienen el mismo nombre, pero él lo justifica con que los cinco están bajo el mando de la misma familia.

—¿Y a cual de todos iremos?

—Al más grande de los cinco, —afirmé con una sonrisa tranquila intentando disimular mi entusiasmo— tengo la esperanza de que encontremos algo divertido que hacer allí.

—Además, —agregó Don Víctor quien estuvo callado todo el viaje— el joven Michael se enteró que en ese lugar se comercia mucho con todo tipo de artículos, y tenía la esperanza de poder conseguirles un regalo especial para cada una, o según sus propias palabras "Algo que vaya con lo lindas que son".

"¡¡Maldito anciano chismoso, arruinaste mi sorpresa!!"

Luego de escuchar las palabras de Don Víctor, las chicas se apoyaron en mí con una cálida sonrisa, demostrando su genuina felicidad.

"Bueno, esto tampoco está tan mal."

………

……

Así, luego de unos veinte minutos de viaje, logramos llegar a nuestro destino.

Nos bajamos los cuatro del carruaje, y Don Víctor se bajó un momento para cautelosamente entregarme algo.

—Tome esto por favor, joven Michael. —me susurró entregándome una bolsa del tamaño de mi mano.

—¿Qué es esto…? —pregunté abriendo la bolsa— Son… ¿monedas?

—Son monedas de oro, plata y bronce, úselas como le plazca.

Luego de eso, Don Víctor regresó a la carreta, y se retiró. Dijo que buscaría un buen lugar para estacionarse y que nos esperaría allí. Dinero, seguridad y transporte gratis esperándonos, ¿qué mejor?

Oh claro, y dos chicas lindas a mi lado también.

Ingresamos al pueblo, e inmediatamente notamos el nombre en la entrada.

「"Bienvenidos a Vere"」

"Puede que suene grosero, pero Silon es un nombre mejor."

Era un pueblo bastante movido, todos se movilizaban de un lado a otro, siempre comprando o vendiendo alguna cosa, y más que un pueblo, de hecho esto parecía un mercado; no podíamos dar más de cinco pasos sin que alguien tratara de vendernos algo, Silon también tenía una zona comercial, pero no tan aglomerada como esta.




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