Estamos a una semana de terminar el mes de octebre, fecha donde planeamos celebrar el primer Halloween de este mundo mágico, y por lo que he escuchado, todos lo esperan con ansias, no solo por los disfraces, sino también por los dulces que prometí que habría para todos.
Yuuki me había comentado que hay algunas de esas abejas gigantes en el bosque del sonido, pero que no sabía su ubicación exacta; caso totalmente contrario a Robu, quién me enteré hace poco, hacía la labor de goblin explorador cuando aún vivían en su aldea, por lo tanto, conocía gran parte del bosque como la palma de su mano.
Justo como me temía, cuando lo propuse, nadie quiso ir por la miel, así que para hacerlo de forma justa, lo sometimos a votación.
Todos escribieron el nombre de la persona o criatura que debería ir por la miel, y el que tenga más votos tendría que hacerlo, pero lamentablemente, todos, absolutamente todos, votaron por mí, mientras que yo voté por Relt, pensando que con su cuerpo cambiaformas no tendría problemas con los aguijones.
"Son unos traidores todos, todos… Incluso Kágrel votó por mí, ¡yo confiaba en ti amigo!"
Y así quedó la votación, tendría que ser yo quien vaya a por la miel al bosque.
Había pensado distintos planes para repelerlas, pero resulta que usar humo solo las enoja más, echarles agua no impide que sigan volando y solo las vuelve más hostiles, y usar una armadura no sirve de nada ya que sus aguijones perforan el acero de hasta cinco centímetros de grosor.
"¿Qué demonios puedo hacer contra ellas?"
Decidido a ir hacia ese lugar, me preparé con mi Cristal de viaje en caso de que tenga que huir, mi Cristal espacial para guardar la miel que consiga de modo que no se desperdicie nada, y a Robu, quien hará de guía en este viaje de recolección.
Todos los demás se quedaron en Silon deseándome buen viaje.
"Traidores."
Cuando empezamos a caminar hacia el bosque, fuimos detenidos por Mónica, quien de forma generosa se ofreció a seguirnos también.
—Recuerda que prometí protegerte. —afirmó sonriendo orgullosamente— Y planeo cumplir mi promesa.
Fue justo en ese momento, cuando recordé la "charla" que había planeado tener con Mónica acerca de los disfraces de las chicas. Era mi deber como el novio de ambas el saber, ¿porqué las engañó de esa forma?
—Cuando volvamos con la miel, voy a tener una larga charla contigo sobre los disfraces que les diste a Lilia y a Yuuki. —le advertí.
—¿Uh? ¿Acaso las chicas se veían horribles en esos trajes? —preguntó sorprendida— Pero cuando las vi me parecieron bastante atractivas, sobre todo la conejita sexy, aunque la colegiala traviesa tampoco estaba mal. ¿O es que acaso preferías algo como un uniforme de enfermera?
"¿Qué tan pervertido puede llegar a ser el razonamiento de esta mujer?"
—Yo no prefería nada de eso. —respondí irritado— Y tienes suerte de que Miri no entendió lo que significaba, habría sido aún más incómodo si lo hacía.
—¿Incómodo? ¿Acaso intentaste propasarte con ellas, pero como la pequeña estaba ahí no pudiste? —preguntó Mónica asombrada— No puedo creer que seas de esos que sucumben a la tentación tan fácilmente, estoy muy decepcionada.
—¡Haber haber, espera! —la detuve antes de que siguiera sacando ideas equivocadas— Yo jamás he intentado propasarme con ninguna de ellas, y tampoco lo haré, yo no soy de esa clase de hombre oportunista.
—Sí, sí, lo sé, no tienes que preocuparte por eso, —afirmó mientras se reía en voz baja— solo estaba bromeando un poco, pero veo que te lo tomaste muy enserio.
"¿Cómo se te ocurre bromear con eso?"
—Bueno, tampoco negarás que te pasó algo bueno, —agregó sonriente— sobre todo con los dos gritotes que diste por la noche, todos se rieron en lugar de hacer preocuparse por ti.
"Demonios… ¿Saben qué? Mejor comenzamos el viaje, esta plática no nos llevará a ningún lado."
Y así lo hicimos.
………
……
…
Entramos al bosque caminando, aunque yo llevaba a Robu sobre mis hombros, ya que al tener piernas cortas no sería capaz de movilizarse a nuestra velocidad.
Las indicaciones de Robu fueron increíblemente precisas, se conocía a la perfección los caminos, atajos, desvíos, y rutas seguras para evitar a monstruos peligrosos con los que no teníamos nada que ver.
Era como tener un GPS en nuestras manos, bueno, en mis hombros, que nos guiaba por este inmenso lugar, y al cabo de unos cuarenta minutos de caminata, unos misteriosos zumbidos se empezaron a oír.
Nos pusimos alerta, Robu se aferró a mí con temor, Mónica sujetó con firmeza la funda de su espada, y yo estaba listo para comenzar a moverme en caso de ser atacados.
Sin previo aviso, el ataque furtivo comenzó.
Un ejército completo de abejas gigantes salieron de entre los árboles volando a nuestro alrededor, a modo de crear una cerca de la que no podamos escapar.
Cada dos segundos tres de ellas intentaban atacar, luego se retiraban y otras tres repetían el proceso, era un ataque perfectamente coordinado; Mónica se vio obligada a desenfundar su espada, y con un movimiento veloz, empezó a cortarlas por la mitad, una por una.
Yo no quise quedarme atrás, así que encendí mis puños y esperé a que las abejas atacaran para tenerlas cerca, y así acabarlas de un golpe, siempre cuidándonos de sus aguijones.
Parecían interminables, por cada una que derrotamos otras cuatro aparecían, era una situación imposible de superar, y si los números aumentaban, solo nos agotaremos hasta morir.
Debíamos tomar una decisión.
—¡Esto no está sirviendo de nada! —exclamó Mónica defendiéndose de los aguijones— ¡Tenemos que volver e idear un mejor plan!
—¡No, aún no! —respondí esquivando un aguijón— ¡Tengo una idea, pero no es nada seguro!
—¡Hazlo!
—¡Bien!
Alcé mi mano hacia el cielo, y creé una Fire Sphere casi de inmediato, logrando generar un calor y presión en el aire lo suficientemente fuertes como para forzar una retirada de las abejas.
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Editado: 27.11.2023