Juna había sido secuestrada de nuestro hogar por la mano de Mírlow, quien planeaba hacerla su esposa.
Teníamos a nuestro equipo de rescate reunido en la frontera del pueblo, listos para viajar hacia el reino de Kala para recuperar a nuestra compañera, y de ser necesario, comenzar una guerra.
Utilizamos un Cristal de viaje de Don Víctor para movilizarnos. No teníamos tiempo que perder, ya que estábamos en el último día de espera para la boda forzada entre Juna y el tipo que se la llevó.
Estábamos preparados para asumir las consecuencias de lo que llegue a ocurrir en Kala, y esa fuerte determinación, es la que nos ayudará en su rescate.
Nos tomamos todos de la mano o pata, y Don Víctor procedió a activar su cristal, abriendo el punto de inicio en nuestra misión.
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Aparecimos frente a una enorme muralla de piedra, y antes de que pudiéramos apreciar el paisaje, fuimos atacados por dos grupos de guardias que venían de ambos lados, izquierdo y derecho.
No teníamos tiempo que perder, por lo que decidimos acabar con ellos usando a los grandotes.
Bastó con un golpe de Halcón al grupo de la derecha, haciendo uso de su nueva habilidad secundaria, enviando a todos a volar.
En el lado izquierdo no fue distinto, ya que Kágrel aumentó levemente de tamaño, repitiendo la acción con un zarpazo.
Así de rápido.
No teníamos tiempo para buscar la entrada de esta gran muralla, y tampoco queríamos derribarla, ya que podrían haber personas inocentes del otro lado, lo que nos dejó una única opción. Subir.
Pensé en hacer que Kágrel nos ayudara, aumentando de tamaño para escalar los muros con sus garras, pero Don Víctor dijo que hacerlo no sería necesario.
Afirmó tener un método más sencillo.
Juntó ambas manos como si estuviera rezando, creando a los pocos segundos un aura ligeramente brillante a su alrededor, la cual se extendió rápidamente hacia nosotros.
Nos hizo sentir más ligeros por un breve instante, antes de percatarnos de que nuestros pies se habían alejado del suelo.
Era un hechizo de magia elemental de viento que nos permitía levitar como un globo con helio, con la diferencia de que podemos contrar la dirección y velocidad a la que flotamos.
Con eso, fue que escalamos al fin los gigantescos muros de Kala.
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Una vez que llegamos a la cima el hechizo se detuvo, permitiéndonos volver a tocar el suelo nuevamente.
Fueron alrededor de diez segundos de levitación, lo que demostraba lo grande de las murallas.
Su ancho era el suficiente como para que dos autos medianos se estacionaran lado a lado, haciendo sencilla la movilidad de los grandulones como Halcón y Relt.
Fue impresionante el tamaño de aquellos muros, pero toda nuestra atención se la llevó lo que se hallaba al otro lado de ellos, el reino de Kala.
Era un reino gigantesco, dejando ver a Nerulia como una pequeña ciudad al ser comparadas, demostrando así el porqué eran merecedores de una muralla tan grande.
Fuertes corrientes de aire chocaron con nosotros debido a la gran altura en que nos encontrábamos, obstaculizando ligeramente nuestra visión y equilibrio de todos por igual.
Los únicos que se mantuvieron firmes, tal y como si esas fuertes corrientes no fueran más que una leve brisa, fueron el padre de Yuuki, Relt, la emperatriz, y Don Víctor. Solo miraban fijamente hacia el frente, viéndose de algún modo como personajes "heroicos".
Pero entre más grande es un país, más diversidad de personas existen.
Todo el reino de Kala parecía seguir una secuencia, el castillo del rey se hallaba en el centro de todo, y a su alrededor se podían apreciar decenas de edificaciones de gran tamaño y con apariencia lujosa. Solo la nobleza y personajes importantes se hospedaban allí.
Continuando ese orden, alrededor de la nobleza se ubicaba un gigantesco mercado circular, clasificado entre tiendas lujosas como joyerías, hasta vendedores ambulantes, dependiendo de qué tan cerca del centro se encuentren.
Y por último, las viviendas de la gente común, ubicadas en un orden específico, entre más cerca de la muralla te encuentres, más pobre eres.
Esa era la clasificación de Kala, tu hogar debía seguir una secuencia económica específica.
Viendo mi dificultad para observar el castillo, Don Víctor me entregó un artefacto cilíndrico de metal, un catalejo.
Lo posicioné sobre uno de mis ojos como se muestra en las películas de piratas, y fue ahí cuando encontré nuestro objetivo principal.
El castillo de Kala era igual a una gran caja de un tono grisáceo, con cinco torres de piedra a su alrededor, que superan en altura al mismo castillo, ubicadas a la misma distancia entre ellas.
Las puertas del castillo estaban exageradamente decoradas, llegando al nivel de ser extravagante.
Había una larga alfombra roja por donde pasarían los novios, terminando en un elegante altar tan blanco como las mismas nubes.
Todo el camino de la alfombra tenía arcos de flores rosas, simulando un hermoso túnel.
Los miembros de la nobleza y otras personas influyentes se hallaban allí, sentados sobre los asientos estratégicamente colocados a ambos lados del túnel de flores.
Los pobladores comunes intentaban presenciar el evento, pero su ingreso era restringido por los guardias.
El mismo artefacto le fue entregado a Érick y Mónica, pudiendo apreciar el lugar donde se llevará a cabo la boda.
—Hay demasiadas personas alrededor —comentó Erick—. Si comenzamos un escándalo ahora, habrán demasiadas bajas innecesarias.
—Lo sé —asentí—. Pero nuestro asunto no es con ellos, tenemos que alejarlos para poder acercarnos al castillo.