Hope Dragon: De niño a leyenda Vol.5

Capítulo 1: Mi poder es de ustedes, y el de ustedes es mío

Las cosas han ido bien para nosotros. 

Los diez mil goblins que quedaban en el bosque finalmente se unieron a nuestros números, y actualmente, representan la mayoría de nuestra población. 

Don Víctor ya había terminado con su labor de organizarlos, pero cuando estuvo apunto de darme un informe al respecto, llegaron mis suegros Garpo y Francis, y ellos junto a mi madre y Miri, decidieron pasar un pequeño tiempo en familia. 

Las chicas y yo hicimos algo similar, aunque al final terminé dándole un poco más de atención a Juna. No fue por alguna preferencia hacia ella, sino por haber quedado atrapado en el momento. 

Aunque aquello no es importante ahora. 

En medio de todo eso, y el pequeño caos que se ocasionó esa misma noche, acabamos por generar un pequeño problema con mi mamá, indicando que éramos demasiado ruidosos, y que no dejábamos descansar a Miri. 

Aceptamos nuestro error y pedimos disculpas, siendo ahora conscientes de las nuevas reglas de convivencia en nuestro hogar. 

Hay momentos en los que acabamos generando un escándalo, ya sea por “esto” o “aquello”, pero nunca se nos ocurrió buscar una solución hasta que alguien lo señaló. 

Los cuatro pensamos en algunas opciones, pero terminé siendo yo quien propuso la alternativa más viable. 

La cueva de Relt estaba repleta de cristales que evitaban que el ruido saliera más allá de su posición, creando una barrera invisible e intangible a su alrededor, siendo capaces de insonorizar una habitación completa. 

De ahí nos propusimos pedirle algunos a Relt, en cuanto lleguemos a encontrarnos con él. 

Así terminó nuestra noche, casi sin problemas, y a la mañana siguiente, tuve que salir corriendo hacia mi oficina, recordando que dejé a Don Víctor en el aire con su informe. 

Ese tipo estaba dentro de mi oficina, de pie a un lado de mi escritorio, como si supiera de antemano que llegaría en ese instante. 

Procedí a pedir disculpas por haberlo dejado de lado, y procedí a tomar asiento, dando por iniciada nuestra reunión. 

—Como sabrá, hemos tenido un gran incremento en nuestra población, incluyendo no solo a los antiguos pobladores de Rinto, sino también a las múltiples aldeas goblin que habitaban en el bosque, dando un total de diez mil ochenta nuevos pobladores para Silon. 

—Vaya… —exclamé, soltando una risa incómoda—. Cuando escucho esos números, me hace pensar que tal vez nos excedimos un poco. ¿Y cómo van sus nuevos empleos? Espero buenas noticias. 

—Oh, por supuesto, tengo maravillosas noticias al respecto —afirmó Valentín, mostrando una expresión de serenidad—. Su hipótesis fue correcta, la mayoría de los goblins que llegaron se ofrecieron voluntariamente a ejercer algún tipo de labor, y gracias al apoyo de Robu y sus compañeros, nos fue sencillo mostrarles las múltiples opciones disponibles. 

“Fascinante…” 

—Nuestros números en el equipo médico han aumentado. Al principio eran únicamente la señorita Sofía junto a otras diez goblinas, pero ahora se han sumado otras diez goblinas y diez goblins, dando un total de treinta y uno, pero se espera que próximamente se puedan sumar aún más. 

—Wao, eso es impresionante —dije emocionado, antes de tocar otro tema—. Por cierto, ¿sabes cómo va el progreso de Sofía? Tengo entendido que estaba aprendiendo magia sanadora. 

—Hoho, debo admitir que su progreso es impresionante. Según lo que dice el ahora retirado médico de Silon, las habilidades de Sofía con la magia sanadora progresan a pasos agigantados, y muy pronto podrá ascender a “maga sanadora de clase cinco”. 

Me sentí realmente aliviado al escuchar sobre el prometedor futuro de Sofía, sobre todo en aquella rama tan complicada de la magia como lo es la magia sanadora. 

Su dificultad al momento de aprenderla, es muy similar a la que enfrentan las personas que buscan estudiar la carrera universitaria de medicina en nuestro mundo. 

Un camino complicado que no muchos se atreven a recorrer. 

Don Víctor continuó mirándome de forma inexpresiva, mientras seguía perdido en mis pensamientos, solo para reaccionar de golpe al notar su mirada. 

Aclaré mi garganta, y me senté correctamente, dando paso nuevamente a la seriedad. 

—Continúa, por favor. 

—Con gusto —Don Víctor asintió—. Se han agregado otros quinientos miembros a nuestro equipo de seguridad, todos ellos también son goblins y goblinas al igual que nuestro equipo actual, pero optamos por dividir nuestra fuerza por la mitad. 

—¿La mitad? —pregunté, ladeando la cabeza. 

—Así es —respondió tranquilamente—. Como usted sabe, nuestros quinientos goblins iniciales para el equipo de seguridad, han ido aprendiendo y dominando las habilidad físicas de Kágrel. Teniendo eso en cuenta, hemos descubierto la facilidad que tiene esta raza para adaptarse a ciertos estilos de vida, y si seguimos ese ejemplo, los quinientos reclutas nuevos estarán bajo el mando directo de Drímur, y con suerte, repetir el mismo procedimiento de observa, copia y domina, que ocurrió con Kágrel. 

—Eso sería como tener a quinientos mini Kágrel y Drímur andando por allí con total libertad… —murmuré, imaginando el futuro—. Ya de por sí uno de ellos resulta peligroso, pero si logramos hacer esto… 

—...tendríamos un temido y respetado primer ejército nacional —agregó Don Víctor, completando mis palabras—. Un paso más cerca de su objetivo. 

—Increíble… —solté un largo suspiro, mostrando una sonrisa pacífica—. Bueno, bien pensado, en verdad te felicito por haber ideado un plan tan brillante como este. 

—Hohoho, es un honor recibir tales elogios de su parte. ¿Puedo continuar mi reporte, joven Michael? 

—Por supuesto, este día mejora cada vez más y más. Continúa. 

—Al ser una mayor población, también aumenta el número de bocas que alimentar, por esa razón hemos decidido agrandar nuestro equipo agricultor. Al principio contábamos con mil veinticinco miembros, pero luego de juntar a todos los voluntarios, hemos agregado a dos mil cien nuevos trabajadores para la producción de nuestros cultivos. Afortunadamente la mayoría de los que se ofrecieron han realizado trabajos de cultivo en sus aldeas, y eso acelera nuestro proceso de producción. En total tendríamos tres mil ciento veinticinco trabajadores en perfecto estado y con disponibilidad de todas las herramientas para realizar esta importante labor. 

—¡Impresionante! —exclamé con entusiasmo—. Cada parte de este reporte demuestra lo eficiente que eres, sin mencionar todas las ventajas administrativas que posees en tu cargo actual. 

—Agradezco sus palabras. Pero le sugiero que no celebre antes de tiempo, joven Michael, guarde un poco de esa energía para el final. 

—Oh, sí, claro. Supongo que tienes razón. 

“Debo dejar de reaccionar como un niño ante todo, se supone que estoy próximo a crear mi propia nación, no puedo mostrarme así frente a los demás.” 

—Puedes seguir con tu informe —indiqué, tratando de sonar serio. 

—Nuestro equipo de construcción y mantenimiento también se ha visto afectado de manera positiva con la reciente adición de treinta y dos humanos de Rinto, y sesenta goblins, lo que nos daría un total de ciento cuatro trabajadores si contamos a los miembros anteriores. 

Todo aquello me hizo sentir aliviado. 

Tantas buenas noticias una tras otra significaban un peso menos para mi corazón, y una sensación de calma al presenciar cómo se forjaban las bases para mi objetivo. 

La mayoría del trabajo administrativo lo hacía Don Víctor, lo sé, y en el pasado era Juna quien se encargaba de ello. Yo era más como la imagen pública, y quien tomaba las decisiones más grandes o peligrosas, llevándome todo el crédito en el proceso. 

Esos dos decían que no les importaba, ya que trabajar desde las sombras resultaba más cómodo que ser señalado constantemente, pero aun así no pude evitar sentirme como un “falso gobernante”. 

Necesitaba adquirir conocimiento. 

Ser fuerte para proteger lo que amo es importante, pero de nada sirve ser el más fuerte del mundo si alguien me pasa por encima sacando provecho de mi ignorancia. 

Era tranquilizador tener a personas como Don Víctor a mi alrededor, pero no podía depender de él para siempre. 

—Oh, casi lo olvidaba —recordó Don Víctor, explicando un último punto—. Hemos extendido nuestros campos de cultivo, ya sabe, por lo mismo del incremento de nuestra población. Espero no le moleste que haya tomado esta decisión sin consultar, pero era algo que debía tratarse con urgencia. 

—No, no, descuida —respondí, rascando mi cabeza torpemente—, pero para la próxima asegúrate de avísame antes de tomar una decisión tan importante como esa. 

—Así será —dijo, con una pequeña reverencia—. Ese vendría siendo el final de mi reporte. 

“Sucedió otra vez…” 

“Otra decisión importante fue tomada y yo fui el último en enterarse. Maldita sea…” 

Me incliné sobre mi asiento, fijando mi atención en el techo mientras recordaba todo lo que he vivido desde que llegué a este mundo. 

"Silon ha crecido tanto en tan poco tiempo.” 

“Nuestra población actual supera los diez mil, y fácilmente podríamos pasar a llamarnos una ciudad en lugar de permanecer como un pueblo.” 

“Recordar el día en que vimos por primera vez ese cartel que nos daba la bienvenida a Silon es… nostálgico.” 

“Hace mucho que retiramos ese viejo pedazo de madera, colocando uno más grande y elaborado, pero el recuerdo permanece vivo en mi cabeza.” 

"Bueno, no es momento de ponernos a recordar. Tengo una lista de pendientes, y es mejor comenzar ahora que tengo tiempo libre.” 

……… 

…… 

… 

La tarea de ubicarlos en sus hogares y organizar las labores de todos nuestros nuevos habitantes estaba hecha. 

La misión de búsqueda y rescate de mi madre también estaba resuelta, con un “bono adicional” que Máximo me dejó tras su deceso. 

Después de todo aquello, el siguiente punto de mi lista yacía frente a mí. Forjar un “Pacto de sangre” con todos los habitantes de Silon. 

Puede que suene como algo ambicioso, algo que solo se le ocurriría a un hombre que prioriza el poder por sobre todas las cosas, pero mis motivos detrás de esta acción, eran los de colocar un “seguro”. 

Algo que me permitiera mantener cierto control sobre la población, dándome la posibilidad de frenarlos en el acto, tal y como hice con Nilo al retirar su nueva habilidad única. 

Es cierto que forjar un “Pacto” con alguien más puede desencadenar un brote de habilidades únicas o secundarias, e inclusive una “evolución de raza”, pero aquello sería un problema de unos instantes, y no uno que se repita constantemente. 

Los problemas deben ser cortados de raíz, y no dejarlos existir con la esperanza de que mejoren. 

No dejaría que se repita lo del soldado kalano que nos delató, no otra vez. 

En la actualidad, la población es tan extensa que sería un verdadero pesar realizar el “Pacto” uno por uno, e incluso de dos en dos me tomaría demasiado tiempo. 

De ahí es donde nació mi plan. 

Con la habilidad única que tomé de Mírlow, “Control de mana”, me volví capaz de realizar varios ajustes a mis habilidades anteriores. 

Algunas de las más interesantes fueron la cantidad de Manos Demoniacas que podía crear a la vez. Por ahora mi límite era de cuatro, pero confiaba en que con el tiempo esa cifra aumentaría. 

Adicional a ello, logré obtener el control absoluto de la temperatura en mis llamas, desde alzarlas a niveles muy por encima del promedio, hasta dejarlas en un estado de frialdad como la piel de un cadáver. 

“Llamas frías”, ¿siquiera pueden imaginar algo así? 

Mi plan consistía en reunir a todos los habitantes en el centro de Silon, con la ayuda de nuestro equipo de seguridad para acelerar el trabajo, terminando la labor en tiempo récord. 

Fueron alrededor de diez minutos lo que hizo falta para que todos se tomaran una pausa de sus labores, y se acerquen al punto indicado. 

Evité colocar un estrado o alguna clase de escenario para hacerlo menos formal, y procedí a utilizar una caja de madera como plataforma. 

Todos yacían reunidos a mi alrededor, sin entender los motivos de esta reunión tan apresurada, mientras que el equipo de seguridad se hallaba posicionado sobre los techos, con la intención de no obstruir todo el espacio en tierra. 

No teníamos a Relt para servir como megáfono, y tampoco podíamos depender de él para cada uno de los mensajes importantes, por lo que decidí traer un pequeño regalo que recibí de parte de Don Víctor para situaciones como estas. 

Un objeto con forma de cono, hecho completamente de un material similar al plástico, el cual jugaría en el papel de “altavoz". Un artículo simple, pero bastante efectivo. 

De esa forma es como empieza esta reunión, explicando nuestro estado actual. 

—No les voy a mentir, nuestra población ha crecido demasiado, al punto en que seguir llamándonos un “pueblo” es insostenible. Por eso quiero colocar mis ojos en el futuro, uno en el que podamos ascender todos juntos como un gran equipo, dando el inicio de nuestra propia nación neutral. 

Los ojos de todos yacían clavados fijamente en mí, la mayoría intuyendo lo que significaban mis palabras, mientras que otros no comprendían gran parte de ellas. 

Aún así me mostré imperturbable, como una gran roca que no será removida por mucho que sople el viento, y apuntando hacia el frente, continué. 

—Poseo una habilidad única que me permite ser más fuerte, y a la vez fortalecer a todos aquellos con los que la utilizo. Lo que busco, es obtener su apoyo en esta idea, donde todos y cada uno de nosotros se verá beneficiado de distintas maneras. Algunos obtendrán habilidades únicas o secundarias, e inclusive una evolución de raza, pero todo esto es en pos de asegurar nuestro futuro. 

Tomé unos segundos para observar los rostros de todos, encontrando cierta comprensión en sus expresiones, dándole rienda suelta a mis palabras. 

—No existe gobernante capaz de proteger a su pueblo en la totalidad, siempre existe la posibilidad de que la defensa principal se halle indispuesta, e incluso derrotada, y es ahí donde mi plan muestra su verdadera cara. 

Me sentía como un político en campaña, prometiendo esto y aquello, pero no dejé que eso me molestara. 

—Formando un Pacto conmigo se harán tan fuertes, que no deberán temer a un ataque de bandidos, o un mercader abusivo, ni a ninguna otra persona que intente pisotear sus derechos. Por esa razón, lo único que les pido es que confíen en mí, como su aliado, y como su líder. 

Cuatro Manos Demoniacas brotaron de mi espalda, extendiéndose en las cuatro direcciones cardinales, pasando por encima de las cabezas de las personas. 

Todo el mundo quedó en shock al ver aquello, haciéndose a un lado por el temor a las quemaduras, sin saber que ya había reducido la temperatura al mínimo. 

Descendí todas mis Manos Demoniacas, con la intención de que estuviesen al alcance de los goblins, y una vez allí, poco a poco todos vieron que aquellas llamas no emitían calor alguno. 

No era difícil imaginar signos de interrogación flotando sobre sus cabezas, pero los liberé de las dudas cuando expliqué la situación. 

—Pueden estar tranquilos, he reducido la temperatura de mis llamas a un nivel inofensivo, y lo hice con la intención de poder entrar en contacto con ustedes. Si acercan sus manos lo suficiente, podrán sentir algo parcialmente sólido, y para forjar este “Pacto" con ustedes, tienen que evitar soltarlo. 

Aún se podían apreciar expresiones dudosas entre el público, lo cual era evidente, pues ante los ojos de la mayoría, esto parecía un evento obligatorio y no uno voluntario. 

Necesitaba corregir ese error. 

—No voy a forzar a nadie a aceptar. Como ya lo expliqué, no existen consecuencias negativas, pero hacerlo sigue siendo su decisión, y no puedo oponerme si deciden abstenerse. Aún así, estaré encantado de aceptar a quienes lo intenten. 

Estuve esperando más resistencia, quizás una pregunta del público o dos, incluso un rechazo absoluto era una posibilidad válida, pero nada de eso sucedió. 

Las dudas que mostraban hacia mi idea no eran por falta de confianza hacia mí persona, y tampoco por temor a alguna consecuencia, sino por la enorme curiosidad de saber qué les tocará al momento de hacer un “Pacto” conmigo. 

Uno a uno fueron colocando una mano sobre mis Manos Demoniacas, volteando a verme con una emoción incalculable, rogándome que comenzara. 

Quedé en blanco por unos segundos al ver sus reacciones, pero regresé a mis sentidos cuando el número de personas que sujetaban mis Manos Demoniacas alcanzaron las mil. 

No lo pensé dos veces antes de continuar, y forjé un “Pacto de sangre” con ellos. 

Se sintió como un pequeño escalofrío recorriendo mi espalda al momento de hacerlo, pero antes de responder a esa misteriosa sensación, el público reaccionó animado. 

Todos comenzaron a reír o saltar, indicando que se sentían más fuertes, más rápidos, más ligeros, pero aunque los humanos no presentaban ningún cambio físico, los goblins sí lo hicieron. 

Lo más notorio fue su estatura, pues la mayoría de los adultos llegaban hasta mis rodillas, pero con este cambio, crecieron a casi el doble de su tamaño, alcanzando mi cintura. 

Otro cambio en ellos fue el crecimiento ligero de la masa muscular, principalmente en los goblins, además del crecimiento del cabello, el cual fue más abundante en las goblinas. 

Estos cambios fueron tan sorprendentes, que los demás habitantes de Silon se prepararon para tomar su turno. 

Así fue como ocurrieron rotaciones constantes en grupos de mil, hasta que no quedara ningún habitante sin aliarse a mi “Pacto”. 

……… 

…… 

… 

Forjé Pactos con mi gente una y otra vez, hasta que finalmente no quedaba ninguno fuera. 

No hubo ninguna excepción, incluso los seguidores de Halcón, Rita, Francis, Alia y el viejo Nerves se sumaron a esto. 

Y al cabo de un par de horas, finalmente pude descansar. 

Adicional a eso, descubrí que era imposible forjar un Pacto más de una vez con la misma persona, y lo comprobé cuando los niños jugaban a tocar mis Manos Demoniacas varias veces seguidas, esperando ser mejores que los otros niños, aunque sin éxito. 

Otro factor resaltante de todo esto, fueron los cambios que ocurrieron en mí. 

Los escalofríos continuaron con cada ronda de nuevos Pactos, pero se volvían cada vez más leves, llegando al punto en donde simplemente desaparecieron. 

Mi cuerpo se sentía extraño. 

Estaba cansado, pero a la vez me sentía rebosante de energía. 

Mis manos temblaban, pero comenzaba acostumbrarme a la sensación lentamente. 

Comencé a caminar un poco hacia el frente mientras miraba a todos a mi alrededor. 

La mayoría se encontraban viéndome maravillados o con nerviosismo, no entendí lo que sucedía, el porqué ponían esas miradas sobre mí. 

Entonces el viejo Nerves, con ayuda de Mónica, se acercó hacia mí y me habló. 

—Eres un muchacho increíble —me elogió—. Jamás en mi larga vida había conocido a alguien de tu edad con tanto poder mágico en su interior, y sin sufrir consecuencias. 

Lo miré desconcertado, y Nerves continuó. 

—¿Qué pasa? ¿Es que acaso no puedes verlo? 

—¿Ver qué…? —pregunté confundido. 

—Solo los usuarios de magia podemos verlo, pero los demás sienten su presencia —respondió Nerves, mirándome de los pies a la cabeza—. En este momento, hay un aura de poder mágico puro que te rodea, un aura muy intimidante de hecho. ¿No lo sientes? Esa sensación extraña en la que estás tranquilo, pero a la vez cargado de energía suficiente como para darle la vuelta al mundo corriendo. 

—Yo… —intenté hablar, pero mis palabras no salían de mi garganta. 

—Ese ligero temblor en tus manos lo comprueba, no solo hiciste más fuertes a los demás, todos ellos te han dado un poco de poder también —asintió Nerves, mostrándose ligeramente orgulloso—. Un grano de arroz no es mucho, pero cuando juntas muchos granos en un solo lugar, terminan convirtiéndose en un pesado y muy resistente saco. 

Conduje la mirada hacia mis manos, teniendo algunos problemas para procesar lo que sucedía. 

Todo esto, todas estas sensaciones eran totalmente nuevas para mí. Me sentía como una bomba apunto de explotar, y como tal, me preocupaba poder lastimar a mi familia. 

“Empiezo a relajarme, pero no es suficiente…” 

“Todos los que me rodean se muestran inseguros de acercarse, incluida Mónica… Esto está mal.” 

“¿Qué ocurre si asusto a mi familia? No podré acercarme a mi madre, a las chicas, ni siquiera estoy seguro de poder abrazar a Miri… ¿Cómo me deshago de esto…?” 

“Un momento, Nerves, él es el único que actúa con naturalidad frente a mí, debe conocer alguna forma de desvanecer esta ‘aura’.” 

—Nerves, ¿sabes algún método para deshacerme de “esto”? —pregunté, señalando todo mi cuerpo a la vez. 

—Hm… —Nerves lo pensó por unos segundos—. Sí, puedes gastar una gran cantidad de mana en este instante, lo que reduciría el aura mágica que te rodea, pero con el tiempo volvería a crecer, por lo que no es tan efectivo. 

“No ganaré nada gastando poder mágico como un loco, necesito hallar una forma de suprimir esta aura por completo.” 

Lo pensé y pensé, sin poder hallar una respuesta, hasta que… 

“¡Sí, eso es!” 

Comencé a unir los hilos, y llegué a una gran conclusión. 

Esta aura que me rodea está hecha en base a mi poder mágico, y como tal, debería ser capaz de controlarla utilizando mi habilidad única “Control de mana”. 

Esa era mi teoría, y desde mi punto de vista era cien por ciento acertada, pero la prueba de fuego era demostrarlo en el campo. 

Me concentré, tratando de usar mi habilidad única para esconder mi aura, algo invisible para mis ojos como para los de la mayoría. 

Aunque no podía verla, sentía el peso de aquella aura mágica sobre mi cuerpo, y entre más me esforzaba por contenerla, aquel peso disminuía. 

Me esforcé una y otra vez con mayor intensidad, hasta el punto en donde mi cuerpo se sintió tan ligero como un globo con helio. 

Mi habilidad única seguía estando activa, pero probé a desactivarla para descartar cualquier efecto secundario, y misteriosamente, el aura mágica no volvió a salir. 

Yo no podía verla, pero al no sentir ningún pesar, decidí confirmarlo con el viejo Nerves, quien sí podía. 

—¿Qué tal ahora? —pregunté, un poco exaltado—. ¿Funcionó? ¿La oculté? 

—Vaya, vaya —comentó Nerves, viéndose sorprendido—. Supuse que acabarías dominándolo rápido, pero esto es sin duda un récord. No voy a preguntar cómo lo lograste, simplemente te daré mis felicitaciones. Bueno, pasaré a retirarme por ahora, estoy un poco cansado y deseo dormir. Nos vemos luego, niño. 

—Hasta luego, Michael —se despidió Mónica, ayudando a Nerves a caminar de regreso a la enfermería. 

Me sentí mal por haber hecho que el viejo Nerves saliera de la tranquilidad de su cama, pero resultó que yo no lo hice salir, sino que estuvo dando su paseo diario cuando llamé a todos a esta reunión, y decidió quedarse para averiguar de qué se trataba tanto alboroto. 

Pese a haberlos llamado a todos, ningún miembro de mi familia se presentó. 

Aquello fue realmente desconcertante, y me sentí algo deprimido también, pero supuse que todas estaban ocupadas con algo, por lo que no me importó mucho. 

“Bueno, todos parecen estar ocupándose de lo suyo. Será mejor que vuelva a casa.” 

……… 

…… 

… 

Se me ocurrió utilizar Movimiento sombra para llegar más rápido, pero mi cuerpo se sentía tan cargado de energía que decidí desahogarme con ejercicio físico. 

Corrí hacia mi hogar, el cual estaba a cinco minutos del centro, llegando a él en un tiempo de siete segundos, toda una novedad para mí. 

Lamentablemente, esta nueva velocidad era algo a lo que no estaba acostumbrado, y acabé excediendo mis límites cuando traté de frenar, y acabé por derrapar con los pies sobre el suelo, levantando una gran nube de polvo. 

“Wao… ¡Estas sí son mejoras!” 

Viendo para atrás, había tres niños goblins viéndome, los cuales me mostraron tres tablas de madera, donde escribieron los puntajes “10”, “10”, “2”. 

“¿Haa?, que exigente…” 

No dejé que eso perturbara mi emoción anterior, y me apresuré en abrir la puerta de mi casa, tan emocionado como un niño con juguete nuevo. 

Debido a todo el ruido que provocó mi llegada, toda mi familia comenzó a aparecer uno por uno. 

Mi madre bajó por la escalera cargando a Miri entre sus brazos, a la par que Lilia y Juna salieron desde el comedor, mientras que Yuuki salía del baño. 

Todas me miraban confundidas, era evidente para ellas que mi reacción no tenía sentido, por lo que decidí hablar. 

—¡Tengo algo que quiero mostrarles, bueno, no mostrarles exactamente, porque algunas quizás no puedan verlo, pero sí podrán sentirlo…! 

—Hijo, tranquilo —intervino mi madre, en respuesta de la familia—. Creo que hablo por todas cuando digo que no entendemos de lo que hablas. Estábamos planeando ir a tu discurso, pero se nos cruzaron varias cosas y nos retrasamos, por lo que decidimos esperar a que regresaras y nos des un resumen. 

—¡Sí! —respondí de inmediato, conservando mi emoción—. Bueno, no, digo, sí, pero no… ¡Aah! Muy bien, muy bien, lo voy a decir con calma. 

……… 

…… 

… 

Les di un resumen de mi discurso, aunque estoy seguro de que por culpa de mi emoción hubieron partes que no se entendieron muy bien, pero aun así me esforcé y al final lo entendieron. 

—¿Dices que hiciste que los goblins crecieran? —preguntó Yuuki. 

—¿Dices que les regalaste habilidades a todos? —preguntó Juna. 

—¿Dices que puedes usar tu habilidad única en mil personas a la vez? —preguntó Lilia. 

—¡Jijiji, papi dice muchas cosas! —agregó Miri. 

—Um… Sí. Sí. Sí. Y sí, papi dice muchas cosas —respondí a todas—. Pero parece que faltaron ustedes, bueno, todas excepto Miri. 

—¿Pero por qué tendría que hacerlo yo también? —preguntó mi madre, mostrándose confundida—. A nosotros ya nos une la sangre, ¿ese "Pacto de sangre" no sería inutil conmigo? 

—Quizás, pero prefiero hacerlo con todos y no dejar a nadie fuera —respondí y agregué—. Además, descubrí que puedo usar Movimiento sombra con todos los que formaron ese Pacto conmigo, de esa forma, si algún día ocurre una emergencia, podré aparecer junto a ustedes en un instante. 

—Bueno, si lo pones de ese modo no veo ningún problema. La seguridad siempre es importante —mi madre se giró hacia Miri, haciéndole una pregunta—. ¿Cuáles son las reglas que practicamos, pequeña Miri? 

—Um… —Miri respondió contando con sus dedos—. No hablar con extraños… Recordar mi dirección… Recordar los nombres de mi familia… No aceptar regalos de extraños… Y no dejar que nadie toque mis orejitas y mi cola… ¡¿Lo hice bien abuelita?! 

—Así es Miri, lo hiciste muy bien —afirmó mi madre con una sonrisa. 

—¿Por qué la regla de sus orejas y su cola? —pregunté—. Creo que no entiendo esta última regla. 

—En realidad la regla es que nadie la toque en general, nunca se sabe cuando puede aparecer un pervertido por la calle —respondió con firmeza, apretando su puño con fuerza—. Además, los semihumanos son más sensibles en esas partes que en ningún otro lado. 

—Bueno, si lo pones así, me parece una regla maravillosa —asentí de acuerdo, y agregué—, aún así jamás la dejaré sin nadie que la vigile, más vale prevenir que lamentar. 

En medio de todo eso, la pequeña de la familia trató de aclarar una duda. 

—Abuelita. ¿Qué es un “peletido”? —preguntó Miri, en pleno uso de su inocencia. 

“¡Aah, ¿cómo le explicas a una niña de su edad lo que es un pervertido?!” 

—Oh, cielos —se sorprendió mi madre, antes de volver a la normalidad—. No te preocupes por eso, cuando seas mas grande te lo diré, por ahora no es importante. 

—¡Muy bien! —asintió sonriente. 

"Bien hecho mamá, por un momento pensé que se lo explicarías. Aunque algún día tendremos que hacerlo de todos modos, pero prefiero que conserve su inocencia todo lo que sea posible." 

—Bueno, ¿comenzamos ya? —preguntó mi madre. 

—Sí —respondí. 

Tomé de la mano a mi madre, algo que no había hecho en mucho tiempo, y procedí a utilizar Pacto de Sangre en ella. 

No hubo cambios significativos, solo un ligero incremento en su poder mágico. O eso fue lo que pensé, hasta que mi habilidad secundaria Análisis, captó algo en ella. 

"¿Qué…? ¿Qué pasó? Cuando pasó con Nilo, salieron brillos y luces y eso… ¿Pero ahora…?" 

—Um… Mamá, no sé como explicar esto, pero… 

—Oh, vaya, tengo una habilidad única, pensé que se sentiría más especial que esto —comentó mi madre, mirándose a sí misma con ligero desinterés. 

—Sí, exacto, pero yo… ¡¡¿Cómo lo supiste?!! —pregunté sorprendido. 

—Fíjate bien y lo sabrás, yo tengo la habilidad secundaria Análisis, la tengo desde antes de que nacieras —respondió, mostrando una sonrisa irónica—. ¿Nunca te preguntaste cómo supe cuándo estabas enfermo incluso antes de que tú lo supieras? 

"Pensé que era algún ‘superpoder de mamá’, o algo así…” 

Utilicé Análisis en ella, y resultó ser cierto. 

Mi madre posee la habilidad secundaria: “Análisis”, y ahora recibió la habilidad única: “Orden”. 

De por sí resulta preocupante que mi madre haya recibido una habilidad única, pero el nombre que esta posee, la vuelve algo ligeramente aterrador. 

—Bueno… —dije, alejándome lentamente de mi madre—. Mejor voy a continuar con las demás… Por el momento prefiero no averiguar lo que hace “Orden”. 

Me acerqué a Lilia y extendí mi mano hacia ella, la cual tomó con firmeza sin siquiera dudarlo. 

—Ya tenemos un lazo de amor y cariño que nos une, ¿por qué no querría un lazo de sangre también? —afirmó Lilia con una sonrisa—. No comprendo muy bien cómo funciona esa habilidad tuya, pero si hace que nos unamos más, entonces estaré encantada de aceptarla. 

—Gracias, Lilia —respondí, devolviendo la misma sonrisa. 

No lo pensé por más tiempo, y forjé un Pacto con Lilia, el cual se sintió más sencillo que los demás. 

Lilia tampoco se sintió diferente, ella insistió en que no hubo ningún cambio en su cuerpo, pero cuando usé Análisis, descubrí que había adquirido un repertorio de habilidades secundarias. 

Estas eran: Análisis, Evaluar, Almacenar, Descomponer, Hiper Lectura, Percepción Mágica, y Energizador. 

"Me fue difícil mantener la calma cuando Robu adquirió tres habilidades secundarias de golpe, pero... esto ya es un abuso." 

Le conté a Lilia lo que vi con Análisis, y ella se rió un momento, diciendo que es imposible que tenga tantos, pero su risa se terminó cuando mi madre se lo confirmó, felicitándola. 

—¡¿Cómo es que tengo tantas habilidades secundarias si no sentí ningún cambio?! —preguntó Lilia, mirando su cuerpo desesperadamente. 

—Las habilidades secundarias no presentan cambios físicos —expliqué—, pero lo que sí me sorprende, es que tengas tantas en un instante. No soy un experto en el tema, pero no creo que sea algo que ocurre muy a menudo. Supongo que eres “especial”. 

—Bueno, sea algo raro o no, me alegra saber que me consideras alguien especial —afirmó Lilia, guiñando un ojo de manera coqueta. 

"Nunca cambia. Y eso es lo bueno de ella." 

Continué creando Pactos, esta vez con Juna, quien tampoco se resistió a la idea. Era verdaderamente satisfactorio el ver lo mucho que confiaban en mí. 

Cuando terminé, el mismo patrón de no sentir cambios físicos persistía. 

—¿Sientes algún cambio? —pregunté. 

—La verdad es que no, no siento nada extraño. ¿Debería? —preguntó Juna, confundida. 

—No, descuida, solo trataba de asegurarme —afirmé, usando Análisis en Juna. 

"Supongo que no hay nada raro por a… quí… ¡¿Queeeee?! ¡¿Qué es esto?! Juna consiguió una… ¡Una habilidad única!" 

“Normalmente no tendría problemas para decirle a Juna la verdad, pero… el nombre de su nueva habilidad única es un poco cuestionable.” 

“Haah… Supongo que me tocará la misión de decirle.” 

—Juna… —dije, un poco nervioso—. Has obtenido una habilidad única con nuestro Pacto, pero tiene un nombre “particular”. Se llama: “Provocación”. 

—¿Pro… vocación…? —repitió Juna, un poco confundida. 

—¡Oye, Juna, ni se te ocurra usar esa habilidad única para provocar a Michael! —exclamó Lilia, mirando fijamente a Juna—. ¡Eso sería tener una ventaja injusta, no te aproveches de eso! 

—Lilia, tranquila, Juna jamás haría algo como eso —intervino Yuuki, siendo la voz de la razón. 

—¿En serio? —preguntó Lilia, mirando a Juna con sospecha—. ¿Ya olvidaste lo de hace poco? 

—Bueno, sí, es cierto, pero… Todos merecemos una segunda oportunidad. Además, tú no eres nadie para reclamar eso, Lilia —afirmó Yuuki, mirándola a los ojos con frialdad—. Aún recuerdo esa vez que aprovechaste que estaba dormida. 

"Esto se está poniendo feo… Mejor las detengo antes de que mi mamá y Miri se enteren de algo que no deban saber." 

—Muy bien, ya basta las tres —intervine, colocándome en medio—. Primero quisiera terminar con esto, y luego hablaremos sobre todo lo demás, ¿está bien? 

Las tres asintieron, sin dejar de mirarse entre ellas, declarando silenciosamente una tregua temporal. 

"¿Debería preocuparme por eso? Nah, de seguro es algo pasajero." 

—Muy bien, Yuuki, tú eres la siguiente —indiqué, extendiendo mi mano hacia ella. 

—¡¿Qué…?! ¡N-No! —se negó, dando un paso hacia atrás—. No creo que sea una buena idea hacer ese Pacto conmigo… 

—¿Qué? ¿Por qué no? —pregunté, un poco preocupado por su reacción. 

—Yo… —respondió Yuuki, un poco apenada—. He tenido un cuerpo bastante frágil desde el día en que nací, y siempre fui muy propensa a las enfermedades. Hubo ocasiones en las que me pasaba días o incluso semanas sin levantarme de la cama. Es por eso que siempre voy cada dos o tres días a hacerme un chequeo con Sofía, porque tengo miedo de volver a enfermarme de gravedad y convertirme una carga para ustedes… 

"Yuuki…" 

Todos sabíamos de la frágil condición de Yuuki, a excepción de mi madre quién se mostró compasiva con ella, pero aun así, hubo algo que no éramos capaces de comprender. 

El Pacto conmigo no requería de ningún esfuerzo físico, y tampoco generaba efectos secundarios nocivos sobre los demás, y aunque Yuuki sabía eso… ¿Porqué se negaba? 

Inmediatamente recibimos la respuesta. 

—Tengo miedo… —continuó, con los ojos llorosos—. Tengo miedo a que algo como lo que sucedió con Nilo se repita conmigo, y que mi cuerpo reaccione de forma negativa… A eso le tengo miedo… porqué sé que si me pasa algo, te culparás a ti mismo por eso, y no busco ser una carga… Lo siento, pero no puedo… 

Mi madre pensó algo por unos instantes, antes de hacerle una seña a las chicas, pidiéndoles que la siguieran, abandonando el lugar. 

Miri fue persuadida por un cuento a la hora de dormir, y aceptó irse con ellas sin quejas. De ese modo nos quedamos Yuuki y yo finalmente a solas. 

Mi madre fue capaz de entender la situación en menos de dos segundos, llegando a la conclusión de que lo mejor sería darnos espacio y resolver este asunto como pareja. 

Me acerqué a Yuuki, y simplemente la abracé. 

Su cuerpo temblaba, estaba claramente asustada, y se sentía tan frágil entre mis brazos que me daba miedo la posibilidad de que se fuera a romper como una ramita. 

Pocas personas sabían el trasfondo de lo que sucedió con Nilo, mis novias eran parte de ese grupo, pero solo les di un resumen de los hechos, siendo Sofía quien les contaría lo ocurrido con lujo de detalles. 

Aun así, de las tres, era Yuuki la más cercana a Sofía, y por ende, a la que le contaba sobre temas sumamente personales, y viceversa. 

Fue durante esas charlas donde surgió su miedo a la posibilidad de caer en el descontrol, y no me gustaba verla así. 

—Tranquila… —dije, expresando serenidad con mi voz—. Nunca las obligaría a hacer algo que no quieren, jamás lo haría. Si tú dices que tienes miedo, está bien, todos le tememos a algo, pero nunca, y quiero que lo entiendas bien, nunca vas a ser una carga para mí, jamás. 

Yuuki me miró a los ojos por un instante, mostrando una cálida sonrisa, lo que me hizo sonreír en respuesta, y procedió a enterrar su cabeza en mi pecho, abrazándome con toda la ternura del mundo. 

—Te quiero. 

—Y yo a ti, Yuuki. 

Ese día continuó con normalidad. 

No hubo problemas ni discusiones incómodas por la noche, lo que significó la paz en mi corazón, pero por alguna razón que desconozco, Juna no dejaba de mirarme con una extraña intensidad. 

Era como si tratara de buscar algo en mi rostro, pero preferí fingir que no la veía, y me dormí. 

……… 

…… 

… 

No tardé en salir de casa por la mañana. 

Lilia nos preparó un delicioso desayuno familiar, pero me vi forzado a comer apresurado, antes de visitar a una persona en concreto. 

Decidí visitar la clínica de Sofía, principalmente para preguntar acerca de los chequeos que Yuuki se ha estado haciendo desde que llegó. 

Lo normal es que sea Yuuki quien me platica sobre sus resultados, pero en esta ocasión sentí una extraña necesidad de revisarlos por mi mismo, lo que explicaba mi presencia en aquel lugar. 

Llegué a la clínica, donde fui inmediatamente recibido por Sofía, y luego de contarle la razón de mi visita y algunas de mis preocupaciones, decidimos movilizar la charla a otra habitación. 

Específicamente, el cuarto en donde guarda sus hiervas medicinales, y aprovechamos la privacidad del lugar para coger un par de banquitos de madera, al lado de una mesa del mismo material. 

—Entonces, por eso viniste a preguntar sobre sus chequeos, sí, te entiendo —indicó Sofía, con una expresión tranquila—. Nunca es fácil, ¿sabes? El tratar con personas como ella. Siempre están preocupados porque algo pueda sucederles, y llegan al extremo de ir al médico casi todos los días solo para preguntar cosas simples, creyendo que es algo mortal. En el caso de Yuuki no es tan distinto, la he revisado varias veces, pero siempre la he encontrado muy sana. Jiji, incluso llegó a preguntarme sobre cosas que son raras que le preocupen a su tan corta edad. 

—¿Eh? ¿Cosas como que? —pregunté, con una evidente curiosidad. 

—Hm… —Sofía lo pensó por unos segundos—. Te lo diré, si prometes mantenerlo en secreto, recuerda que es confidencialidad medico-paciente. 

Yo asentí enérgicamente, atrapado por la gigantesca curiosidad que se acumulaba en mi pecho. Con eso aclarado, Sofía continuó. 

—Hace dos semanas aproximadamente, Yuuki se apareció como ya es costumbre para hacerse un chequeo, pero cuando terminamos, ella me preguntó si yo era experta en maternidad, ¿puedes creerlo? 

—¿Ma-Maternidad…? —pregunté, tragando saliva en el proceso. 

—Sí, exacto. Ella quería saber qué tan apto se encontraba su cuerpo para… ¡Ejem! Procrear. Pero desafortunadamente, no tengo ese tipo de conocimiento médico, por lo que tuve que rechazar su petición. 

—¿Por qué Yuuki querría saber algo como eso? —pregunté para mi mismo, mostrándome desconcertado—. Ella dice tener un cuerpo frágil, y en nuestro mundo las personas así suelen hasta fallecer durante momentos tan pesados como esos. ¿Por qué le interesaría…? 

—No es algo tan malo —afirmó Sofía, con una sonrisa tranquilizadora—, si ella siente curiosidad por eso, mientras está en una relación contigo, significa que tiene la intención de planificar un futuro juntos, ¿no es eso maravilloso? Aunque… No, olvídalo, no es nada. 

—¡¿Qué?! Oye, ya me dejaste con la curiosidad, ahora quiero saber. 

—Prometí no decirle nada a nadie, sobre todo a ti —respondió, con la evidente intención de callar—. Yuuki me hizo prometérselo como profesional, no puedo faltar a mi palabra, lo siento. 

—Sí, lo entiendo. Pero al menos podrías decirme si ese secreto es… ya sabes, peligroso —insistí. 

—No puedo decir mucho pero… —Sofía se acercó y me susurró—. Yuuki tiene algo, en la zona alta de la espalda muy cerca al cuello, y por ahora es solo una hipótesis, pero… creo que "eso" podría ser la fuente de su debilidad física. Pero lo peor de todo, es que utilicé Análisis, y no encontré nada. Era como si esa cosa no estuviera ahí, o como si Análisis no fuera capaz de averiguar lo que es. ¿Raro, cierto? 

—Bastante… —dije, levantándome de mi asiento—. Gracias por todo Sofía, nos vemos luego. 

—¿Qué es lo que harás? 

—Voy a visitar a un amigo. 

Saqué mi cristal de viaje de mi bolsillo, y sin pensarlo dos veces, lo utilicé para viajar hacia el campamento de los ogros, donde planeaba encontrar al padre de Yuuki, y algunas respuestas también. 

……… 

…… 

… 

Aparecí en una zona del bosque, muy cerca del campamento, teniendo que dar una corta caminata de cinco minutos. 

Hubiera podido correr para acortar el tiempo, pero no quise parecer una posible amenaza, otra vez. 

Por esa razón avancé con calma, y una vez que llegué a la entrada, los guardias de la puerta me reconocieron, y no dudaron en llevarme hasta la tienda de Garpo. 

El gran ogro rojo yacía sentado sobre el suelo con las piernas cruzadas y los ojos cerrados, manteniendo una expresión pacífica como si se hallara en plena meditación. 

Lamentablemente, esta solo sería una visita fugaz, por lo que me vi forzado a interrumpirlo. 

—Hola, Garpo —saludé, sin alzar demasiado la voz. 

—¿Hm? —Garpo abrió los ojos y me miró, mostrándose sorprendido—. Oh, pero si eres tú. ¿Qué haces aquí? ¿Necesitas algún consejo de ogro a hombre? 

—Nada de eso —respondí, sentándome frente a él—. Vine para que me digas que es “eso” que Yuuki tiene en la espalda, y espero recibir toda la verdad. 

—Supongo que ya lo viste… —afirmó, con un suspiro de decepción—. Habrás notado que Análisis no funciona en ello, y la medicina tradicional tampoco. 

—Aún no lo he visto con mis propios ojos, pero sí sé que lo tiene. Estoy… bastante preocupado por ella, y me gustaría buscar una manera de ayudarla con lo que sea que le esté afectando. 

—Bien, como parte de la familia, creo que estás en todo tu derecho de saberlo. 

Garpo se mostró relajado, aunque aquello era solo una máscara, pues los eventos de aquel día en particular representaban dos cosas desagradables de su pasado. 

Su ignorancia, al ser un nuevo gobernante para los miembros de su raza, y su negligencia, al saber que se avecinaba una amenaza a gran escala, pero lo trató como un problema pasajero. 

Varios años atrás, faltando menos de una semana para que su hija Yuuki cumpliera su primer año de edad, una plaga se desató en todo el “bosque del Sonido”. 

Esta comenzó con la mordedura de una criatura sin extremidades, muy similar a las babosas, la cual inyectaba una toxina paralizante extremadamente fuerte. 

O eso era lo que se pensaba, hasta que de un día para otro, aquellas criaturas comenzaron a crecer al doble de su tamaño, después al triple, y con ello, su hambre. 

Esas bestias atacaban a todos los que se movieran, sin distinción entre humanos, monstruos o animales, devorándolos en el acto, pero los que eran mordidos y conseguían escapar, sufrían horribles consecuencias. 

Sus músculos se paralizaban, luego perdían el cabello, presentaban dolor de cabeza y malestar muscular general, cayendo a los pocos días en fiebres extremadamente fuertes. Surgían manchas moradas en la piel, las cuales se inflamaban hasta reventar en sangre, dando paso al desangrado excesivo, y finalmente la muerte. 

Cientos de vidas se perdieron en aquel tiempo, estando apunto de alcanzar las miles, y al igual que Garpo, muchos líderes optaron por atrincherarse en sus tierras, en lugar de cooperar para combatir la amenaza. 

Aquellos actos acabaron en tragedia, puesto que sus trincheras no pudieron contener a las criaturas, y varias consiguieron ingresar al campamento, desatando una guerra interminable. 

No fue hasta entonces donde Garpo cayó en la realidad de sus errores, entendiendo que las epidemias eran un problema de todos, no solo de algunos, y tuvo que sufrir dolorosas bajas entre los suyos para llegar a esa conclusión. 

Expulsaron a esas bestias de su territorio, y poco tiempo después, se organizaron grupos de caza por todo el bosque del Sonido, conformado por distintas razas, con el único objetivo de eliminar a esas criaturas. 

Pasaron semanas, pero al final se levantó un informe asegurando la completa aniquilación de todos los miembros de aquella especie. 

Los cazaron hasta llevarlos a la extinción, mientras que los pocos sobrevivientes fueron atendidos por miembros de la raza de las hadas, expertas en la magia sanadora y de desintoxicación. 

Todos se alegraron por esto, pero dieron su suerte por sentada demasiado pronto. 

Pocos días después de ser emitido el reporte de su extinción, ocurrió un incidente en el campamento de los ogros, donde la segunda hija del jefe comenzó a llorar de forma escandalosa, preocupando a todos los presentes, sobre todo a su padre. 

Cuando llegaron a su ubicación, encontraron pequeñas manchas rojas en la zona trasera de su cuello, las cuales avanzaban hasta un rincón de la habitación, donde yacía una cría recién nacida de aquella venenosa especie “supuestamente extinta”. 

Garpo no lo pensó dos veces, y se lanzó hacia esa cría con su espadón, partiéndola por la mitad sin el mas mínimo rastro de piedad. 

Lo había hecho, asesinó al culpable de la mordida, pero la desgracia ya había caído sobre ellos, el veneno de la bestia yacía dentro de su hija. 

Las hadas estaban terminando su trabajo, pero justo antes de retirarse, fueron capaces de atender a la niña, pero el veneno se había extendido de forma irregular. 

Al ser una cría recién nacida, su veneno no era tan letal como el de su forma adulta, lo que aumentó las posibilidades de vida de la niña, pero también presentó un problema, pues las hadas no fueron capaces de extraer el veneno, y se vieron forzadas a sellarlo en el punto de inicio. 

Así es como se formó aquella anomalía en el cuerpo de Yuuki, ya que el veneno la debilitaba día tras día, y lo único que podían hacer los pocos ogros sanadores que tenían, era entregar poder mágico al sello de las hadas, y así evitar la propagación del veneno. 

Yuuki se vio forzada a vivir con un cuerpo deteriorado, cayendo constantemente en un ciclo de enfermedad y recuperación interminable. 

Esa fue toda la historia hasta el presente. 

—Si no hubiera sido tan terco desde el principio, mi hija habría podido tener una vida normal, como cualquier otro niño de este campamento. Soy un maldito estúpido... 

Traté de consolarlo, diciendo que no era así en lo absoluto, pero algo en mi interior me dijo que lo último que Garpo quería escuchar eran palabras de lástima, y me callé. 

—Confío en que algún día hallaré la forma de extraer ese veneno de su cuerpo sin matarla, pero hasta entonces… —Garpo bajo la cabeza frente a mí, haciendo una reverencia—. Te pido que no te rindas con ella. Ya la he hecho sufrir demasiado por mi negligencia, se ha perdido de muchas cosas por mi culpa, pero no quiero que pierda al hombre que ama también. 

Cuando ves a este tipo, lo primero que piensas es que se trata de un cerebro de musculo adicto a la guerra y al conflicto, pero eso está muy alejado de la realidad. 

Aunque haya cometido cientos de errores en el pasado, hoy en día es un líder ejemplar, un hombre sabio y respetable, y un padre maravilloso. Alguien a quienes muchos aspirarían igualar. 

Incluyéndome. 

—No era necesario pedirlo de esa manera —indiqué, para que Garpo se enderezara—. Incluso si su condición empeora, no pienso rendirme con ella. Yuuki se convertirá algún día en mi esposa, y como tal, estoy dispuesto a darle la vuelta al mundo las veces que sean necesarias si eso sirve para darle un mejor futuro. Después de todo… somos familia. 

—¡¡Jajajajaja!! —Garpo estalló repentinamente en carcajadas, muy diferente a su actitud anterior—. ¡Es cierto, es muy cierto! Entre más lo pienso, la vez que fui a visitarlos, Yuuki se veía extremadamente feliz, incluso más de lo era conmigo y con Red, lo que me convence de que no pude haber conseguido un mejor yerno que tú, Michael. 

—Y tú, eres un padre, suegro y abuelo increíble —afirmé, con una pequeña risa—. Por cierto, Miri pregunta por ti a veces, quizás la traiga para visitarte, aunque te avisaré con antelación, por supuesto. 

—¡Jaja! ¡Mi nieta siempre será bienvenida en este lugar, eso nunca lo dudes! 

Con eso último, pasé a despedirme y volví a casa. 

……… 

…… 

… 

Cuando regresé a Silon, mi primera acción no fue volver a casa, sino a mi oficina en la alcaldía. 

Tomé mi lugar en mi escritorio y no hice otra cosa que pensar y pensar, en alguna forma de ayudar a Yuuki. 

La hipótesis de Sofía resultó ser cierta, la marca de la mordida en su cuello era la causante de todas sus dolencias, y debía de ser extraída cuanto antes, ¿pero cómo? 

¿Cómo extraer el veneno con un riesgo tan alto? 

La historia de Garpo demostró que si se rompía el sello de las hadas para extraer el veneno, se corría el riesgo de que este se esparciera a gran velocidad por el resto de su cuerpo, acelerando su muerte. 

¿Valía la pena arriesgar la vida de Yuuki por un intento de salvar la misma? 

“Maldita sea… Necesito algo, cualquier pista, cualquier cosa...” 

“Necesita hallar una forma de extraer el veneno sin matarla.” 

En medio de mi crisis mental, una voz conocida destruyó el silencio de la habitación, causando un ligero sobresalto en mí. 

「Permiso para interrumpir, Maestro —habló Drímur, en un tono formal.」 

"¿Drímur? ¿Qué sucede amigo, hay problemas?" 

「No, Maestro. No pude evitar escucharlo, pero si se trata de lo que pienso, creo tener una forma de ayudar a mejorar la salud de su hembra.」 

"¡¿Enserio?! ¡¿Qué forma?! Espera… ¿’mi hembra’?" 

「No se apresure, Maestro. Lo que pensaba, es que la mordida que usted menciona, quizás sea muy similar a la mía, implantando un veneno en el momento en que los colmillos se clavan. De ser así, yo podría tragarme las toxinas sin problemas, ya lo he hecho antes con Kágrel, cuando extraje mi veneno de él durante el conflicto de Kala.」 

“¿Será posible que…?” 

“¡Drímur, ¿cuánta probabilidad de éxito tiene tu idea?!” 

「Mis colmillos están hechos para succionar todo tipo de veneno, toxina o cualquier otra sustancia letal para un organismo viviente.」 

"¿Pero… eso no te hace daño?" 

「No, Maestro. Mi cuerpo es inmune a esas cosas, sin mencionar que nosotros, las Bestias de batalla, no podemos enfermar, en especial yo.」 

Esta era la señal que estaba esperando, aquel indicio de esperanza que me ayudara a recorrer el camino hacia el mejor futuro para Yuuki. 

Y ahora que conocía el sendero, solo me quedaba correr. 

"Drímur, necesito que vengas a mi casa de inmediato." 

「Sí, Maestro.」 

"Kágrel, mantente alerta, me llevaré a Drímur por un rato." 

「Entendido, Maestro.」 

"Muy bien, vamos a trabajar." 

……… 

…… 

… 

Utilicé Movimiento sombra para llegar lo mas pronto posible a mi casa, pero sorprendentemente Drímur ya estaba allí, esperándome. 

Le pedí a Drímur que se moviera de forma sigilosa para evitar ser detectado, y que subiera a mi habitación por la ventana. 

Mi madre y mi hija fueron a visitar a Francis, ya que Miri insistía en querer pasar mas tiempo con sus abuelos. 

Mientras tanto, Lilia y Juna fueron con Mónica para hablar de “algo que pronto iba a suceder”, aunque ninguna me quiso decir de qué se trataba. 

“Sospechoso…” 

Únicamente quedaba Yuuki en casa, y este era el momento perfecto para nosotros. 

Cuando la busqué en el interior, ella estaba en la sala, dibujando algunos bocetos de ropa para niñas. Parecía que planeaba regalarle ropa nueva a Miri, pero me vi en la forzosa necesidad de interrumpirla. 

—Yuuki —dije, sujetándola de los hombros, con la mirada clavada en sus ojos—. Necesito que te pongas esa bata de baño otra vez, ahora. 

—¡¿Q-Q-Q-Q-Q-Q-Qué me estás pidiendo…?! —preguntó, totalmente sonrojada. 

—Te lo explicaré arriba, solo hazlo. 

—B-Bien… —respondió, desviando la mirada con vergüenza—. Subiré en un momento… 

Solté a Yuuki y volví a utilizar Movimiento sombra para subir a la habitación, donde Drímur yacía en un rincón, esperando pacientemente. 

—Muy bien, ahora solo queda esperar a que ella llegue y comenzaremos con esto. ¿Estás listo, amigo? 

「Siempre, Maestro.」 

……… 

…… 

… 

Esperamos unos cuantos minutos, casi veinte minutos para ser exactos, hasta que Yuuki finalmente apareció. 

Yuuki abrió la puerta y la cerró detrás de ella, respiró profundamente, y caminó con lentitud hacia mí, evitando verme a los ojos en todo momento. 

—Estoy lista… 

—Muy bien, ahora sentémonos allí —asentí, señalando la cama. 

Yuuki pareció estremecerse por un momento, pero igualmente me siguió. 

Nos sentamos lado a lado, y yo tomé su mano delicadamente antes de hablar. 

—Yuuki… Hablé con tu padre sobre algo importante, y él me dio su total aprobación para hacer esto. 

—N-No era necesario decírselo a mi padre… —respondió, avergonzada y con una voz tímida—. Con pedírmelo a mí era más que suficiente… 

—Bueno, sí, supongo. Pero preferí asegurarme primero. 

Yuuki se acercó un poco más a mí, recostando su cabeza sobre mi pecho, como si quisiera escuchar el latido de mi corazón. 

—Esto es algo nuevo para mí… —dijo, sonrojada—. Sabía que algún día lo haríamos, pero… solo… sé gentil… 

—¿Eh? ¿De qué estás hablando? —pregunté, totalmente confundido—. Yo quería ayudarte con esa cosa que tienes detrás del cuello, tu padre me lo contó, ¿qué pensabas que haríamos? 

—¡Aah…! ¡Bu-Bueno, yo… esto… y, bueno, yo… y tú… pero…! 

"Un momento. Le pedí que se pusiera esa bata de baño tan corta. Le dije que subiera a la habitación. La llevé hasta la cama. Luego ella dijo…" 

"solo… sé gentil…" 

"¡¡¿Eeeeeeeehhhhhhhh?!! ¡¡¿Acaso ella pensó que…?!! ¡¡¿Que ella y yo íbamos a…?!!" 

—¡O-Oye Yuuki, creo que acaba de haber un malentendido, pero no te sientas mal, fui yo el que no se explicó correctamente, es mi culpa, totalmente mi culpa! 

Le pedí que se pusiera la bata de baño para no ensuciar su ropa en caso de que se derrame un poco de sangre al abrir la herida 

Le pedí que subiera a la habitación para tener un poco de privacidad, en caso de que ella se sintiera incómoda. 

Y por último, le pedí que se sentara en la cama para que se relajara, y liberar un poco de tensión antes de la extracción. 

Nada de eso fue con segundas intenciones, pero fueron drásticamente malentendidas. 

—... —Yuuki evitó responder, sin poder verme a la cara. 

“Explicaré el malentendido después, por ahora me voy a centrar en lo importante.” 

—Yuuki —comencé, con un tono de voz serena—. Creo que descubrí una forma de ayudarte, y lograr que tu cuerpo deje de ser tan frágil como lo es ahora. Drímur, ya puedes salir. 

La gran serpiente apareció de entre la nada, regresando sus escamas a su color natural. 

Resulta que Drímur tenía las habilidades físicas de una gran variedad de reptiles: el camuflaje del camaleón, la coraza de escamas del cocodrilo, visión de calor, capacidad de movilizarse tanto por tierra como por agua, entre muchas más. 

—¿Qué…? ¿Qué quieres decir con eso…? —preguntó Yuuki, sin mirarme aún. 

Volví a sujetar ambas manos de Yuuki, logrando llamar su atención otra vez. 

—Sé de esa herida que tienes en la espalda, lo que es, y como la obtuviste, pero luego de buscar y buscar, creo que he encontrado la manera de sanarte. 

Yuuki abrió los ojos de par en par, mostrándose sorprendida por mis palabras. 

—Drímur es capaz de extraer el veneno restante, y de esa forma, darte la oportunidad de tener una vida lejos de las dolencias, y de toda preocupación de lo que pasaría si haces “esto” o “aquello”. 

—Michael… —Yuuki me miró con ojos expectantes, como si deseara que continúe. 

—Confía en mí, Yuuki. Como tu futuro esposo, deseo vivir una larga vida contigo, viéndote ser feliz también. 

Ella asintió, cerró los ojos, y soltó ligeramente la parte superior de su bata, dejándonos ver la mitad de su espalda. 

Drímur y yo nos acercamos, y procedí a retirar su cabello blanco del camino, obteniendo un primer plano de la mordedura de aquella bestia. 

Se ubicaba en la zona alta de la espalda, llegando a la parte trasera del cuello, permaneciendo invisible al estar siempre cubierta por el largo cabello de la ogra. 

Eran tres puntos diminutos que formaban un triángulo perfecto, y en el centro de los tres, yacía una mancha de color púrpura, de la cual se extendían varias líneas irregulares del mismo color, como si la piel de Yuuki se agrietara. 

Pensé en tocarla suavemente para comprobar si Yuuki sentía dolor en aquella zona, pero me sentí un estúpido por querer intentarlo, y simplemente desistí. 

「Justo lo que pensé, Maestro. Es una sustancia que soy capaz de extraer sin problemas.」 

—Hazlo. 

「Sí, Maestro.」 

Volví a acercarme a Yuuki y la abracé, y ella hizo lo mismo en reacción. 

Su cuerpo estaba temblando sin parar, y no se me ocurrió otra idea que darle un beso en la frente para tranquilizarla. 

—Solo sentirás un pequeño pinchazo, pero vas a estar bien, lo prometo. 

Drímur se redujo aun más de tamaño, con la intención de encoger sus colmillos también, y una vez que terminó, se subió por mi espalda, reptando hacia la herida de Yuuki. 

La gran serpiente había terminado del tamaño de un lápiz, y sus colmillos eran tan finos como un par de agujas, los cuales insertó sobre la mancha púrpura, con la precisión de una jeringa de doctor. 

El cuerpo de Yuuki se estremeció de golpe, comenzando a abrazarme con todas sus fuerzas, a la par que unas lagrimas comenzaban a asomarse por el rabillo de sus ojos, ahora cerrados con intensidad. 

No estaba seguro si se trataba de miedo o dolor, quizás de ambas, pero no fui capaz de hacer otra cosa que no sea continuar abrazándola, sirviendo como un apoyo emocional. 

El trabajo de Drímur no tardó mas que unos pocos segundos, y una vez finalizada la tarea, se alejó de nosotros con un salto. 

Volvió a crecer, quedando del tamaño de una persona adulta, y nos informó que la misión fue todo un éxito. 

Al escuchar eso, apliqué mis llamas sobre la mordida de Drímur, y esta inmediatamente se sanó. 

Me acerqué para observar la zona antes afectada, y ahora se mostraba ante todos con absoluta salud. 

Los tres puntos pequeños ya no estaban, y tanto la mancha púrpura como las líneas irregulares que la seguían se habían desvanecido por completo. 

Su piel aun mantenía un tono ligeramente rojizo, pero poco a poco se equiparaba al color pálido del resto de su cuerpo. 

Le agradecí a Drímur de todo corazón por su magnífico desempeño, y este simplemente asintió, y se redujo de tamaño antes de salir por la ventana. 

Solté a Yuuki, y procedí a acomodar su bata como antes. Era una prenda bastante pequeña, y no quería arriesgarme a que pasase frío luego de aquel momento de tensión. 

—Listo —dije, mirándola a los ojos—. Ya todo terminó. Podrás gozar de una vida normal y pacífica a partir de ahora. 

—Michael… —Yuuki recostó su cabeza tiernamente sobre mi pecho, y tomó mi mano de la misma forma—. ¿Aún puedo formar un Pacto contigo? 

—Siempre —respondí, utilizando mi habilidad única en ella. 

A diferencia de las demás, el Pacto provocó que Yuuki sufriera algunos cambios físicos. 

Su altura aumentó, con unos siete u ocho centímetros de diferencia, mientras que sus cuernos pasaron de medir cinco centímetros a siete centímetros en un instante. 

Pero lo mas resaltante de todo, fue su nuevo poder mágico, el cual apareció de la nada y creció de manera descomunal, llegando a formar un aura a su alrededor. 

En ese momento me percaté de algo. Mis ojos sí eran capaces de ver el aura mágica de las personas, pero no podía ver la mía, porque intentarlo sería como observar tus propios ojos, simplemente no puedes hacerlo. 

Esto no era un hecho, solo una hipótesis formulada por mi mente, pero la daría por válida hasta que alguien me demuestre lo contrario. 

El aura de Yuuki era como una nube que rodeaba su cuerpo, de un color blanco pálido, pero lo suficientemente grande como para llenar la habitación. 

Según el viejo Nerves, un aura demasiado grande causa preocupación, e inclusive miedo a quienes te rodean, pero en esta situación, el aura de Yuuki, aunque grande, no resulta intimidante. 

De un momento a otro, la totalidad del aura de Yuuki se desvaneció en el aire, como si aquella jamás hubiera estado allí desde el principio. 

Eso fue realmente extraño, y aumentando la lista de nuevas noticias, resultó que Yuuki no recibió ninguna habilidad única o secundaria como las demás, su cambio fue meramente físico y mágico. 

—¿Yo… crecí…? —preguntó Yuuki, mirándose a sí misma de pies a cabeza. 

—Así parece —respondí, mostrando una sonrisa irónica—. ¿Te sientes bien? 

“Parece no haberse dado cuenta de su aura mágica, pero no lo voy a mencionar por el momento.” 

Sin previo aviso, Yuuki se lanzó hacia el frente con ímpetu, logrando tirarme de espaldas sobre la cama, y un segundo después, se subió sobre mí, sentándose sobre mi abdomen como lo hace Lilia. 

Ella estaba sonriendo de una forma extraña, a la par que su respiración se mostraba irregular, y un instante después, se dejó caer hacia el frente, besándome en los labios con una pasión inexplicable. 

Se detuvo por un momento, relamiendo sus labios de una forma seductora mientras me observaba. 

—¿Eso responde a tu pregunta? 

Me sentía extraño. 

Por un lado, mi cabeza me decía que esta situación era tan antinatural, que debería de frenar a Yuuki y enviarla con Sofía, bajo la posibilidad de estar sufriendo algún efecto secundario por el veneno. 

Pero por otro lado, mi “otra cabeza”, en lugar de preocuparse por lo peculiar del momento, solo se concentró en la emoción apasionante de Yuuki, y en lo mucho que deseaba llegar más allá. 

Con esa problemática sobre la mesa, solo bastó un leve movimiento de cadera de Yuuki para inclinar la balanza en favor de alguien. 

Y el ganador, fue la “otra cabeza”, “el de abajo”, “mi segundo al mando”, “el vice capitán”, “el infaltable”… 

Bueno, ustedes entienden. 

—Bastante… —respondí, sin ser capaz de controlarme. 

Volvimos a darnos un beso, uno bastante largo y sobrecargado de emoción. 

Continuamos así por un rato, hasta que lentamente nuestras manos comenzaron a explorar el terreno. 

Yuuki se encontraba extremadamente cerca, frotando sus pechos contra mí de forma intencional, como si esto le generara algún tipo de placer; mientras tanto, mis manos comenzaron a bajar lentamente desde su cabello, sintiendo cada centímetro de su ser mientras me acercaba a su cintura. 

Yuuki comenzó a mover levemente sus caderas, en reacción al hecho de haber sentido “algo” levantarse por debajo de mi pantalón. 

Ella no se detuvo en sus acciones, y comenzó a mover las caderas con mayor intensidad, forzándose a no realizar ningún tipo de sonido, acabando en un pequeño gemido ahogado. 

Mis manos continuaron moviéndose por instinto, llegando a sus piernas descubiertas, sintiendo lo tersa de su piel, a la vez que su fascinante suavidad. 

Me fue imposible el dejar de repartir caricias, y en un desborde de pasión, acabé revirtiendo la situación, empujando a Yuuki a un lado, y quedando yo sobre ella. 

Pese a todo eso, nunca cesamos la acción, continuando con un beso cargado de pasión desenfrenada. 

Rápidamente mis manos comenzaron a explorar las seductoras curvas de Yuuki, a la par que ella acariciaba mi pecho por debajo de mi camisa, queriendo sentir cada centímetro de mi piel. 

Solo unos segundos después, Yuuki comenzó a escalar el nivel, levantando poco a poco mi camisa, en un claro intento de quitármela, mientras que yo también hacía lo mío, acercando una de mis manos al nudo de su bata, la única cosa que la mantenía cerrada. 

Mi mente no podía pensar en otra cosa, mis manos no se querían detener, ninguna célula de mi cuerpo quería detenerse. Empezaba a desear más, cada vez más… de su piel, su calor, su aroma, yo comenzaba… a desear a Yuuki. 

Lamentablemente, el mundo a veces conspira para echarte a perder los momentos más alegres o emocionantes de tu vida. 

En mi caso, la decepción cayó en forma de una niña pequeña, tocando la puerta de nuestra habitación. 

—¡Papi, la puerta está cerrada, ¿estás ahí?! 

"¡¡MIRI!!" 

Me levanté de la cama con un gran salto, asustado por la repentina interrupción de Miri, sintiéndome inmediatamente aliviado de que Yuuki haya cerrado la puerta desde dentro. 

Sabiendo que quedarse callado solo empeoraría nuestra situación, opté por responderle a Miri sin abrir la puerta. 

—¡Sí hija, aquí estoy, salgo en un momento! 

"Demonios… ¿ahora qué hago?" 

Las sábanas estaban desordenadas, y Yuuki aún seguía tirada sobre la cama, jadeando levemente, sonrojada y con la mirada perdida. Era como si ni siquiera hubiese escuchado la voz de Miri. 

Me acerqué a ella para tratar de levantarla, pero Yuuki inmediatamente me sujetó del cuello de la camisa, y me lanzó de regreso a la cama. 

—Yuuki, espera… —dije, susurrando—. Miri acaba de llegar, y eso significa que mi mamá también está aquí… no podemos seguir con esto ahora… 

—La puerta está cerrada… —afirmó, mirándome a los ojos como un cazador a su presa—. Ninguna de ella puede entrar, pero “otra cosa” sí lo hará… 

Luego de decir aquello, Yuuki comenzó a frotar sus caderas contra mi, aprovechando que “mi compañero” seguía listo para continuar. 

—¿Pero qué…? 

—Ufufu… —Yuuki me miró con un ardiente deseo en sus ojos, actuando totalmente diferente a su yo habitual—. ¡Hagamos bebés, Michael, muchos, muchos bebés! 

"¡Se volvió loca! ¿Qué sucede? Yuuki es dulce y tierna, ella no diría estas cosas, a menos que…” 

Yuuki había sufrido cambios físicos al realizar el Pacto, al igual que Miri y los goblins, lo que significaba tener “una evolución de raza”. 

Acompañado a eso, también hubieron cambios del tipo mental. 

Miri aprendía cualquier tema con mayor facilidad que un niño promedio, al igual que los goblins, quienes ahora sabían leer y escribir, y estaban en proceso de desarrollarse en la aritmética. 

Ese cambio mental acompañado del físico, marcó una nueva hipótesis en mi cabeza sobre las evoluciones de raza. 

Distintas razas, presentan efectos mentales secundarios distintos. 

“Yuuki esta sufriendo el efecto secundario de su evolución de raza…” 

"Si ese es el caso, me niego a seguir con esto. Si acepto lo que trata de hacer, sería como aprovecharme de ella, y eso jamás lo haré." 

Volví a empujar a Yuuki para levantarme de la cama, y ella trató de lanzarse sobre mi nuevamente, con la mirada totalmente perdida. 

—Ya basta Yuuki, por favor… —dije, abrazándola desde atrás para detenerla—. Esta no eres tú. Yo quiero a la antigua Yuuki, la dulce, tierna, amable y tímida de la que me enamoré. Por favor… regresa a mí… 

La respiración de Yuuki se comenzó a tranquilizar, y ya no forcejeaba por liberarse, simplemente se quedó quieta, antes de desmayarse en el momento. 

No entendía lo que sucedió, pero supuse que ya todo había terminado. 

La cargué entre mis brazos y la acosté sobre la cama con extremo cuidado, procediendo a cubrirla con una sábana para evitar que pase frío. 

También ajusté el nudo de su bata antes de cubrirla, queriendo evitar cualquier malentendido sobre mí, aprovechándome de su situación. 

"Iré a ver a Miri y regresaré para cuidarte, lo prometo." 

De esa forma me alejé de ella, no sin antes darle un cariñoso beso en la frente, en señal de despedida. 

“Descansa, Yuuki.” 

……… 

…… 

… 

Bajé hasta la sala, donde Miri estaba jugando con Lilia y Juna, mientras que mi mamá estaba en la cocina, calentando un poco de agua. 

Todo lucía pacífico por aquí, pero antes de que pudiera decir algo, mi madre se adelantó y me saludó. 

—Hola hijo, ¿has visto a Yuuki? 

—Hola mamá —devolví el saludo, antes de responder—. Sí, ella está arriba descansando, será mejor no hacer mucho ruido por un rato. 

—Sí, me lo imagino —afirmó mi madre, antes de hablar en voz baja—. Solo espero que hayan utilizado un método anticonceptivo o algo que se le parezca. 

—¿Eh? ¿De qué estás hablando? —pregunté, mostrándome realmente confundido. 

—¿Crees que no escuché lo de "hagamos bebés, Michael, muchos, muchos bebés"? Soy tu madre, a mi no me vas a ocultar las cosas tan fácilmente. 

"Rayos… Necesitamos esos Cristales sonoros con urgencia, la paz de esta familia depende de ello.” 

“Oh, claro, creo que debería decirle a todos las nuevas buenas noticias." 

—Oigan, me gustaría hacer un anuncio importante —indiqué, alzando levemente la voz—. Mas temprano se me ocurrió hacer una pequeña visita al padre de Yuuki, donde me enteré de muchas cosas, entre ellas, lo que provocaba su debilidad física y su salud tan volátil. 

Todas me miraron con asombro, esperando que contara los detalles de aquella visita, pero decidí realizar un resumen claro y conciso. 

Les hablé de la epidemia en el bosque, las criaturas que lo provocaron, el daño causado por el veneno que estos poseían, y la forma en que combatieron la amenaza. 

Hablé sobre el incidente que permitió la supervivencia de una cría, y su última acción, que fue morder a Yuuki siendo esta muy pequeña. 

Todo lo demás también se los dije, pero omití la parte en donde Garpo inclinó la cabeza ante mi, principalmente por el hecho de que fue un momento privado entre suegro y yerno. 

Les conté sobre la forma en que Drímur y yo conseguimos extraer el veneno, y la novedad de que a partir de ahora, Yuuki podrá tener una vida normal como cualquier otra persona. 

—Cuando se despierte felicítenla o algo, eso hará que se sienta mejor y con muchos ánimos por el resto del día —dije, con una expresión alegre. 

—Sí, sobre todo ahora que ha perdido tanta energía… —murmuró mi madre, con una sonrisa pícara. 

"¡¡Mamá, por favor, ya deja eso!!" 

—Um… siento que olvido algo —dije, haciendo un esfuerzo por recordar—. ¡Oh, por supuesto! Notarán algo “diferente” en Yuuki a partir de ahora, sobre todo en su aspecto. 

Les expliqué todo lo que pasó con lujo de detalles, pasando por el momento en que hicimos un Pacto, y los cambios físicos y mágicos que este provocó en ella. 

Aunque me vi forzado a omitir la parte en la que ella se abalanzó sobre mi, y… 

Bueno, no necesitaban saberlo. 

—Me alegra saber que ahora Yuuki tendrá una vida más pacífica —comentó mi madre, suspirando con alivio. 

—¡¿Puedo subir para ver a mi mami Yuuki?! —preguntó Miri, levantando la mano enérgicamente. 

—No me parece que sea una buena idea —respondió Juna, siendo la voz de la razón y la madurez—. Ella debe de estar muy cansada, será mejor dejarla dormir un poco más. 

—¡Ya sé! —exclamó Lilia, con ambas manos en la cintura—. Le voy a preparar algo delicioso para levantarle el ánimo, eso siempre funciona. Suegrita, ¿podría echarme una mano? 

—Con mucho gusto —respondió mi madre, sonriente. 

"Las cosas salieron bien por aquí. ¿Qué era lo siguiente en mi lista?” 

“Hmm… Ya recordé, tengo que ayudar a Nilo a controlar su habilidad única, ¿habrá notado que se la quité?” 

—… 

“Lo dudo, pero más vale comenzar con eso cuanto antes. ¡Mañana a primera hora comenzaremos a trabajar!" 

……… 

…… 

… 

Quizás fue un descuido de mi parte. 

Quizás todo se trataba únicamente de la suerte o el destino. 

O tal vez… fueron mis acciones las que desencadenaron todo lo que se levantó en nuestra contra. 

Yo no buscaba exponernos de esta forma. Como unos… criminales. Pero sucedió. 

He infringido reglas que ni siquiera sabía que existían, y ahora, muchos me culpan por eso, por alterar el orden natural de las cosas. 

Y en algunos casos, me señalan como el responsable de arruinar sus vidas, y las de los que aman. 

Pero todo eso se debía a que hubo algo que ignoré desde el momento en que descubrí mi lugar como Hope Dragon. 

Así como hay hijos que heredan las deudas de sus padres, todos los pecados y bendiciones de los portadores anteriores recaen ahora sobre mí. 

Y como tal, los favorecidos buscarán amistarse conmigo, en pos de conseguir una alianza para un futuro brillante; mientras que los afectados, se empiezan a juntar en las sombras, preparándose para soltar sobre mí todo el peso del martillo de la justicia. 


Reino de Yukkar - Sala de reuniones del castillo 

El rey Caleb Yukkar ha convocado a una reunión urgente con todos sus ministros. 

Estaban todos sentados alrededor de una larga mesa, con el rey en uno de los extremos, mostrando su inconformidad ante todos los presentes. 

—¡Tenemos que hacer algo! —exclamó el rey, totalmente furioso— Los rumores de que un nuevo Hope Dragon ha aparecido se esparcen por todos lados, y todas las naciones del mundo que lo saben están moviendo sus hilos para localizarlo, incluyéndonos. 

—Disculpe, Su Majestad —habló el ministro de defensa—. ¿Cuáles son sus planes para hallarlo? O mejor dicho, ¿cuál es el apuro por hacerlo? 

—¿Cual es el apuro? ¡¿Enserio lo preguntas?! Un nuevo Hope Dragon sería la ruina para nosotros… ¡Siempre! ¡Esos malditos Hope Dragon siempre se meten con nosotros, y ya nos han arruinado en dos ocasiones! ¡¡Dos!! ¡¿Es que acaso nadie aprende sobre la historia de nuestra nación?! ¡Yukkar es, y siempre ha sido una de las principales naciones comerciales del mundo, pero cada vez que uno de esos portadores aparece, nuestro progreso se va por la borda, y no pienso permitir que eso se repita! ¡¡Debemos eliminarlo!! 

—Pero señor —habló el ministro de relaciones exteriores—, la nación de Kala está casi por los suelos ahora, y sin ellos, no tenemos una fuerza de ataque lo suficientemente grande como para hacerle frente. Yo pienso que deberíamos conseguir fuertes aliados para unirnos en contra de- 

—¡¡Cállate!! —gritó el rey, lanzando un cuchillo hacia la cabeza del ministro. 

Todos en la sala guardaron silencio, ninguno se atrevió a abrir la boca delante del rey Caleb, un tirano, y despiadado gobernante. 

—Aborrezco a los cobardes —agregó el rey, mirando al ministro muerto con desprecio—. Si alguien más tiene miedo, que hable ahora. ¿Nadie? Perfecto. Muy bien, esto es lo que haremos para destruir al Hope Dragon, y espero sean capaces de seguir mis órdenes. 


Nación mercenaria de Espílera - cuarto secreto de reuniones 

Esta nación era muy particular, ya que era gobernada por tres personas a la vez, un trío de hermanos, antiguos héroes de guerra, y ahora veteranos recordados en la historia. 

Los tres estaban reunidos en una cámara oculta, cuya ubicación era conocida por una cantidad limitada de personas que se podían contar con los dedos de las manos. 

Legi, el mayor de los tres, seguido por Sirio, y el menor del trío, Kobo. 

Entonces, Legi comenzó la reunión como es costumbre. 

—Ha quedado más que claro la aparición de un nuevo Hope Dragon, y sé que hablo por los tres cuando digo… Debemos conocerlo en persona. 

—Así es —estuvo de acuerdo Kobo—. Nuestros antepasados tuvieron altercados con uno, y todos sabemos como terminó. 

—En aquel entonces, el portador del Hope Dragon nos ofreció paz —comentó Sirio—, pero esos ancianos fueron tan estúpidos que le declararon la guerra por el simple hecho de sentirse superiores. Tuvieron que aprender su lección a la mala. 

—Lo sabemos —Legi tomó nuevamente la palabra—. Es por eso que vamos a verlo con nuestros propios ojos. Los juzgaremos de la manera más precisa posible, y en caso de ofrecernos paz, la tomaremos. 

—No hay que dar nuestra buena suerte por sentada, tenemos que pensar en todas las posibilidades —opinó Sirio—. ¿Qué haremos si este nuevo Hope Dragon no busca la paz? 

—No hay razones para que no sea así, pero no estaría de más pensar en una contramedida —comentó Kobo. 

—Ambos tienen razón —afirmó Legi—. Y respecto a tu pregunta, Sirio, en caso de que este nuevo Hope Dragon no busque la paz, no tendremos más opción que prepararnos. No estoy seguro de que podamos ganar en una guerra total, pero al menos se lo pondremos difícil. 

Los tres asintieron. Sus reuniones suelen ser bastante cortas, pero eso no le resta importancia a lo que se habla en ese lugar.  

Saber si Espílera es aliado o enemigo, es solo cuestión de tiempo. 


Reino de Xílveren - Habitación aislada en el centro de mando 

Aunque pueda sonar como algo imposible, el gobernante de esta nación es desconocido. 

Ni siquiera se sabe si es hombre o mujer, o a qué raza pertenece, pero sus acciones y decisiones fueron lo que llevaron a Xílveren a lo que es actualmente. La potencia militar más grande de Várnil. 

Únicamente hay dos personas que conocen su identidad; su mano derecha, un elfo maduro de nombre Linfen, y su asistente personal, una humana de la tercera edad de nombre Lissa. 

Estos dos individuos siempre están junto a su líder, el cual se encuentra cubierto por una túnica blanca en todo momento, haciéndolo ver como alguna clase de santo. 

Esta vez, el gobernante junto a sus dos personas de confianza, estaban teniendo una reunión con todos sus líderes regionales, cuatro de ellos en total. 

—Podemos comenzar —afirmó el gobernante. 

Esta persona utilizaba un artículo mágico que distorsiona su voz lo suficiente para no distinguir su género, pero a la vez, era lo suficientemente clara como para ser entendible. 

—Hope Dragon ha vuelto, y es nuestro deber detenerlo —continuó el gobernante—. Él, es nuestro mayor enemigo, y principal objetivo a partir de ahora. Sabemos que este nuevo portador es de género masculino, y según nuestro equipo de inteligencia, se trata de un humano, uno bastante joven. Este es nuestro momento, nuestra gran oportunidad de capturarlo y unirlo a nuestras filas, y de esa forma, con la ayuda de su poder, volvernos la potencia militar definitiva del mundo. 

—Disculpe, Su Excelencia —intervino el sublíder del sector este—. Ninguno de nosotros desconfía de su palabra, y mucho menos de su autoridad, pero necesito preguntar, ¿qué haremos si este nuevo portador se niega a unírsenos? Dudo que sea tan tonto como para desperdiciar la oportunidad de servirle, pero aún existe la posibilidad de que lo haga. 

—La respuesta es muy sencilla. Si ese portador se niega por las buenas, no nos quedará más opción que someterlo hasta que nos jure lealtad, y para lograrlo, tenemos al equipo perfecto. 

Todos se espantaron en cuanto su máximo gobernante mencionó su as bajo la manga, un equipo peligroso, reconocidos por todo Várnil, y más allá. 

Un equipo formado de un aproximado de treinta personas, todos ellos entrenados y adiestrados para matar a quien sea que se le ponga enfrente. El gremio de asesinos. 

—Veamos qué tanto es capaz de aguantar este nuevo Hope Dragon —señaló el gobernante misterioso, dirigiendo su atención hacia el techo—. De una forma u otra, ya sea por las buenas o por las malas, ese portador caerá, y será nuestra próxima gran arma. ¡Es una promesa! 
 



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En el texto hay: drama y humor, accion y aventuras, magia y romance

Editado: 13.04.2024

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