Últimamente han ocurrido muchas cosas.
Se desató una cantidad masiva de evoluciones de raza, donde fueron repartidas habilidades únicas y secundarias al por mayor.
Reforcé mis lazos con los miembros de mi familia y amigos, y también llegué a conocer un lado de Yuuki que jamás me hubiera imaginado que tendría.
Aunque, bueno, eso no es importante ahora.
Yuuki, luego de su desmayo repentino, no se despertó hasta la mañana del día siguiente.
Todos nos preocupamos por ello, pero en cuanto ella abrió los ojos, nos saludó tranquilamente y dijo no recordar nada de lo pasó después de su evolución de raza.
Para bien o para mal, eso fue lo que pasó. Y conociendo lo tímida que es ella, si lo llegase a recordar, sería un problema bastante incómodo que tratar.
Hablamos un rato, desayunamos en familia, y le pregunté a Yuuki sobre la posibilidad de visitar a Garpo para darle la buena noticia sobre su salud mejorada.
A Yuuki le pareció una excelente idea, y Miri al escucharnos quiso venir con nosotros también.
No quedaba nada mas por decidir, todos entendían que Garpo tenía el derecho de saber acerca de la buena salud de su hija, y Yuuki tenía todo el derecho de contárselo directamente.
Adicional al hecho de que Miri jamás ha salido de Silon desde el día en que llegó, por lo que hacer este viaje sería recreativo para ella.
Nos preparamos para nuestro pequeño viaje, y Miri se puso su tan apreciado gorro de lana.
Casi nunca nos deja lavarlo, y hay veces en las que se duerme abrazándolo, esa es la única razón por la que decidimos lavarlo una vez a la semana para que ella pueda usarlo más tiempo. Un trato bastante justo, debo decir.
Procedí a pedirle a Kágrel que notifique a todos sobre mi próxima ausencia temporal, y una vez aclarado eso, nos despedimos de Lilia, Juna, y mi madre, quienes nos desearon un buen viaje.
Nos detuvimos en la puerta de nuestra casa, nos tomamos de la mano, y finalmente, activé mi Cristal de viaje, moviéndonos hacia nuestro destino fijado.
………
……
…
Aparecimos repentinamente en el interior de la tienda del líder, donde encontramos a Garpo a punto de comenzar a comer.
Todos nos miramos por unos cuantos segundos, tratando de procesar lo que acababa de suceder.
"Lo olvidé… Estas cosas te ahorran mucho tiempo de viaje, pero no son muy precisas. Bueno, igualmente planeábamos venir aquí, así que no creo que haya problema."
—Hola… Garpo —saludé, un poco apenado por la forma en que aparecimos en su casa.
—¿Pero qué…? ¿Cómo llegaron hasta aquí sin que lo notara? —preguntó Garpo, confundido, antes de pensar en una posibilidad—. Creo que ya lo sé. Un Cristal de viaje, ¿cierto?
—Sí, acertaste —respondí, relajándome—. Son útiles, pero su precisión deja mucho que desear. En fin, hemos venido para darte una buena noticia sobre el estado de Yuuki.
—¿Hm? No me digas que… que ahora ella está… ¡¿Voy a ser abuelo por segunda vez?! —preguntó, con una enorme sonrisa de emoción.
"Ugh… Me da algo de lástima romper su ilusión, pero más vale hacerlo ahora antes de que se siga emocionando en vano."
—No es eso —respondí, soltando un largo suspiro—. Yuuki no está esperando un bebé, lamento haber hecho que te emocionaras.
—Yo… Entiendo… —afirmó Garpo, disimulando su decepción, volviendo a su actitud seria—. Entonces, ¿qué los trae por aquí?
Yuuki dio un paso al frente, tomando toda la atención de su padre.
Ella se había puesto el mismo vestido estilo yukata con el que la conocí, y decidió venir con el para sentirse nuevamente en casa. Su padre se mostró parcialmente sorprendido por ello.
Entonces, Yuuki procedió a soltar un poco de la parte superior, y colocó su largo cabello a un lado, mostrando su hermosa piel, totalmente limpia de marcas y cicatrices.
Había sucedido lo que Garpo creyó imposible, la mordida de aquella criatura desapareció, y el veneno con ella.
Garpo nos miró perplejo, su boca se movía como si tratara de decir algo, pero no salían las palabras.
En ello, aspiró una gran cantidad de aire, y se echó a reír a carcajadas, con lágrimas saliendo de su único ojo bueno.
—¡¡Jajajajajajaja!! ¡¡Sí, sí, jajajajajaja!! ¡Esto es maravilloso, más que increíble! ¡Jajajajajaja, siempre supe que no te quedarías de brazos cruzados luego de oír sobre su enfermedad, lo sabía! ¡¡Jajajajajaja!!
—Papi… —me llamó Miri, hablándome entre susurros—. Creo que mi abuelito se siente mal… está llorando, pero se está riendo también…
—Él está bien —respondí, dándole unas palmaditas en la cabeza—. A veces las personas lloran cuando están felices, eso es todo. Vamos, ve a saludar al abuelo.
Miri sonrió con un gran asentimiento, y saltó hacia los brazos de su abuelo, el cual la recibió con alegría, sin dejar de soltar varias carcajadas.
"Sabía que se pondría feliz, pero nunca me imaginé que tanto."
En ese momento, Yuuki se acercó a su padre, y este se agachó, recibiendo un mensaje en su oído a modo de susurros.
Garpo cesó su risa casi de inmediato, cogiendo con una mano el pedazo de carne que no pudo terminar por nuestra interrupción, y se lo comió de un bocado.
Luego de eso, le ofreció a Miri el dar un paseo por el campamento, algo que ella obviamente aceptó, y así ambos salieron de la tienda con una sonrisa de oreja a oreja.
Aquello me pareció verdaderamente extraño, por lo que me vi en la necesidad de aclarar mis dudas.
—Yuuki, ¿está todo bien? —pregunté, un poco confundido.
Ella caminó hasta el centro de la tienda, y se sentó de manera elegante sobre un pequeño tapete que Garpo había puesto en el suelo.
"Creo que esta cosa es nueva. Le agrega un poco de clase al lugar, me gusta. Quizás yo también deba conseguir un tapete."
Procedí a sentarme a un lado de Yuuki, y volví a hacer mi pregunta.
—¿Está todo bien?
Yuuki pareció meditar por unos segundos ante mi pregunta, solo para acabar soltando un largo suspiro de resignación.
—Mentí… —respondió, con las mejillas ruborizadas, pero manteniendo una mirada triste—. Mentí sobre no recordar nada del día anterior. Lo siento.
—¿Eh…? —reaccioné, mostrándome realmente sorprendido—. B-Bueno, debo admitir que me sorprendí un poco, pero no te preocupes, si no quieres que se lo diga a las demás, entonces no lo haré.
—Me comporté de manera inapropiada el día de ayer, no fue correcto de mi parte hacer todo eso. No sé lo que me pasó… era como si no fuera yo en ese momento…
—Sí —asentí de acuerdo—. Parecías otra persona. Alguien muy diferente a lo que eres normalmente.
—¿Pasó algo más… luego de que me desmayé…? —preguntó, apretando su falda con bastante nerviosismo—. ¿Tú… continuaste?
—¿Qué? Claro que no, jamás sacaría provecho de una situación como esa.
—Es un alivio saberlo… —afirmó Yuuki, suspirando con tranquilidad—. Me preocupó haberte entregado mi primera vez y no ser capaz recordarlo. Sé que pasará algún día, pero quiero estar consciente cuando suceda. Quiero que ambos lo estemos… para poder recordar el momento.
Extendí mi brazo a su alrededor, y procedí a abrazarla, acercándola aun más a mi.
—Cuando el momento llegue, te prometo que lo recordaré por siempre. Jamás olvidaré algo tan importante como eso.
—Ni yo —agregó Yuuki, con una cálida sonrisa.
—Oh, claro, casi lo olvidaba —dije, recordando algo de pronto—. Tenemos que conseguir algunos Cristales sonoros para nuestra habitación, Miri estuvo apunto de escuchar lo que hablamos en ese momento.
—Sí, creo que sería lo mejor. Perdóname otra vez por la forma en que actué, prometo que nunca lo volveré a hacer, no fue justo para Lilia y para Juna que haya intentado "eso" contigo…
—Tonta —dije, soltando una pequeña risa.
Procedí a levantarme del tapete, y no lo pensé dos veces antes de cargar a Yuuki entre mis brazos, al igual que a una princesa.
Una hermosa princesa.
—Tú eres igual que ellas, las tres tienen los mismos derechos de hacer lo que quieran, no tienes porqué contener lo que sientes por creer que le haces un bien a los demás al hacerlo —afirmé, sin dejar de verla a los ojos con cariño—. Siempre que quieras un momento solo para ti, eres libre de decírmelo, y yo buscaré la forma de que tengamos algo de privacidad. Las otras pueden hacer lo mismo, así que habrá que aprender a respetar los turnos.
—¿Pu-Puedo tomar mi turno… ahora…? —preguntó, con su clásica expresión tímida.
—Cuando quieras…
Yuuki se acercó lentamente hacia mí, y yo también lo hice, fusionando nuestros labios en un largo, pero a la vez tierno beso.
………
……
…
Finalmente salimos de la tienda de Garpo, pero lo hicimos de una manera bastante peculiar.
Yuuki me pidió que fuera su turno justo ahora, y yo decidí conceder su deseo, consintiéndola todo lo que me fuera posible.
Cuando salimos hacia el exterior, yo me encontraba cargando a Yuuki sobre mi espalda. Ella estaba tranquila, recostada sobre mí mientras disfrutaba del viaje por el campamento.
Caminamos sin rumbo por un rato, hablando de cualquier tontería que nos viniera a la mente, hasta que unas voces bulliciosas nos alcanzaron, llamando nuestra atención.
Caminamos hacia ellas, encontrándonos con Garpo y Miri, quienes observaban la sesión de entrenamiento de Red.
Él estaba usando sus puños desnudos para destrozar enormes rocas, y la mayoría de los espectadores se veían fascinados, incluyendo a Miri, mientras que Garpo lucía inexpresivo, como si no le importara en lo absoluto lo que veían sus ojos.
¿Acaso hay algo malo con el entrenamiento de Red?
Red terminó en el preciso momento en que llegamos hasta ellos; entonces, Garpo habló.
—Nunca llegarás a nada haciendo eso, Red. ¿Qué clase de entrenamiento es destrozar algo que ni siquiera se puede defender? Si quieres ver un progreso, entrena de verdad, tienes que buscar adversarios vivientes. Si ganas, no te mofes de tus rivales, y si pierdes, vuélvete a levantar, de esa forma crecerás como guerrero.
"Wao, que profundo fue eso. Sí, muy inspirador."
—Padre, ¿quien es la niña semihumana con la que cargas? —preguntó Red, ignorando por completo las palabras de Garpo.
—Su nombre es Miri —respondió Garpo—, es la hija adoptiva de Michael y tu hermana. Es familia, y espero que la trates como tal.
—¿Por qué una semihumana? ¿Acaso a ese sujeto le gustan las razas menores?
—Ten cuidado con lo que insinúas, Red. No importa la raza a la que pertenezca, familia es familia. ¿Cuánto tiempo debe pasar para que entiendas que nuestra raza no está por encima, ni por debajo de nadie?
—Siempre hemos estado en desacuerdo sobre eso, padre. Siempre hablas de nuestro orgullo como ogros, como raza guerrera, pero no aspiras a llegar a la cima, yo sí. Hay razas respetables en este mundo, pero nunca estaré por debajo de razas menores como orcos, humanos o semihumanos.
—A veces me gustaría saber de dónde sacaste ese tipo de pensamientos, porque yo jamás te los enseñé —comentó Garpo, manteniendo aquella expresión imperturbable.
Disgustado por presenciar esa escena, decidí intervenir.
—Oye, Red —hablé, logrando llamar su atención—. No me voy a esmerar en cambiar tu forma de pensar, tampoco te voy a pedir que respetes a los semihumanos, pero por lo menos respeta a Miri, que te guste o no, es tu familia ahora.
Red comenzó a mirarme de manera amenazante, y empezó a caminar hacia mí, lentamente.
—Aléjate de él, Yuuki —advirtió Red, con una mirada aterradora—. No quiero lastimarte.
—¡Hermano, por favor no hagas esto, Miri está mirándonos! —suplicó Yuuki.
Red no respondió.
—Bájate Yuuki, yo me encargo —dije, con una voz tranquila.
—Pero…
—Tranquila, todo estará bien, resolveré esto de la manera más pacífica posible. No te preocupes, soy consciente de que Miri está viéndonos.
Yuuki asintió, y se bajó de mi espalda colocándose al lado de su padre y de Miri, mientras tanto, me quedé de pie, esperando a mi iracundo cuñado.
"Demonios… Este sujeto enserio quiere pelear. ¿Cómo haré para frenar a este tipo sin violencia?"
Red se detuvo frente a mí a una distancia de dos metros, continuando con esa mirada de muerte en sus ojos.
"¿Tanto le molestó lo que dije?"
—La última vez que me ganaste fue porque me confié, esta vez no será igual —afirmó Red, alzando los puños—. Prepárate, humano.
"Así que de esto se trata. Solo me guarda rencor porque le gané en una pelea. Amigo, ya supéralo.”
“Aunque para serte sincero, ni siquiera recordaba haber luchado contra ti."
Sin previo aviso, Red se lanzó hacia el frente, con su puño derecho apuntando directamente hacia mi rostro. Sin embargo, bastó con utilizar Movimiento Instantáneo justo antes del impacto, y me posicioné detrás de él en menos de un segundo.
—Eres más rápido que antes, debo admitir eso —comenté, directamente en su oído—. Aunque creo que no es suficiente.
—¡Silencio! —se lanzó a golpearme otra vez.
Intentó golpearme con los puños una y otra vez, pero lo esquivé con demasiada facilidad utilizando Movimiento Instantáneo sin parar.
—¡¿Por qué solo huyes?! —preguntó Red, sin dejar de lanzar golpes—. ¡Puedes atacarme tú también, no me subestimes!
—Claro que no —respondí, sin dejar de esquivar—. Mi hija está viéndonos ahora, y no quiero que ella tenga que presenciar actos de violencia.
—¡En este mundo, el que no lucha se muere! ¡Aquí es vivir o morir, eso es todo!
—Hay tantas cosas en este mundo aparte de las peleas. Es un poco triste que no seas capaz de verlas.
—¡Cállate!
—Te disgusta escucharlo, lo entiendo. Pero esa es la verdad. No todo en la vida es guerra, muerte y caos.
—¡Cállate!
—Todas las razas luchan por llegar a una cima que simplemente no existe. Mientras que el objetivo sea demostrar que una raza supera a otra, jamás lo alcanzarán.
—¡Dije que te calles!
—Ya no luches Red, hablemos. Cuéntame lo que te asusta, lo que te preocupa.
—¡Silencio humano! ¡Silencio!
—Háblame sobre lo que te importa, lo que quieres, lo que amas.
—¡Silencio!
—Háblame sobre ti.
—¡¡Cállate!! —gritó con desesperación, preparando su golpe final— ¡¡Golpe del Rey Ogro!!
El puño de Red se prendió repentinamente en llamas, unas bastante intensas, y utilizando hasta la última de sus fuerzas, se abalanzó contra mí, con toda la intención de asesinarme.
Pero lamentablemente para él, eso no le serviría contra el nuevo yo.
"Lo lamento, Red. Pero eso no te servirá de nada, no ahora que soy una persona completamente diferente, con un nuevo nivel de poder, capaz de asustar a las personas."
Estando a treinta centímetros de alcanzarme, detuve su poderoso ataque, con nada más que mi dedo índice.
El impacto que se generó levantó una gran nube de polvo, a la par que la zona bajo los pies de Red se agrietó notablemente, dejando atónitos a todos los espectadores.
Había quedado claro para todos. Nuestras fuerzas se hallaban en un nivel completamente diferente al de la última vez.
—¿Te cansaste? —pregunté, con un rostro tranquilo.
Red se quedó paralizado viendo como su ataque más poderoso, se volvió insignificante en menos de cinco segundos.
El resto de los ogros quedó igual, a excepción de Garpo, el cual estaba sorprendido pero a la vez despreocupado.
Entonces, decidió intervenir.
—Muy bien, Red. Esta pelea se acabó, solo acepta tu derrota, y vive para hacerte más fuerte una vez más.
Red se quedó de pie, con la mirada al suelo, y apretando sus puños con tanta fuerza que sus manos comenzaron a sangrar.
—No puede haber tanta diferencia… —comenzó a decir para sí mismo—. Estábamos casi parejos en nuestra pelea anterior… pero ahora la diferencia es abismal… ¿Qué estoy haciendo mal…? ¿Porqué me alejo cada vez más de mi meta en lugar de acercarme…? ¿Por qué…?
—¿Quieres ser más fuerte? —pregunté, en un tono de seriedad—. Puedo ayudarte, tengo los medios para hacerlo.
—¿Planeas que sea tu discípulo…? ¡¡No quieras burlarte de mí!! —exclamó Red, mirándome con ira.
—Somos familia Red, solo trato de darte una mano.
—No me vengas con esas cosas… —respondió Red, rechazando mi ayuda—. Yo me haré más fuerte, pero lo haré por mis propios medios… ¡No necesito la ayuda de un humano como tú!
"¿Como yo?"
—Red, ¿por qué odias tanto a los humanos? —pregunté, mostrándome preocupado por él—. ¿Ellos te hicieron algo? ¿Hirieron a alguien importante? ¿Te quitaron algo?
—No actúes como si fueras mi amigo… —respondió, dándome la espalda—. Nadie es mi amigo, no los necesito, y tampoco los voy a necesitar. Solo toma a tu hija y a Yuuki, y lárgate de aquí.
Red comenzó a alejarse, volviendo a donde todo comenzó, reiniciando su entrenamiento con las enormes rocas.
"Pese a tener un puño de fuego, es un tipo bastante frío."
Yuuki no tardó en correr hacia mí, evidentemente preocupada, seguida por Garpo, quien avanzó tranquilamente llevando a Miri sobre sus hombros.
—¡Michael, ¿estás bien?! ¡¿No te lastimaste?! —preguntó Yuuki, revisándome de pies a cabeza.
—Estoy bien, descuida, no me pasó nada —respondí, mostrando una sonrisa serena.
—La diferencia de poder entre la última vez que te vi, y ahora, es demasiado grande para ser un simple entrenamiento —comentó Garpo, mostrándose pensativo—. De una forma u otra, te agradezco por poner a Red en su lugar sin recurrir a los golpes.
—Descuida —afirmé—. Miri estaba mirándonos, no pienso dejar que vea actos de violencia innecesaria. Quiero que tenga una infancia tranquila.
—Eres un buen padre, Michael —afirmó Garpo, mirándome con orgullo—. Espero que lo sigas siendo luego de darme un segundo nieto. ¿Quieres un hermanito, Miri?
—¡Sí, sí quiero un hermanito! —respondió, sonriendo con entusiasmo.
"Es incómodo cuando es el padre de tu chica quien te pide que lo hagas…”
Sorprendentemente, fue Yuuki quien se aferró a mi brazo, evitando verme a los ojos por una evidente vergüenza, pero sin dejar de presionar su cuerpo contra mí.
“Bueno, tampoco es que busque contenerme. Digo, las ganas no me faltan.”
Pasamos un tiempo más junto a Garpo, platicando de toda clase de cosas, y al cabo de unas horas, decidimos que era el momento de volver a casa.
………
……
…
Luego de regresar a Silon, lo primero que hicimos fue volver a nuestra casa, principalmente porque Miri estaba tan agotada, que se había quedado dormida, y se me ocurrió llevarla a su cama.
Miri ha estado durmiendo en la habitación de mi madre desde que esta llegó a nuestro hogar, por lo que la dejé en su habitación, descansando en una cómoda cama.
Luego de aquello, simplemente caminé hacia mi habitación como un zombi, dejándome caer de espaldas sobre la cama, cayendo rendido por el día tan agotador que tuve.
"Red en verdad odia a los humanos…”
“Espero que ese odio no lo lleve a cometer errores que luego no se puedan solucionar."
—¿En que piensas? —preguntó Yuuki, sentada a mi lado.
Me sorprendí por un instante ante su pregunta tan repentina, principalmente por el hecho de que jamás la vi entrar a la habitación, creyendo que se había quedado abajo.
Aun así, regresé a mi estado de serenidad casi de inmediato, contestando a su pregunta.
—Solo pensaba en tu hermano —respondí—. Su odio es demasiado fuerte para ser simples prejuicios. Eso me preocupa un poco.
—A mi también —asintió, estando de acuerdo conmigo—. Esa es una de las razones por las que estaba preocupada, ya que mi hermano Red siempre habla sobre querer acabar con los humanos.
—¿Sabes por qué?
—Me temo que no. Él siempre ha sido de las personas que no expresan sus sentimientos libremente. De hecho, nadie lo ha visto llorar, ni siquiera de niño.
"Wao… Ese sujeto en serio es duro."
—Michael… Cuando le ofreciste ayudarlo a ser más fuerte, te referías a tu Pacto de Sangre, ¿cierto?
—Sí, así es —respondí, recordando cierto incidente—. Nilo tenía una meta similar y lo ayudé, aunque en su caso no acabó como lo esperaba. Red es mi familia ahora, aunque a él no le guste, por eso lo quise ayudar.
—No puedes evitarlo, ¿cierto? —preguntó, acostándose a mi lado, con una cálida sonrisa—. El ayudar a los que te rodean. Eres demasiado amable como para ignorarlos. Es una de las cosas que me gustan de ti.
"Yuuki…"
—Michael —preguntó Yuuki nuevamente, con una sonrisa tímida—, mientras que las otras no digan nada, sigue siendo mi turno, ¿verdad?
—¿Eh? —reaccioné sorprendido, recordando nuestra charla en el campamento—. Oh, claro, aún es tu turno, supongo…
—Quiero un abrazo… —murmuró en voz baja.
—¿Qué? Perdón, no escuché bien lo que dijiste.
—¡Quiero que me abraces, eso dije! —exclamó, alzando la voz.
—Jajaja, descuida, sí te escuche a la primera, solo quería que lo repitas.
—¿Vas a molestarme ahora? —preguntó, haciendo pucheros como una niña.
—Tranquila, solo estaba jugando. Ven aquí.
Yuuki se acercó sin dudarlo, y yo procedí a abrazarla, acurrucándonos uno al lado del otro.
En medio de nuestro abrazo, el dulce aroma de su cabello llegó hasta mi, resultando verdaderamente cautivador, provocando que me acercara de manera involuntaria.
Era algo casi hipnótico, y al momento de dejarme llevar, acabé dándole a Yuuki un pequeño beso en el cuello, provocando que todo su cuerpo se estremeciera.
La fuerza de su abrazo se fortaleció, evitando que me alejara, invitándome a continuar.
Así lo hice, continué besándola guiado únicamente por la tentación, a la par que Yuuki se estremecía con cada beso recibido, lo que generaba en mí una inexplicable excitación.
—Michael…
Yuuki comenzó a llamarme de manera involuntaria, apegando su cuerpo al mío en todo lo posible, como una invitación a dar el siguiente paso.
No lo pensé dos veces antes de continuar, y dejé que una de mis manos comenzara a explorar su silueta, moviéndome lento y con calma, haciendo que Yuuki se sintiera excitada también.
Así eran las cosas con ella. Con esta ogra tan tierna y dulce, tenías que ir a su ritmo para generarle alguna emoción, y de esa forma, permitir que ella te de la invitación a continuar.
Había escuchado en mi mundo que a todas las mujeres les gusta que los hombres tomen la iniciativa y sean salvajes desde el principio, pero con el tiempo, me di cuenta de que aquello era mentira.
Diferentes mujeres tenían diferentes puntos de emoción, y en el caso de Yuuki, debía ser tratada con la delicadeza de una flor, volviéndote la primavera que le entregue la confianza para abrir su delicados pétalos.
De esa forma progresó nuestra relación, llevándome a desabrochar la parte superior de su vestido, sin encontrar la mínima resistencia por parte de Yuuki.
Sin embargo, aunque la resistencia no vino directamente de ella, una “fuerza opositora” se presentó.
La puerta de la habitación fue abierta con ímpetu, demostrando que habíamos olvidado cerrarla al entrar.
—¡¿Qué es eso de “los turnos”?! —preguntó Lilia, alzando la voz— ¡Explíquense aho- !
Lilia se detuvo de golpe, al entender la situación en la que nos había atrapado, seguida por Juna, quien trató de taparse los ojos, aunque dejó espacios evidentes entre sus dedos.
Yuuki y yo también tuvimos un sobresalto, donde nos vimos forzados a parar, mientras que Yuuki trató desesperadamente de acomodar su ropa.
El silencio se mantuvo por unos segundos, hasta que Lilia procedió a cruzarse de brazos, evitando vernos a la cara.
—Tienes que procurar cerrar la puerta para estas cosas… —murmuró Lilia, claramente disgustada, y con un tono de tristeza—. Además, pensé que yo sería la primera…
No sabía las palabras exactas para esta situación, aunque no fue necesaria mi intervención, pues fue Yuuki quien tomó la palabra.
—No fue mi intención pasar por encima tuyo, Lilia —señaló Yuuki, a modo de disculpa—. Tuvimos un día complicado en el campamento de mi padre, y toda esa tensión se liberó de una forma inesperada, mas no quisimos excluirte, y a ti tampoco, Juna.
—¿Eh? —reaccionó Juna con asombro, al ser nombrada de forma repentina—. N-No tienes que preocuparte por mí, entiendo que todas las cosas tienen un orden, y no tengo problemas con ir después de ustedes. Principalmente porque fui la última en llegar.
Nuevamente, Juna era la voz de la madurez en nuestra familia.
Luego de aquello, Yuuki se giró hacia mí, entregándome una cálida sonrisa.
—Lo lamento, Michael —se disculpó, con una voz de absoluta serenidad—. Aunque tuvimos la oportunidad, creo que esta interrupción fue cosa del destino. Sé que Lilia fue la primera en entrar en tu corazón, y reconozco esa importancia, por eso estoy dispuesta a esperar.
—Chicas… —murmuró Lilia, mostrándose cautivada por tales palabras.
Fue un verdadero alivio que aquello no haya terminado en caos, lo que me permitió respirar con tranquilidad.
Con eso arreglado, Yuuki intentó explicar el asunto de “los turnos”, y su funcionalidad, pero luego de apenas dos palabras…
—¡¿Qué demonios?! —exclamé, mostrándome severamente preocupado.
Todo el lugar comenzó a temblar con gran intensidad, y mi única reacción fue coger a Yuuki, y saltar hacia las otras dos, cubriéndonos con mis Manos Demoniacas por seguridad.
"¿Qué rayos fue eso? ¿Un sismo? Espera un segundo… ¡Miri!"
Justo cuando estuve apunto de correr para resguardar a mi hija, quien dormía en la otra habitación, fui detenido por Kágrel a través de un urgente mensaje telepático.
「¡Maestro, tenemos problemas! ¡Es Nilo, se salió de control otra vez! 」
"¡¿Qué?! ¡Eso es imposible, yo le quité su habilidad única, lo sé!"
「¡No comprendo la situación Maestro, pero de alguna forma la está utilizando ahora! 」
"Imposible… Retenlo, voy enseguida."
Habiendo aclarado que no se trataba de un desastre natural, procedí a desvanecer mis Manos Demoniacas, y les di una rápida explicación a las chicas.
—Chicas, se trata de Nilo, tengo que ir para detenerlo —indiqué, recalcando un punto importante—. Por favor, revisen que Miri y mi madre se encuentren a salvo, yo volveré cuanto antes.
Las tres asintieron ante esto.
—Ve con cuidado —dijo Juna.
—Descuiden, todo saldrá bien —respondí, con una amable sonrisa—. Es Nilo de quien estamos hablando.
………
……
…
No quise perder el tiempo en correr hacia allí, por lo que utilice Movimiento Sombra, logrando aparecer a un lado de Kágrel.
Kágrel estaba enfrentando a Nilo en su forma gigante, haciendo lo que sea con tal de impedir su ingreso a Silon.
Mientras tanto, Drímur yacía unos metros mas atrás, cuidando la retaguardia en caso de que superen a Kágrel.
Nos hallábamos a unos cuantos metros de Silon, y por las distintas marcas de agrietamiento en el suelo, fue fácil intuir que Kágrel y Drímur sacaron a Nilo por la fuerza.
Nilo había aguantado un dos contra uno frente a ese par de colosos, lo que demostró el peligro que este representaba por su cuenta.
Ese niño yacía de pie en medio de la nada, con los ojos totalmente en blanco, como si su cerebro se hubiese apagado de manera temporal.
Aquel volvió a materializar una silueta de luz en su espalda, y al verlo, le pedí a Kágrel que retrocediera.
—¡Nilo, detente! —exclamé, queriendo apoyarme en la razón—. ¡Tienes que tomar el control, no dejes que ese poder sea tu guía!
Traté de aprovechar ese momento para volver a quitarle su habilidad única con mi Pacto de Sangre, pero no funcionó.
No importaba cuantas veces lo intentara, lograrlo resultaba imposible.
De esa forma, y con las opciones pacíficas inhabilitadas, me vi forzado a tomar el camino de la violencia.
“Lamento esto, Nilo.”
Utilicé Muro de Aire para acercarme a Nilo, quien había comenzado a flotar en el cielo por alguna razón.
Al notar mi presencia, se lanzó hacia mí para atacarme, a lo que yo reaccioné creando cuatro Manos Demoniacas de mi espalda, logrando sujetarlo de brazos y piernas por igual.
Lo logré inmovilizar con demasiada facilidad, lo que me hizo creer que se trataba de una trampa para lanzar un contraataque, pero aquel jamás llegó.
Nilo estaba forcejeando para liberarse de mi agarre, pero no parecía estar fingiendo, su incapacidad para recuperar su libertad era auténtica.
"¿Se hizo más débil, o yo me he hecho más fuerte?"
Esa duda saltó en mi cabeza por un instante, pero no era momento para reflexionar, tenía que solucionar el problema.
Lo acerqué hacia mí, logrando tenerlo cara a cara.
Nilo tenía los ojos en blanco, estaba nuevamente inconsciente, y teniéndolo así de cerca, intenté robarle nuevamente su habilidad única, pero algo me detuvo, o mejor dicho, alguien.
—¡Nilo es mío, no puedes quitármelo una segunda vez!
La boca de Nilo se movía, pero no fue su voz la que salió.
La extraña voz parecía pertenecer a un hombre adulto, con una ligera ronquera en su habla, y rápidamente mi mente lo asimiló a la extraña figura humanoide que surgía tras de él.
"¿La silueta está… hablándome?"
Fue totalmente inesperado para mi, pero decidí sacudir mi cabeza, alejando el mar de incógnitas que estaban surgiendo sin parar.
Tenía que pensar en el bienestar de mi gente, y también en el de Nilo.
—No pensé que pudieras hablar —dije, tratando de permanecer tranquilo—. Necesito que liberes a Nilo, tú no tienes el derecho de utilizarlo cuando te plazca.
—No intento dañar a los tuyos —respondió.
—¿Ah, sí? Pues eres muy malo no intentándolo.
—Solo quiero que Nilo se adapte, que su cuerpo se acostumbre a batallas de alto nivel.
—A Nilo no le gusta pelear, no puedes obligarlo a hacerlo —insistí, dejando en claro mi advertencia—. Te recomiendo que lo sueltes, no quiero tener que herirlos a ambos.
—Jejeje, si tanto lo quieres, te propongo un trato.
“¿Quién se cree este maldito…? Bueno, no importa, tengo que priorizar la vida de Nilo.”
—Te escucho, pero si intentas pasarte de listo, te juro que te destruiré.
—Hay un individuo con el que quiero “arreglar cuentas”. Pero ya no tengo el poder suficiente para hacerlo.
—No pienso ser parte de tus planes de venganza —indiqué, manteniéndome firme en la negociación—. Si quieres hacer algo, hazlo tú, no involucres a otros en esto.
—Necesito de un cuerpo físico para esto —respondió la silueta de luz—. He buscado por siglos, y este niño es el único ser compatible que encontré.
—Tu eres una habilidad única con conciencia propia… no eres normal.
—Ja, mira quién lo dice, el niño que tiene el Hope Dragon. Te recuerdo que el tuyo también puede hablar, no me vengas a tratar como algo diferente.
"¿Qué es esta cosa…? ¿Cómo sabe de las consciencias de Hope y Dragon…? ¿Cómo…?"
「Michael —intervino Hope, mostrándose pensativa—. Esto es solo una teoría, pero… creo que conozco a esa cosa brillante. O al menos creo conocer al dueño de la voz.」
"¿Enserio?"
「Pregúntale por su nombre, quiero estar segura.」
"Bien."
—Oye, ¿tienes algún nombre? —pregunté—. Es incómodo seguir llamándote “silueta”.
—No veo de que sirva, pero sí, tengo un nombre —respondió, mostrando una sonrisa siniestra—. Y al igual que tú, Hope Dragon, alguna vez estuve con vida. Me recuerdas, ¿no es así, Hope?
「¡Ya lo recordé! —exclamó Hope, sin poder ocultar su asombro—. Es un dios que fue asesinado durante la guerra de Lanrath, pero… ¿Cómo se transformó en una habilidad única?」
"¿Qué? ¿Un dios? ¿Esas cosas realmente existen aquí?”
「Pues tienes uno justo enfrente de ti, ¿qué tan real te parece eso?」
"No lo sé. Tú dices que lo asesinaron, y se supone que los dioses son inmortales. Si alguien logró liquidarlo, entonces no me parece un dios de verdad."
Cansado de seguir en silencio, la silueta se dispuso a reiniciar las negociaciones, proponiendo sus propios terminos.
—Este es mi trato. Tú me ayudas a eliminar al bastardo que me asesinó, y a cambio, yo me iré, y dejaré libre a este niño. ¿Tenemos un trato?
"No confío en este sujeto, lo mataré."
「Acepta, muchacho —sugirió Dragon, luego de haber permanecido en silencio—. A mi tampoco me agrada, pero podemos fingir que lo ayudamos por ahora. En cuanto tengamos la oportunidad, lo eliminamos a él o a su objetivo, dependiendo de la situación en la que estemos.」
"... Bien, pero avísenme si notan algo sospechoso.”
—Está bien, aceptaré el trato que me ofreces —respondí, no sin antes lanzar mis propios términos—. Con una condición. Quiero que dejes de controlar a Nilo, y que solo saldrás cuando sea realmente necesario.
—Hmm… —la silueta se tomó unos segundos para pensar—. Considerando mi situación actual, es evidente que este cuerpo es inferior a ti, por lo que aceptar un trato con condiciones pacificas sería lo más sabio. Acepto tus términos.
—Perfecto, ahora empieza cumpliendo tu parte del trato, regrésame a Nilo.
—Muy bien, soy hombre de palabra —afirmó la silueta, volviendo a mostrar su siniestra sonrisa—. Pero no lo olvides, acabas de firmar un trato conmigo, y con los dioses no se juega, jejeje…
La silueta de luz se desvaneció en el aire, y procedí a usar mis Manos Demoniacas para acercar a Nilo.
No parecía herido por ningún lado, pero aun así utilicé mis llamas sanadoras en él, solo como precaución.
"Tranquilo, Nilo, esa cosa ya no te va a molestar."
………
……
…
Llevé a Nilo de regreso a su casa, donde Alia nos esperaba en compañía de Sofía, quienes se quedaron para cuidarlo hasta que despertase.
Aunque habíamos forjado una tregua, le pedí a Drímur y Kágrel que mantuvieran sus ojos puestos en Nilo, como una precaución de un nuevo escape de la silueta.
Los goblins bajo el mando de ambos hacían un trabajo espectacular, por lo que no hubo ningún inconveniente con mi orden.
Regresé a mi propia casa justo después, pero en lugar de ir a ver a las chicas, me quedé en la sala, sentado frente a la mesa, con mi cabeza descansando sobre mis manos, maldiciendo todos estos últimos minutos.
"¿En que me he metido ahora…? Siento como si acabara de hacer un trato con el diablo."
Me veía miserable, y me sentía todavía peor.
Lo último que quería era que alguien me viera en este estado, y por eso me negué a ir directamente con mi familia, pero aun así acabé dentro de mi hogar, quizás buscando algún consuelo de manera inconsciente.
Había algo en mi pecho… algo que me resultaba imposible de expulsar, puesto que ya se hallaba muy arraigado en lo profundo de mi corazón.
He confiado en mi suerte demasiadas veces, lo que me llevó a arrepentirme de cientos de mis propias decisiones, y esta última no fue la excepción.
Siempre me apoyé en la posibilidad de que todo acabara bien por puro poder del destino, pero siempre termina ocurriendo algo sin precedentes que destruye esa idea.
Creí que mis padres jamás se irían de mi lado, al menos hasta que cumpliera la mayoría de edad o me casara, pero… ¿Cómo acabó?
Un gran ejercito de un mundo de magia y espadas llegó para llevárselos.
Creí que junto a mi grupo con Sofía, Érick y Mónica, seríamos capaces de salvar a todas las vidas de mi mundo, pero… ¿Cómo acabó?
Todos los habitantes de la ciudad fueron reunidos en un parque para desatar una horrible carnicería.
Creí que con ahuyentar al par de bandidos de Silon todo mejoraría, pero… ¿Cómo acabo?
Todo el pueblo se prendió en llamas, ardiendo como el mismísimo infierno.
Lo mismo se repitió en Nerulia, con el casi exterminio del país.
Se repitió con el feroz ataque a Silon y el secuestro de Juna.
Se repitió en Kala, con todas las muertes inocentes que hoy solo serán un número más en la cifra de fallecidos.
Se repitió con la guerra en el exterior de Kala, donde miles de personas perdieron sus vidas, y muchas otras estuvieron a punto de perderla.
Y ahora, estoy metido en un estúpido trato con un dios muerto, el cual podría fácilmente asesinar a mis seres queridos en cualquier descuido.
“Estoy harto…”
Harto de dar mi suerte por sentada pese a todos esos acontecimientos.
“¿Qué tan estúpido e inocente puedo llegar a ser?”
En medio de todos esos pensamientos negativos, se oyeron unos delicados pasos acercarse.
Aquella persona tomó una silla de los alrededores, y la colocó suavemente a mi lado, procediendo a sentarse.
En todo este tiempo no me molesté en girarme para averiguar la identidad de la persona, y no fui capaz de descubrirlo, hasta que la misma decidió hablar.
—¿Te sientes bien?
Era una voz dulce, mostrando preocupación y serenidad al mismo tiempo, bastante similar a un ángel, irradiando paz y gracia con cada movimiento.
Mi futura segunda reina, Yuuki.
—No exactamente… —respondí, sin ser capaz de mostrar mi rostro—. Creo que he cometido un terrible error... Pero a la vez siento que fue la mejor decisión posible. Me siento realmente confundido sobre todo…
Ante todo pronóstico, mientras que yo esperaba algunos minutos de absoluto silencio, o incluso el repentino abandono por parte de Yuuki, nada de eso sucedió.
Aquello solo era mi negatividad tomando control de mis pensamientos, incapaz de hacerme ver la realidad tal y como es, sin poder recordar lo dulce y amable que Yuuki es realmente.
Ella no lo pensó dos veces, y se inclinó sobre su silla para abrazarme, dándome unas reconfortantes palmaditas en la espalda.
—No te sientas mal —susurró en mi oído—. Sé que al final todo saldrá bien, y si en alguna parte de ti sientes que fue la opción correcta, es porque así fue. Si sientes ganas de llorar o desahogarte, siempre me tendrás a mi para hacerlo. No tienes que ser siempre el que sonríe o el que lucha, a veces es necesario que seas el que llora o es protegido, y aunque no tenga la fuerza necesaria, me quedaré contigo hasta que te sientas mejor.
Escuchando las palabras de Yuuki, mi corazón comenzó a sentirse más ligero y en paz, como una hoja flotando sobre el agua.
De ese modo, finalmente levanté mi cabeza, sintiéndome capaz de mostrarle mi lamentable expresión a alguien mas.
—Gracias, Yuuki…
—De nada, cariño…
—¿Eh?
—¡N-No es nada…! —respondió, mientras se alejaba con las mejillas ruborizadas—. ¡Yo solo… bueno, tú sabes…!
—Descuida —dije, soltando una pequeña risa—, no me molesta, simplemente me tomaste por sorpresa. Creo que esta es la primera vez que me llamas así.
—Sí, bueno… No creí que fuera malo llamarte de una forma especial, eso es todo…
Sacando provecho de su actitud tan tierna y dulce, decidí ponerme a jugar un poco.
Me desvanecí de mi asiento, solo para volver a aparecer detrás de Yuuki con el uso de Movimiento Sombra, y sin pensarlo dos veces, la cargué entre mis brazos.
Yuuki tuvo un ligero sobresalto por la acción tan repentina, pero se relajó en cuanto me vio, y yo procedí a regresar a mi asiento, sentando a Yuuki delicadamente sobre mis piernas.
—Tranquila —dije, mirándola a los ojos con extrema ternura—. Recuerda que fui yo quien prometió consentirte el día de hoy, “cariño”.
Con eso dicho, Yuuki y yo no lo pensamos dos veces, y comenzamos a intercambiar un amoroso beso, cargado con todo el cariño, amor y afecto que esta maravillosa mujer se merece.
Nación científica de Rilheim - Laboratorio principal
Esta nación en particular, es muy distinta a cualquier otra que se haya conocido, puesto que es el único país del mundo en donde su gobierno, economía, sanidad, y poder militar, recaen únicamente en la ciencia, mas no en la magia.
Pese a esto, su gobernante no es el clásico anciano con bata blanca encerrado todo el día en un laboratorio.
En realidad, se trata de una elfa oscura, cuya edad y talento no concuerdan con la lógica.
Ella se hizo con el poder luego de que el anterior gobernante falleciera a sus noventa y seis años, y esta chica de dieciocho años(al menos en apariencia) de nombre Claris, fue la sucesora elegida por el ahora fallecido.
Es una científica brillante, reconocida principalmente por sus aportes en la medicina, y la tecnología de transporte, ganándose con rapidez el apoyo de su pueblo.
En esta ocasión, aquella elfa oscura se encuentra refundida en su laboratorio personal, donde se la pasa la mayor parte del tiempo, pese a tener una casa a la cual volver en cualquier momento que se le antoje.
Se mantiene en constante soledad la mayor parte del tiempo, a excepción de las pocas veces en que algún sirviente le entrega comida suficiente para una semana, y luego se retira.
Justo ahora, ella está sentada sobre su silla giratoria, revisando algunos informes recolectados por su equipo de inteligencia.
—¿Hope Dragon…? —preguntó Clarís, tratando de recordar lo que es—. Conozco su historia y eso, pero no comprendo qué es lo que lo hace tan grandioso.
Clarís dejo el informe sobre su escritorio, y procedió a girar sobre su asiento, buscando refrescar su memoria con todos los datos acerca de este individuo en particular.
—Es una leyenda, pero me dicen que sus portadores son reales, entonces, ¿porqué es una leyenda si en serio existen? ¿No se supone que las leyendas son historias falsas que buscan transmitir un mensaje por medio de la propia imaginación? Supongo que es igual que los dichosos dioses, solo se sabe de ellos lo que se cuenta de boca en boca.
Esta elfa veía el mundo con extrema lógica, al punto en que términos como la magia, leyendas, dioses y demás, no eran más que cosas inútiles para su vida.
Literalmente iban en contra de su camino elegido: “Si la ciencia no me entrega la respuesta sobre algo, aquello no existe, o nunca existió.”
Un razonamiento bastante estricto, el cual comenzó a moverse en dirección a la posibilidad de encontrar algo novedoso, en relación a esta leyenda en particular.
—Hope Dragon… lo creeré cuando lo vea —afirmó, con una sonrisa irónica que pronto desapareció—. Un momento. Se cuenta en los informes que acaba de aparecer uno en el sur de Várnil, y si logro hallarlo… ¡Podría ser la primera en estudiarlo a detalle y averiguar qué lo hace tan grandioso! ¡Sí, es una maravillosa idea!
"Pero… ¿Cómo luce un ‘Hope Dragon’ exactamente? ¿Cómo sabré que encontré el correcto?", se preguntaba Clarís, una y otra vez, hasta que al fin se le presentó una revelación.
—¡Ting Ting! ¡Que suenen las campanas porque he hallado la respuesta! —exclamó Clarís, con total entusiasmo—. Usaré a nuestro avanzado equipo de búsqueda. Solo los he usado para buscar materiales para mi investigación, pero tengo confianza en que también podrán hallar personas si se lo proponen. Jijiji, cuando traigan a ese Hope Dragon, estoy segura de que hallaré datos deslumbrantes que llevaran mi investigación a un nuevo nivel.
Clarís observó un viejo libro sobre su escritorio, procediendo a colocar su mano sobre el con una enorme nostalgia.
—Algún día… Algún día la ciencia podrá traer a los muertos de regreso a la vida, lo sé… Solo espérame un poco más, maestro…
Reino de Lotecia - Aposentos del rey
Lotecia, una nación bastante pobre a pesar de su gran extensión territorial.
Lamentablemente, este gran reino siempre ha tenido gobernantes corruptos, que con el pasar de los años, han logrado que Lotecia quedara casi al borde de la ruina.
El gobernante actual, el rey Darío Lifman, es el único en el trono que no ha caído en actos de corrupción, razón por la que su pueblo le guarda bastante aprecio, ya que pese a no tener las mejores cosas, siempre se esfuerza por hacer que a su gente no le falte lo principal para vivir.
La mayoría de ellos son ganaderos, y se especializan en la crianza de animales como caballos, reses y algunas aves en específico.
No tienen un ejército nacional como tal, por lo que en caso de guerras o asuntos de seguridad, es el mismo pueblo quien se levanta en armas. Algo que no es muy recomendable.
En este momento, el rey Darío se encuentra en sus aposentos, hablando con su única hija, la princesa Mysha.
—Estamos en grave peligro, hija mía —afirmó el rey Darío, tratando de disimular tranquilidad—. Con la derrota absoluta de Kala, ya no tenemos a otra nación que nos otorgue seguridad. He recibido propuestas, pero todas incluyen que renuncie a mi cargo y entregue nuestras tierras a naciones más grandes. Lo he intentado todo, pero después de la muerte de tu madre, ya no sé qué más hacer para sacar a este reino adelante.
—Descuida, padre. Aún nos queda una solución —afirmó la princesa Mysha, con un tono de total seguridad.
—Ya dije que no —respondió el rey, totalmente en desacuerdo—. No dejaré que te cases con cualquiera solo porque creas que le haces un bien a nuestra gente. Este mundo está lleno de gente vil y cruel, y no quiero exponerte a que tengas que casarte con alguien así, y menos por culpa de mi incapacidad para sacar este reino a flote.
—Pero padre, ¿es que acaso no comprendes que es nuestra única opción? Estas personas dependen de nosotros, no podemos dejar que sigan viviendo en la miseria.
—No quiero que hagas esto, hija… —el rey comenzó a llorar—. No arruines tu vida por los errores de tu viejo padre…
En medio de aquella conversación padre e hija, se escucharon fuertes golpes provenientes de la puerta de la habitación.
Normalmente, cuando el rey Darío hablaba con su hija, nadie los interrumpía, y en caso de hacerlo, debería de tratarse de una emergencia.
Y esta no era la excepción.
—¡Rey Darío, ¿se encuentra ahí?! ¡Tenemos un mensaje urgente para usted!
El rey secó sus lágrimas y se puso de pie junto a la princesa. No tenía reparos en mostrar sus emociones al público, pero aún conservaba su orgullo como rey.
—Adelante.
Con el permiso del rey, las puertas de la habitación fueron abiertas, dando paso a dos personas, un miembro de la servidumbre del castillo, y un niño con vestimenta de pastor.
El rey se mostró intrigado por la repentina aparición de un niño, pero optó por guardar silencio para escuchar lo que tenían que decir.
—Rey Darío, este niño confirma los rumores que cuentan las personas que fueron a la batalla en Kala —dijo el hombre, antes de estallar en euforia—. ¡Ha regresado, el Hope Dragon ha regresado!
—¿Es eso cierto? —preguntó el rey, mirando al niño con asombro.
—S-Sí, Su Majestad… —respondió el niño, mostrándose nervioso—. Cuando mi padre y yo fuimos a unos pueblos en el sur, escuchamos a mucha gente decir que el Hope Dragon ha regresado, y de camino a casa, muchos extranjeros dijeron lo mismo.
El rey y la princesa se miraron a los ojos por unos segundos, como si fueran capaces de hablar a través de la mirada, antes de regresar su atención a las personas que tenían enfrente.
—Gracias por informarme de esto, pueden retirarse.
Con esas últimas palabras, ambas personas asintieron, y procedieron a salir de la habitación, cerrando las puertas tras su partida.
El caminó hacia el balcón de su habitación, observando a todo su reino, y a todas las personas cuyas vidas recaen sobre sus hombros.
La princesa también se acercó, pero permaneció a una distancia moderada de su padre, como si quisiera darle un poco de espacio.
Pasaron los segundos, y el rey permanecía estático, con la vista puesta en el horizonte.
La princesa pensó que ya era suficiente, no había motivos para quedarse en silencio, y menos con la nueva información que acaban de recibir.
—La suerte nos vuelve a sonreír, padre.
—Así es, hija mía —afirmó el rey, volviendo a sus sentidos—. Con esto, sé que podremos tener una oportunidad. Las leyendas cuentan que los Hope Dragon siempre están ahí para ayudar a quien lo necesite, y si le pedimos que nos ayude a salir a adelante, no solo no tendremos que preocuparnos de nuestra seguridad, también subirá la moral de nuestra gente.
—Padre, creo que lo mejor sería invitarlo a vivir a nuestro reino, de esa forma tendrá menos razones para negarse, y más motivos para ayudarnos.
—Sí… Eso es lo que haremos —estuvo de de acuerdo el rey, regresando su atención a su hija—. Voy a averiguar en donde se encuentra, y cuando lo haga, iré personalmente a darle nuestra propuesta.
—Sí, padre, y yo iré contigo —indicó la princesa, sin mostrar el más mínimo rastro de duda—. Puede que tú seas el rey, pero soy yo quien tiene buen ojo para juzgar a las personas.
—Esta bien, hija mía, los dos iremos a entregarle nuestra propuesta. Esta es nuestra única oportunidad, para darle un futuro mejor a nuestra gente.
Cima de la montaña Dracona - Ubicación desconocida
La montaña Dracona, es un lugar apartado del resto del mundo, siendo este, un lugar de perpetua oscuridad.
Algunos lo atribuyen a un extraño fenómeno climático, otros a alguna maldición de tiempos ancestrales, pero sin importar el motivo, la verdad es que la luz del sol no toca la montaña desde hace milenios.
En la cima de esta se halla una cueva gigantesca, cuyo interior es habitado por una raza legendaria, una raza cuya simple existencia siembra temor en las demás.
La inmortal raza de los vampiros.
Su rey, un vampiro de más de cinco mil años de edad, permanece vigilante del mundo exterior, asegurándose de no ser molestado por extranjeros.
Este mismo levantó una prohibición para toda su raza, la de no relacionarse con ninguna criatura viviente o no viviente fuera de la especie vampírica.
Esta regla aplicaba para todos los vampiros en general, incluidos sus tres hijos, los cuales nunca han salido de la cueva.
Ellos cuentan con cazadores expertos en el arte del espionaje, y son ellos los que cazan todo tipo de criaturas y bestias para alimentar a los suyos, aunque no es necesario hacerlo todo el tiempo, ya que uno de su raza puede pasar hasta dos meses sin probar bocado.
En este momento, el gran rey vampiro está sentado en su trono de piedra, al igual que siempre, mientras que sus hijos están en sus respectivas habitaciones, cada uno dedicado a sus propios asuntos.
El hijo mayor, Drakus, se encuentra en su espacio personal, meditando para tener un mejor control sobre su poder mágico, y un control aún más preciso, sobre sus emociones.
Estaba decidido a alcanzar la cúspide del poder, con un claro objetivo en mente.
"Voy a ser yo quien herede el trono de mi padre…", eso era lo único que pensaba la mayor parte del tiempo, ignorando completamente lo que le rodea, y a veces, la misma existencia de su padre también.
Por otro lado, estaba el segundo hijo, Drake, el cual era un holgazán absoluto, en todo el sentido de la palabra.
Se la pasaba durmiendo la mayor parte de su vida, y las pocas veces que se despertaba, era cuando sentía demasiada hambre, o alguna cosa lo incomodaba.
Este hermano no está obsesionado con el trono, lo único que quiere es tener una vida tranquila, en la que pueda hacer lo que más le gusta, comer y dormir.
Y por último, está la menor de los tres hermanos, Livia.
Esta tampoco aspira a llegar al trono, pero tampoco es una holgazana. De hecho, ella es todo lo contrario, ya que Livia tiene un sueño, que es algún día salir de su cueva, ver un amanecer, y viajar por el mundo.
Su sueño no despertó de la nada, todo comenzó cuando curioseaba entre la basura de la cueva, que es donde tiran los restos de las criaturas luego de devorarlas.
En ella encontró los restos de un caballo cuyo morral guardaba un libro con dibujos.
Livia se lo llevó a escondidas hasta su habitación, y comenzó a mirar los dibujos perfectamente hechos.
Había bosques, praderas, ríos, cascadas, desiertos, pantanos, el mar, e incluso el cielo, pero lo que más le llamó la atención entre todos esos paisajes, era el de un amanecer.
Livia sabía lo que era, sabía que los amaneceres existen, pero al nunca salir de la cueva, nunca tuvo la oportunidad de ver uno, y era consciente que pedirle permiso a su padre sería inútil.
Eso sin contar que si su padre se llegase a enterar, tarde o temprano sabría de la existencia de ese libro de dibujos, y lo destruiría, por generar “ideas inapropiadas” en su hija.
Pero a pesar de todo, Livia nunca perdía la esperanza.
Ella era firme en su deseo de cumplir sus sueños, y sabía que gracias a su inmortalidad de vampiro, tarde o temprano lo cumpliría.
—Algún día saldré de aquí, y voy a ver lo maravilloso que es el mundo. Yo… quiero ver un amanecer con mis propios ojos.
Por otro lado, el rey vampiro tenía otros planes.
"Un nuevo Hope Dragon ha nacido. No voy a permitir que nos encuentre. Ya he luchado con ellos antes, y si ya maté a uno, lo puedo volver a hacer". Eso es lo que el rey vampiro pensaba, luego de recibir la noticia de uno de sus espías.
………
……
…
Nuevos aliados y enemigos aparecen con el tiempo, y es el mismísimo tiempo, quien decidirá cuando los llegaremos a encontrar.