Luego de nuestra celebración por el nacimiento de la Nación Neutral de Tórilen, nuestros invitados pasaron la noche en nuestra ciudad en unas casas para huéspedes que habíamos preparado.
Fue una noche tranquila para nuestros huéspedes, pero aquella paz solo era posible gracias a los Cristales sonoros y la magia de runas de Relt, ya que en el exterior, la ruidosa fiesta aún continuaba.
La celebración duró toda la noche, y una vez llegada la mañana, nuestros invitados prepararon sus cosas, y procedieron a regresar a sus respectivos hogares, no sin antes dar una formal despedida.
Lamentablemente, tuvimos algunos problemas con nuestras princesitas, ya que las pequeñas Miri y Adelaida nos suplicaron una y otra vez que las dejáramos jugar por más tiempo.
Nos costó al principio, pero al final las convencimos de separarse bajo la condición, de que volverían a encontrarse en una fecha cercana.
Don Víctor y yo fuimos hasta los limitas de nuestra nación para despedirlos.
Éduard regresó junto a Adelaida y sus caballeros, quienes trataban de disimular su agotamiento, ya que fue su labor estar despiertos toda la noche, teniendo que soportar ver como los demás se divertían.
El rey Rommel también estuvo apunto de irse, pero se detuvo repentinamente cuando uno de sus caballeros le hizo recordar un punto importante que tratar.
—Es cierto, casi lo olvidaba —afirmó el rey Rommel, girándose en mi dirección—. Rey Tori, usted no tiene una “esfera de comunicaciones”, ¿cierto?
—¿Eh? Bueno, um… supongo que no —respondí.
—En ese caso, le hemos traído un pequeño obsequio para felicitarlo por su ascenso como rey de esta nueva nación —el rey Rommel hizo una seña a uno de sus caballeros—. Espero sea de su agrado.
El caballero llamado por el rey Rommel caminó hacia mí con un objeto redondo cubierto con una tela, se apoyó sobre una rodilla, y me lo entregó.
Retiré la tela sin problemas, dejando a la vista de todos una esfera de cristal, exactamente igual a la que usaban esos "adivinos" en mi mundo. Aunque siempre los consideré unos farsantes.
"¿Y esto para qué sirve?"
—Nosotros tenemos uno igual en nuestro castillo, pero también le entregamos uno al líder del campamento ogro. El rey Marson ya tiene uno entre sus manos, pero no se preocupe, los cuatro orbes han sido sincronizados entre sí, así que no tendremos problemas en la comunicación.
"Alguien explíqueme de una forma que yo entienda…"
—Joven Michael —intervino Don Víctor, actuando como un salvavidas—, sabemos que usted no es de este mundo, no tiene porqué fingir que entiende todo lo que sucede a su alrededor.
"Me atrapó…"
Según me explicaron, estas esferas de cristal funcionan para enlazar una comunicación de voz con imagen incluida, con cualquier persona cuyo orbe haya tocado el nuestro.
Es decir, para sincronizar dos orbes, basta con que estos entren en contacto.
Su uso es tan simple como colocar una mano sobre la esfera de cristal, y decir el nombre de la persona que posee el orbe en ese momento.
No requiere el uso de la magia para conseguir activarse, lo que aumentaba en gran medida su utilidad.
Básicamente sirven para hacer “videollamadas”, en mi mundo era algo común, pero tal parece que en este mundo se trata de algo exclusivo al igual que los dulces.
—Wao… —dije, sorprendido—. En verdad se lo agradezco, rey Rommel.
—No es nada, solo un pequeño presente como muestra de que deseamos la paz con ustedes.
Ambos asentimos, y ahora era el turno de nuestros invitados de Nerulia para empezar a retirarse.
El rey Rommel se retiró junto a Light y Rena, a la par de algunos de sus caballeros, mientras que los demás terminaban de prepararse para partir.
Separada de ellos se hallaba Iris, quien se veía pensativa como si tuviera algún conflicto interno para hacer o decir algo.
Esta procedió a sacudir su cabeza en un intento por aclarar su mente, y se enfocó nuevamente en regresar a casa, seguida por los caballeros restantes.
Por otro lado, Garpo y sus acompañantes también iniciaban su retirada, pero este se acercó a su hijo Red antes de partir, ya que lo vio con los ojos cerrados, bastante pensativo.
—Hijo, ¿porqué no te despediste? —preguntó Garpo, con un rostro sereno.
—¿Por qué debería despedirme de un rey que no tiene nada que ver conmigo? —respondió Red, con una expresión de disgusto.
—Soy tu padre, no puedes fingir frente a mí, sabes muy bien que no estoy hablando del rey.
—Déjame en paz, métete en tus propios asuntos —respondió, alejándose unos cuantos pasos de su padre.
Garpo miró a su hijo con lástima, viendo de reojo la partida de los habitantes de Nerulia, pero principalmente, a cierta humana que los veía de reojo también.
Este era el momento perfecto para actuar como un padre, la gran oportunidad de darle a su hijo una lección de vida.
—El odio no dura para siempre —comentó Garpo, mirando a Red—, sobre todo cuando el objetivo de tu rencor, se vuelve difícil de odiar. Yo perdoné a los humanos, tu hermana hizo lo mismo, solo faltas tú, Red. "Si vives de odio, mueres de soledad", tu madre decía eso, piensa un poco en sus palabras.
………
……
…
Garpo y yo procedimos a despedirnos unos minutos después, también me despedí de Red, pero a este no pareció gustarle que le dirigiera la palabra.
"Supongo que aún no le agrado del todo."
Estos también se retiraron usando Cristales de viaje para ahorrar el tiempo de caminata, con cierta tensión entre padre e hijo.
Luego continué con la emperatriz, la cual se despidió con total tranquilidad, y sin perder el tiempo, regresó al bosque junto a sus hijos.
—Parece que tendremos un momento de paz antes de volver al trabajo —comentó Don Víctor—. Quizás quiera aprovechar este tiempo para pasarlo junto a su familia, estos últimos días han sido muy atareados, algo de descanso no hará daño.
—Sí, supongo que tienes razón —afirmé, soltando un suspiro de alivio—. Pero aún así no hay que descuidarnos, uno nunca sabe lo que va a suceder.
—Hoho, en mi caso no siempre es así —respondió Valentín, señalando a sus ojos.
—Jajaja, es cierto, lo había olvidado.
"Bueno, es hora de pasar un tiempo en familia."
………
……
…
Desde ese momento, me dediqué todos los días a convivir con las chicas, sin necesidad de aplicar "los turnos".
También aproveché para pasar tiempo con mi madre, platicando sobre las cosas que me ocurrieron durante todo este año sin vernos, y viceversa.
Miri no fue la excepción.
A ella la llevé de paseo por varios lugares, como el panal de la emperatriz, el antiguo bosque que Relt protegía, y los pueblos comerciales de Vere, el lugar donde conocimos a esa pequeña que se volvería mi hija.
Al principio pensé que ella no se sentiría cómoda con este lugar por lo que ocurrió en el pasado, pero parecía no importarle en absoluto, razón por la que decidí no sacar el tema.
Al igual que Lilia y Yuuki la primera vez, Miri también se emocionó al pasear sus ojos por los distintos puestos de este gran mercado, y mientras ella veía un pequeño espectáculo callejero, decidí comprarle un regalo.
Nada parecido a lo que les di a las chicas aquella vez, Miri es muy joven como para llevar alguna joya, por esa razón decidí comprarle un juguete, o una muñeca de tela para ser más específico.
No es el juguete más caro, pero me pareció el más bonito de todos los que vi.
Al finalizar nuestro paseo, le entregué aquella muñeca, a lo que ella reaccionó saltando de alegría con una sonrisa de oreja a oreja.
"No me canso de verte sonreír, Miri."
………
……
…
Toda esa paz duró apenas cinco días, hasta que fue hora de volver al trabajo.
Hoy es temprano por la mañana, me acabo de despertar con las chicas a mi alrededor, al igual que siempre, pero este día se sintió un poco distinto de lo habitual.
No sabría decir si fue para bien o para mal, pero las chicas me miraban con alegría, con una sonrisa en sus labios y unos ojos brillantes completamente puestos en mí.
"Um… ¿Sucedió algo mientras dormía?"
—¿Todo bien? —pregunté.
Las chicas se miraron entre ellas manteniendo su expresión de alegría. Luego regresaron su atención hacia mi.
—¡Feliz cumpleaños, Michael! —exclamaron al unísono, envolviéndome en un gran abrazo.
—¿Qué…?
"¿Mi cumpleaños? ¿Qué día es hoy?”
“La creación de nuestra nación fue el cinco de dicebre, pero eso fue hace cinco días, lo que significa… ¡Es cierto, hoy es diez de dicebre, mi cumpleaños!"
—Gracias por acordarse, pero… ¿Cómo supieron que hoy es mi cumpleaños? —pregunté, confundido.
—Tú mismo me lo dijiste —respondió Juna, sonriente—, ¿lo olvidaste?
—A mi me lo dijo tu mamá —afirmó Lilia.
—A mi también —agregó Yuuki.
—Vaya… Bueno, se los agradezco mucho. Aunque debo admitir que incluso yo lo había olvidado, jejeje…
—Michaaeeel —me llamó Lilia, de manera juguetona—. Tenemos algo “especial” para tu cumpleaños, ¿lo recuerdas?
"Oh… Es cierto, me dijeron que Mónica les había dado algunas "ideas" sobre qué hacer. ¿Debería empezar a preocuparme por eso?"
Decidimos salir de la habitación bajando las escaleras hasta la sala, donde nos esperaban Miri y mi madre.
Mi mamá estaba en la cocina preparando el desayuno, mientras tarareaba una canción con alegría, bailando de manera disimulada.
Por otro lado, Miri estaba sentada frente a la mesa de la sala mientras hacía un dibujo, parecía estar esforzándose mucho en ello.
Estuve apunto de saludar a mi madre, pero ella se percató de mi presencia, y fue la primera en hablar.
—¡Hijo, que gusto verte! —exclamó con alegría—. Por cierto, feliz cumpleaños número dieciocho, hoy te has convertido oficialmente en un hombre adulto, y como tal, espero que me des muchos nietos de ahora en adelante.
“¡¡¿PERO QUÉ DEMO…?!!”
—No creas que me voy a conformar solo con una —agregó mi madre, volteando a ver a las chicas—, sobre todo cuando tienes a tres lindas chicas contigo. Lo mínimo que podría esperar de ti es un nieto con cada una.
Era evidente que este no era un tema fácil de tratar, y cuando pensé en detener los impulsos de mi madre, las chicas entregaron sus opiniones al respecto.
—Bueno… yo también soy una adulta, así que…
"¡¡¿Juna?!!"
—Yo no tengo ningún problema con ello. Solo basta con pedírmelo.
"¡¡¿Lilia, qué estás diciendo?!!"
—Mi cuerpo ya no es tan frágil… y si no le importa un nieto mitad ogro, pues…
"¡¡¿Yuuki, tú también?!!"
—Ufufu, ¿qué dices tú, hijo? —preguntó mi mamá, mirándome con una sonrisa de satisfacción.
—Bueno, yo… yo… ¿Qué les parece si desayunamos? —pregunté, ignorando la pregunta, mientras caminaba hacia la sala—. ¡Sí, hagamos eso! Tengo hambre, mucha hambre. Vamos, hay que comer en familia, no es bueno dejar que se enfríe, ajajaja…
"¿Qué clase de madre me fue a tocar…? ¿Desde cuándo es tu madre la que te pide que tengas hijos?"
………
……
…
Cuando el desayuno terminó, traté de escapar hacia el exterior de mi casa al ver que mi madre planeaba continuar con la conversación de los bebes, pero lamentablemente, antes de llegar a la puerta, fui detenido por Miri.
Ella había corrido a una velocidad claramente superior a la de un niño promedio, y se posicionó frente a mí con los brazos extendidos.
—¡No papi, hoy no puedes salir! —exclamó Miri, tratando de pensar en una excusa—. ¡Porque…! Porque… ¡Porque estás castigado!
"¿Eh?"
—Em… Miri, ¿por qué dices que estoy castigado?
—Porque… Porque… Um… —Miri volvió a caer en las dudas—. No sé, pero la tía Mónica dijo que estás castigado, y que no puedes salir.
"Tenía que ser un plan de Mónica…”
“¿Qué le dije sobre meter a Miri en estas cosas?"
Pese a esos pensamientos, me esforcé por mantener una actitud serena, sobre todo porque me hallaba en presencia de mi hija, quien era inocente de todo lo que la rodeaba.
—Bueno, no recuerdo haber hecho algo malo, pero si estoy castigado, entonces tendré que quedarme —dije, caminando en dirección al baño—. Aprovecharé este tiempo para darme una ducha.
—Oh, es cierto —intervino mi madre, fingiendo sorpresa—, ninguno de ustedes se ha duchado todavía, ¿por qué no comparten el baño? De esa forma podremos ahorrar el agua.
"¡¡¿...?!!"
—Yo voy —respondió Lilia, alzando la mano—. Concuerdo con la idea de que es una buena forma de ahorrar el agua. Además, no pude hacerlo durante mi turno… y eso fue injusto…
—E-Eso es un paso demasiado grande que dar… —afirmó Juna, con un evidente nerviosismo—. Pero yo soy la mayor de las tres, y creo que soy la indicada para dar el ejemplo de cómo ahorrar el agua.
—Pero yo soy la más pequeña de las tres —agregó Yuuki, tratando de sonar valiente—, no ocuparé mucho espacio, y eso hará más fácil que entremos los dos… solos… ¡Para ahorrar el agua, es por eso!
"¿Hasta cuándo seguirán fingiendo que es para ahorrar el agua? Mi mente no es tan inocente ¿saben?"
………
……
…
Bueno, al final de todo logré mi objetivo de tomar una ducha, lo que fue positivo. Pero jamás me hubiera esperado que mi madre hallara una “solución” al problema de “ahorrar el agua".
Literalmente, sus palabras fueron:
"—¡Se van a bañar los cuatro juntos y punto, se acabó! ¡No quiero que me discutan!"
"La autoridad de una madre es algo muy poderoso… Pero también tiene la capacidad de volverse algo absurdo.”
En medio de mis pensamientos al recordar aquella escena, alguien llamó a la puerta del baño con ligeros golpecitos.
En este preciso instante me hallaba dentro del baño, o dentro de una tina, para ser más específicos.
Esta fue una de las especificaciones de las chicas cuando la casa fue remodelada, y es que nuestro baño familiar subió completamente de nivel.
Ahora este se dividía en dos secciones, la primera era donde se ubicaban un lavamanos frente a un espejo, seguido por un inodoro para nuestras necesidades.
Luego aparecía una puerta corrediza que dividía la primera sección de la segunda, la cual guardaba dos tipos diferentes de duchas, una que solo incluía una regadera, y la otra donde se almacenaba agua en una tina.
Todos eran libres de utilizar el tipo de ducha que prefiera, y en mi caso, tenía cierta preferencia por la tina, que es donde me hallaba actualmente sumergido.
Ahora con las chicas al otro lado de la puerta corrediza, no me quedó mas opción que permitir su ingreso.
—Está abierto… —respondí, ocultando mi cabeza bajo el agua.
Las chicas entraron en fila, e inmediatamente cerraron la puerta tras de ellas.
Yo estaba demasiado nervioso como para verlas, y lo único que hice fue exhalar profundamente bajo el agua, generando varias burbujas.
El ambiente se mantuvo en silencio, o quizás era así porque tenía la cabeza bajo el agua, de una forma u otra, aquella situación no duró mucho tiempo.
El oxígeno comenzó a faltar pocos segundos después, y me vi obligado a salir para respirar.
Tosí un poco debido al apuro por respirar, pero cuando se aclaró mi vista, tenía a las chicas mirándome, evidentemente tan avergonzadas como yo.
Las tres vestían sus batas de baño blancas, y como es costumbre en nuestra extraña relación, Lilia decidió tomar la delantera.
—Hasta que por fin dejas de esconderte. ¿Cómo es posible que tengas en espera a tus lindas prometidas? Creo que tendré que volver a enseñarte lo que debes hacer.
Lilia caminó lentamente hacia la tina, y una vez que estuvimos frente a frente, no dudo en desatar el nudo de su bata.
Yuuki y Juna se mostraron sorprendidas por la gran valentía de Lilia, y esta respondió a sus expresiones con total serenidad, dándome la espalda.
Un segundo después, Lilia dejó caer su bata al suelo, dejando su esbelta figura totalmente expuesta, cubriendo únicamente sus partes privadas con las manos.
Mis ojos quedaron abiertos como platos, algo que Lilia pareció disfrutar, puesto que me lanzó una pequeña sonrisa de satisfacción.
Procedió a entrar en la tina conmigo, pero cuando puso un pie en el interior, un gran escalofrío recorrió todo su cuerpo.
Aquella reacción era entendible. Yo siempre me he acostumbrado a bañarme con agua fría, mientras que ella con agua caliente, lo que la llevó a tener la errónea idea de que el agua estaría a una temperatura moderada.
Ella sabía que entrar de a poco solo aumentaría el frío, por lo que tomó la decisión de sumergirse al completo, dejando únicamente su cabeza fuera del agua.
Aunque no me pareció lo más inteligente para decir, opté por disculparme por no haber prestado atención a la temperatura.
—Lo siento… Debí haber cambiado la temperatura al saber que vendrían.
—N-No está ta-tan mal… —respondió Lilia, temblando con bastante fuerza—. Me pu-puedo aco-costumbrar…
Esta escena resultaba verdaderamente única, ya que debido a la forma de ser de Lilia, era muy extraño poder verla en un estado tan vulnerable.
Sin pensarlo demasiado, acabé envolviendo mis manos alrededor de su cintura y la acerqué hacia mi pecho, culminando en un pequeño abrazo.
Lilia aceptó mis acciones, dejándose cuidar por mí, en lugar de tomar el control de la situación como acostumbra.
Seguía dándome la espalda, pero acabó recostado todo el peso de su cuerpo sobre mi pecho, a la par que dejó de cubrirse con las manos, para proceder a mirarme, con los ya conocidos “ojos de cachorrito”.
—Ya no se siente tan fría como antes…
—Me alegra… —respondí, acercándome lentamente a ella—. Usaré agua caliente la próxima vez, lo prometo…
Estuvimos muy cerca de darnos un beso, cuando fuimos interrumpidos por Yuuki y Juna, cuyas presencias habían quedado completamente en segundo plano.
—Seguimos aquí… —murmuró Yuuki, haciendo un puchero.
—Lilia es muy agresiva en sus ataques, debo practicar —agregó Juna.
Lilia y yo sufrimos un sobresalto al recordar que habían personas mirándonos, lo que nos llevó hacia atrás, chocando nuestros cuerpos desnudos.
Ella parecía querer responder a las chicas, pero fue repentinamente interrumpida cuando sintió “algo” surgir a sus espaldas, algo grande y cálido que le provocó otro sobresalto.
Así es, mi “amigo” de abajo se había despertado en el peor momento posible.
Lilia pegó un pequeño grito en cuanto se dio cuenta de lo sucedido, procediendo a cubrir su boca con ambas manos por el asombro.
—Lilia, ¿qué sucede? —preguntó Juna con preocupación—. ¿El agua está tan fría?
Lilia lo negó con la cabeza sin descubrir su boca.
—Te ves pálida, creo que deberías salir pronto, no te vayas a resfriar —sugirió Yuuki.
Lilia volvió a negar con la cabeza.
"Demonios… ¿Por qué me tiene que pasar esto justo ahora…?"
Lilia se giró lentamente hacia mí, quitó las manos de su boca, y me habló en voz baja para evitar que las chicas la escucharan.
—Michael… Este no es el lugar ni el momento para eso…
—Esto no es culpa mía… —respondí susurrando—. Eso es una reacción natural, yo no lo controlo…
Al final, Lilia y yo nos quedamos en la tina por un rato, incapaces de decir algo, mientras que Yuuki y Juna continuaban con aquella expresión de confusión en sus rostros.
Fueron unos de los minutos más incómodos de mi vida, por lo que no me quedó más opción que esperar a que se “bajara” la tensión.
………
……
…
Al final, si bien los cuatro pudimos tomar una ducha, no fue grupal.
Lilia se negó a dejar la tina, por lo que acabó bañándose frente a mí, pero se aseguró de no tener contacto físico conmigo, haciendo más difícil mi situación inferior.
Por otro lado, Yuuki y Juna decidieron ducharse en la regadera, pero lo hicieron por turnos, ya que su intención inicial era entrar conmigo, lo que no se logró ya que Lilia se los impidió, diciendo que podrían acabar devoradas por “una bestia salvaje”.
Juna lo entendió de inmediato, actuando con relativa naturalidad, mientras que Yuuki, aunque tardó en procesarlo, estalló en un ataque de vergüenza corriendo a esconderse a la regadera.
—¡No estoy mentalmente preparada!
Eso fue lo que gritó cuando se atrinchero.
Cuando terminé de ducharme, acabé despidiéndome de las chicas, procediendo a utilizar movimiento sombra para teletransportarme al segundo piso, específicamente a nuestra habitación.
Me puse algo de ropa ligera, y me dejé caer de espaldas sobre la cama, luego de haber soportado tanta tensión en tan poco tiempo.
No había caído en cuenta de lo agotado que estaba, era el tipo de agotamiento que no te puedes quitar solo durmiendo, pero que aún así te arrebata toda la energía.
De esa forma, acabé cerrando los ojos con lentitud, cayendo en lo más profundo del mundo de los sueños.
………
……
…
Mi entorno suave y cálido fue repentinamente reemplazada por una superficie fría y áspera.
Sucedió tan rápido que ni siquiera tuve el tiempo suficiente para sorprenderme, abriendo los ojos, y observando todo a mi alrededor como un niño perdido.
Me levanté del suelo rocoso, y lo primero que vi, fue que me hallaba en una pequeña cueva, y frente a mí, yacía un pedestal de piedra, con un libro sobre el.
“Un momento… Yo conozco este lugar.”
Esta extraña cueva se había almacenado en alguna zona de mi memoria.
Era el lugar donde yacía la parte física del Hope Dragon, un libro antiguo protegido por una barrera invisible e impenetrable.
Caminé tranquilamente hacia aquel pedestal, pero todo permanecía igual que la última vez, aunque si tuviera que resaltar alguna diferencia, diría que me siento más tranquilo.
Volver a esta cueva era como regresar en el tiempo, conservando todos tus recuerdos del futuro, con la esperanza de cambiar alguna cosa.
Una fuerte sensación de curiosidad me orilló a acercarme, tratando de poner mis manos sobre el libro de Hope Dragon, pero antes de poder lograrlo, me detuvieron.
—Es bueno tenerte aquí otra vez —habló una voz de mujer detrás de mí.
Me giré hacia la voz manteniéndome en alerta máxima, encontrando a mi madre, parada misteriosamente frente a mi, con un rostro inexpresivo.
"¿Mamá…?”
Entonces lo recordé, la primera vez que estuve en esta extraña cueva me encontré con mi padre, pero tuve mis sospechas desde entonces, y con esta imagen de mi madre, todo quedaba resuelto para mí.
No estaba seguro de si era solo una ilusión o algún ser viviente capaz de tomar la apariencia de otros, pero ante la duda, traté de tomar mi distancia.
—Hola, falsa Aurora, ¿dónde está mi falso papá? —pregunté, dejando en claro que sabía la verdad.
—Veo que lo notaste —afirmó la entidad, con un rostro tranquilo—. Descuida, yo únicamente soy un espíritu guardián, no tengo intenciones de hacerte daño.
—Eso es lo que diría alguien que quiere hacerme daño —respondí, mostrando mi desconfianza—, pero no importa. ¿Tú me trajiste aquí?
—Es mi trabajo traer a los portadores a este lugar. De la misma forma en que es mi trabajo cuidar este libro. Pero esta vez, se trata de una ocasión especial.
"Espero que no sean malas noticias."
—Quisiera hacerle entrega de la llave de este sagrado lugar —indicó el espíritu—. Hay un momento en la vida de cada portador en el que esta "llave" les es entregada, y considero que usted ya está listo.
—¿Qué dices? Entiendo que esta cueva es un lugar muy importante, pero tú eres su guardián, ¿qué harás después de esto?
—No tiene que preocuparse por mí, la razón de mi existencia gira en torno a ser la guardiana de este libro, ya sea que usted posea o no la llave.
“¿La razón de su existencia…?”
Un sentimiento de preocupación me golpeó al escuchar esas palabras.
La creación de este libro se remontaba a la época donde se llevó a cabo la guerra de Lanrath, y si este espíritu ha custodiado su escondite como su propósito de vida, entonces…
—¿Cuánto tiempo llevas aquí?
—Un aproximado de tres mil años —respondió el espíritu, sin mostrar ninguna emoción—. Al ser un espíritu, el paso del tiempo resulta irrelevante para mí, ya que no puedo envejecer o perecer por el mismo. Lo que digo es… que para mis ojos, no hay diferencia entre tres mil años, y tres minutos.
—Esto esta mal… —murmuré, mirando el suelo rocoso—. Incluso si fuiste creado para ser un guardián, no me parece justo que permanezcas encerrado aquí.
—No comprendo su razonamiento —afirmó el espíritu.
—¿No puedes entenderme…?
—No. Lo que no comprendo, es el razonamiento de los portadores. ¿Porqué todos me piden que salga? ¿Qué tiene de bueno el mundo exterior, si lo único que hay es muerte, odio y desastres?
Entonces lo comprendí.
Esta persona no fue creada como un guardián, fue traída aquí desde el exterior para servir como guardián, y si no ha salido de la cueva en los últimos tres mil años, solo podía significar una cosa.
Los únicos recuerdos que tiene del mundo exterior, son los recuerdos de la guerra de Lanrath.
“Vamos, Michael, eres un rey ahora, esto puede ser una buena práctica para ayudar a tu gente en tiempos de crisis.”
“Tengo que pensar, necesito una forma de solucionar esto. Algún día tendré que tratar a personas con secuelas psicológicas por la guerra, necesito experiencia.”
—Escucha —hablé, usando un tono firme—. Yo soy el actual portador del Hope Dragon, y como tal, aceptaré la “llave” que me ofreces. Pero lo hare bajo ciertas condiciones.
—¿Condiciones? Disculpe mi incomprensión, pero si sus condiciones son algo dentro de mis facultades, entonces lo haré.
—Mis condiciones son simples, pero también espero que se vuelvan una rutina para ti —afirmé, manteniendo mi nueva autoridad como rey—. A partir de ahora, deberás explorar el exterior de la cueva por un mínimo de dos o tres horas al día, y mi segunda condición, es que dejes de tomar la apariencia de otros, y empieces a adoptar la tuya, no quiero que provoques alguna confusión en el exterior.
Aunque fue solo por un instante, pude apreciar un rastro de preocupación en el rostro del espíritu, quien regresó a su expresión de neutralidad, y decidió aceptar mis condiciones.
Con eso resuelto, procedió a explicarme la forma de utilizar esta “llave”.
Con ella, no solo seré capaz de entrar y salir de esta cueva, sino que también tendré acceso completo a las paginas del libro, sin restricciones.
Para moverme de un lado a otro, bastaba con cerrar los ojos y materializar una llave con mi mente, de esa forma, mi consciencia sería inmediatamente transportada a la cueva.
Asi es, solo mi consciencia, lo que significaba que todo este tiempo yo no tuve un cuerpo físico real, mi cuerpo seguía acostado sobre mi cama, y no iba a despertar hasta que yo regresara.
Aquello me preocupó un poco, ya que podría provocar que otros piensen que estoy muerto, pero el espíritu me tranquilizó al decir que mi cuerpo aun estaría respirando, reflejando que permanecía con vida.
De esa forma me despedí del espíritu guardián, prometiendo que lo iría a visitar en una fecha cercana, y sin ninguna atadura de por medio, procedí a regresar.
………
……
…
Cuando volví a abrir los ojos, me hallaba nuevamente sobre mi cama, justo como había estado antes de partir a la cueva.
Procedí a sentarme, pero justo cuando lo hice, encontré a Lilia acostada a mi izquierda.
Estaba despierta, mirando a aparentemente a la nada, vistiendo nada mas que su bata de baño. Resultaba evidente que vino hacia aquí en cuanto acabó de ducharse, pero su expresión generaba ciertas dudas en mí.
—¿También estás cansada? —pregunté.
—No realmente —respondió, con una voz serena—. Michael, ¿te puedo hacer una pregunta?
—Claro, pregunta lo que quieras.
Pensé que sería algo normal, quizás alguna inquietud pasajera, pero…
—¿Lo que sientes por mí, no es algo puramente físico, verdad?
“¿Qué estas diciendo…?”
—Me he preguntado eso a veces, y no solo por mí, sino también por Yuuki, y Juna. Yo sé que te amo, ellas lo saben también, pero creo que soy la única que se cuestiona si eso es mutuo. Nosotros… hemos llegado muy lejos, pero a veces siento que algo falta, aunque no sé lo que es, y eso me preocupa.
“¿Algo falta? ¿Qué nos falta exactamente?”
—Me asusta la idea despertar un día y que no sienta lo mismo, o que seas tú quien me diga de pronto que me vaya, porque ya no sientes nada por mi. Si hablamos de una buena figura, creo que Yuuki y Juna son más atractivas, literalmente si mis atributos fueran un poco menores parecería un chico; eso a veces me molesta, pero siempre trato de que no se note.
“…”
—Quise tomar el ejemplo de alguien con más experiencia, por eso se lo pregunté a tu mamá, pero ella aunque me daba ciertos consejos, siempre me decía que la única forma de aclarar mis dudas era hablando directamente contigo.
—Lilia, ¿puedo hacerte yo una pregunta? —pregunté, con un rostro de extrema seriedad.
Ella asintió sin decir nada.
—¿Desde cuándo crees tú que empezaste a gustarme? ¿Desde el secuestro? ¿Desde tu confesión? ¿Quizás después? No, ninguna de esas es correcta. Al igual que tú, yo también sentí algo extraño, algo especial desde el día en que te conocí, pero vamos, un chico acostumbrado a la soledad como yo jamás se hubiera dado cuenta de lo que eso significaba.
Lilia me miró con atención, sin cambiar aquella expresión de serenidad.
—Con el tiempo te fui conociendo, aprendí mucho sobre ti, tus gustos, tu forma de ser, y debo admitir que cada vez me gustaba más tenerte cerca. Siempre me pareciste una chica bastante linda, pero no me refiero únicamente a tu apariencia, sino en general. Bueno, algunos se desarrollan más rápido que otros, por ejemplo, creo que Yuuki se desarrolló demasiado pronto, pero el que tú te tardes un poco no tiene porqué representar un problema.
Me acosté nuevamente, tomando la mano de Lilia con ternura, antes de acercarla a mi pecho. Ella me miró con ciertos rastros de asombro, y aunque no supe porqué, le di un pequeño beso en su mano, tratándola con toda la delicadeza del mundo.
Las mejillas de Lilia se tornaron de un tono rojizo, mientras que yo procedí con mi explicación.
—Ya seas así, o más alta, o más bajita; sin importar el tamaño de tus pechos, o tus caderas; el largo o el estilo de tu cabello, el color de tus ojos, el de tu piel, todo eso me gustará, siempre y cuando este cuerpo te pertenezca. Siempre y cuando sea el cuerpo de la mujer que amo.
Le robé un beso a Lilia, quien no opuso la más mínima resistencia, juntando nuestras manos y entrelazando los dedos, disfrutando de la compañía del otro.
Entendía el porqué estalló aquella duda en Lilia.
Ella lo dijo tiempo atrás. Por mas que consiga controlarme, estaba claro que era un pervertido, teniendo cierta debilidad con las mujeres, y era eso lo que provocó sus dudas.
Luego del incidente ocurrido en el baño grupal que tuvimos, ella se cuestionó a si misma, comparándose con las demás, siendo inevitable fijarse en el aspecto físico.
Lilia sabía que las tres tenían una gran facilidad para hacerme caer en la tentación, y ella comenzó a generar una hipótesis en su cabeza. “¿Y si él no es capaz de distinguir entre amor y deseo?”
Aquella pregunta la perturbó, cayendo en la necesidad de buscar un consejo en alguien mayor, y ajeno a su relación poligámica. Su suegra, Aurora.
Ella le aconsejo de mil formas, pero todo palidecía ante la opción más coherente. Preguntar directamente a la persona.
De ahí fue que subió hasta la habitación, hablándome dormido, dispuesta a esperar mi despertar para aclarar sus dudas de una vez por todas.
Toda esta información me fue mostrada como una visión, generada por mi habilidad única “Rememorar”, en menos de un segundo.
Aún no sabía cómo activarla a voluntad o todas sus especificaciones, pero sorpresivamente, conseguí activarla con nuestro beso, queriendo yo descubrir cualquier rastro de duda en su corazón, y ella dándome pase libre a intentarlo.
Así fue como nuestro beso terminó, luego de unos pocos, pero placenteros segundos.
—No vuelvas a dudar de mis sentimientos por ti. Jamás.
—Sí, ahora lo sé…
………
……
…
El día continuó con normalidad, donde pudimos probar un almuerzo hecho por la colaboración de mi madre y Lilia, siendo una completa exquisitez.
Luego de eso intente nuevamente salir a caminar, pero Miri me lo volvió a impedir, usando la misma excusa del principio.
"¿Hasta cuando dura este dichoso castigo?"
En fin, acabé quedándome en casa, donde pude disfrutar de jugar con mi hija toda la tarde, acompañados por las chicas, quienes se unieron a jugar también.
Aunque todos estábamos felices, Lilia parecía ser la más resplandeciente del lugar, quizás por haber podido quitarse un gran peso de encima.
Mi madre salió de casa unos minutos después, pero se negó a decirme a donde iba cuando se lo pregunté por pura curiosidad, indicando que debería enfocarme más en pasar tiempo con mi nueva familia.
Pensé que se trataba de un buen gesto de su parte, pero todo se tornó misterioso cuando vi que las chicas no dejaban de mirar por las ventanas, procediendo a cerrar todas las cortinas cuando me veían acercarme.
"Empiezo a sentirme secuestrado."
Se escuchaban voces y demás sonidos extraños viniendo desde fuera, aumentando mis ganas por saber qué era lo que ocurría en el exterior.
Utilicé mi habilidad única Ojos de Mapa Mundial para buscar a personas al azar, dándome cuenta de que casi todos en Tórilen se hallaban en movimiento.
"¿Hay una maratón nacional y nadie me dijo nada?"
Aunque no podía ver a través de las ventanas, me quedaba claro que estaba anocheciendo, y al igual que el día, mi paciencia también comenzaba a agotarse.
"Quiero salir… Quiero salir… Quiero salir… Quiero salir…"
………
……
…
Casi una hora después, finalmente nos llegó una excelente noticia.
Estaba en la cocina observando una olla vacía, fingiendo ser un chef profesional, cuando de pronto, mis prometidas y mi hija se acercaron, lanzándose pequeñas miradas de complicidad entre ellas.
—¡Ya puedes salir, papi! —exclamó Miri, tratando de contener su emoción.
Salí disparado hacia la puerta en cuanto escuché esas palabras, abriéndola sin titubear, encontrando a un mar de personas reunidas frente a mi casa.
—¡¡¡Feliz cumpleaños!!! —rugió la multitud en cuanto me vieron salir.
—¿Pero qué está…? —pregunté, confundido.
—¿Sorprendido? —preguntó Mónica, apareciendo entre la multitud—. No deberías, después de todo, este es el fruto de tus acciones hasta ahora.
Uno a uno, mis amigos más cercanos fueron apareciendo al frente.
Sofía y Érick.
—Feliz cumpleaños, Michael, espero que goces de buena salud hasta el próximo.
—Felicidades, hoy finalmente eres un adulto como nosotros.
“Gracias, Sofía, Érick.”
Relt.
—Bueno, supongo que esto representa un año menos que tendré para verte la cara, jajaja.
"Em… ¿Gracias?"
Robu.
—Feliz cumplir años Amo, yo esperar usted cumplir muchos más.
"Gracias, amigo. Aunque creo que deberíamos comenzar a trabajar en tu vocabulario."
Alia y Nilo.
—¡Feliz cumpleaños, señor Michael, estamos entrenando muy duro, lo vamos a sorprender!
Nilo no dijo nada, pero asintió con bastante seguridad.
"Se los agradezco, chicos, muy pronto iré con ustedes para revisar su progreso en persona."
Halcón.
Él simplemente asintió, no es un tipo de muchas palabras, pero sé que me está felicitando.
Kágrel y Drímur.
Uno rugió a todo pulmón, mientras que el otro hizo un ¿"siseo"? Bueno, hizo ese sonido raro que hacen las serpientes, pero no tengo idea de cómo se llama. Aun así, sé que también me están felicitando, y se los agradezco.
Así continuaron los demás, antes de comenzar a dispersarse por todo el lugar, iniciando toda clase de acciones festivas.
Era como una secuela de la inauguración de Tórilen, donde las actividades volvían a repetirse tal y cual sucedieron.
Regresaron los bailes grupales, la repartición de postres, los músicos en cada sección de la ciudad, los espectáculos de arte como los karaokes, demostraciones con la espada por parte de Mónica, y algunos eventos proporcionados por los niños como un pequeño desfile, iluminado con varios Cristales luminosos.
Miri estaba a la cabeza de ese desfile, y se veía bastante feliz por estarlo.
Las chicas me invitaron a bailar al son de la música, pero yo no sabía cómo hacerlo, así que ellas se ofrecieron a guiarme.
Debo admitir que de las tres, Juna es la que mejor sabe bailar, actuando con gracia, quizás debido a su tiempo como parte de una familia noble.
Lilia también era muy buena, pero lo hacía a su estilo propio, con varios movimientos divertidos y ligeramente provocativos.
En cuanto a Yuuki… A ella le daba pena que otros la vieran bailar, así que la invité a hacerlo con lo poco que me enseñaron, siendo así dos inexpertos dividiendo la pena por la mitad.
Ella aceptó mi oferta, y luego de un rato comenzamos a bailar los cuatro juntos, siendo acompañados por Miri, quien se unió a los pocos segundos de haber iniciado.
Ahora entendía porqué hay personas a las que les encanta bailar.
No solo es divertido, es emocionante, como si mi corazón saltara al son de mis pasos, mientras se mantiene conectado a los corazones de mis seres queridos que me rodean.
“Creo que debería empezar a bailar más seguido.”
………
……
…
La celebración se mantuvo por lo alto por varias horas, llegando al punto en el que algunos ciudadanos, incluso se quedaron dormidos fuera de sus casas.
Afortunadamente, tenemos a un equipo de seguridad cargado con la información de quienes viven en tal lugar, y trabajaron toda la noche para regresarlos sanos y salvos a sus respectivos hogares.
Por nuestra parte, mi madre se adelantó en regresar a nuestra casa junto a Miri, la cual se durmió a mitad de la fiesta.
Las chicas se veían cansadas, y debo admitir que yo también lo estaba, pero a ellas se les ocurrió hacer un pequeño juego de lanzar una moneda, para decidir a quién cargaría hasta la habitación, acabando con Lilia como la ganadora.
Al tratarse de un juego de azar, Yuuki y Juna no fueron capaces de reprochar nada, y al no querer perder tiempo discutiendo yo tampoco lo hice, aceptando llevarla sobre mi espalda.
Una vez que llegamos a la habitación, las chicas rápidamente me pidieron que me volteara, algo que hice de inmediato.
Esperé unos cuantos minutos, luego me dijeron que ya podía voltear con tranquilidad, pero en el momento en que lo hice, acabé llevándome una nueva sorpresa.
Cada una vestía con un pijama, algo que no habían usado en mucho tiempo, ya que la mayoría de las noches usaban o las batas de baño, o alguna ropa cómoda.
Juna traía un camisón blanco, muy similar al que perdió cuando destruyeron la alcaldía. Con la diferencia de que este carecía de mangas, adicional a que apenas y llegaba a cubrir sus muslos, dándole una apariencia bastante llamativa.
Yuuki llevaba un conjunto de color rosa pálido, compuesto por una blusa corta, y un pequeño short, dejando expuestos gran parte de su abdomen, brazos y piernas. Era la mezcla perfecta entre adorable y erótico, la cual me dejo muy “inquieto”.
En el caso de Lilia, ella no se limitó en cuanto a la comodidad.
Cualquiera pensaría que usaría otro estilo de pijama como las demás, pero esta decidió ir un paso más allá, usando nada mas que ropa interior negra.
Así es, era ropa interior tal cual, como la que usaría cualquier chica en la intimidad de su casa, dejando casi nada a la imaginación.
Las chicas la miraban con algo de envidia como si pensaran "¿Por qué no pensé en eso?"
Pero bueno, cada uno puede dormir como más cómodo se sienta, en mi caso, yo me conformo con una camiseta y un short, nada extravagante.
Procedimos a tomar nuestros lugares para dormir, pero antes de que Yuuki y Juna pudieran subir a la cama, Lilia saltó hacia mí como un gato, acostándose sobre mi pecho con una sonrisa de extrema satisfacción.
Las chicas la volvieron a mirar con envidia, pero igualmente se acostaron a ambos lados sin decir nada.
El ambiente estaba tenso.
Juna parecía estar pensando en algo con urgencia, mientras que Yuuki miraba a Lilia como si la estuviera maldiciendo en silencio.
Yo trataba de mantener la calma, pero se me hacía cada vez más difícil teniendo sobre mi a Lilia con algo tan revelador.
En cuanto a ella, parecía estar lo más relajada posible, sin importarle en lo absoluto lo que vestía o quien la mirara, actitud que solo provocó más descontento en Yuuki.
"Creo que hoy tampoco podré dormir tranquilo."
………
……
…
Una vez llegada la mañana, un ligero retumbar sacudió nuestra casa.
Aquello nos levantó a todos de inmediato, pero fue tan leve que no le prestamos la debida importancia, al menos, hasta que un segundo retumbar nos golpeo, siendo más fuerte que el anterior.
Esto ya no era normal.
Me aseguré de que las chicas estuvieran a salvo, y luego llegó mi madre cargando a Miri, preguntando lo mismo.
Todos en mi familia estábamos bien, pero no podía garantizar el estado de los demás, por lo que me vi en la necesidad de pedir información.
Kágrel me respondió de inmediato, indicando que un peligroso intruso había llegado a Tórilen, y estaba exigiendo que lo dejen entrar, sin limitarse en el uso de la fuerza.
Entendiendo que esta seria mi primera acción como rey, decidí vestirme rápido con el “traje de rey” que Yuuki hizo para mí, mientras les daba un resumen apresurado de la situación.
Advirtieron que tuviera cuidado, y luego de asentir, me movilicé hacia la escena utilizando Movimiento sombra, dispuesto a aparecer a la espalda de Kágrel.
………
……
…
Cuando aparecí, me vi en la necesidad de agacharme forzosamente, ya que la cola de Kágrel estuvo a centímetros de golpearme en la cara.
Parecía estar agotado, y por alguna razón, se hallaba con el pelaje cargado de tierra, y uno que otro moretón.
No podía darle crédito a lo que veían mis ojos, pero mi asombro aumentó cuando observé que alrededor habían varios goblins del equipo de seguridad, llenos de tierra y con sus pequeños cuerpos temblando de pánico.
Me imaginé al más horrible de los monstruos como el responsable de todo esto, pero mi imaginación fue despedazada cuando en el centro de todo, pude observar a una niña, que no parecía ser mayor que Nilo.
Aquella niña tenía un cabello largo y rojo que llegaba hasta su cintura, un cuerpo delgado con un rostro infantil que intentaba parecer maduro, y unos ojos rojo carmesí que se veían furiosos.
Todo eso, mientras vestía una pequeña armadura plateada con el abdomen, brazos y piernas descubiertas en su mayoría, como si se tratara de una armadura especial para libre movilidad.
Aunque era evidente que le quedaba grande.
—Oye, Kagrel, no quiero ofenderte ni nada, pero… ¿Esta niña es la que te da tantos problemas? —pregunté, mostrándome confundido—. Mírala, ni siquiera es capaz de usar una armadura completa, quizás sus padres no pudieron comprar las otras piezas.
「Maestro, ella no es una infante cualquiera, es capaz de acabar con todo —afirmó Kágrel mientras gruñía—. Ella es un peligro para su nación en crecimiento, debemos eliminarla… ¡Grrr…!」
—¡Hey hey, tranquilo! —intervine—. ¿Por qué quieres matarla? Es solo una niña, quizás se perdió o algo, ya sabes que tenemos cerca a los pueblos comerciales de Vere, tal vez sus padres están ahí. Deja que yo me encargue de esto, ¿si?
Caminé hacia el frente acercándome a la niña pelirroja, antes de detenerme a un metro de ella.
—Hola —saludé a la niña de manera amistosa—. ¿Te perdiste? ¿Dónde están tus padres?
—Piérdete, imbécil.
"¿Eh?"