Fortaleza flotante - Ubicación desconocida
En algún lugar en el cielo, se rumorea que existe una nube de tamaño colosal que siempre está en movimiento, dándole la vuelta al mundo una y otra vez sin detenerse.
Pero esa gran nube no es mas que un simple disfraz, un disfraz para ocultar una estructura masiva voladora.
Una misteriosa fortaleza camuflada bajo los colores blanco y azul para evitar ser detectada; no hay ventanas, ni siquiera puertas, no hay forma de ingresar o salir de manera natural, y lo único que puedes hacer, es usar el círculo mágico implantado en su interior para ascender o descender de la fortaleza.
Son pocos los que saben acerca de la existencia de esta fortaleza flotante, y de esos pocos, ninguno se atreve a ingresar por miedo al ser que allí se oculta.
Adentro, en la cámara más profunda del indescifrable laberinto de trampas que se oculta en su interior, yace una criatura encadenada a más no poder. Brazos y piernas son retenidos por cadenas extremadamente gruesas, imbuidas de magia sagrada.
Su rostro, cubierto por una máscara de acero, la cual bloquea todos sus sentidos a excepción de su audición. Varias placas de acero mágico reforzado cubren su cuerpo, impidiéndole el más mínimo de los movimientos. Y un collar mágico que absorbe su mana con cada segundo que lo lleva puesto, restringiendo su capacidad de usar algún hechizo.
Todo eso, cubierto de magia sagrada para evitar su escape.
Esta cámara se encuentra en un agujero rodeada por un balcón circular, en el cual están siempre vigilantes cerca de un millar de guardias elfos.
De esa forma, y como ya es costumbre, el capitán de los guardias se acerca al borde del balcón con una sonrisa arrogante, dándole un mensaje al prisionero.
—¡Oye, tú! ¿Sabes de que me he enterado? Tu viejo amigo, el mismo que te metió en esta prisión, acaba de volver.
—...
—Dicen los rumores que ahora es un rey, y que su nación está creciendo bastante bien. ¿Cuántos siglos llevas sin verlo? ¿No te gustaría hacerle una visita? Oh, claro, lo había olvidado, tú no puedes salir de aquí, estás condenado a permanecer encerrado por el resto de tu vida. En todo el tiempo que llevas encerrado, no has comido ni bebido nada, ¿cómo es posible que sigas con vida? Quizás los rumores sobre ti sean ciertos. Te encerraron para siempre en lugar de asesinarte, porque no puedes morir.
Uno de los guardias se acercó al capitán para detenerlo.
—Señor, no creo que sea buena idea enfadar a este sujeto, ya sabe lo peligroso que se rumorea que es.
—¿Hablas enserio? —preguntó el capitán, burlándose—. Solo mira a ese idiota de allí, fíjate en todas las cosas que lleva encima, nadie saldría de esta prisión por mas que lo intentara. Además, esas cadenas y restricciones están cubiertas de magia sagrada, él jamás las romperá. ¡¿No es así, pedazo de mierda?! ¡Tú nunca saldrás de aquí, te pudrirás en lo más profundo de este laberinto, mientras que tu viejo amigo el Hope Dragon vive una lujosa vida de rey! ¡¡Jajajajaja, deberías enviarle aunque sea una carta de vez en cuando, jajajaja!!
Luego de eso, el capitán simplemente se retiró, continuando sus rondas de vigilancia.
………
……
…
Hubo silencio por varias horas, la mayoría de los guardias ya habían perdido el interés de vigilar al prisionero, y se dedicaban a platicar entre ellos, a jugar cartas, beber alcohol, entre muchas otras cosas.
*¡Clank! ¡Clank!*
El ruido de un metal siendo golpeado comenzó a hacer eco en el lugar.
*¡Clank! ¡Clank!*
Continuaba sonando una, y otra vez.
*¡Clank! ¡Clank!*
Los guardias prefirieron ignorarlo, estaban confiados en que ese ruido debe ser provocado por algún otro guardia, o quizás por un grupo armando una pequeña fiesta. Solo uno de los guardias, el mismo que intento detener antes a su capitán, se acercó al balcón para averiguar de que se trataba.
El prisionero seguía inmóvil como siempre, únicamente se podía apreciar un ligero movimiento en sus muñecas, provocando que el metal que cubría sus manos chocara con las cadenas que sujetan sus muñecas.
El guardia fue inmediatamente a llamar a su capitán, y lo hizo venir hasta el balcón para mostrarle la extraña acción del prisionero.
—¿Esto es lo que querías que viera? —preguntó el capitán, con evidente decepción—. Tiene que ser una broma… Solo déjalo, quizás se siente solo y por eso hace ruido, el niño necesita atención, supongo, jajaja.
*¡Clank! ¡Clank!*
—¡Oye, tú, ya deja eso! ¡No me hagas bajar para darte una lección! Maldita escoria…
El capitán ignoró al prisionero, y regresó a su lugar donde disfrutaba de un poco de alcohol con sus subordinados.
El guardia que lo había llamado decidió quedarse cerca del balcón, solo por precaución, ya que tenía el presentimiento de que algo sucedería.
………
……
…
Volvieron a pasar otro par de horas, el prisionero seguía haciendo sonar sus cadenas, y todo el personal ya se había acostumbrado al ruido, continuando con su desinterés.
Todos, excepto ese único guardia que lo vigilaba.
—Han pasado meses desde que estoy aquí —dijo el guardia, hablando consigo mismo—, pero esta es la primera vez que él hace eso. ¿Qué espera conseguir haciendo sonar sus cadenas?
*¡Clank! ¡Clank!*
—Parece no detenerse. Quizás el capitán tenga razón, quizás no signifique nada importante.
*¡Clank! ¡Clank! ¡Crack!*
—¿Que fue eso…?
El prisionero se quedo quieto, finalmente dejó de golpear las cadenas luego de tantas horas.
El guardia lo miró sin quitarle los ojos de encima por unos cuantos segundos, hasta que el suelo comenzó a temblar, provocando que las cadenas vibraran.
Todo el personal de seguridad se alarmó ante este extraño fenómeno, tomaron sus armas, y comenzaron a recorrer todo el lugar ante la posibilidad de haber recibido un ataque desde el exterior. Pero no era así, el enemigo no estaba fuera, ya se encontraba adentro.
Las cadenas continuaron vibrando, hasta que de un momento a otro, las placas de acero que cubrían el cuerpo del prisionero salieron disparadas en todas las direcciones.
Forcejeó con las gruesas cadenas de sus brazos, hasta que logró arrancarlas de los muros.
El guardia se desesperó, quería gritar para llamar a sus camaradas, tenía que informar a todos que el peligro no estaba en el exterior, pero las palabras simplemente no salían.
"¿Qué hago…?" pensaba el guardia. "Tengo que avisar a mi capitán, tengo que hacerlo… ¿Porqué no puedo decir nada…? Me dijeron que siempre avisara a mi capitán sobre todo, eso me dijeron en la academia, pero jamás me advirtieron sobre esto… este terror que recorre mi espalda…"
Las piernas del guardia temblaban, un sudor frío comenzaba a recorrer su espalda, su rostro se veía pálido y sus ojos parecían querer llorar. Un nudo en su garganta le impedía gritar por ayuda, o de miedo, o cualquier otra cosa, era incapaz de hacer el más mínimo sonido.
Con sus brazos libres, el prisionero dio un poderoso golpe contra el suelo usando ambas manos, partiendo por la mitad las cubiertas de metal que encerraban sus manos.
Con ambas manos libres destruyó las cadenas de sus piernas, y finalmente el collar que drenaba su poder mágico.
Dando un gran salto, consiguió llegar hasta el balcón donde aquel guardia se encontraba.
El guardia calló al suelo sin poder quitar sus ojos del prisionero frente a él.
"Voy a morir…" pensó el guardia. "Voy a morir sin haber logrado nada en mi vida, esto no es justo… Jamás debí pedir este trabajo especial… Soy un idiota…"
El prisionero uso sus manos de las que aún colgaban restos de las cadenas, para abrir por la mitad la cúpula de acero que cubría su rostro.
El individuo era de cabello negro y puntiagudo, ojos rojos brillantes como la sangre misma, orejas puntiagudas, y un par de colmillos que sobresalían de sus labios. Se encontraba desnudo, dejando al descubierto un cuerpo esbelto, marcado evidentemente por una cicatriz en forma de cruz en el medio de su plexo solar.
No quedaba ninguna duda para el guardia, aquel prisionero era perteneciente a la temida raza de los demonios.
El prisionero suspiró, dejando escapar una nube de vapor, dirigiendo su vista al guardia que yacía en el suelo.
—Gracias por no llamar a los refuerzos… te dejaré vivir por eso… ¿Donde está… el Hope Dragon…?
—Va… Va… Várnil, lado sur… solo sé eso, lo juro… —respondió el guardia, abrazando sus rodillas con pánico.
—Te lo agradezco…
El demonio se acercó al guardia sujetándolo del cuello, para luego lanzar su tembloroso cuerpo contra el muro, dejándolo inconsciente.
—Con eso… todos pensarán que intentaste detenerme… ya no te debo nada…
El prisionero volvió a dar un enorme salto llegando a los pisos superiores del laberinto.
Este gran laberinto fue hecho para detener a intrusos ordinarios, pero de nada servía para alguien con habilidades físicas similares a las de este demonio.
Dos guardias lograron ver al prisionero e inmediatamente se lanzaron a detenerlo, pero este se movió velozmente hacia ellos, sujetando a ambos por el cuello.
—Este pequeño aperitivo me servirá… —dijo el demonio, con una siniestra sonrisa.
Los cuerpos de ambos guardias elfos comenzaron a temblar, y a los pocos segundos, comenzaron a expulsar espuma blanca por la boca, muriendo en el acto por la presión ejercida sobre sus cuellos.
—Esa fue una cantidad muy pequeña de mana… —comentó el demonio, viendo hacia arriba—, necesito más, mucho más…
………
……
…
El demonio dejó de buscar una salida de la prisión, enfocándose en cazar a todos los guardias uno por uno, asegurándose de silenciarlos antes de que pudieran pedir ayuda.
Su procedimiento seguía un patrón bastante claro. Ubicar, asaltar, y devorar, pero no hablo de devorar su carne o su sangre, sino de su poder mágico.
Este demonio tenía la habilidad única "Devorador" lo que le permitía consumir el poder mágico de los demás en cantidades que el usuario desee.
Luego de unos pocos minutos, todos los guardias habían sido asesinados, dejando como únicos sobrevivientes al guardia que noqueó antes, y al capitán de ellos, acompañado de dos de sus subordinados.
Estos tres estaban frente al círculo mágico de la prisión, la única forma conocida para escapar, pero a este demonio poco o nada le importaba tener que matarlos para salir.
El demonio caminó hacia ellos arrastrando el cadáver de otro guardia al que acababa de asesinar, lo tiró al suelo, y se rió de ellos, de su desgracia.
—Es increíble que los hayan puesto a ustedes a vigilarme… —comentó el demonio, mostrando sus aterradores colmillos—. Parece que este mundo enserio me subestima…
—¡¿Q-Quién te ayudó a escapar?! —preguntó el capitán, colocando su lanza por delante—. ¡Es imposible que te hayas liberado por tu cuenta, estabas encerrado con cadenas reforzadas con magia sagrada, dime quién te ayudó!
—Para ser un elfo, sabes muy poco sobre la magia… Sin importar de qué tipo sea, la magia se debilita con el tiempo si no es reforzada de manera constante… y la sagrada no es la excepción… pero, al menos debo darles las gracias a tus subordinados… fueron una buena fuente de alimento…
—¡Eso es mentira, tú jamás podrías vencer a mil guardias perfectamente entrenados, y menos si estás debilitado!
El demonio desapareció de su lugar, e instantáneamente las cabezas de los guardias fueron arrancadas sin piedad delante del capitán.
Este dio un paso hacia atrás, aterrado por la escena, dándose con la mala noticia de tener al demonio parado detrás de él.
—Ese círculo no es la única forma de salir… —susurró el demonio en su oído.
El capitán fue sujetado firmemente desde la parte trasera de su cabeza, y antes de que pudiera hacer algo para defenderse, el demonio saltó hacia uno de los muros, estrellando su cabeza contra la pared con una fuerza tan abrumadora, que acabó abriendo un agujero en el muro.
Esta gran prisión tenía muros de concreto fortificado con dos metros de grosor cada uno, pero de nada sirvieron ante la fuerza tan brutal de este ser.
El demonio se asomó por el agujero que acababa de hacer, inhalando profundamente un poco de aire fresco luego de tanto tiempo.
—Dejaré ese círculo mágico para el elfo que me dio el dato… se lo ha ganado… yo por mientras debería conseguir algo que usar… las damas no pueden verme el miembro o sus maridos se pondrán celosos… jejeje…
Prosiguió a robarle sus uniformes a los guardias que asesinó, vistiéndose como ellos; luego regresó a la orilla del gran agujero del muro, y se lanzó al vacío extendiendo sus grandes alas de murciélago, propias de su raza.
"Hope Dragon… Várnil… lado sur… es solo cuestión de tiempo para encontrarte… y te vas arrepentir cuando lo haga". Con ese pensamiento, el demonio voló en dirección al poblado más cercano, preparado para darse otro festín con la intención de recuperar todo su poder.