Hopeless Hero

Capítulo VI

Why I can't move on just the way you did so easily

Me encontré con Mandy en la entrada de la universidad. Lo primero que me dijo fue:

—Si te miro a la cara, sí, eres intimidante —bajó la vista a mi ropa—. Pero luego miro tu suéter y pienso que no, no eres nada de intimidante.

—Yo soy ruda, agresiva, hardcore —le respondí mientras pasábamos la entrada y empuñando mis manos como si estuviera dispuesta a pelear.

—Según quién —espetó.

—Mi reflejo.

—Pues debes estar bien ciega. Aparentas ser ruda con ese piercing en la ceja, pero empiezas a hablar y se cae tu máscara.

—Eso es mentira. Soy intimidante de los pies a la cabeza.

—Claro, claro —y tomó un poco mi suéter por la parte de mi abdomen—. Tu suéter de conejo dice lo mismo.

El conejo blanco con la zanahoria se hacía notar por el contraste del color azul de mi prenda.

—Es un conejo asesino —dije para defenderme.

—Ya, Pandora, basta —respondió Mandy mientras evitaba reírse.

—Voy a ocupar algún cuadro de esta universidad para poder tomarme una selfie para publicar en mis redes sociales.

—Las áreas verdes de Pedagogical son ideales para las fotos, estoy de acuerdo.

A la distancia, y sentada en las escaleras de la facultad, estaba Flora. Su cabello ondulado estaba suelto, parecía como si no se hubiera peinado en la mañana. Se aferraba a su cárdigan y se mecía hacia adelante.

—¡Flora! —gritó Mandy y ella nos miró.

Me asusté al verla acercarse a nosotras con tanta prisa.

—Tengo que hablar con ustedes —dijo y nos jaló del brazo para que fuéramos a un costado de la facultad.

—¿Qué pasa? —pregunté—. ¿Estás bien?

—¿Qué sucedió? —preguntó Mandy.

—El viernes, en la tarde, recibí una llamada de Caitlyn —comenzó a decir—. Estaba sorprendida, porque era tarde, cerca de las diez. Había estado estudiando, por lo que tuve mi celular en modo discreto, así que no pude ver que tenía como veinte mensajes de ella queriendo hablar conmigo. Una vez que le contesté, sentí un escalofrío tremendo, porque ella estaba llorando desconsolada —tomó un poco de aire, Mandy y yo no sabíamos qué decir—. Se suponía que se quedaría aquí en la universidad, de fiesta, claro, con Angeline. En un momento, Angeline la dejó sola, así que fue a buscarla, para decirle que se iba, ya que no soportaba más la compañía de T y sus amigos —negó con la cabeza, suspiró y miró hacia el cielo antes de seguir—. Vio que Angeline y Taron se estaban besando. ¿Se imaginan cómo tiene el corazón ahora? Lo tiene destrozado —hizo un pequeño puchero—. Hubieran escuchado su voz en esa llamada, fue horrible.

—¿Por qué no nos avisaste? —pregunté.

—Porque no me parecía prudente.

—¿Qué pasó después? —quiso saber Mandy.

—No lo sé. No me ha respondido mensajes —acarició sus brazos—. Tampoco he querido hablarle a Angeline, no sé cómo hacerlo, en realidad. No quiero ponerla incómoda, no me siento con el derecho de exigirle explicaciones, porque la afectada no soy yo.

—Qué problema —suspiré y miré hacia atrás. Entre todos los que se veían, ninguna cara me era conocida.

—¿Es algo que podemos criticar? —pregunta Mandy y Flora y yo intercambiamos miradas.

La respuesta era obvia.

—No —dijimos al unísono y Mandy asintió.

—Personalmente —dijo Flora—, creo que para Angeline también debió haber sido difícil toda esta situación.

—Pienso lo mismo —dije—. Todas sabemos que Angeline tenía otras intenciones inicialmente, que era ayudar a Cait. Pero, si ahora parece que entre ella y Taron surgió algo, no se puede hacer nada.

—Quizás sí tengo algo para criticarle, y es que pudo haberle dicho antes a Caitlyn lo que le estaba pasando —dijo Mandy y alzó sus cejas—. Pero al mismo tiempo creo que sería difícil admitir que algo como eso pudo estar pasándole.

—Tal vez pudo comentárselo a alguna de nosotras —dije y Flora asintió.

—Iba a decir lo mismo. Aunque, ¿saben? Todo esto queda reducido a ellas.

—Exacto —dijo Mandy—. Yo digo que esperemos a que ellas lo hablen y ahí vemos qué pasará.

—¡Pandora!

Di un pequeño brinco y me volteé rápidamente para ver a Brown agitando su brazo de lado a lado mientras que con su mano libre peinaba sus rizos hacia atrás. Junto a él, Giselle que tenía atado su cabello rojo en una trenza me miraba con recelo, mientras que Blair “Ricitos de Oro” sonreía falsamente.

—¿Hablas con él? —me preguntó Flora al verme responderle el gesto.

—Sí, algo así —dije y me volteé hacia ellas—. Antes de que se me olvide, debo pedirles algo con respecto a Angeline —las miré alternadamente a los ojos—. Prestemos algo de atención, ¿de acuerdo?

No les dejé responderme, pero si alguna tiene alguna duda, les mostré mis pulgares y los moví como si estuviera escribiendo un mensaje en mi celular. Nos acercamos a la facultad de nuevo y entramos, ya iba siendo hora de que entráramos a clases.

★★★

Miércoles, era momento de una reunión de Underclass Hero. Apenas había visto a los chicos desde lejos, al menos ahora sí podía comunicarme con ellos. La única interacción que tuvimos fue mediante redes sociales luego de que publicara una selfie luciendo mi piercing de la ceja con la descripción de cadena-calavera-cadena. Sí, me creía mala, ruda, y eso me causaba cierta gracia.

Mandy caminaba a mi lado y se quejaba un poco. Había dormido mal la noche anterior producto de los textos que nos pidió el señor Valentine que leyéramos para la clase del jueves. Debería ser igual de responsable que ella, pero en mi caso no tenía ganas. De tres textos, leí uno, el más largo, pero todavía me quedan dos y cada texto tiene, por lo menos, veinte páginas.

—El positivismo me está consumiendo y abrumando —dijo ella.




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