“Our laws are fading, tied up and changed”
La idea de la fiesta resultó todo un éxito, es más, ese viernes, luego del trabajo, Wilson me llevó hasta mi casa para que pudiera prepararme antes de ir a la fraternidad. Fue muy lindo al esperarme, incluso se puso a conversar con mi mamá.
—¿Irá tu padre por ti? —me preguntó Dakota luego de que fuera por mi chaqueta denim a su habitación.
—Sí, ya hablé con él —aseguré mientras sacudía un poco mis pantalones negros—. Vale, Wilson, estoy lista.
—Okay, vámonos —miró a mi madre y le sonrió—. Gracias por todo, señora Thurman. Nunca había probado unos churros tan ricos.
—Cuando quieras, Wilson. Por favor, cuida de Dora, ¿sí? —dijo ella con una enorme sonrisa.
—Por supuesto.
—Chao, hija —me dijo antes de besar mi mejilla—. No bebas tanto.
—Chao, mamá.
Dejamos mi hogar, me subí al Chevy y coloqué mi cinturón. Wilson sonreía tanto, parecía de verdad feliz. Sentí que mi celular vibraba por la llegada de mensajes, pero no los tomé en cuenta, de hecho, estaba pasando un buen rato con Wilson, hablábamos de nuestras clases, él me comentaba sobre lo pesada que era una de sus profesoras mientras que yo le comparaba la actitud de ella con la de Valentine: unos gritones petulantes, pero con un gran conocimiento.
—Es el tipo de profesor en el que no me quiero convertir —dijo él.
—Opino lo mismo. Está bien que tengamos mucho conocimiento, pero no se nos puede olvidar que nuestros estudiantes son personas, y que nosotros también fuimos estudiantes. Hemos estado en los dos escenarios.
Quedamos en silencio. “For whom the bell tolls” nos ambientaba con el solo de guitarra. No sé si a él le pasaba lo mismo, pero yo me sentía como en un video musical paseando por la carretera con solo la luces y, por supuesto, con un chico apuesto a mi lado.
—Dora —le miré algo confundida—, quiero decirte algo.
—¿“Dora”? —dije arqueando una ceja e inclinando un poco mi cabeza—. Vale, ¿este es el momento en que me declararás tu amor?
—Claro, claro —empezó a reír—. De hecho, ¿te parece si nos casamos? Vayamos a Las Vegas y nos casamos allá.
—Ya, idiota, dime, ¿qué pasa?
—No sé cómo te lo vas a tomar, pero creo que sabes quién está invitada a la fiesta.
—¿Megan?
—Megan.
—Bueno —sobé mi nuca—, era obvio.
—¿No te vas a sentir incómoda?
—Ni que fuera a pasar tiempo con Andy o algo parecido. Hay otro chico que podría ser de mi interés.
—¿Hablas en serio?
—Voy a contarte algo —aclaré mi garganta y le bajé a la música; qué lástima, nos perdíamos el inicio de “One”—. Cuando entré a Pedagogical, me prometí que no estaría con ninguna persona por un año. Necesitaba tiempo para sanar, reconciliarme con el trauma que me sigue desde la escuela. No te mentiré, casi lloré cuando Andy me dijo que yo le gustaba, porque a mí también me gustaba él. Le pedí que me esperara, él dijo que sí. Tal parece que yo no le interesaba tanto.
Wilson no me decía nada, me miraba de reojo y se concentraba en los cambios.
-Luego de entender que lo de Megan y él parece ir en serio, no puedo hacer nada más que aceptarlo y seguir adelante —en ese momento, abrí mi bolso y saqué mi móvil—. Y para tu información —abrí mi barra de notificaciones y sonreí satisfecha al ver cierto nombre entre mis mensajes recientes—, he decidido dejarme querer y tratar de querer a aquel que ha mostrado interés en mí.
Cuando lo volví a mirar, noté que sonreía y asentía con la cabeza. Le subí un poco el volumen a la música y Wilson tomó mi mano, sentí su calidez, era un contacto fraterno.
—Puedes contar conmigo para lo que sea, ¿vale? —me miró y sonrió—. Sé que eres fuerte —volvió a ver el camino—, pero siempre puedes necesitar un hombro para llorar. Puedes confiar en mí, Dora.
Estreché su mano y asentí con la cabeza, incluso si él solo me miraba por el rabillo del ojo.
—No te merezco, Dennis.
★★★
En ningún momento pensé que, una vez que entrara a la fraternidad, lo primero que vería sería a Angeline besándose apasionadamente con él, con Taron. Está bien, las cosas con Angeline no andaban del todo bien, pero, chica, la fiesta estaba recién empezando. Wilson me rodeó con su brazo y me alejó un poco de la escena.
¿Qué mierda? Sentía algo de rabia.
—Acá no —me dijo—. ¿Quieres hablar en mi cuarto?
—Sí —le respondí.
—Vale.
Ni siquiera me fijé si mis amigas ya habían llegado, me dejé guiar únicamente por Wilson. Tenía mucha rabia, lo peor, es que no podía hablarlo directamente con ella, porque nos ha estado ignorando a todas. Subí las escaleras, apenas escuchaba mis pasos por el volumen de la música. Había muchas puertas, pero tenía el presentimiento de que la habitación de Wilson era la que daba derecho por el pasillo. Pues, me terminé equivocando, ya que terminamos entrando en la segunda puerta a la izquierda. Él abrió y me dejó entrar primero.
—¿Qué le pasa a esa tipa? —pregunté una vez entré—. Además de que nos ha ignorado toda la semana, ¿ahora viene y se está besuqueando con ese tipo? —me giré para ver a Wilson dejar su mochila a los pies de su cama—. ¿Quién la invitó?
—Bueno, supongo que Andy o Taylor, la verdad es que el rumor de la fiesta se expandió rápido. Se espera que vengan muchas personas —me dijo él—. Por favor, toma asiento.
El tamaño de la habitación era como la mía, solo que estaba distribuida de diferente manera. La cama estaba junto a la ventana, él me la señaló así que hice caso y me senté sobre el cobertor azul. Era un colchón bastante cómodo. Wilson abrió su armario, sacó una toalla, un poco de ropa y se giró hacia mí.
—Voy a ir a ducharme —dijo—. Puedes esperar aquí, yo suelo vestirme en el baño, así que no hay problema.
—Okay.
—Cuando vuelva, podemos hablar. Mientras —me señaló la almohada y sonrió—, relájate.